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Tesla en México: ¿es el nearshoring el nuevo milagro mexicano?

Tesla en México: ¿es el nearshoring el nuevo milagro mexicano?

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
02
.
03
.
23
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

La llegada de Tesla a Nuevo León traerá una inversión de 10 mil millones de dólares, pero no es la única empresa interesada en invertir en nuestro país, durante 2022 el nearshoring generó en México aproximadamente 30 mil millones de dólares y la tendencia continuará.

En febrero de 2023 el gobierno mexicano confirmó que Elon Musk, dueño de la empresa de autos eléctricos, Tesla, y el hombre más rico del mundo, tenía el interés de traer una gran inversión a México a través de la apertura de una gigafábrica de esta compañía en Nuevo León. Una gigafábrica es una planta en donde se crean las baterías de estos autos, por lo que su llegada implicaría la entrada de una inversión superior a los 10 mil millones de dólares, una cifra cercana, por ejemplo, a toda la inversión de la refinería de Dos Bocas.

Todo comenzó con la primera visita que hizo Musk al norte del país en octubre del año pasado, que aparentemente fue un éxito, tanto para él como para el gobernador del Estado, Samuel García. El estado de Nuevo León, por su gran desarrollo industrial y cercanía a la frontera con Estados Unidos, hace que los canales de comunicación y transporte sean ideales para la empresa, sin embargo, hace apenas una semana, el presidente López Obrador decidió intervenir en estas negociaciones para plantear un problema importante por el que atraviesa esa región: la falta de agua.

El presidente dijo en su momento que no se otorgarían los permisos necesarios para instalar la planta allí, y propuso en cambio que la inversión se hiciera en Tizayuca, Hidalgo, bajo el argumento de que el 70% del agua del país se concentra en el sur. Además, reubicar esa inversión habría contribuido al reto presidencial de desarrollar más esta zona del país. Sin embargo, para contrarrestar esto, Samuel García argumentó que trabajaría con Tesla para demostrar que el agua que se usaría en la planta sería agua tratada y no la destinada al consumo humano, ya que el empresario amenazó con trasladar a otro país la sede de la gigafábrica si no se le brindaban los permisos en el área requerida desde un inicio.

Estas tensiones levantaron un gran debate en la opinión pública y finalmente el presidente tuvo una reunión a través de videollamada con Elon Musk el pasado lunes 27 de febrero, en la que se llegó a un punto de acuerdo y se confirmó que la inversión sí se quedará en Nuevo León.

La llegada de Tesla al estado sucede en un contexto muy interesante para nuestro país, motivado por el fenómeno de nearshoring, que durante el último año ya ha atraído las miradas de varias trasnacionales a México para establecer aquí sus centros de producción.

¿Qué es el nearshoring?, ¿realmente podemos hablar de esto como nuevo “milagro mexicano”? Y ¿qué necesita México para responder a esta coyuntura y sacarle el máximo provecho?

Comencemos por explicar qué es el nearshoring. Se trata estrategia de una estrategia comercial norteamericana que busca reducir la dependencia de China trasladando sus centros de producción a una región más cercana y amigable al país de consumo, en otras palabras, busca regresar la capacidad productiva industrial a América del Norte, en un modelo similar al que operaba en el siglo XX, cuando gran parte de lo que se consumía en América se producía en América. Fue después del año 2000 cuando China comenzó a acaparar gran parte del mercado debido a lo accesible de sus permisos industriales y su mano de obra barata y altamente productiva, haciendo que un sinfín de industrias estadounidenses migraran su producción a este país.

Sin embargo, con el paso del tiempo las relaciones entre ambos países empezaron a deteriorarse. Estados Unidos acusó a China espionaje comercial y de incumplir los compromisos pactados ante la OMC. Esta tensión llegó a su punto culminante con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, quien puso en marcha una imposición millonaria de aranceles a todos los productos provenientes de China que terminó afectando a empresas estadounidenses que utilizaban componentes chinos.

