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La renuncia de Zaldívar y la SCJN antes de 1994

La renuncia de Zaldívar y la SCJN antes de 1994

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Fotografía de Luis Barrón/REUTERS. El Ministro presidente de la Corte Suprema de Justicia de México, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de Larrea, gesticula durante su último mensaje como presidente, durante una conferencia de prensa en la sede de la Corte Suprema de Justicia en Ciudad de México el 16 de noviembre de 2022.
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Tiempo de Lectura: 00 min

El ministro Arturo Zaldívar dejó su cargo, aunque no parece ser por causas graves, lo que despierta la incógnita sobre si estamos ante una regresión hacia lo que era la SCJN antes de 1994. En aquel año, Ernesto Zedillo transformó por completo a la Corte para evitar los arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no siempre fue como la conocemos hoy. De hecho, llegó a ser una de las más numerosas con hasta veintiséis integrantes que fungieron más como un apéndice del gobierno que como un poder autónomo.

Un tuit del exministro Arturo Zaldívar ilustra lo que sucedía en décadas pasadas: “En aquella época era común que los ministros salieran de la Corte para ocupar otros cargos. Lo que demuestra la menor relevancia de la Corte anterior”. Fue un mensaje escrito en 2019, tras la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora, investigado por presuntas actividades criminales que nunca fueron reveladas del todo.

En 1994, una iniciativa emprendida por Ernesto Zedillo transformó por completo una SCJN que venía de arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana. La reforma de Zedillo redujo los ministros a once, facultó más a la Corte para resolver disputas entre poderes, dio vida al Consejo de la Judicatura y creó las Acciones de Inconstitucionalidad.

Con modificaciones a veinticuatro artículos constitucionales, lo más polémico de la reforma fue que obligó a los ministros a retirarse, la medida incomodó a los jueces quienes reaccionaron con acusaciones de injerencia en el Poder Judicial, según documenta la hemeroteca de El Universal. Leticia Bonifaz, abogada, experta en derechos humanos, académica y articulista de ese periódico, recuerda la configuración del máximo tribunal antes de la reforma de 1994: “La Corte de los veintiuno (antes de tener veintiséis) ministros era una a la que llegaban como premio de consolación. Era una combinación entre personas que llegaban del ámbito de la política como premio de consolación y también personas que llevaban carrera judicial”.

La experta pone como ejemplo el caso de Miguel Montes García, quien ocupó cargos de elección popular como integrante del PRI y dentro del gobierno federal antes de llegar a ser ministro de la SCJN en 1992; después renunció para ser el primer fiscal encargado de investigar el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.

“La Corte, antes del gobierno de Ernesto Zedillo, era una Corte de adorno que no era ningún tipo de contrapeso y que decidía cosas mínimas. Era más una Secretaría del Poder Judicial, no un poder autónomo”, es la lectura de Juan Omar Fierro, periodista que ha cubierto la SCJN desde hace varios años. Incluso después de las reformas de 1994, recuerda el periodista, hubo ministros que acompañaron proyectos políticos desde la SCJN, como Mariano Azuela, quien apoyó la idea de Vicente Fox de desaforar a Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal y aspiraba a la candidatura presidencial de 2006; ese mismo año fue un parteaguas para la SCJN al volverse un contrapeso real en el panorama político mexicano. El sexenio de Felipe Calderón tuvo dos discusiones claves en la SCJN, emprendidas por Zaldívar:

  • La iniciativa para liberar a Florence Cassez por el efecto corruptor que provocó el montaje orquestado por el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, cuando dirigía la Agencia Federal de Investigación en 2005.
  • El proyecto que pretendía sancionar a altos funcionarios federales y locales por el incendio de la Guardería ABC en Sonora (donde estaba implicada la familia política del expresidente Calderón) que provocó la muerte de cuarenta y nueve bebés el 5 de junio de 2009.
Escultura de la Fundación de Tenochtitlan y acceso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Wikimedia Commons).

