No items found.
No items found.
No items found.
No items found.
Rocío, Paulo, Katherine, Gerardo y Emmanuel son jóvenes, mexicanos y viven en Europa, región en la que la pandemia del COVID-19 ha dejado miles de muertos. Desde allá recomiendan a sus compatriotas seguir las recomendaciones para evitar que el virus alcance niveles incontrolables en México.
Demoró dos minutos en trasladarse al supermercado. Era un sábado de abril y el clima estaba maravilloso en Madrid, de modo que el trayecto fue dichoso. Al llegar, la fila era larguísima. Con el sol sobre el rostro, Rocío Muñoz Ledo, una joven mexicana que en 2019 llegó a la capital española a estudiar un máster en periodismo con la Agencia Efe, comenzó a ser consciente de su respiración. Inhaló, exhaló. Nunca antes había anhelado que un momento fuera así de eterno. Estaba por cumplirse la tercera semana desde que el 14 de marzo, el Gobierno de España decretó estado de alarma ante la rápida propagación del nuevo coronavirus. De un día a otro, el país se frenó y desde entonces, ella se ha limitado estar en las calles en circunstancias esenciales como para comprar comida o medicamentos. Las cifras de contagios y muertes no frenan, pero España resiste desde casa.
Luego del impacto devastador y la velocidad con la que la pandemia del COVID-19 ha golpeado al mundo, poner un pie en la calle se convirtió en un privilegio en países que, como España, encontraron en el confinamiento una opción viable para mermar el número de contagios. Luego de cuatro complicadas semanas, las autoridades españolas han planteado un escalonado regreso a la vida fuera de casa sin flaquear en las medidas de distanciamiento social. Suena a ironía que la manera de enfrentar un virus que desconoce fronteras, que atravesó las de China a un ritmo imparable, haya encontrado en esa limitación tan sencilla, uno de sus puntos de control. Hasta ahora, la medida parece estar funcionando y varios países, al igual que el gigante asiático, muestran síntomas de remisión.
Tan sólo en Wuhan, la ciudad china en donde se reportaron los primeros casos de COVID-19 a principios de enero, ha comenzado un anhelado regreso a la cotidianidad. El camino será lento y con ciertas restricciones, pero luego de casi tres meses en cuarentena, la sociedad ha comenzado a recuperar cierta libertad. A la fecha, existe temor ante la posibilidad de una segunda ola de contagio. La gente relaciona el espacio público con un probable punto de infección, de ahí que medidas tan sencillas, pero efectivas, como lavarse las manos, usar gel antibacterial y respetar la distancia entre personas, se hayan adoptado como normas de convivencia.
[read more]
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”, dice Rocío a través de una videollamada desde su piso en Madrid. Ansiaba recorrer las calles madrileñas en medio de prácticas con la cámara, pero ahora, sus planes se vieron alterados al igual que los de miles personas. Y es que con 196 mil 664 casos positivos a COVID-19, España es el segundo país con mayor número de contagios registrados tan solo detrás de Estados Unidos, el nuevo epicentro de la pandemia con 755 mil 533 casos positivos.
En medio de la incertidumbre que vive Europa, Rocío nunca ha dejado de pensar en el escenario al que se podría enfrentar México. Explica que aunque a estas alturas en España ya existe mucha conciencia, la realidad es que los primeros días muchos salieron disparados a las playas, no respetaron las normativas y los contagios crecieron exponencialmente.
***
En México se han registrado 8 mil 261 casos confirmados por COVID-19 y hasta el 19 de abril se registraron 686 defunciones. El pasado jueves 16, el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell anunció que las medidas preventivas se extenderían hasta el próximo 30 de mayo. Y señaló que, si las medidas se seguían, el escenario apuntaba a que el fin del primer ciclo de la epidemia sería el próximo 25 de junio.
La extensión de las medidas de acción no es algo exclusivo de México. En realidad la mayoría de los países que han recurrido a este tipo de llamados han optado por sumar más días de confinamiento pues los números de contagios y muertes continúan en aumento. Así sucedió en España y también en Alemania, país en el que la canciller federal Angela Merkel había decretado levantar las medidas durante el mes de marzo. Sin embargo, durante los primeros días de abril y con cifras a la alza, el gobierno decidió extender el plazo hasta el 20 de abril. Hoy, con 145 mil 184 positivos por COVID-19 y 4 mil 586 muertes, Alemania se mantiene en el quinto lugar con más casos en el mundo.
“Es importante no tomarlo a la ligera y hacer caso a las recomendaciones de las autoridades hacen”, dice Katherine Gallegos en una llamada desde su habitación en Dresde, Alemania. Oriunda de la Ciudad de México, llegó a Europa hace un par de años para estudiar la maestría en Organic and Molecular Electronics y ahora, cursando su último año, ocupa la mayor parte de su tiempo para realizar su tesis. Eso, reconoce la ha mantenido un tanto distraída y no pensar en el confinamiento. “Obviamente resiento el hecho de no estar conviviendo con las personas que normalmente lo hago, pero es verdad que mantenerme ocupada hace que el día se pase más rápido”.
A diferencia de España, Katherine explica que las medidas en Alemania son un tanto más laxas, al menos en la región en la que ella vive. Señala que a la fecha y a pesar del impacto que el virus ha tenido en el país, hay gente que continúa acudiendo a trabajar, algunos no usan cubrebocas y hay aquellos que no respetan las medidas de distancia con los demás a la hora de ir al super. Es verdad que Alemania, a pesar de los alarmantes números de casos, es un país con una tasa de mortalidad de 1,4%, un rango bajo en comparación con países vecinos como Italia que ha alcanzado el 12% o España que registra una tasa del 10%, mucho de eso tiene que ver con que se trata de un país con un sólido sistema de salud pública.
Reconoce creer que a pesar de la eficiente respuesta del gobierno, Alemania pudo haber tomado medidas desde antes, o incluso, que las propias personas, al ver los escenarios en otros países de Europa, hubieran tomando acciones por sí mismos. Preocupada por la situación en México, Katherine explica que su país natal tiene la ventaja de la temprana aplicación de medidas, lo cual debería reforzarse aún más entre la población, pues señala que los mexicanos deben ser conscientes de que en México hay ciertas deficiencias en la atención de salud, lo cual podría complicar mucho el escenario en caso de que los número incrementaran de manera exponencial.
Esa misma preocupación la comparte Paulo Ríos, un joven mexicano que llegó a la ciudad alemana de Hessen a principios de enero de este año para trabajar en un despacho de arquitectos. Su arribo coincidió con los primeros casos positivos del virus en Europa, pero él explica que poco se escuchaba al respecto. “Inclusive en mi ciudad se celebró un carnaval por el 15 de marzo, así sin más, sin ninguna medida preventiva”, cuenta. Paulo explica que fue hasta unos días previos al anuncio de extensión de confinamiento que las medidas, en la ciudad en la que él vive, comenzaron a ser más estrictas, por ejemplo, las autoridades implementaron la aplicación de multas para aquellos que no cumplan con las medidas.
Quedarse en casa en países como Europa puede no ser tan complicado, más aún con los planes económicos que el gobierno ha implementado. Paulo explica que en este aspecto el gobierno lo ha hecho “muy bien”, pues tiene previsto diversos escenarios en donde la gente podría quedarse sin empleo o ser sometido a un recorte de salario. “En esos casos te están apoyando con un hasta 30% de tu salario”, detalla el joven.