Posteriormente, con la llegada de la pandemia, los puertos colapsaron, provocando desabastecimiento, retrasos en las entregas y el encarecimiento de los productos. Además, la guerra entre Rusia y Ucrania elevó los costos del gas y los tiempos  de traslado, lo que contribuyó al aumento de salarios en China. Esta coyuntura fue determinante para llegar a una conclusión que desataría la popularidad del nearshoring: Estados Unidos se había vuelto dependiente de China y había llegado el momento de dejar de serlo.

La fragilidad de las cadenas de suministro hizo que México apareciera de nuevo en el mapa de las negociaciones ante este reacomodo. Jorge Castañeda, fundador y director de Kairós, consultora que brinda asesoría en nearshoring y maestro en Asuntos Públicos por la universidad de Berkley, explica los motivos que volvieron atractivo a nuestro país: “En México hay mucha mano de obra calificada que es buena, productiva y muy útil para estas industrias, entonces, esa combinación de factores hace que si tú estás decidiendo, en este proceso de relocalización, entre irte a Malasia, Vietnam o México, pues tenga todo el sentido del mundo venirte a México”, explica. “En este contexto, nuestra verdadera competencia no es Malasia, no es Brasil, no es Vietnam, pero sí es Kentucky y sí es Alabama, el sur de Estados Unidos y ahí tenemos ventajas y desventajas. Aunque sigue siendo mucho más barato producir en México, también tenemos obstáculos importantes”.

La llegada del capital que ha traído el nearshoring a México ya ha comenzado a reflejarse en la economía del país, de hecho, los datos han comenzado a hablar por sí solos: la Secretaría de Economía informó recientemente que en 2022 la inversión extranjera directa aumentó un 12% en comparación con el año anterior. El año pasado, por ejemplo, se comenzó la construcción de 47 nuevos parques industriales en el país y se estima que el nearshoring generó ya aproximadamente 30 mil millones de dólares en México en 2022. La abrupta llegada de estas inversiones es una gran noticia para la economía, pero su premura podría llevar al límite las capacidades del país, así que lo que sigue es analizar cuáles podrían ser los principales obstáculos para que nuestro país aproveche al máximo este contexto.

“Esta oportunidad, sin duda, la vamos a ver traducirse en empresas, empleo y crecimiento. La ubicación geográfica la tenemos, pero lo que realmente necesitamos resolver son dos grandes cosas: la principal es la energía eléctrica y el gas natural. Todavía tenemos una producción superior a la demanda, pero si no construimos más capacidad, la producción de energía eléctrica en México llegará a su tope en 2025”, comenta Valeria Moy, directora general del IMCO. “El segundo punto clave es recuperar la categoría uno de aviación, de lo contrario no vamos a poder ampliar la capacidad de transporte aéreo de carga ni de pasajeros”. Finalmente, Valeria Moy añade otro punto a considerar: “yo creo que en este momento la incertidumbre jurídica está generando la incapacidad de producir la energía eléctrica que se necesita. Por ejemplo, ‘¿Pongo una planta de energía renovable o no?, ¿me va a dar el permiso la CRE o no?, ¿qué tal si yo traigo mis mil paneles solares y no me dan chance de instalarlos?’, esas dudas son las que hacen que la inversión diga ‘yo ahorita no invierto, mejor espero a que se resuelvan’ ”.

A pesar de que el gobierno actual ha invertido en el sector energético y prueba de ello es que se acaba de inaugurar la primera etapa de la central fotovoltaica de Puerto Peñasco en Sonora, que promete convertirse en el parque fotovoltaico más grande de toda América Latina, esto no es suficiente para cubrir toda la demanda que la llegada de las empresas que podrían estar interesadas en trasladarse a México.  Aun sumando todos los planes que el gobierno está desarrollando actualmente a la capacidad de energía que se tiene ahora, el total resultante solo alcanzaría para cubrir la demanda energética hasta el año 2032.