La permanencia de los ministros que garantizaban las reformas de 1994 contra los vaivenes políticos, permitieron que ocurrieran estas discusiones y que los ministros no renunciaran a pesar de las presiones ejercidas por el gobierno federal. En la actualidad, el artículo 89 de la Constitución dice: “Las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”. ¿La búsqueda de un lugar en un proyecto político es una causa grave? ¿Hay lugar a interpretaciones para lo que es una causa grave? Leticia Bonifaz opina sobre el caso Zaldívar: “La causa grave no está justificada. Y desde que se hizo la reforma, cuando se creó esta corte nueva, estaba pensado para que todos los integrantes se quedaran todo el tiempo en su encargo, salvo causa grave que no está justificada ahora”. Tras las reformas posteriores a 1994, al renunciar, un ministro tiene restricciones que lo inhabilitan para ser secretario, tampoco puede postularse como candidato de elección popular o fiscal hasta pasados dos años, según la lectura de Leticia Bonifaz sobre lo contemplado en la Constitución.

La renuncia del ministro Zaldívar —que no parece ser por causas graves— despierta varias incógnitas: ¿estamos viendo una regresión hacia lo que era la SCJN antes del 94?, ¿el presidente López Obrador avanza posiciones dentro del Poder Judicial, al que ya considera un adversario político? Descubre algunos de estos planteamientos en el episodio de Semanario Gatopardo, donde buscamos arrojar luz sobre esas preguntas.

También te puede interesar: "Sergio Massa: el candidato argentino de las mil caras".

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El ministro Arturo Zaldívar dejó su cargo, aunque no parece ser por causas graves, lo que despierta la incógnita sobre si estamos ante una regresión hacia lo que era la SCJN antes de 1994. En aquel año, Ernesto Zedillo transformó por completo a la Corte para evitar los arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no siempre fue como la conocemos hoy. De hecho, llegó a ser una de las más numerosas con hasta veintiséis integrantes que fungieron más como un apéndice del gobierno que como un poder autónomo.

Un tuit del exministro Arturo Zaldívar ilustra lo que sucedía en décadas pasadas: “En aquella época era común que los ministros salieran de la Corte para ocupar otros cargos. Lo que demuestra la menor relevancia de la Corte anterior”. Fue un mensaje escrito en 2019, tras la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora, investigado por presuntas actividades criminales que nunca fueron reveladas del todo.

En 1994, una iniciativa emprendida por Ernesto Zedillo transformó por completo una SCJN que venía de arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana. La reforma de Zedillo redujo los ministros a once, facultó más a la Corte para resolver disputas entre poderes, dio vida al Consejo de la Judicatura y creó las Acciones de Inconstitucionalidad.

Con modificaciones a veinticuatro artículos constitucionales, lo más polémico de la reforma fue que obligó a los ministros a retirarse, la medida incomodó a los jueces quienes reaccionaron con acusaciones de injerencia en el Poder Judicial, según documenta la hemeroteca de El Universal. Leticia Bonifaz, abogada, experta en derechos humanos, académica y articulista de ese periódico, recuerda la configuración del máximo tribunal antes de la reforma de 1994: “La Corte de los veintiuno (antes de tener veintiséis) ministros era una a la que llegaban como premio de consolación. Era una combinación entre personas que llegaban del ámbito de la política como premio de consolación y también personas que llevaban carrera judicial”.

La experta pone como ejemplo el caso de Miguel Montes García, quien ocupó cargos de elección popular como integrante del PRI y dentro del gobierno federal antes de llegar a ser ministro de la SCJN en 1992; después renunció para ser el primer fiscal encargado de investigar el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.

“La Corte, antes del gobierno de Ernesto Zedillo, era una Corte de adorno que no era ningún tipo de contrapeso y que decidía cosas mínimas. Era más una Secretaría del Poder Judicial, no un poder autónomo”, es la lectura de Juan Omar Fierro, periodista que ha cubierto la SCJN desde hace varios años. Incluso después de las reformas de 1994, recuerda el periodista, hubo ministros que acompañaron proyectos políticos desde la SCJN, como Mariano Azuela, quien apoyó la idea de Vicente Fox de desaforar a Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal y aspiraba a la candidatura presidencial de 2006; ese mismo año fue un parteaguas para la SCJN al volverse un contrapeso real en el panorama político mexicano. El sexenio de Felipe Calderón tuvo dos discusiones claves en la SCJN, emprendidas por Zaldívar:

