Entender los cambios noticiosos en la televisión mexicana

Entender los cambios noticiosos en la televisión mexicana

Seis claves para entender los recientes cambios periodísticos implementados por el duopolio televisivo en México: Televisa y TV Azteca se renuevan.

Tiempo de lectura: 6 minutos

El lunes 22 de agosto iniciaron una serie de cambios importantes en la televisión abierta en México. Televisa, la cadena mayoritaria, inició su nueva barra de noticieros encabezados por Denise Maerker en el horario estelar de las diez de la noche. De paso, el antes llamado «Canal de las estrellas» tuvo un cambio de marca para volverse solamente «Las estrellas», ya no un canal, sino una multiplataforma. Por su lado, la otra parte del duopolio televisivo, anunció su estrategia «La nueva TV Azteca«, atacando frontalmente a las plataformas digitales y exaltando las virtudes de la televisión abierta. Dos estrategias distintas que convergen al final: muchos cambios en la forma y lo mismo de siempre en el fondo.

1. Todo cambia para permanecer igual

Los conductores de los programas de Televisa van a seguir ahí mismo, solo cambiaron de horario o de duración del programa. Por ejemplo, Joaquín López Dóriga pasó del noticiario estelar a un programa semanal de entrevistas. Carlos Loret de Mola solamente vio reducido a la mitad su espacio matutino. E incluso la propia Denise Maerker anunciada como el gran cambio (por ser mujer, por ser más crítica, por su periodismo de investigación), en realidad ya tenía un programa semanal dentro de la misma televisora. Salvo Lolita Ayala, que sale del aire, nadie nuevo llega y nadie se va realmente.

Del nuevo noticiario estelar se dijo que haría énfasis en la investigación y en la profundidad (tomando en cuenta que redujo a la mitad su duración para quedar en solo media hora). Sin embargo, el primer programa dejó al público con la impresión de ser el mismo noticiario de siempre, con las noticias del día, solamente que más apurado.

Un caso sintomático fue el abordaje del caso de plagio en la tesis de licenciatura del presidente Peña Nieto. O más bien la falta de abordaje, porque dicha nota no apareció en los nuevos espacios de Televisa. Como el crítico de televisión Álvaro Cueva lo dice, fue una prueba de Aristegui a los supuestos nuevos espacios de crítica. ¿Se atrevería Televisa a mencionar una nota que pone en duda la credibilidad y la integridad ética del presidente? Pues al menos no en el primer día. Televisa sigue siendo Televisa.

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2. La youtubización de los programas nocturnos

HBO incorporó recientemente a Chumel Torres a sus filas con un late night show que mezcla información con comedia. Parecía ser la evolución natural del conductor del popular videoblog El pulso de la república, pero resultó ser el inicio de una tendencia en la televisión. Como parte de sus cambios, Televisa iniciará un programa similar con Arath de la Torre y TV Azteca reclutó a Javier Risco.

Se trata de un formato que ha sido muy exitoso en plataformas digitales. El gran antecedente es John Oliver, que en HBO ha tenido un éxito global gracias en buena parte a que sus videos tienen amplia repercusión en redes sociales y no solo en el canal de televisión. En México, Chumel Torres ha sido un gran éxito entre el público urbano más acostumbrado a consumir información en Internet que en los medios tradicionales. Su show es una parodia de un noticiero convencional donde el conductor editorializa las notas con chistes, personificaciones, opiniones personales y un lenguaje coloquial. Como él mismo ha dicho, se trata de dar las noticias como las daría un ciudadano común y corriente, diciendo lo que el público opina.

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La apuesta de Televisa es la cara ya conocida de Arath de la Torre, de larga trayectoria en la barra de comedia, al que ya se ha visto haciendo parodia política en 2006 en la serie El privilegio de mandar. TV Azteca apuesta por el joven Javier Risco que ha participado en varios programas noticiosos televisivos siempre dando un toque de humor. Pero es mucho más popular por su cuenta de Twitter donde a través de memes, imágenes y chistes comenta la actualidad nacional.

Las tres estrategias van encaminadas a lo mismo: Dar un acercamiento ligero a la información a través de un formato que ha tenido éxito en medios digitales. Pero valdría la pena preguntarse: Si Chumel de HBO no ha tenido el éxito que tiene El pulso de la república en YouTube, ¿Por qué habrían de tenerlo sus competidores de TV Azteca y Televisa? Es probable que la segmentación de usuarios propia de la red, sea imposible de replicar en la televisión abierta. Lo que funciona en Internet no siempre funciona en los medios tradicionales.

3. Cambia la forma ¿Y el fondo?

El noticiero de Loret permaneció prácticamente sin cambios durante su primera mañana. De hecho, el ajuste fue casi imperceptible considerando que muchas veces las noticias aparecían dos veces durante sus tres horas, una vez para el público madrugador y otra para quien se levantaba más tarde. Ahora, en tiempos donde quien desea ver una noticia abre su smartphone, su espacio parece suficiente para decir las cosas una sola vez.