Finalmente, otro reto que trae el nearshoring a nuestro país es que esas inversiones se distribuyan por todo México y no se concentren solamente en el norte. Las cifras hablan por sí solas: de acuerdo con datos del banco Credit Suisse, Nuevo León ha recibido más del 50% de sus ingresos totales de las inversiones vinculadas al nearshoring en el último año. Tan solo desde octubre de 2021 a enero de 2023, se han confirmado 119 proyectos de inversión que implican la creación de 68,561 empleos.

Entonces, ¿qué se tendría que hacer para que el sur de México también se vea beneficiado por esta coyuntura? Primordialmente, lograr el segundo punto que mencionó Valeria Moy,  que es recuperar la categoría uno de aviación, pues si el sur no tiene manera de movilizar su mercancía hacia el norte a través de trenes o cualquier otro medio, depende de la aviación para convertirse en un centro de producción atractivo.

Claudia Ávila Connelly, doctora en Gestión Estratégica por la Universidad Anáhuac y miembro la lista de las 100 mujeres más poderosas en los negocios en 2020, explica otros puntos a tomar en cuenta: “más que saber cuáles son los estados que tienen las condiciones, la pregunta sería qué es lo que buscan las empresas con intereses en relocalizar sus operaciones en otros países, porque las condiciones dependen de la naturaleza del proyecto, hay proyectos cuyo factor determinante es la disponibilidad de arenas silicas, como sucede con las cementeras”.

También es muy determinante el grado de desarrollo en servicios e infraestructura de cada Estado: “desde luego la disponibilidad de la mano de obra es importante, pero también la calidad de vida, que haya insumos básicos como energía eléctrica, agua y telecomunicaciones. Una empresa no se va a instalar donde no hay fibra óptica, muchas veces por eso se pierden los proyectos, porque el gerente a lo mejor viene de otro país y requiere escuelas bilingües, hospitales de primer y segundo nivel, etcétera”, añade Ávila. Si México quiere que las empresas vayan a otros estados, tendrá que generar condiciones que los vuelvan atractivos para la inversión.

El nearshoring ya está generando grandes oportunidades para la economía del país, pero si no se aprovecha con la rápida y estratégicamente, puede que la posibilidad de vivir el “milagro mexicano” se le escape de las manos.

Para saber más del tema, escucha el episodio completo de Semanario Gatopardo, en voz de Fernanda Caso.

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La llegada de Tesla a Nuevo León traerá una inversión de 10 mil millones de dólares, pero no es la única empresa interesada en invertir en nuestro país, durante 2022 el nearshoring generó en México aproximadamente 30 mil millones de dólares y la tendencia continuará.

En febrero de 2023 el gobierno mexicano confirmó que Elon Musk, dueño de la empresa de autos eléctricos, Tesla, y el hombre más rico del mundo, tenía el interés de traer una gran inversión a México a través de la apertura de una gigafábrica de esta compañía en Nuevo León. Una gigafábrica es una planta en donde se crean las baterías de estos autos, por lo que su llegada implicaría la entrada de una inversión superior a los 10 mil millones de dólares, una cifra cercana, por ejemplo, a toda la inversión de la refinería de Dos Bocas.

Todo comenzó con la primera visita que hizo Musk al norte del país en octubre del año pasado, que aparentemente fue un éxito, tanto para él como para el gobernador del Estado, Samuel García. El estado de Nuevo León, por su gran desarrollo industrial y cercanía a la frontera con Estados Unidos, hace que los canales de comunicación y transporte sean ideales para la empresa, sin embargo, hace apenas una semana, el presidente López Obrador decidió intervenir en estas negociaciones para plantear un problema importante por el que atraviesa esa región: la falta de agua.

El presidente dijo en su momento que no se otorgarían los permisos necesarios para instalar la planta allí, y propuso en cambio que la inversión se hiciera en Tizayuca, Hidalgo, bajo el argumento de que el 70% del agua del país se concentra en el sur. Además, reubicar esa inversión habría contribuido al reto presidencial de desarrollar más esta zona del país. Sin embargo, para contrarrestar esto, Samuel García argumentó que trabajaría con Tesla para demostrar que el agua que se usaría en la planta sería agua tratada y no la destinada al consumo humano, ya que el empresario amenazó con trasladar a otro país la sede de la gigafábrica si no se le brindaban los permisos en el área requerida desde un inicio.