  • La iniciativa para liberar a Florence Cassez por el efecto corruptor que provocó el montaje orquestado por el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, cuando dirigía la Agencia Federal de Investigación en 2005.
  • El proyecto que pretendía sancionar a altos funcionarios federales y locales por el incendio de la Guardería ABC en Sonora (donde estaba implicada la familia política del expresidente Calderón) que provocó la muerte de cuarenta y nueve bebés el 5 de junio de 2009.
Escultura de la Fundación de Tenochtitlan y acceso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Wikimedia Commons).

La permanencia de los ministros que garantizaban las reformas de 1994 contra los vaivenes políticos, permitieron que ocurrieran estas discusiones y que los ministros no renunciaran a pesar de las presiones ejercidas por el gobierno federal. En la actualidad, el artículo 89 de la Constitución dice: “Las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”. ¿La búsqueda de un lugar en un proyecto político es una causa grave? ¿Hay lugar a interpretaciones para lo que es una causa grave? Leticia Bonifaz opina sobre el caso Zaldívar: “La causa grave no está justificada. Y desde que se hizo la reforma, cuando se creó esta corte nueva, estaba pensado para que todos los integrantes se quedaran todo el tiempo en su encargo, salvo causa grave que no está justificada ahora”. Tras las reformas posteriores a 1994, al renunciar, un ministro tiene restricciones que lo inhabilitan para ser secretario, tampoco puede postularse como candidato de elección popular o fiscal hasta pasados dos años, según la lectura de Leticia Bonifaz sobre lo contemplado en la Constitución.

La renuncia del ministro Zaldívar —que no parece ser por causas graves— despierta varias incógnitas: ¿estamos viendo una regresión hacia lo que era la SCJN antes del 94?, ¿el presidente López Obrador avanza posiciones dentro del Poder Judicial, al que ya considera un adversario político? Descubre algunos de estos planteamientos en el episodio de Semanario Gatopardo, donde buscamos arrojar luz sobre esas preguntas.

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El ministro Arturo Zaldívar dejó su cargo, aunque no parece ser por causas graves, lo que despierta la incógnita sobre si estamos ante una regresión hacia lo que era la SCJN antes de 1994. En aquel año, Ernesto Zedillo transformó por completo a la Corte para evitar los arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no siempre fue como la conocemos hoy. De hecho, llegó a ser una de las más numerosas con hasta veintiséis integrantes que fungieron más como un apéndice del gobierno que como un poder autónomo.

Un tuit del exministro Arturo Zaldívar ilustra lo que sucedía en décadas pasadas: “En aquella época era común que los ministros salieran de la Corte para ocupar otros cargos. Lo que demuestra la menor relevancia de la Corte anterior”. Fue un mensaje escrito en 2019, tras la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora, investigado por presuntas actividades criminales que nunca fueron reveladas del todo.

En 1994, una iniciativa emprendida por Ernesto Zedillo transformó por completo una SCJN que venía de arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana. La reforma de Zedillo redujo los ministros a once, facultó más a la Corte para resolver disputas entre poderes, dio vida al Consejo de la Judicatura y creó las Acciones de Inconstitucionalidad.

Con modificaciones a veinticuatro artículos constitucionales, lo más polémico de la reforma fue que obligó a los ministros a retirarse, la medida incomodó a los jueces quienes reaccionaron con acusaciones de injerencia en el Poder Judicial, según documenta la hemeroteca de El Universal. Leticia Bonifaz, abogada, experta en derechos humanos, académica y articulista de ese periódico, recuerda la configuración del máximo tribunal antes de la reforma de 1994: “La Corte de los veintiuno (antes de tener veintiséis) ministros era una a la que llegaban como premio de consolación. Era una combinación entre personas que llegaban del ámbito de la política como premio de consolación y también personas que llevaban carrera judicial”.

La experta pone como ejemplo el caso de Miguel Montes García, quien ocupó cargos de elección popular como integrante del PRI y dentro del gobierno federal antes de llegar a ser ministro de la SCJN en 1992; después renunció para ser el primer fiscal encargado de investigar el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.