En el caso del noticiero estelar con Denise Maerker sí se alcanza a notar la diferencia de horario. Esta nueva etapa solo dura media hora, que sin los comerciales son alrededor de 26 minutos efectivos de información. El ritmo es obligadamente más rápido, con notas más breves. Aún así, la noche de su debut se presentó una pieza de unos cuatro minutos sobre el regreso a clases con fuentes tan relevantes como entrevistas a niños y madres que iniciaban el nuevo ciclo escolar. En Twitter abundaron las bromas a la poca trascendencia informativa del primer noticiario justo el mismo día en que a nivel internacional se discutía el plagio en la tesis del presidente Enrique Peña Nieto.

Habrá que ver si se cumple la promesa de menos noticias pero más profundas y si el cambio de imagen también trae consigo un cambio de forma. Aunque las expectativas son pocas. Como lo dice el académico Raúl Trejo Delarbre:

«La estructura jerárquica pero además las consultas dentro y fuera de la empresa a las que tiene que someterse cualquier decisión sobre su cobertura informativa dificultan el trabajo periodístico en Televisa. La intención, cada vez más fallida, para soslayar la realidad cuando no se ajusta a los intereses de esa corporación, menoscaba su dañada imagen pública. (…) Será muy difícil que, repentinamente, tales costumbres van a cambiar en Televisa. Si a Denise Maerker y su equipo les va bien, será en beneficio de la calidad informativa y de las audiencias en la televisión mexicana».

4. Caminos separados: Ir a favor o en contra de la corriente

«El canal de las estrellas» pasó a ser solamente «Las estrellas» para mostrar que ya no solamente es televisión sino una multiplataforma, según palabras del presidente de Televisa, Emilio Azcárraga. Al menos en el discurso, la estrategia de Televisa es la convergencia de contenidos. Así lo ha demostrado con aplicaciones para ver televisión en los dispositivos móviles e incluso con dinámicas interactivas dentro de sus telenovelas.

Sin embargo, el cambio de imagen no parece haber sido bien recibido por sus audiencias quienes criticaron la brusquedad, el logotipo poco congruente con la historia del canal y hasta la pertinencia conceptual.

Por el lado contrario, «La Nueva TV Azteca» es una estrategia que pretende resaltar las ventajas de la televisión abierta por encima de las plataformas digitales. Su video de presentación alude directamente a sitios como YouTube y Netflix comparándolos con los ratings de teleespectadores, todavía muy superiores en México. En esencia parece decir que cambiarán sus programas y conductores, pero haciendo televisión tradicional como siempre.

Las dos estrategias simbolizan el estado de los medios ante los cambios contemporáneos: ser una multiplataforma o convertirse en una alternativa tradicional. Habrá qué ver si alguna de estas funciona en un contexto mediático donde nada está escrito.

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5. Otras opciones informativas

Los cambios en Televisa y TV Azteca generaron una ola a la que decidieron subirse muchas otras empresas. El escenario está por reestructurarse ante la inminencia de Imagen TV, el nuevo canal televisivo de Grupo Imagen, donde el noticiario estelar sería encabezado por Ciro Gómez Leyva. Milenio TV está cambiando su programación colocando a Carlos Puig como su periodista más destacado. W Radio tendrá en el noticiario matutino (aquel donde alguna vez estuvo Carmen Aristegui) a su propia directora, Gabriela Warkentin.

En suma, muchos medios tradicionales aprovecharon la coyuntura para hacer cambios en sus estructuras informativas. Ninguno apuesta por figuras nuevas en sus espacios estelares, sino solo destaca a las que se estaban ganando ese estatus desde hacía años. Los cambios no son orgánicos, sino marcados por un ritmo propio de los medios tradicionales. Habrá qué ver cómo se balancea el nuevo ecosistema informativo, aunque todo parece indicar que no habrá mucho cambio al status quo.

6. Adioses simbólicos

Joaquín López Doriga se despidió el viernes de su noticiario, pero ahí mismo anunció que continuaría en breve en dos nuevos programas semanales. Lo mismo habían hecho Brozo/Víctor Trujillo y Adela Micha. Las despedidas son más bien simbólicas pues en realidad son meros reajustes.

Pero tanto estas despedidas como el adiós a «El canal de las estrellas» son símbolos de una larga transición en el ecosistema mediático. El inicio de una era televisiva en México donde incluso el duopolio televisivo acepta que los medios digitales le están haciendo una competencia relevante. Ya no es solo una cosa pasajera, una moda o un medio marginal. Internet y sus nuevas formas de consumo mediático se han convertido en un jugador central en el ecosistema de medios.

Da la impresión de que los ajustes de las grandes televisoras son para «recuperar» a un público que ha dejado de hacerles caso: los jóvenes que prefieren ver películas en Netflix y no en el canal 5; los que ven «El pulso de la república» y no a Loret de Mola; los que son fans de Yuya y no de las telenovelas. Pero tal vez el problema es que no pueden «recuperar» algo que nunca fue suyo. Estos públicos no valoran a la televisión como antes, porque nunca les ha significado algo importante. Más allá de los juicios de valor, las nuevas dinámicas comunicativas valoran más las selecciones personales, la segmentación de audiencias, la especialización temática y la interactividad directa. Nada de eso les puede ofrecer la televisión y mucho menos estos cambios presentados.

De esta forma es posible que el adiós sea más simbólico: Estamos viendo el principio del fin del reino de la televisión mexicana sobre las ex audiencias que algún día fueron pasivas (ni tanto) y que ahora ya no lo son (por mucho).

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