Todos los editores de revistas tienen una lista de personajes que quisieran ver algún día en la portada de sus publicaciones. En mi lista hay varias personalidades extraordinarias que he admirado a lo largo de mi vida y que sueño con ver en la cubierta de Gatopardo. Uno de los nombres que siempre tuve en mente era el de Pedro Almodóvar. Y, por fin, acá está: es nuestro personaje de portada de esta edición doble de verano.

No fue fácil encontrar a uno de los directores más aclamados de nuestro tiempo. Almodóvar tiene una agenda especialmente complicada. Aún más este año, en el que se acaba de estrenar, durante el pasado festival de Cannes, su nueva cinta. Después de un largo intercambio de mails con El Deseo, su productora, logramos coordinar un encuentro con el director manchego. Justamente en las oficinas de la productora, en Madrid, Almodóvar recibió a nuestro sagaz colaborador David López. El momento no podría ser mejor: Julieta, su largometraje número 20, ha tenido una muy buena recepción por parte de la crítica y el público, siempre fiel al director de grandes clásicos contemporáneos como Mujeres al borde de un ataque de nervios, Todo sobre mi madre y Hable con ella, por sólo mencionar algunos. Almodóvar se encuentra en un muy buen momento —después de varias dolencias físicas— y ha entrado en una etapa de madurez creativa. Almodóvar, dice, ha vuelto a ser Almodóvar.

En la extensa entrevista con López, el director habló también de sus miedos, de su relación —a veces tensa— con la crítica española, de su ciudad y de cómo, inevitablemente, su vida se ve reflejada en su cinematografía. “La realidad, sola, sin que te acerques a ella, aunque tú te alejes, encuentra por dónde entrar”, dijo. Pero no sólo Almodóvar habló sobre este tema. López logró contactar a amigos y colaboradores que han acompañado al director en diferentes etapas de su vida. Entre ellos se encuentran Agustín Almodóvar —su hermano y socio—, Álex de la Iglesia, Rossy de Palma, Adriana Ugarte y Damián Szifrón. Este magnífico perfil lo completan los retratos que Nico Bustos le hizo al director también en Madrid.

Pero esta edición no sólo tiene una gran historia de portada. Este mes, Leila Guerriero nos entregó el perfil de Dorotea Muhr, la mujer que acompañó durante cuatro décadas al escritor Juan Carlos Onetti. Con su acostumbrada sensibilidad y mirada aguda, Leila nos muestra a esta mujer que sentía una devoción sin límite por uno de los grandes narradores del siglo XX. Y, por último, cerramos con una contundente crónica de Emiliano Ruiz Parra. Él visitó en varias ocasiones a las prostitutas de La Merced, en la Ciudad de México. Ahí escuchó sus dramáticos testimonios de vida. Pero encontró una luz en medio de la desesperanza: un grupo de religiosas, llamadas las Hermanas Oblatas, que fundaron un refugio para atender y darle alivio a las mujeres que trabajan en la prostitución. Estos dos textos, de Leila y de Emiliano, son una prueba de la fortaleza de las mujeres.

Son ellas quienes, en las condiciones más adversas, muestran más cabeza fría y valentía.