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”.
***
Europa ha resultado una de las regiones del mundo más golpeadas por la pandemia. Nueve de las primeras quince posiciones de países con mayor número de contagios de acuerdo con datos recabados por la universidad de Johns Hopkins, están ocupadas por naciones de este continente. Esto, a pesar de que algunos de ellos se encuentran entre los 40 países con mejor sistema de seguridad según el ranking reciente de la think thank británica DEEP KNOWLEDGE GROUP (DKG) en donde Suiza se posiciona en el lugar once. No obstante, el país registra 27 mil 740 positivos a COVID-19, un alarmante número de casos positivos para ser una nación con aproximadamente 8 millones de habitantes.
A este panorama, se suma el hecho de ser vecino de Italia, un país que acumula 23 mil 660 muertes por el virus y 178 mil 972 positivos. A pesar de que Italia fue uno de los países en donde se registraron las primeras cepas de COVID-19 fuera de China, Emmanuel Nieto, un joven mexicano que desde hace dos años estudia en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza, detalla que los países tardaron bastante en implementar medidas rigurosas de contención. “Yo suponía que a partir de que supieron que había un brote en Milán, cerrarían todo, pero no, podías seguir viajando, los trenes funcionaban, a pesar de que se trataba de un virus tan letal. Se lo estaban tomando a la ligera”, cuenta.
Recuerda que él tenía programado un viaje por esas fechas y una de sus escalas era en Milán. Temió lo peor: que cerraran las fronteras, pero eso no pasó hasta su regreso a Suiza, unos días después. A la fecha, Emmanuel explica que a pesar de la cercanía y del número de contagios, en su ciudad las medidas, más que obligatorias, son recomendaciones para que la gente se quede en casa. Señala que al inicio, ya sea por miedo o consciencia, la gente acató las reglas y se quedó en casa; sin embargo, durante las últimas dos semanas, al asomarse por la ventana ha visto un notable incremento de transeúntes. “No deberían estar saliendo, eso me saca mucho de onda. Cuando voy al super, que es para lo único que salgo, veo a muchas personas en los parques, han dejado de tomarlo en serio aún cuando el país va mal”, dice un tanto molesto.
Le sorprende que en Suiza están tomando el tema muy a la ligera, pero atribuye que eso se debe a que ahí cuentan con un sistema de salud excelente y la gente sabe que a pesar de los contagios, recibirá atención.
***
Al igual que Suiza, Holanda también figura en el ranking de DKG, pero en el puesto número 16. En este país, radica Gerardo Moyers, un estudiante mexicano que actualmente se encuentra en el último periodo de su maestría y que por cuestiones de tesis, tuvo que mudarse hace pocos meses a la ciudad de Eindhoven, ciudad en donde le ha pillado la pandemia. Actualmente el número de casos por COVID-19 en Holanda es de 32 mil 838 por lo que las medidas adoptadas por las autoridades no son tan distintas a lo que se ha aplicado en otros países europeos. Y es que al parecer la acción ideal ante la pandemia, es un tanto sencilla y consiste, en primera línea, en quedarse en casa.
“Fue un pequeño shock, de pronto todo cambió y la gente, en un inicio se asustó, la ciudad estaba desierta, pero esta semana siento que muchos ya se aburrieron y han empezado a salir”, explica Gerardo. Pese a que comienza a haber más gente en las calles sin que las medidas hayan sido suspendidas, Gerardo reconoce que al menos en los puntos en donde puedes encontrar más gente, como los supermercados, siguen siendo muy estrictos. Al igual que los otros países, Holanda cuenta con un sistema de salud de primer nivel, lo que le ha permitido atender a los paciente de gravedad. Cabe destacar que ninguno de los países ya mencionados tiene las pruebas de COVID-19 como primera opción, en caso de que alguien presente los síntomas, éste debe permanecer en casa bajo observación y si el cuadro se complica, entonces será el momento en que el sistema de salud intervenga.
No estuvieron preparados, y la pandemia puso en pausa a los europeos. El pasado lunes, Angela Merkel declaró en una conferencia que podría imaginarse nuevos instrumentos comunitarios de ayuda financiera a los socios más afectados por la pandemia en la Unión Europea. "Todavía estamos lejos de la victoria", concluye Pedro Sánchez, el presidente español.
[/read]
Rocío, Paulo, Katherine, Gerardo y Emmanuel son jóvenes, mexicanos y viven en Europa, región en la que la pandemia del COVID-19 ha dejado miles de muertos. Desde allá recomiendan a sus compatriotas seguir las recomendaciones para evitar que el virus alcance niveles incontrolables en México.
Demoró dos minutos en trasladarse al supermercado. Era un sábado de abril y el clima estaba maravilloso en Madrid, de modo que el trayecto fue dichoso. Al llegar, la fila era larguísima. Con el sol sobre el rostro, Rocío Muñoz Ledo, una joven mexicana que en 2019 llegó a la capital española a estudiar un máster en periodismo con la Agencia Efe, comenzó a ser consciente de su respiración. Inhaló, exhaló. Nunca antes había anhelado que un momento fuera así de eterno. Estaba por cumplirse la tercera semana desde que el 14 de marzo, el Gobierno de España decretó estado de alarma ante la rápida propagación del nuevo coronavirus. De un día a otro, el país se frenó y desde entonces, ella se ha limitado estar en las calles en circunstancias esenciales como para comprar comida o medicamentos. Las cifras de contagios y muertes no frenan, pero España resiste desde casa.
Luego del impacto devastador y la velocidad con la que la pandemia del COVID-19 ha golpeado al mundo, poner un pie en la calle se convirtió en un privilegio en países que, como España, encontraron en el confinamiento una opción viable para mermar el número de contagios. Luego de cuatro complicadas semanas, las autoridades españolas han planteado un escalonado regreso a la vida fuera de casa sin flaquear en las medidas de distanciamiento social. Suena a ironía que la manera de enfrentar un virus que desconoce fronteras, que atravesó las de China a un ritmo imparable, haya encontrado en esa limitación tan sencilla, uno de sus puntos de control. Hasta ahora, la medida parece estar funcionando y varios países, al igual que el gigante asiático, muestran síntomas de remisión.
Tan sólo en Wuhan, la ciudad china en donde se reportaron los primeros casos de COVID-19 a principios de enero, ha comenzado un anhelado regreso a la cotidianidad. El camino será lento y con ciertas restricciones, pero luego de casi tres meses en cuarentena, la sociedad ha comenzado a recuperar cierta libertad. A la fecha, existe temor ante la posibilidad de una segunda ola de contagio. La gente relaciona el espacio público con un probable punto de infección, de ahí que medidas tan sencillas, pero efectivas, como lavarse las manos, usar gel antibacterial y respetar la distancia entre personas, se hayan adoptado como normas de convivencia.
[read more]
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”, dice Rocío a través de una videollamada desde su piso en Madrid. Ansiaba recorrer las calles madrileñas en medio de prácticas con la cámara, pero ahora, sus planes se vieron alterados al igual que los de miles personas. Y es que con 196 mil 664 casos positivos a COVID-19, España es el segundo país con mayor número de contagios registrados tan solo detrás de Estados Unidos, el nuevo epicentro de la pandemia con 755 mil 533 casos positivos.