“La Corte, antes del gobierno de Ernesto Zedillo, era una Corte de adorno que no era ningún tipo de contrapeso y que decidía cosas mínimas. Era más una Secretaría del Poder Judicial, no un poder autónomo”, es la lectura de Juan Omar Fierro, periodista que ha cubierto la SCJN desde hace varios años. Incluso después de las reformas de 1994, recuerda el periodista, hubo ministros que acompañaron proyectos políticos desde la SCJN, como Mariano Azuela, quien apoyó la idea de Vicente Fox de desaforar a Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal y aspiraba a la candidatura presidencial de 2006; ese mismo año fue un parteaguas para la SCJN al volverse un contrapeso real en el panorama político mexicano. El sexenio de Felipe Calderón tuvo dos discusiones claves en la SCJN, emprendidas por Zaldívar:

  • La iniciativa para liberar a Florence Cassez por el efecto corruptor que provocó el montaje orquestado por el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, cuando dirigía la Agencia Federal de Investigación en 2005.
  • El proyecto que pretendía sancionar a altos funcionarios federales y locales por el incendio de la Guardería ABC en Sonora (donde estaba implicada la familia política del expresidente Calderón) que provocó la muerte de cuarenta y nueve bebés el 5 de junio de 2009.
Escultura de la Fundación de Tenochtitlan y acceso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Wikimedia Commons).

La permanencia de los ministros que garantizaban las reformas de 1994 contra los vaivenes políticos, permitieron que ocurrieran estas discusiones y que los ministros no renunciaran a pesar de las presiones ejercidas por el gobierno federal. En la actualidad, el artículo 89 de la Constitución dice: “Las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”. ¿La búsqueda de un lugar en un proyecto político es una causa grave? ¿Hay lugar a interpretaciones para lo que es una causa grave? Leticia Bonifaz opina sobre el caso Zaldívar: “La causa grave no está justificada. Y desde que se hizo la reforma, cuando se creó esta corte nueva, estaba pensado para que todos los integrantes se quedaran todo el tiempo en su encargo, salvo causa grave que no está justificada ahora”. Tras las reformas posteriores a 1994, al renunciar, un ministro tiene restricciones que lo inhabilitan para ser secretario, tampoco puede postularse como candidato de elección popular o fiscal hasta pasados dos años, según la lectura de Leticia Bonifaz sobre lo contemplado en la Constitución.

La renuncia del ministro Zaldívar —que no parece ser por causas graves— despierta varias incógnitas: ¿estamos viendo una regresión hacia lo que era la SCJN antes del 94?, ¿el presidente López Obrador avanza posiciones dentro del Poder Judicial, al que ya considera un adversario político? Descubre algunos de estos planteamientos en el episodio de Semanario Gatopardo, donde buscamos arrojar luz sobre esas preguntas.

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La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no siempre fue como la conocemos hoy. De hecho, llegó a ser una de las más numerosas con hasta veintiséis integrantes que fungieron más como un apéndice del gobierno que como un poder autónomo.

Un tuit del exministro Arturo Zaldívar ilustra lo que sucedía en décadas pasadas: “En aquella época era común que los ministros salieran de la Corte para ocupar otros cargos. Lo que demuestra la menor relevancia de la Corte anterior”. Fue un mensaje escrito en 2019, tras la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora, investigado por presuntas actividades criminales que nunca fueron reveladas del todo.

En 1994, una iniciativa emprendida por Ernesto Zedillo transformó por completo una SCJN que venía de arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana. La reforma de Zedillo redujo los ministros a once, facultó más a la Corte para resolver disputas entre poderes, dio vida al Consejo de la Judicatura y creó las Acciones de Inconstitucionalidad.

Con modificaciones a veinticuatro artículos constitucionales, lo más polémico de la reforma fue que obligó a los ministros a retirarse, la medida incomodó a los jueces quienes reaccionaron con acusaciones de injerencia en el Poder Judicial, según documenta la hemeroteca de El Universal. Leticia Bonifaz, abogada, experta en derechos humanos, académica y articulista de ese periódico, recuerda la configuración del máximo tribunal antes de la reforma de 1994: “La Corte de los veintiuno (antes de tener veintiséis) ministros era una a la que llegaban como premio de consolación. Era una combinación entre personas que llegaban del ámbito de la política como premio de consolación y también personas que llevaban carrera judicial”.