Estas tensiones levantaron un gran debate en la opinión pública y finalmente el presidente tuvo una reunión a través de videollamada con Elon Musk el pasado lunes 27 de febrero, en la que se llegó a un punto de acuerdo y se confirmó que la inversión sí se quedará en Nuevo León.

La llegada de Tesla al estado sucede en un contexto muy interesante para nuestro país, motivado por el fenómeno de nearshoring, que durante el último año ya ha atraído las miradas de varias trasnacionales a México para establecer aquí sus centros de producción.

¿Qué es el nearshoring?, ¿realmente podemos hablar de esto como nuevo “milagro mexicano”? Y ¿qué necesita México para responder a esta coyuntura y sacarle el máximo provecho?

Comencemos por explicar qué es el nearshoring. Se trata estrategia de una estrategia comercial norteamericana que busca reducir la dependencia de China trasladando sus centros de producción a una región más cercana y amigable al país de consumo, en otras palabras, busca regresar la capacidad productiva industrial a América del Norte, en un modelo similar al que operaba en el siglo XX, cuando gran parte de lo que se consumía en América se producía en América. Fue después del año 2000 cuando China comenzó a acaparar gran parte del mercado debido a lo accesible de sus permisos industriales y su mano de obra barata y altamente productiva, haciendo que un sinfín de industrias estadounidenses migraran su producción a este país.

Sin embargo, con el paso del tiempo las relaciones entre ambos países empezaron a deteriorarse. Estados Unidos acusó a China espionaje comercial y de incumplir los compromisos pactados ante la OMC. Esta tensión llegó a su punto culminante con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, quien puso en marcha una imposición millonaria de aranceles a todos los productos provenientes de China que terminó afectando a empresas estadounidenses que utilizaban componentes chinos.

Posteriormente, con la llegada de la pandemia, los puertos colapsaron, provocando desabastecimiento, retrasos en las entregas y el encarecimiento de los productos. Además, la guerra entre Rusia y Ucrania elevó los costos del gas y los tiempos  de traslado, lo que contribuyó al aumento de salarios en China. Esta coyuntura fue determinante para llegar a una conclusión que desataría la popularidad del nearshoring: Estados Unidos se había vuelto dependiente de China y había llegado el momento de dejar de serlo.

La fragilidad de las cadenas de suministro hizo que México apareciera de nuevo en el mapa de las negociaciones ante este reacomodo. Jorge Castañeda, fundador y director de Kairós, consultora que brinda asesoría en nearshoring y maestro en Asuntos Públicos por la universidad de Berkley, explica los motivos que volvieron atractivo a nuestro país: “En México hay mucha mano de obra calificada que es buena, productiva y muy útil para estas industrias, entonces, esa combinación de factores hace que si tú estás decidiendo, en este proceso de relocalización, entre irte a Malasia, Vietnam o México, pues tenga todo el sentido del mundo venirte a México”, explica. “En este contexto, nuestra verdadera competencia no es Malasia, no es Brasil, no es Vietnam, pero sí es Kentucky y sí es Alabama, el sur de Estados Unidos y ahí tenemos ventajas y desventajas. Aunque sigue siendo mucho más barato producir en México, también tenemos obstáculos importantes”.

La llegada del capital que ha traído el nearshoring a México ya ha comenzado a reflejarse en la economía del país, de hecho, los datos han comenzado a hablar por sí solos: la Secretaría de Economía informó recientemente que en 2022 la inversión extranjera directa aumentó un 12% en comparación con el año anterior. El año pasado, por ejemplo, se comenzó la construcción de 47 nuevos parques industriales en el país y se estima que el nearshoring generó ya aproximadamente 30 mil millones de dólares en México en 2022. La abrupta llegada de estas inversiones es una gran noticia para la economía, pero su premura podría llevar al límite las capacidades del país, así que lo que sigue es analizar cuáles podrían ser los principales obstáculos para que nuestro país aproveche al máximo este contexto.