En medio de la incertidumbre que vive Europa, Rocío nunca ha dejado de pensar en el escenario al que se podría enfrentar México. Explica que aunque a estas alturas en España ya existe mucha conciencia, la realidad es que los primeros días muchos salieron disparados a las playas, no respetaron las normativas y los contagios crecieron exponencialmente.
***
En México se han registrado 8 mil 261 casos confirmados por COVID-19 y hasta el 19 de abril se registraron 686 defunciones. El pasado jueves 16, el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell anunció que las medidas preventivas se extenderían hasta el próximo 30 de mayo. Y señaló que, si las medidas se seguían, el escenario apuntaba a que el fin del primer ciclo de la epidemia sería el próximo 25 de junio.
La extensión de las medidas de acción no es algo exclusivo de México. En realidad la mayoría de los países que han recurrido a este tipo de llamados han optado por sumar más días de confinamiento pues los números de contagios y muertes continúan en aumento. Así sucedió en España y también en Alemania, país en el que la canciller federal Angela Merkel había decretado levantar las medidas durante el mes de marzo. Sin embargo, durante los primeros días de abril y con cifras a la alza, el gobierno decidió extender el plazo hasta el 20 de abril. Hoy, con 145 mil 184 positivos por COVID-19 y 4 mil 586 muertes, Alemania se mantiene en el quinto lugar con más casos en el mundo.
“Es importante no tomarlo a la ligera y hacer caso a las recomendaciones de las autoridades hacen”, dice Katherine Gallegos en una llamada desde su habitación en Dresde, Alemania. Oriunda de la Ciudad de México, llegó a Europa hace un par de años para estudiar la maestría en Organic and Molecular Electronics y ahora, cursando su último año, ocupa la mayor parte de su tiempo para realizar su tesis. Eso, reconoce la ha mantenido un tanto distraída y no pensar en el confinamiento. “Obviamente resiento el hecho de no estar conviviendo con las personas que normalmente lo hago, pero es verdad que mantenerme ocupada hace que el día se pase más rápido”.
A diferencia de España, Katherine explica que las medidas en Alemania son un tanto más laxas, al menos en la región en la que ella vive. Señala que a la fecha y a pesar del impacto que el virus ha tenido en el país, hay gente que continúa acudiendo a trabajar, algunos no usan cubrebocas y hay aquellos que no respetan las medidas de distancia con los demás a la hora de ir al super. Es verdad que Alemania, a pesar de los alarmantes números de casos, es un país con una tasa de mortalidad de 1,4%, un rango bajo en comparación con países vecinos como Italia que ha alcanzado el 12% o España que registra una tasa del 10%, mucho de eso tiene que ver con que se trata de un país con un sólido sistema de salud pública.
Reconoce creer que a pesar de la eficiente respuesta del gobierno, Alemania pudo haber tomado medidas desde antes, o incluso, que las propias personas, al ver los escenarios en otros países de Europa, hubieran tomando acciones por sí mismos. Preocupada por la situación en México, Katherine explica que su país natal tiene la ventaja de la temprana aplicación de medidas, lo cual debería reforzarse aún más entre la población, pues señala que los mexicanos deben ser conscientes de que en México hay ciertas deficiencias en la atención de salud, lo cual podría complicar mucho el escenario en caso de que los número incrementaran de manera exponencial.
Esa misma preocupación la comparte Paulo Ríos, un joven mexicano que llegó a la ciudad alemana de Hessen a principios de enero de este año para trabajar en un despacho de arquitectos. Su arribo coincidió con los primeros casos positivos del virus en Europa, pero él explica que poco se escuchaba al respecto. “Inclusive en mi ciudad se celebró un carnaval por el 15 de marzo, así sin más, sin ninguna medida preventiva”, cuenta. Paulo explica que fue hasta unos días previos al anuncio de extensión de confinamiento que las medidas, en la ciudad en la que él vive, comenzaron a ser más estrictas, por ejemplo, las autoridades implementaron la aplicación de multas para aquellos que no cumplan con las medidas.
Quedarse en casa en países como Europa puede no ser tan complicado, más aún con los planes económicos que el gobierno ha implementado. Paulo explica que en este aspecto el gobierno lo ha hecho “muy bien”, pues tiene previsto diversos escenarios en donde la gente podría quedarse sin empleo o ser sometido a un recorte de salario. “En esos casos te están apoyando con un hasta 30% de tu salario”, detalla el joven.
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”.
***
Europa ha resultado una de las regiones del mundo más golpeadas por la pandemia. Nueve de las primeras quince posiciones de países con mayor número de contagios de acuerdo con datos recabados por la universidad de Johns Hopkins, están ocupadas por naciones de este continente. Esto, a pesar de que algunos de ellos se encuentran entre los 40 países con mejor sistema de seguridad según el ranking reciente de la think thank británica DEEP KNOWLEDGE GROUP (DKG) en donde Suiza se posiciona en el lugar once. No obstante, el país registra 27 mil 740 positivos a COVID-19, un alarmante número de casos positivos para ser una nación con aproximadamente 8 millones de habitantes.
A este panorama, se suma el hecho de ser vecino de Italia, un país que acumula 23 mil 660 muertes por el virus y 178 mil 972 positivos. A pesar de que Italia fue uno de los países en donde se registraron las primeras cepas de COVID-19 fuera de China, Emmanuel Nieto, un joven mexicano que desde hace dos años estudia en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza, detalla que los países tardaron bastante en implementar medidas rigurosas de contención. “Yo suponía que a partir de que supieron que había un brote en Milán, cerrarían todo, pero no, podías seguir viajando, los trenes funcionaban, a pesar de que se trataba de un virus tan letal. Se lo estaban tomando a la ligera”, cuenta.
Recuerda que él tenía programado un viaje por esas fechas y una de sus escalas era en Milán. Temió lo peor: que cerraran las fronteras, pero eso no pasó hasta su regreso a Suiza, unos días después. A la fecha, Emmanuel explica que a pesar de la cercanía y del número de contagios, en su ciudad las medidas, más que obligatorias, son recomendaciones para que la gente se quede en casa. Señala que al inicio, ya sea por miedo o consciencia, la gente acató las reglas y se quedó en casa; sin embargo, durante las últimas dos semanas, al asomarse por la ventana ha visto un notable incremento de transeúntes. “No deberían estar saliendo, eso me saca mucho de onda. Cuando voy al super, que es para lo único que salgo, veo a muchas personas en los parques, han dejado de tomarlo en serio aún cuando el país va mal”, dice un tanto molesto.
Le sorprende que en Suiza están tomando el tema muy a la ligera, pero atribuye que eso se debe a que ahí cuentan con un sistema de salud excelente y la gente sabe que a pesar de los contagios, recibirá atención.
***
Al igual que Suiza, Holanda también figura en el ranking de DKG, pero en el puesto número 16. En este país, radica Gerardo Moyers, un estudiante mexicano que actualmente se encuentra en el último periodo de su maestría y que por cuestiones de tesis, tuvo que mudarse hace pocos meses a la ciudad de Eindhoven, ciudad en donde le ha pillado la pandemia. Actualmente el número de casos por COVID-19 en Holanda es de 32 mil 838 por lo que las medidas adoptadas por las autoridades no son tan distintas a lo que se ha aplicado en otros países europeos. Y es que al parecer la acción ideal ante la pandemia, es un tanto sencilla y consiste, en primera línea, en quedarse en casa.