La experta pone como ejemplo el caso de Miguel Montes García, quien ocupó cargos de elección popular como integrante del PRI y dentro del gobierno federal antes de llegar a ser ministro de la SCJN en 1992; después renunció para ser el primer fiscal encargado de investigar el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.

“La Corte, antes del gobierno de Ernesto Zedillo, era una Corte de adorno que no era ningún tipo de contrapeso y que decidía cosas mínimas. Era más una Secretaría del Poder Judicial, no un poder autónomo”, es la lectura de Juan Omar Fierro, periodista que ha cubierto la SCJN desde hace varios años. Incluso después de las reformas de 1994, recuerda el periodista, hubo ministros que acompañaron proyectos políticos desde la SCJN, como Mariano Azuela, quien apoyó la idea de Vicente Fox de desaforar a Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal y aspiraba a la candidatura presidencial de 2006; ese mismo año fue un parteaguas para la SCJN al volverse un contrapeso real en el panorama político mexicano. El sexenio de Felipe Calderón tuvo dos discusiones claves en la SCJN, emprendidas por Zaldívar:

  • La iniciativa para liberar a Florence Cassez por el efecto corruptor que provocó el montaje orquestado por el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, cuando dirigía la Agencia Federal de Investigación en 2005.
  • El proyecto que pretendía sancionar a altos funcionarios federales y locales por el incendio de la Guardería ABC en Sonora (donde estaba implicada la familia política del expresidente Calderón) que provocó la muerte de cuarenta y nueve bebés el 5 de junio de 2009.
Escultura de la Fundación de Tenochtitlan y acceso de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Wikimedia Commons).

La permanencia de los ministros que garantizaban las reformas de 1994 contra los vaivenes políticos, permitieron que ocurrieran estas discusiones y que los ministros no renunciaran a pesar de las presiones ejercidas por el gobierno federal. En la actualidad, el artículo 89 de la Constitución dice: “Las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”. ¿La búsqueda de un lugar en un proyecto político es una causa grave? ¿Hay lugar a interpretaciones para lo que es una causa grave? Leticia Bonifaz opina sobre el caso Zaldívar: “La causa grave no está justificada. Y desde que se hizo la reforma, cuando se creó esta corte nueva, estaba pensado para que todos los integrantes se quedaran todo el tiempo en su encargo, salvo causa grave que no está justificada ahora”. Tras las reformas posteriores a 1994, al renunciar, un ministro tiene restricciones que lo inhabilitan para ser secretario, tampoco puede postularse como candidato de elección popular o fiscal hasta pasados dos años, según la lectura de Leticia Bonifaz sobre lo contemplado en la Constitución.

La renuncia del ministro Zaldívar —que no parece ser por causas graves— despierta varias incógnitas: ¿estamos viendo una regresión hacia lo que era la SCJN antes del 94?, ¿el presidente López Obrador avanza posiciones dentro del Poder Judicial, al que ya considera un adversario político? Descubre algunos de estos planteamientos en el episodio de Semanario Gatopardo, donde buscamos arrojar luz sobre esas preguntas.

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El ministro Arturo Zaldívar dejó su cargo, aunque no parece ser por causas graves, lo que despierta la incógnita sobre si estamos ante una regresión hacia lo que era la SCJN antes de 1994. En aquel año, Ernesto Zedillo transformó por completo a la Corte para evitar los arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana.

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La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no siempre fue como la conocemos hoy. De hecho, llegó a ser una de las más numerosas con hasta veintiséis integrantes que fungieron más como un apéndice del gobierno que como un poder autónomo.

Un tuit del exministro Arturo Zaldívar ilustra lo que sucedía en décadas pasadas: “En aquella época era común que los ministros salieran de la Corte para ocupar otros cargos. Lo que demuestra la menor relevancia de la Corte anterior”. Fue un mensaje escrito en 2019, tras la renuncia del ministro Eduardo Medina Mora, investigado por presuntas actividades criminales que nunca fueron reveladas del todo.