“Esta oportunidad, sin duda, la vamos a ver traducirse en empresas, empleo y crecimiento. La ubicación geográfica la tenemos, pero lo que realmente necesitamos resolver son dos grandes cosas: la principal es la energía eléctrica y el gas natural. Todavía tenemos una producción superior a la demanda, pero si no construimos más capacidad, la producción de energía eléctrica en México llegará a su tope en 2025”, comenta Valeria Moy, directora general del IMCO. “El segundo punto clave es recuperar la categoría uno de aviación, de lo contrario no vamos a poder ampliar la capacidad de transporte aéreo de carga ni de pasajeros”. Finalmente, Valeria Moy añade otro punto a considerar: “yo creo que en este momento la incertidumbre jurídica está generando la incapacidad de producir la energía eléctrica que se necesita. Por ejemplo, ‘¿Pongo una planta de energía renovable o no?, ¿me va a dar el permiso la CRE o no?, ¿qué tal si yo traigo mis mil paneles solares y no me dan chance de instalarlos?’, esas dudas son las que hacen que la inversión diga ‘yo ahorita no invierto, mejor espero a que se resuelvan’ ”.

A pesar de que el gobierno actual ha invertido en el sector energético y prueba de ello es que se acaba de inaugurar la primera etapa de la central fotovoltaica de Puerto Peñasco en Sonora, que promete convertirse en el parque fotovoltaico más grande de toda América Latina, esto no es suficiente para cubrir toda la demanda que la llegada de las empresas que podrían estar interesadas en trasladarse a México.  Aun sumando todos los planes que el gobierno está desarrollando actualmente a la capacidad de energía que se tiene ahora, el total resultante solo alcanzaría para cubrir la demanda energética hasta el año 2032.

Finalmente, otro reto que trae el nearshoring a nuestro país es que esas inversiones se distribuyan por todo México y no se concentren solamente en el norte. Las cifras hablan por sí solas: de acuerdo con datos del banco Credit Suisse, Nuevo León ha recibido más del 50% de sus ingresos totales de las inversiones vinculadas al nearshoring en el último año. Tan solo desde octubre de 2021 a enero de 2023, se han confirmado 119 proyectos de inversión que implican la creación de 68,561 empleos.

Entonces, ¿qué se tendría que hacer para que el sur de México también se vea beneficiado por esta coyuntura? Primordialmente, lograr el segundo punto que mencionó Valeria Moy,  que es recuperar la categoría uno de aviación, pues si el sur no tiene manera de movilizar su mercancía hacia el norte a través de trenes o cualquier otro medio, depende de la aviación para convertirse en un centro de producción atractivo.

Claudia Ávila Connelly, doctora en Gestión Estratégica por la Universidad Anáhuac y miembro la lista de las 100 mujeres más poderosas en los negocios en 2020, explica otros puntos a tomar en cuenta: “más que saber cuáles son los estados que tienen las condiciones, la pregunta sería qué es lo que buscan las empresas con intereses en relocalizar sus operaciones en otros países, porque las condiciones dependen de la naturaleza del proyecto, hay proyectos cuyo factor determinante es la disponibilidad de arenas silicas, como sucede con las cementeras”.

También es muy determinante el grado de desarrollo en servicios e infraestructura de cada Estado: “desde luego la disponibilidad de la mano de obra es importante, pero también la calidad de vida, que haya insumos básicos como energía eléctrica, agua y telecomunicaciones. Una empresa no se va a instalar donde no hay fibra óptica, muchas veces por eso se pierden los proyectos, porque el gerente a lo mejor viene de otro país y requiere escuelas bilingües, hospitales de primer y segundo nivel, etcétera”, añade Ávila. Si México quiere que las empresas vayan a otros estados, tendrá que generar condiciones que los vuelvan atractivos para la inversión.