“Fue un pequeño shock, de pronto todo cambió y la gente, en un inicio se asustó, la ciudad estaba desierta, pero esta semana siento que muchos ya se aburrieron y han empezado a salir”, explica Gerardo. Pese a que comienza a haber más gente en las calles sin que las medidas hayan sido suspendidas, Gerardo reconoce que al menos en los puntos en donde puedes encontrar más gente, como los supermercados, siguen siendo muy estrictos. Al igual que los otros países, Holanda cuenta con un sistema de salud de primer nivel, lo que le ha permitido atender a los paciente de gravedad. Cabe destacar que ninguno de los países ya mencionados tiene las pruebas de COVID-19 como primera opción, en caso de que alguien presente los síntomas, éste debe permanecer en casa bajo observación y si el cuadro se complica, entonces será el momento en que el sistema de salud intervenga.
No estuvieron preparados, y la pandemia puso en pausa a los europeos. El pasado lunes, Angela Merkel declaró en una conferencia que podría imaginarse nuevos instrumentos comunitarios de ayuda financiera a los socios más afectados por la pandemia en la Unión Europea. "Todavía estamos lejos de la victoria", concluye Pedro Sánchez, el presidente español.
[/read]
Rocío, Paulo, Katherine, Gerardo y Emmanuel son jóvenes, mexicanos y viven en Europa, región en la que la pandemia del COVID-19 ha dejado miles de muertos. Desde allá recomiendan a sus compatriotas seguir las recomendaciones para evitar que el virus alcance niveles incontrolables en México.
Demoró dos minutos en trasladarse al supermercado. Era un sábado de abril y el clima estaba maravilloso en Madrid, de modo que el trayecto fue dichoso. Al llegar, la fila era larguísima. Con el sol sobre el rostro, Rocío Muñoz Ledo, una joven mexicana que en 2019 llegó a la capital española a estudiar un máster en periodismo con la Agencia Efe, comenzó a ser consciente de su respiración. Inhaló, exhaló. Nunca antes había anhelado que un momento fuera así de eterno. Estaba por cumplirse la tercera semana desde que el 14 de marzo, el Gobierno de España decretó estado de alarma ante la rápida propagación del nuevo coronavirus. De un día a otro, el país se frenó y desde entonces, ella se ha limitado estar en las calles en circunstancias esenciales como para comprar comida o medicamentos. Las cifras de contagios y muertes no frenan, pero España resiste desde casa.
Luego del impacto devastador y la velocidad con la que la pandemia del COVID-19 ha golpeado al mundo, poner un pie en la calle se convirtió en un privilegio en países que, como España, encontraron en el confinamiento una opción viable para mermar el número de contagios. Luego de cuatro complicadas semanas, las autoridades españolas han planteado un escalonado regreso a la vida fuera de casa sin flaquear en las medidas de distanciamiento social. Suena a ironía que la manera de enfrentar un virus que desconoce fronteras, que atravesó las de China a un ritmo imparable, haya encontrado en esa limitación tan sencilla, uno de sus puntos de control. Hasta ahora, la medida parece estar funcionando y varios países, al igual que el gigante asiático, muestran síntomas de remisión.
Tan sólo en Wuhan, la ciudad china en donde se reportaron los primeros casos de COVID-19 a principios de enero, ha comenzado un anhelado regreso a la cotidianidad. El camino será lento y con ciertas restricciones, pero luego de casi tres meses en cuarentena, la sociedad ha comenzado a recuperar cierta libertad. A la fecha, existe temor ante la posibilidad de una segunda ola de contagio. La gente relaciona el espacio público con un probable punto de infección, de ahí que medidas tan sencillas, pero efectivas, como lavarse las manos, usar gel antibacterial y respetar la distancia entre personas, se hayan adoptado como normas de convivencia.
[read more]
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”, dice Rocío a través de una videollamada desde su piso en Madrid. Ansiaba recorrer las calles madrileñas en medio de prácticas con la cámara, pero ahora, sus planes se vieron alterados al igual que los de miles personas. Y es que con 196 mil 664 casos positivos a COVID-19, España es el segundo país con mayor número de contagios registrados tan solo detrás de Estados Unidos, el nuevo epicentro de la pandemia con 755 mil 533 casos positivos.
En medio de la incertidumbre que vive Europa, Rocío nunca ha dejado de pensar en el escenario al que se podría enfrentar México. Explica que aunque a estas alturas en España ya existe mucha conciencia, la realidad es que los primeros días muchos salieron disparados a las playas, no respetaron las normativas y los contagios crecieron exponencialmente.
***
En México se han registrado 8 mil 261 casos confirmados por COVID-19 y hasta el 19 de abril se registraron 686 defunciones. El pasado jueves 16, el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell anunció que las medidas preventivas se extenderían hasta el próximo 30 de mayo. Y señaló que, si las medidas se seguían, el escenario apuntaba a que el fin del primer ciclo de la epidemia sería el próximo 25 de junio.
La extensión de las medidas de acción no es algo exclusivo de México. En realidad la mayoría de los países que han recurrido a este tipo de llamados han optado por sumar más días de confinamiento pues los números de contagios y muertes continúan en aumento. Así sucedió en España y también en Alemania, país en el que la canciller federal Angela Merkel había decretado levantar las medidas durante el mes de marzo. Sin embargo, durante los primeros días de abril y con cifras a la alza, el gobierno decidió extender el plazo hasta el 20 de abril. Hoy, con 145 mil 184 positivos por COVID-19 y 4 mil 586 muertes, Alemania se mantiene en el quinto lugar con más casos en el mundo.
“Es importante no tomarlo a la ligera y hacer caso a las recomendaciones de las autoridades hacen”, dice Katherine Gallegos en una llamada desde su habitación en Dresde, Alemania. Oriunda de la Ciudad de México, llegó a Europa hace un par de años para estudiar la maestría en Organic and Molecular Electronics y ahora, cursando su último año, ocupa la mayor parte de su tiempo para realizar su tesis. Eso, reconoce la ha mantenido un tanto distraída y no pensar en el confinamiento. “Obviamente resiento el hecho de no estar conviviendo con las personas que normalmente lo hago, pero es verdad que mantenerme ocupada hace que el día se pase más rápido”.
A diferencia de España, Katherine explica que las medidas en Alemania son un tanto más laxas, al menos en la región en la que ella vive. Señala que a la fecha y a pesar del impacto que el virus ha tenido en el país, hay gente que continúa acudiendo a trabajar, algunos no usan cubrebocas y hay aquellos que no respetan las medidas de distancia con los demás a la hora de ir al super. Es verdad que Alemania, a pesar de los alarmantes números de casos, es un país con una tasa de mortalidad de 1,4%, un rango bajo en comparación con países vecinos como Italia que ha alcanzado el 12% o España que registra una tasa del 10%, mucho de eso tiene que ver con que se trata de un país con un sólido sistema de salud pública.
