El tren maya: costoso capricho folklórico de AMLO
El tren maya haría paradas e Cancún, Tulum, Calakmul, Palenque y Chichén Itzá y tendría un costo entre 6 mil y 8 mil millones de dólares
El tren turístico cultural de la ruta maya Cancún-Tulum-Calakmul-Palenque, en el número 34 del Lineamiento básico del proyecto Alternativo de Nación 2018-2024 de Andrés Manuel López Obrador, está transitando en los carriles de la ocurrencia y los caprichos muy costosos del próximo gobierno.
De la noche a la mañana, el lunes 13 de agosto ya tenía 600 kilómetros más que los 900 que originalmente tendría la ruta, al incluir ahora el paso por Yucatán, López Obrador se había olvidado del majestuoso Chichén Itzá en el proyecto turístico cultural. Y las ocurrencias seguían: «No se cortará un solo árbol» , dijo el presidente electo al hablar de la frondosa ruta verde en donde se tenderían los rieles de un tren que en su imaginación quizás se ve como un tren bala de Europa o Japón.
De entrada, un kilómetro de vías sacrifica 500 árboles y está la tentación de tomarlos de la selva maya. Estaríamos ante una enorme deforestación que sepultaría otro proyecto de AMLO, el de sembrar un millón de árboles maderables y frutales en el sureste durante su sexenio.
Y claro que no será un tren bala, y tampoco uno muy rápido. Arturo Abreu, próximo delegado federal en Quintana Roo del gobierno entrante y quien coordinará 67 dependencias del estado, me dijo en entrevista que no será un tren rápido como los de Europa y Japón, por su alto costo. Es más, aún no saben cuantos trenes pasarán en esta ruta verde para llevar turistas a Palenque, que hoy recibe 500 mil visitantes al año, 20% de ellos, internacionales. Estos trenes ligeros tampoco serán de carga, su función será netamente cultural.
Aumentar el flujo de turistas a Palenque, donde López Obrador tiene su rancho «La Chingada», está calculado por el mandatario electo en 150 mil millones de pesos, un proyecto que Arturo Abreu ha dicho, no tendrá utilidades, ni será rentable en un plazo que aún desconocen. Ante la falta de recursos, además de invitar a inversionistas internacionales, canjearán el paso de tren por terrenos ejidales y particulares, o los rentarán, quizás. El punto es que se avecinan enormes conflictos ejidales.
Al no ser un tren bala, el tiempo que durará el recorrido de Tulum a Palenque será similar al de un auto: 9 horas. No se ahorrará ni tiempo, ni comodidad. Será solamente un tren folklórico, una muy costosa ocurrencia sexenal, un capricho muy caro, bastante caro del obradorismo.
Lo que sí aumentará el tren serán los flujos migratorios de los empobrecidos estados de Chiapas y Tabasco a Quintana Roo, una entidad que crece tan solo en Playa del Carmen, capital de la Riviera Maya, a una tasa de 16 por ciento. Centenares de autobuses viejos la hacen de vagón de tren actualmente, en el camino internacional Palenque-Cancún. Miles de hombres y mujeres son contratados como la mano barata y pasan las noches durmiendo en galerones para construir fastuosos hoteles. Un 90 por ciento de ellos se queda a radicar en Cancún, Cozumel, Playa del Carmen y Tulum, lo que ha hecho crecer los cinturones de miseria, pues a los gobiernos municipal y estatal se les complica el presupuesto para dotarlos de servicios básicos.
Esta juventud que llega, presa de la miseria y faltos de futuro, se enrola muchas veces en el mundo de las drogas, donde terminan como consumidores, vendedores o sicarios, atrapados en la violencia que sacude la Zona Norte de Quintana Roo, una guerra que no termina. Lejos de su hogar y ocupando viviendas miserables, o en el mejor de los casos, mini casitas, llegan a ser víctimas o perpetradores de la violencia.
Cuando Andrés Manuel López Obrador saludó por primera vez al gobernador Carlos Joaquín González en la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) luego de su triunfo, le preguntó cuánto costaba el tren rápido que planeaba construir de Cancún a Tulum. «Se sorprendió con la cantidad, 40 mil millones de pesos por 110 kilómetros. Le dije que echara números para los 900», dijo en su momento el gobernador.
La propuesta de trenes rápidos en Quintana Roo y Yucatán (en el fracasado plan sexenal de Enrique Peña Nieto, se dio a conocer como el tren maya Mérida-Cancún-Tulum-Chetumal) originalmente estaba pensado para trasladar a miles de trabajadores a sus lugares de origen, a los pueblos yucatecos y a los pueblos mayas del centro quintanarroense para no saturar las ciudades que son cada vez más grandes y sin planes de drenaje, por lo que amenazan con sus aguas negras al azul turquesa del Caribe. El proyecto se interrumpió y ahora aparece este tren turístico cultural, con ocurrencias diarias para su construcción, cambios de ruta y un proyecto nada claro. Sin embargo, con 30 millones de votos, Andrés Manuel López Obrador puede darse ese caprichito no rentable.
Recomendaciones Gatopardo
Más historias que podrían interesarte.