En 1994, una iniciativa emprendida por Ernesto Zedillo transformó por completo una SCJN que venía de arreglos políticos sucedidos después de la inestabilidad que trajo la Revolución mexicana. La reforma de Zedillo redujo los ministros a once, facultó más a la Corte para resolver disputas entre poderes, dio vida al Consejo de la Judicatura y creó las Acciones de Inconstitucionalidad.

Con modificaciones a veinticuatro artículos constitucionales, lo más polémico de la reforma fue que obligó a los ministros a retirarse, la medida incomodó a los jueces quienes reaccionaron con acusaciones de injerencia en el Poder Judicial, según documenta la hemeroteca de El Universal. Leticia Bonifaz, abogada, experta en derechos humanos, académica y articulista de ese periódico, recuerda la configuración del máximo tribunal antes de la reforma de 1994: “La Corte de los veintiuno (antes de tener veintiséis) ministros era una a la que llegaban como premio de consolación. Era una combinación entre personas que llegaban del ámbito de la política como premio de consolación y también personas que llevaban carrera judicial”.

La experta pone como ejemplo el caso de Miguel Montes García, quien ocupó cargos de elección popular como integrante del PRI y dentro del gobierno federal antes de llegar a ser ministro de la SCJN en 1992; después renunció para ser el primer fiscal encargado de investigar el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta.

“La Corte, antes del gobierno de Ernesto Zedillo, era una Corte de adorno que no era ningún tipo de contrapeso y que decidía cosas mínimas. Era más una Secretaría del Poder Judicial, no un poder autónomo”, es la lectura de Juan Omar Fierro, periodista que ha cubierto la SCJN desde hace varios años. Incluso después de las reformas de 1994, recuerda el periodista, hubo ministros que acompañaron proyectos políticos desde la SCJN, como Mariano Azuela, quien apoyó la idea de Vicente Fox de desaforar a Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno del Distrito Federal y aspiraba a la candidatura presidencial de 2006; ese mismo año fue un parteaguas para la SCJN al volverse un contrapeso real en el panorama político mexicano. El sexenio de Felipe Calderón tuvo dos discusiones claves en la SCJN, emprendidas por Zaldívar:

  • La iniciativa para liberar a Florence Cassez por el efecto corruptor que provocó el montaje orquestado por el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, cuando dirigía la Agencia Federal de Investigación en 2005.
  • El proyecto que pretendía sancionar a altos funcionarios federales y locales por el incendio de la Guardería ABC en Sonora (donde estaba implicada la familia política del expresidente Calderón) que provocó la muerte de cuarenta y nueve bebés el 5 de junio de 2009.
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La permanencia de los ministros que garantizaban las reformas de 1994 contra los vaivenes políticos, permitieron que ocurrieran estas discusiones y que los ministros no renunciaran a pesar de las presiones ejercidas por el gobierno federal. En la actualidad, el artículo 89 de la Constitución dice: “Las renuncias de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”. ¿La búsqueda de un lugar en un proyecto político es una causa grave? ¿Hay lugar a interpretaciones para lo que es una causa grave? Leticia Bonifaz opina sobre el caso Zaldívar: “La causa grave no está justificada. Y desde que se hizo la reforma, cuando se creó esta corte nueva, estaba pensado para que todos los integrantes se quedaran todo el tiempo en su encargo, salvo causa grave que no está justificada ahora”. Tras las reformas posteriores a 1994, al renunciar, un ministro tiene restricciones que lo inhabilitan para ser secretario, tampoco puede postularse como candidato de elección popular o fiscal hasta pasados dos años, según la lectura de Leticia Bonifaz sobre lo contemplado en la Constitución.

La renuncia del ministro Zaldívar —que no parece ser por causas graves— despierta varias incógnitas: ¿estamos viendo una regresión hacia lo que era la SCJN antes del 94?, ¿el presidente López Obrador avanza posiciones dentro del Poder Judicial, al que ya considera un adversario político? Descubre algunos de estos planteamientos en el episodio de Semanario Gatopardo, donde buscamos arrojar luz sobre esas preguntas.

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