El nearshoring ya está generando grandes oportunidades para la economía del país, pero si no se aprovecha con la rápida y estratégicamente, puede que la posibilidad de vivir el “milagro mexicano” se le escape de las manos.

Para saber más del tema, escucha el episodio completo de Semanario Gatopardo, en voz de Fernanda Caso.

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La llegada de Tesla a Nuevo León traerá una inversión de 10 mil millones de dólares, pero no es la única empresa interesada en invertir en nuestro país, durante 2022 el nearshoring generó en México aproximadamente 30 mil millones de dólares y la tendencia continuará.

En febrero de 2023 el gobierno mexicano confirmó que Elon Musk, dueño de la empresa de autos eléctricos, Tesla, y el hombre más rico del mundo, tenía el interés de traer una gran inversión a México a través de la apertura de una gigafábrica de esta compañía en Nuevo León. Una gigafábrica es una planta en donde se crean las baterías de estos autos, por lo que su llegada implicaría la entrada de una inversión superior a los 10 mil millones de dólares, una cifra cercana, por ejemplo, a toda la inversión de la refinería de Dos Bocas.

Todo comenzó con la primera visita que hizo Musk al norte del país en octubre del año pasado, que aparentemente fue un éxito, tanto para él como para el gobernador del Estado, Samuel García. El estado de Nuevo León, por su gran desarrollo industrial y cercanía a la frontera con Estados Unidos, hace que los canales de comunicación y transporte sean ideales para la empresa, sin embargo, hace apenas una semana, el presidente López Obrador decidió intervenir en estas negociaciones para plantear un problema importante por el que atraviesa esa región: la falta de agua.

El presidente dijo en su momento que no se otorgarían los permisos necesarios para instalar la planta allí, y propuso en cambio que la inversión se hiciera en Tizayuca, Hidalgo, bajo el argumento de que el 70% del agua del país se concentra en el sur. Además, reubicar esa inversión habría contribuido al reto presidencial de desarrollar más esta zona del país. Sin embargo, para contrarrestar esto, Samuel García argumentó que trabajaría con Tesla para demostrar que el agua que se usaría en la planta sería agua tratada y no la destinada al consumo humano, ya que el empresario amenazó con trasladar a otro país la sede de la gigafábrica si no se le brindaban los permisos en el área requerida desde un inicio.

Estas tensiones levantaron un gran debate en la opinión pública y finalmente el presidente tuvo una reunión a través de videollamada con Elon Musk el pasado lunes 27 de febrero, en la que se llegó a un punto de acuerdo y se confirmó que la inversión sí se quedará en Nuevo León.

La llegada de Tesla al estado sucede en un contexto muy interesante para nuestro país, motivado por el fenómeno de nearshoring, que durante el último año ya ha atraído las miradas de varias trasnacionales a México para establecer aquí sus centros de producción.

¿Qué es el nearshoring?, ¿realmente podemos hablar de esto como nuevo “milagro mexicano”? Y ¿qué necesita México para responder a esta coyuntura y sacarle el máximo provecho?

Comencemos por explicar qué es el nearshoring. Se trata estrategia de una estrategia comercial norteamericana que busca reducir la dependencia de China trasladando sus centros de producción a una región más cercana y amigable al país de consumo, en otras palabras, busca regresar la capacidad productiva industrial a América del Norte, en un modelo similar al que operaba en el siglo XX, cuando gran parte de lo que se consumía en América se producía en América. Fue después del año 2000 cuando China comenzó a acaparar gran parte del mercado debido a lo accesible de sus permisos industriales y su mano de obra barata y altamente productiva, haciendo que un sinfín de industrias estadounidenses migraran su producción a este país.

Sin embargo, con el paso del tiempo las relaciones entre ambos países empezaron a deteriorarse. Estados Unidos acusó a China espionaje comercial y de incumplir los compromisos pactados ante la OMC. Esta tensión llegó a su punto culminante con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, quien puso en marcha una imposición millonaria de aranceles a todos los productos provenientes de China que terminó afectando a empresas estadounidenses que utilizaban componentes chinos.