Reconoce creer que a pesar de la eficiente respuesta del gobierno, Alemania pudo haber tomado medidas desde antes, o incluso, que las propias personas, al ver los escenarios en otros países de Europa, hubieran tomando acciones por sí mismos. Preocupada por la situación en México, Katherine explica que su país natal tiene la ventaja de la temprana aplicación de medidas, lo cual debería reforzarse aún más entre la población, pues señala que los mexicanos deben ser conscientes de que en México hay ciertas deficiencias en la atención de salud, lo cual podría complicar mucho el escenario en caso de que los número incrementaran de manera exponencial.
Esa misma preocupación la comparte Paulo Ríos, un joven mexicano que llegó a la ciudad alemana de Hessen a principios de enero de este año para trabajar en un despacho de arquitectos. Su arribo coincidió con los primeros casos positivos del virus en Europa, pero él explica que poco se escuchaba al respecto. “Inclusive en mi ciudad se celebró un carnaval por el 15 de marzo, así sin más, sin ninguna medida preventiva”, cuenta. Paulo explica que fue hasta unos días previos al anuncio de extensión de confinamiento que las medidas, en la ciudad en la que él vive, comenzaron a ser más estrictas, por ejemplo, las autoridades implementaron la aplicación de multas para aquellos que no cumplan con las medidas.
Quedarse en casa en países como Europa puede no ser tan complicado, más aún con los planes económicos que el gobierno ha implementado. Paulo explica que en este aspecto el gobierno lo ha hecho “muy bien”, pues tiene previsto diversos escenarios en donde la gente podría quedarse sin empleo o ser sometido a un recorte de salario. “En esos casos te están apoyando con un hasta 30% de tu salario”, detalla el joven.
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”.
***
Europa ha resultado una de las regiones del mundo más golpeadas por la pandemia. Nueve de las primeras quince posiciones de países con mayor número de contagios de acuerdo con datos recabados por la universidad de Johns Hopkins, están ocupadas por naciones de este continente. Esto, a pesar de que algunos de ellos se encuentran entre los 40 países con mejor sistema de seguridad según el ranking reciente de la think thank británica DEEP KNOWLEDGE GROUP (DKG) en donde Suiza se posiciona en el lugar once. No obstante, el país registra 27 mil 740 positivos a COVID-19, un alarmante número de casos positivos para ser una nación con aproximadamente 8 millones de habitantes.
A este panorama, se suma el hecho de ser vecino de Italia, un país que acumula 23 mil 660 muertes por el virus y 178 mil 972 positivos. A pesar de que Italia fue uno de los países en donde se registraron las primeras cepas de COVID-19 fuera de China, Emmanuel Nieto, un joven mexicano que desde hace dos años estudia en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza, detalla que los países tardaron bastante en implementar medidas rigurosas de contención. “Yo suponía que a partir de que supieron que había un brote en Milán, cerrarían todo, pero no, podías seguir viajando, los trenes funcionaban, a pesar de que se trataba de un virus tan letal. Se lo estaban tomando a la ligera”, cuenta.
Recuerda que él tenía programado un viaje por esas fechas y una de sus escalas era en Milán. Temió lo peor: que cerraran las fronteras, pero eso no pasó hasta su regreso a Suiza, unos días después. A la fecha, Emmanuel explica que a pesar de la cercanía y del número de contagios, en su ciudad las medidas, más que obligatorias, son recomendaciones para que la gente se quede en casa. Señala que al inicio, ya sea por miedo o consciencia, la gente acató las reglas y se quedó en casa; sin embargo, durante las últimas dos semanas, al asomarse por la ventana ha visto un notable incremento de transeúntes. “No deberían estar saliendo, eso me saca mucho de onda. Cuando voy al super, que es para lo único que salgo, veo a muchas personas en los parques, han dejado de tomarlo en serio aún cuando el país va mal”, dice un tanto molesto.
Le sorprende que en Suiza están tomando el tema muy a la ligera, pero atribuye que eso se debe a que ahí cuentan con un sistema de salud excelente y la gente sabe que a pesar de los contagios, recibirá atención.
***
Al igual que Suiza, Holanda también figura en el ranking de DKG, pero en el puesto número 16. En este país, radica Gerardo Moyers, un estudiante mexicano que actualmente se encuentra en el último periodo de su maestría y que por cuestiones de tesis, tuvo que mudarse hace pocos meses a la ciudad de Eindhoven, ciudad en donde le ha pillado la pandemia. Actualmente el número de casos por COVID-19 en Holanda es de 32 mil 838 por lo que las medidas adoptadas por las autoridades no son tan distintas a lo que se ha aplicado en otros países europeos. Y es que al parecer la acción ideal ante la pandemia, es un tanto sencilla y consiste, en primera línea, en quedarse en casa.
“Fue un pequeño shock, de pronto todo cambió y la gente, en un inicio se asustó, la ciudad estaba desierta, pero esta semana siento que muchos ya se aburrieron y han empezado a salir”, explica Gerardo. Pese a que comienza a haber más gente en las calles sin que las medidas hayan sido suspendidas, Gerardo reconoce que al menos en los puntos en donde puedes encontrar más gente, como los supermercados, siguen siendo muy estrictos. Al igual que los otros países, Holanda cuenta con un sistema de salud de primer nivel, lo que le ha permitido atender a los paciente de gravedad. Cabe destacar que ninguno de los países ya mencionados tiene las pruebas de COVID-19 como primera opción, en caso de que alguien presente los síntomas, éste debe permanecer en casa bajo observación y si el cuadro se complica, entonces será el momento en que el sistema de salud intervenga.
No estuvieron preparados, y la pandemia puso en pausa a los europeos. El pasado lunes, Angela Merkel declaró en una conferencia que podría imaginarse nuevos instrumentos comunitarios de ayuda financiera a los socios más afectados por la pandemia en la Unión Europea. "Todavía estamos lejos de la victoria", concluye Pedro Sánchez, el presidente español.
[/read]
Rocío, Paulo, Katherine, Gerardo y Emmanuel son jóvenes, mexicanos y viven en Europa, región en la que la pandemia del COVID-19 ha dejado miles de muertos. Desde allá recomiendan a sus compatriotas seguir las recomendaciones para evitar que el virus alcance niveles incontrolables en México.
Demoró dos minutos en trasladarse al supermercado. Era un sábado de abril y el clima estaba maravilloso en Madrid, de modo que el trayecto fue dichoso. Al llegar, la fila era larguísima. Con el sol sobre el rostro, Rocío Muñoz Ledo, una joven mexicana que en 2019 llegó a la capital española a estudiar un máster en periodismo con la Agencia Efe, comenzó a ser consciente de su respiración. Inhaló, exhaló. Nunca antes había anhelado que un momento fuera así de eterno. Estaba por cumplirse la tercera semana desde que el 14 de marzo, el Gobierno de España decretó estado de alarma ante la rápida propagación del nuevo coronavirus. De un día a otro, el país se frenó y desde entonces, ella se ha limitado estar en las calles en circunstancias esenciales como para comprar comida o medicamentos. Las cifras de contagios y muertes no frenan, pero España resiste desde casa.
Luego del impacto devastador y la velocidad con la que la pandemia del COVID-19 ha golpeado al mundo, poner un pie en la calle se convirtió en un privilegio en países que, como España, encontraron en el confinamiento una opción viable para mermar el número de contagios. Luego de cuatro complicadas semanas, las autoridades españolas han planteado un escalonado regreso a la vida fuera de casa sin flaquear en las medidas de distanciamiento social. Suena a ironía que la manera de enfrentar un virus que desconoce fronteras, que atravesó las de China a un ritmo imparable, haya encontrado en esa limitación tan sencilla, uno de sus puntos de control. Hasta ahora, la medida parece estar funcionando y varios países, al igual que el gigante asiático, muestran síntomas de remisión.
