Tiempo de lectura: < 1 minutoQuisiera decir que soy una de esas mamás geniales que inventó una actividad para que sus hijos jueguen y sanen en medio de un momento tan difícil, pero no lo soy. Lo que pasa es que no puedo sobrevivir si no tengo un proyecto en proceso.
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Como todos sabemos, estamos enjaulados.
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Por supuesto que los niños saben todo acerca del coronavirus, noticias reales, noticias falsas, ciencia, pseudociencia y sacan conclusiones a partir de todos esos datos.
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Soy acumuladora por naturaleza, así que en realidad ya tenía la mayoría de la comida que aparece en la fotografía.
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El séptimo día de cuarentena seguía haciendo un calor terrible en América del Sur, así que teníamos que escapar de alguna manera. La playa nos pareció una genial idea, pero luego la diversión terminó, porque llegó el invierno.
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Algunas veces les doy mi completa atención, y en otras me escondo en el baño, pero tengo que decir que… los niños están bien.
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¡Yay! ¡Celebramos mi cumpleaños 44!
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Debo confesar que me encanta hacerle maldades a las obras de arte de mis hijos mientras duermen, pero en estos días son algo que atesoro. El día 20 de cuarentena hicimos una pequeña exhibición en la fachada de nuestra casa. Nadie la vio.
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Los días siguieron pasando y llegó el momento de celebrar la Pascua.
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Día 26: Mi hijo Lars amaneció con el ojo hinchado. Consultamos un oftalmólogo a través de mensajes de texto.
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Durante el día somos simplemente una familia normal.
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Por la noche aullamos como lobos.
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El corte casero. / Día 160: Fin.