Posteriormente, con la llegada de la pandemia, los puertos colapsaron, provocando desabastecimiento, retrasos en las entregas y el encarecimiento de los productos. Además, la guerra entre Rusia y Ucrania elevó los costos del gas y los tiempos  de traslado, lo que contribuyó al aumento de salarios en China. Esta coyuntura fue determinante para llegar a una conclusión que desataría la popularidad del nearshoring: Estados Unidos se había vuelto dependiente de China y había llegado el momento de dejar de serlo.

La fragilidad de las cadenas de suministro hizo que México apareciera de nuevo en el mapa de las negociaciones ante este reacomodo. Jorge Castañeda, fundador y director de Kairós, consultora que brinda asesoría en nearshoring y maestro en Asuntos Públicos por la universidad de Berkley, explica los motivos que volvieron atractivo a nuestro país: “En México hay mucha mano de obra calificada que es buena, productiva y muy útil para estas industrias, entonces, esa combinación de factores hace que si tú estás decidiendo, en este proceso de relocalización, entre irte a Malasia, Vietnam o México, pues tenga todo el sentido del mundo venirte a México”, explica. “En este contexto, nuestra verdadera competencia no es Malasia, no es Brasil, no es Vietnam, pero sí es Kentucky y sí es Alabama, el sur de Estados Unidos y ahí tenemos ventajas y desventajas. Aunque sigue siendo mucho más barato producir en México, también tenemos obstáculos importantes”.

La llegada del capital que ha traído el nearshoring a México ya ha comenzado a reflejarse en la economía del país, de hecho, los datos han comenzado a hablar por sí solos: la Secretaría de Economía informó recientemente que en 2022 la inversión extranjera directa aumentó un 12% en comparación con el año anterior. El año pasado, por ejemplo, se comenzó la construcción de 47 nuevos parques industriales en el país y se estima que el nearshoring generó ya aproximadamente 30 mil millones de dólares en México en 2022. La abrupta llegada de estas inversiones es una gran noticia para la economía, pero su premura podría llevar al límite las capacidades del país, así que lo que sigue es analizar cuáles podrían ser los principales obstáculos para que nuestro país aproveche al máximo este contexto.

“Esta oportunidad, sin duda, la vamos a ver traducirse en empresas, empleo y crecimiento. La ubicación geográfica la tenemos, pero lo que realmente necesitamos resolver son dos grandes cosas: la principal es la energía eléctrica y el gas natural. Todavía tenemos una producción superior a la demanda, pero si no construimos más capacidad, la producción de energía eléctrica en México llegará a su tope en 2025”, comenta Valeria Moy, directora general del IMCO. “El segundo punto clave es recuperar la categoría uno de aviación, de lo contrario no vamos a poder ampliar la capacidad de transporte aéreo de carga ni de pasajeros”. Finalmente, Valeria Moy añade otro punto a considerar: “yo creo que en este momento la incertidumbre jurídica está generando la incapacidad de producir la energía eléctrica que se necesita. Por ejemplo, ‘¿Pongo una planta de energía renovable o no?, ¿me va a dar el permiso la CRE o no?, ¿qué tal si yo traigo mis mil paneles solares y no me dan chance de instalarlos?’, esas dudas son las que hacen que la inversión diga ‘yo ahorita no invierto, mejor espero a que se resuelvan’ ”.

A pesar de que el gobierno actual ha invertido en el sector energético y prueba de ello es que se acaba de inaugurar la primera etapa de la central fotovoltaica de Puerto Peñasco en Sonora, que promete convertirse en el parque fotovoltaico más grande de toda América Latina, esto no es suficiente para cubrir toda la demanda que la llegada de las empresas que podrían estar interesadas en trasladarse a México.  Aun sumando todos los planes que el gobierno está desarrollando actualmente a la capacidad de energía que se tiene ahora, el total resultante solo alcanzaría para cubrir la demanda energética hasta el año 2032.