Tan sólo en Wuhan, la ciudad china en donde se reportaron los primeros casos de COVID-19 a principios de enero, ha comenzado un anhelado regreso a la cotidianidad. El camino será lento y con ciertas restricciones, pero luego de casi tres meses en cuarentena, la sociedad ha comenzado a recuperar cierta libertad. A la fecha, existe temor ante la posibilidad de una segunda ola de contagio. La gente relaciona el espacio público con un probable punto de infección, de ahí que medidas tan sencillas, pero efectivas, como lavarse las manos, usar gel antibacterial y respetar la distancia entre personas, se hayan adoptado como normas de convivencia.
[read more]
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”, dice Rocío a través de una videollamada desde su piso en Madrid. Ansiaba recorrer las calles madrileñas en medio de prácticas con la cámara, pero ahora, sus planes se vieron alterados al igual que los de miles personas. Y es que con 196 mil 664 casos positivos a COVID-19, España es el segundo país con mayor número de contagios registrados tan solo detrás de Estados Unidos, el nuevo epicentro de la pandemia con 755 mil 533 casos positivos.
En medio de la incertidumbre que vive Europa, Rocío nunca ha dejado de pensar en el escenario al que se podría enfrentar México. Explica que aunque a estas alturas en España ya existe mucha conciencia, la realidad es que los primeros días muchos salieron disparados a las playas, no respetaron las normativas y los contagios crecieron exponencialmente.
***
En México se han registrado 8 mil 261 casos confirmados por COVID-19 y hasta el 19 de abril se registraron 686 defunciones. El pasado jueves 16, el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell anunció que las medidas preventivas se extenderían hasta el próximo 30 de mayo. Y señaló que, si las medidas se seguían, el escenario apuntaba a que el fin del primer ciclo de la epidemia sería el próximo 25 de junio.
La extensión de las medidas de acción no es algo exclusivo de México. En realidad la mayoría de los países que han recurrido a este tipo de llamados han optado por sumar más días de confinamiento pues los números de contagios y muertes continúan en aumento. Así sucedió en España y también en Alemania, país en el que la canciller federal Angela Merkel había decretado levantar las medidas durante el mes de marzo. Sin embargo, durante los primeros días de abril y con cifras a la alza, el gobierno decidió extender el plazo hasta el 20 de abril. Hoy, con 145 mil 184 positivos por COVID-19 y 4 mil 586 muertes, Alemania se mantiene en el quinto lugar con más casos en el mundo.
“Es importante no tomarlo a la ligera y hacer caso a las recomendaciones de las autoridades hacen”, dice Katherine Gallegos en una llamada desde su habitación en Dresde, Alemania. Oriunda de la Ciudad de México, llegó a Europa hace un par de años para estudiar la maestría en Organic and Molecular Electronics y ahora, cursando su último año, ocupa la mayor parte de su tiempo para realizar su tesis. Eso, reconoce la ha mantenido un tanto distraída y no pensar en el confinamiento. “Obviamente resiento el hecho de no estar conviviendo con las personas que normalmente lo hago, pero es verdad que mantenerme ocupada hace que el día se pase más rápido”.
A diferencia de España, Katherine explica que las medidas en Alemania son un tanto más laxas, al menos en la región en la que ella vive. Señala que a la fecha y a pesar del impacto que el virus ha tenido en el país, hay gente que continúa acudiendo a trabajar, algunos no usan cubrebocas y hay aquellos que no respetan las medidas de distancia con los demás a la hora de ir al super. Es verdad que Alemania, a pesar de los alarmantes números de casos, es un país con una tasa de mortalidad de 1,4%, un rango bajo en comparación con países vecinos como Italia que ha alcanzado el 12% o España que registra una tasa del 10%, mucho de eso tiene que ver con que se trata de un país con un sólido sistema de salud pública.
Reconoce creer que a pesar de la eficiente respuesta del gobierno, Alemania pudo haber tomado medidas desde antes, o incluso, que las propias personas, al ver los escenarios en otros países de Europa, hubieran tomando acciones por sí mismos. Preocupada por la situación en México, Katherine explica que su país natal tiene la ventaja de la temprana aplicación de medidas, lo cual debería reforzarse aún más entre la población, pues señala que los mexicanos deben ser conscientes de que en México hay ciertas deficiencias en la atención de salud, lo cual podría complicar mucho el escenario en caso de que los número incrementaran de manera exponencial.
Esa misma preocupación la comparte Paulo Ríos, un joven mexicano que llegó a la ciudad alemana de Hessen a principios de enero de este año para trabajar en un despacho de arquitectos. Su arribo coincidió con los primeros casos positivos del virus en Europa, pero él explica que poco se escuchaba al respecto. “Inclusive en mi ciudad se celebró un carnaval por el 15 de marzo, así sin más, sin ninguna medida preventiva”, cuenta. Paulo explica que fue hasta unos días previos al anuncio de extensión de confinamiento que las medidas, en la ciudad en la que él vive, comenzaron a ser más estrictas, por ejemplo, las autoridades implementaron la aplicación de multas para aquellos que no cumplan con las medidas.
Quedarse en casa en países como Europa puede no ser tan complicado, más aún con los planes económicos que el gobierno ha implementado. Paulo explica que en este aspecto el gobierno lo ha hecho “muy bien”, pues tiene previsto diversos escenarios en donde la gente podría quedarse sin empleo o ser sometido a un recorte de salario. “En esos casos te están apoyando con un hasta 30% de tu salario”, detalla el joven.
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”.
***
Europa ha resultado una de las regiones del mundo más golpeadas por la pandemia. Nueve de las primeras quince posiciones de países con mayor número de contagios de acuerdo con datos recabados por la universidad de Johns Hopkins, están ocupadas por naciones de este continente. Esto, a pesar de que algunos de ellos se encuentran entre los 40 países con mejor sistema de seguridad según el ranking reciente de la think thank británica DEEP KNOWLEDGE GROUP (DKG) en donde Suiza se posiciona en el lugar once. No obstante, el país registra 27 mil 740 positivos a COVID-19, un alarmante número de casos positivos para ser una nación con aproximadamente 8 millones de habitantes.
A este panorama, se suma el hecho de ser vecino de Italia, un país que acumula 23 mil 660 muertes por el virus y 178 mil 972 positivos. A pesar de que Italia fue uno de los países en donde se registraron las primeras cepas de COVID-19 fuera de China, Emmanuel Nieto, un joven mexicano que desde hace dos años estudia en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza, detalla que los países tardaron bastante en implementar medidas rigurosas de contención. “Yo suponía que a partir de que supieron que había un brote en Milán, cerrarían todo, pero no, podías seguir viajando, los trenes funcionaban, a pesar de que se trataba de un virus tan letal. Se lo estaban tomando a la ligera”, cuenta.
Recuerda que él tenía programado un viaje por esas fechas y una de sus escalas era en Milán. Temió lo peor: que cerraran las fronteras, pero eso no pasó hasta su regreso a Suiza, unos días después. A la fecha, Emmanuel explica que a pesar de la cercanía y del número de contagios, en su ciudad las medidas, más que obligatorias, son recomendaciones para que la gente se quede en casa. Señala que al inicio, ya sea por miedo o consciencia, la gente acató las reglas y se quedó en casa; sin embargo, durante las últimas dos semanas, al asomarse por la ventana ha visto un notable incremento de transeúntes. “No deberían estar saliendo, eso me saca mucho de onda. Cuando voy al super, que es para lo único que salgo, veo a muchas personas en los parques, han dejado de tomarlo en serio aún cuando el país va mal”, dice un tanto molesto.
Le sorprende que en Suiza están tomando el tema muy a la ligera, pero atribuye que eso se debe a que ahí cuentan con un sistema de salud excelente y la gente sabe que a pesar de los contagios, recibirá atención.
***
Al igual que Suiza, Holanda también figura en el ranking de DKG, pero en el puesto número 16. En este país, radica Gerardo Moyers, un estudiante mexicano que actualmente se encuentra en el último periodo de su maestría y que por cuestiones de tesis, tuvo que mudarse hace pocos meses a la ciudad de Eindhoven, ciudad en donde le ha pillado la pandemia. Actualmente el número de casos por COVID-19 en Holanda es de 32 mil 838 por lo que las medidas adoptadas por las autoridades no son tan distintas a lo que se ha aplicado en otros países europeos. Y es que al parecer la acción ideal ante la pandemia, es un tanto sencilla y consiste, en primera línea, en quedarse en casa.
“Fue un pequeño shock, de pronto todo cambió y la gente, en un inicio se asustó, la ciudad estaba desierta, pero esta semana siento que muchos ya se aburrieron y han empezado a salir”, explica Gerardo. Pese a que comienza a haber más gente en las calles sin que las medidas hayan sido suspendidas, Gerardo reconoce que al menos en los puntos en donde puedes encontrar más gente, como los supermercados, siguen siendo muy estrictos. Al igual que los otros países, Holanda cuenta con un sistema de salud de primer nivel, lo que le ha permitido atender a los paciente de gravedad. Cabe destacar que ninguno de los países ya mencionados tiene las pruebas de COVID-19 como primera opción, en caso de que alguien presente los síntomas, éste debe permanecer en casa bajo observación y si el cuadro se complica, entonces será el momento en que el sistema de salud intervenga.
No estuvieron preparados, y la pandemia puso en pausa a los europeos. El pasado lunes, Angela Merkel declaró en una conferencia que podría imaginarse nuevos instrumentos comunitarios de ayuda financiera a los socios más afectados por la pandemia en la Unión Europea. "Todavía estamos lejos de la victoria", concluye Pedro Sánchez, el presidente español.
[/read]
Rocío, Paulo, Katherine, Gerardo y Emmanuel son jóvenes, mexicanos y viven en Europa, región en la que la pandemia del COVID-19 ha dejado miles de muertos. Desde allá recomiendan a sus compatriotas seguir las recomendaciones para evitar que el virus alcance niveles incontrolables en México.
Demoró dos minutos en trasladarse al supermercado. Era un sábado de abril y el clima estaba maravilloso en Madrid, de modo que el trayecto fue dichoso. Al llegar, la fila era larguísima. Con el sol sobre el rostro, Rocío Muñoz Ledo, una joven mexicana que en 2019 llegó a la capital española a estudiar un máster en periodismo con la Agencia Efe, comenzó a ser consciente de su respiración. Inhaló, exhaló. Nunca antes había anhelado que un momento fuera así de eterno. Estaba por cumplirse la tercera semana desde que el 14 de marzo, el Gobierno de España decretó estado de alarma ante la rápida propagación del nuevo coronavirus. De un día a otro, el país se frenó y desde entonces, ella se ha limitado estar en las calles en circunstancias esenciales como para comprar comida o medicamentos. Las cifras de contagios y muertes no frenan, pero España resiste desde casa.
Luego del impacto devastador y la velocidad con la que la pandemia del COVID-19 ha golpeado al mundo, poner un pie en la calle se convirtió en un privilegio en países que, como España, encontraron en el confinamiento una opción viable para mermar el número de contagios. Luego de cuatro complicadas semanas, las autoridades españolas han planteado un escalonado regreso a la vida fuera de casa sin flaquear en las medidas de distanciamiento social. Suena a ironía que la manera de enfrentar un virus que desconoce fronteras, que atravesó las de China a un ritmo imparable, haya encontrado en esa limitación tan sencilla, uno de sus puntos de control. Hasta ahora, la medida parece estar funcionando y varios países, al igual que el gigante asiático, muestran síntomas de remisión.
Tan sólo en Wuhan, la ciudad china en donde se reportaron los primeros casos de COVID-19 a principios de enero, ha comenzado un anhelado regreso a la cotidianidad. El camino será lento y con ciertas restricciones, pero luego de casi tres meses en cuarentena, la sociedad ha comenzado a recuperar cierta libertad. A la fecha, existe temor ante la posibilidad de una segunda ola de contagio. La gente relaciona el espacio público con un probable punto de infección, de ahí que medidas tan sencillas, pero efectivas, como lavarse las manos, usar gel antibacterial y respetar la distancia entre personas, se hayan adoptado como normas de convivencia.
[read more]
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”, dice Rocío a través de una videollamada desde su piso en Madrid. Ansiaba recorrer las calles madrileñas en medio de prácticas con la cámara, pero ahora, sus planes se vieron alterados al igual que los de miles personas. Y es que con 196 mil 664 casos positivos a COVID-19, España es el segundo país con mayor número de contagios registrados tan solo detrás de Estados Unidos, el nuevo epicentro de la pandemia con 755 mil 533 casos positivos.
En medio de la incertidumbre que vive Europa, Rocío nunca ha dejado de pensar en el escenario al que se podría enfrentar México. Explica que aunque a estas alturas en España ya existe mucha conciencia, la realidad es que los primeros días muchos salieron disparados a las playas, no respetaron las normativas y los contagios crecieron exponencialmente.
***
En México se han registrado 8 mil 261 casos confirmados por COVID-19 y hasta el 19 de abril se registraron 686 defunciones. El pasado jueves 16, el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell anunció que las medidas preventivas se extenderían hasta el próximo 30 de mayo. Y señaló que, si las medidas se seguían, el escenario apuntaba a que el fin del primer ciclo de la epidemia sería el próximo 25 de junio.
La extensión de las medidas de acción no es algo exclusivo de México. En realidad la mayoría de los países que han recurrido a este tipo de llamados han optado por sumar más días de confinamiento pues los números de contagios y muertes continúan en aumento. Así sucedió en España y también en Alemania, país en el que la canciller federal Angela Merkel había decretado levantar las medidas durante el mes de marzo. Sin embargo, durante los primeros días de abril y con cifras a la alza, el gobierno decidió extender el plazo hasta el 20 de abril. Hoy, con 145 mil 184 positivos por COVID-19 y 4 mil 586 muertes, Alemania se mantiene en el quinto lugar con más casos en el mundo.
“Es importante no tomarlo a la ligera y hacer caso a las recomendaciones de las autoridades hacen”, dice Katherine Gallegos en una llamada desde su habitación en Dresde, Alemania. Oriunda de la Ciudad de México, llegó a Europa hace un par de años para estudiar la maestría en Organic and Molecular Electronics y ahora, cursando su último año, ocupa la mayor parte de su tiempo para realizar su tesis. Eso, reconoce la ha mantenido un tanto distraída y no pensar en el confinamiento. “Obviamente resiento el hecho de no estar conviviendo con las personas que normalmente lo hago, pero es verdad que mantenerme ocupada hace que el día se pase más rápido”.
A diferencia de España, Katherine explica que las medidas en Alemania son un tanto más laxas, al menos en la región en la que ella vive. Señala que a la fecha y a pesar del impacto que el virus ha tenido en el país, hay gente que continúa acudiendo a trabajar, algunos no usan cubrebocas y hay aquellos que no respetan las medidas de distancia con los demás a la hora de ir al super. Es verdad que Alemania, a pesar de los alarmantes números de casos, es un país con una tasa de mortalidad de 1,4%, un rango bajo en comparación con países vecinos como Italia que ha alcanzado el 12% o España que registra una tasa del 10%, mucho de eso tiene que ver con que se trata de un país con un sólido sistema de salud pública.
Reconoce creer que a pesar de la eficiente respuesta del gobierno, Alemania pudo haber tomado medidas desde antes, o incluso, que las propias personas, al ver los escenarios en otros países de Europa, hubieran tomando acciones por sí mismos. Preocupada por la situación en México, Katherine explica que su país natal tiene la ventaja de la temprana aplicación de medidas, lo cual debería reforzarse aún más entre la población, pues señala que los mexicanos deben ser conscientes de que en México hay ciertas deficiencias en la atención de salud, lo cual podría complicar mucho el escenario en caso de que los número incrementaran de manera exponencial.
Esa misma preocupación la comparte Paulo Ríos, un joven mexicano que llegó a la ciudad alemana de Hessen a principios de enero de este año para trabajar en un despacho de arquitectos. Su arribo coincidió con los primeros casos positivos del virus en Europa, pero él explica que poco se escuchaba al respecto. “Inclusive en mi ciudad se celebró un carnaval por el 15 de marzo, así sin más, sin ninguna medida preventiva”, cuenta. Paulo explica que fue hasta unos días previos al anuncio de extensión de confinamiento que las medidas, en la ciudad en la que él vive, comenzaron a ser más estrictas, por ejemplo, las autoridades implementaron la aplicación de multas para aquellos que no cumplan con las medidas.
Quedarse en casa en países como Europa puede no ser tan complicado, más aún con los planes económicos que el gobierno ha implementado. Paulo explica que en este aspecto el gobierno lo ha hecho “muy bien”, pues tiene previsto diversos escenarios en donde la gente podría quedarse sin empleo o ser sometido a un recorte de salario. “En esos casos te están apoyando con un hasta 30% de tu salario”, detalla el joven.
“Es muy fuerte que al final, tuvo que venir un virus para que todo el mundo se aliara. Yo así lo veo y es mucho de lo que he pensado estos días”.
***
Europa ha resultado una de las regiones del mundo más golpeadas por la pandemia. Nueve de las primeras quince posiciones de países con mayor número de contagios de acuerdo con datos recabados por la universidad de Johns Hopkins, están ocupadas por naciones de este continente. Esto, a pesar de que algunos de ellos se encuentran entre los 40 países con mejor sistema de seguridad según el ranking reciente de la think thank británica DEEP KNOWLEDGE GROUP (DKG) en donde Suiza se posiciona en el lugar once. No obstante, el país registra 27 mil 740 positivos a COVID-19, un alarmante número de casos positivos para ser una nación con aproximadamente 8 millones de habitantes.
A este panorama, se suma el hecho de ser vecino de Italia, un país que acumula 23 mil 660 muertes por el virus y 178 mil 972 positivos. A pesar de que Italia fue uno de los países en donde se registraron las primeras cepas de COVID-19 fuera de China, Emmanuel Nieto, un joven mexicano que desde hace dos años estudia en la École Polytechnique Fédérale de Lausanne, en Suiza, detalla que los países tardaron bastante en implementar medidas rigurosas de contención. “Yo suponía que a partir de que supieron que había un brote en Milán, cerrarían todo, pero no, podías seguir viajando, los trenes funcionaban, a pesar de que se trataba de un virus tan letal. Se lo estaban tomando a la ligera”, cuenta.
Recuerda que él tenía programado un viaje por esas fechas y una de sus escalas era en Milán. Temió lo peor: que cerraran las fronteras, pero eso no pasó hasta su regreso a Suiza, unos días después. A la fecha, Emmanuel explica que a pesar de la cercanía y del número de contagios, en su ciudad las medidas, más que obligatorias, son recomendaciones para que la gente se quede en casa. Señala que al inicio, ya sea por miedo o consciencia, la gente acató las reglas y se quedó en casa; sin embargo, durante las últimas dos semanas, al asomarse por la ventana ha visto un notable incremento de transeúntes. “No deberían estar saliendo, eso me saca mucho de onda. Cuando voy al super, que es para lo único que salgo, veo a muchas personas en los parques, han dejado de tomarlo en serio aún cuando el país va mal”, dice un tanto molesto.
Le sorprende que en Suiza están tomando el tema muy a la ligera, pero atribuye que eso se debe a que ahí cuentan con un sistema de salud excelente y la gente sabe que a pesar de los contagios, recibirá atención.
***
Al igual que Suiza, Holanda también figura en el ranking de DKG, pero en el puesto número 16. En este país, radica Gerardo Moyers, un estudiante mexicano que actualmente se encuentra en el último periodo de su maestría y que por cuestiones de tesis, tuvo que mudarse hace pocos meses a la ciudad de Eindhoven, ciudad en donde le ha pillado la pandemia. Actualmente el número de casos por COVID-19 en Holanda es de 32 mil 838 por lo que las medidas adoptadas por las autoridades no son tan distintas a lo que se ha aplicado en otros países europeos. Y es que al parecer la acción ideal ante la pandemia, es un tanto sencilla y consiste, en primera línea, en quedarse en casa.
“Fue un pequeño shock, de pronto todo cambió y la gente, en un inicio se asustó, la ciudad estaba desierta, pero esta semana siento que muchos ya se aburrieron y han empezado a salir”, explica Gerardo. Pese a que comienza a haber más gente en las calles sin que las medidas hayan sido suspendidas, Gerardo reconoce que al menos en los puntos en donde puedes encontrar más gente, como los supermercados, siguen siendo muy estrictos. Al igual que los otros países, Holanda cuenta con un sistema de salud de primer nivel, lo que le ha permitido atender a los paciente de gravedad. Cabe destacar que ninguno de los países ya mencionados tiene las pruebas de COVID-19 como primera opción, en caso de que alguien presente los síntomas, éste debe permanecer en casa bajo observación y si el cuadro se complica, entonces será el momento en que el sistema de salud intervenga.
No estuvieron preparados, y la pandemia puso en pausa a los europeos. El pasado lunes, Angela Merkel declaró en una conferencia que podría imaginarse nuevos instrumentos comunitarios de ayuda financiera a los socios más afectados por la pandemia en la Unión Europea. "Todavía estamos lejos de la victoria", concluye Pedro Sánchez, el presidente español.
[/read]
No items found.