Finalmente, otro reto que trae el nearshoring a nuestro país es que esas inversiones se distribuyan por todo México y no se concentren solamente en el norte. Las cifras hablan por sí solas: de acuerdo con datos del banco Credit Suisse, Nuevo León ha recibido más del 50% de sus ingresos totales de las inversiones vinculadas al nearshoring en el último año. Tan solo desde octubre de 2021 a enero de 2023, se han confirmado 119 proyectos de inversión que implican la creación de 68,561 empleos.

Entonces, ¿qué se tendría que hacer para que el sur de México también se vea beneficiado por esta coyuntura? Primordialmente, lograr el segundo punto que mencionó Valeria Moy,  que es recuperar la categoría uno de aviación, pues si el sur no tiene manera de movilizar su mercancía hacia el norte a través de trenes o cualquier otro medio, depende de la aviación para convertirse en un centro de producción atractivo.

Claudia Ávila Connelly, doctora en Gestión Estratégica por la Universidad Anáhuac y miembro la lista de las 100 mujeres más poderosas en los negocios en 2020, explica otros puntos a tomar en cuenta: “más que saber cuáles son los estados que tienen las condiciones, la pregunta sería qué es lo que buscan las empresas con intereses en relocalizar sus operaciones en otros países, porque las condiciones dependen de la naturaleza del proyecto, hay proyectos cuyo factor determinante es la disponibilidad de arenas silicas, como sucede con las cementeras”.

También es muy determinante el grado de desarrollo en servicios e infraestructura de cada Estado: “desde luego la disponibilidad de la mano de obra es importante, pero también la calidad de vida, que haya insumos básicos como energía eléctrica, agua y telecomunicaciones. Una empresa no se va a instalar donde no hay fibra óptica, muchas veces por eso se pierden los proyectos, porque el gerente a lo mejor viene de otro país y requiere escuelas bilingües, hospitales de primer y segundo nivel, etcétera”, añade Ávila. Si México quiere que las empresas vayan a otros estados, tendrá que generar condiciones que los vuelvan atractivos para la inversión.

El nearshoring ya está generando grandes oportunidades para la economía del país, pero si no se aprovecha con la rápida y estratégicamente, puede que la posibilidad de vivir el “milagro mexicano” se le escape de las manos.

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En febrero de 2023 el gobierno mexicano confirmó que Elon Musk, dueño de la empresa de autos eléctricos, Tesla, y el hombre más rico del mundo, tenía el interés de traer una gran inversión a México a través de la apertura de una gigafábrica de esta compañía en Nuevo León. Una gigafábrica es una planta en donde se crean las baterías de estos autos, por lo que su llegada implicaría la entrada de una inversión superior a los 10 mil millones de dólares, una cifra cercana, por ejemplo, a toda la inversión de la refinería de Dos Bocas.

Todo comenzó con la primera visita que hizo Musk al norte del país en octubre del año pasado, que aparentemente fue un éxito, tanto para él como para el gobernador del Estado, Samuel García. El estado de Nuevo León, por su gran desarrollo industrial y cercanía a la frontera con Estados Unidos, hace que los canales de comunicación y transporte sean ideales para la empresa, sin embargo, hace apenas una semana, el presidente López Obrador decidió intervenir en estas negociaciones para plantear un problema importante por el que atraviesa esa región: la falta de agua.

El presidente dijo en su momento que no se otorgarían los permisos necesarios para instalar la planta allí, y propuso en cambio que la inversión se hiciera en Tizayuca, Hidalgo, bajo el argumento de que el 70% del agua del país se concentra en el sur. Además, reubicar esa inversión habría contribuido al reto presidencial de desarrollar más esta zona del país. Sin embargo, para contrarrestar esto, Samuel García argumentó que trabajaría con Tesla para demostrar que el agua que se usaría en la planta sería agua tratada y no la destinada al consumo humano, ya que el empresario amenazó con trasladar a otro país la sede de la gigafábrica si no se le brindaban los permisos en el área requerida desde un inicio.

Estas tensiones levantaron un gran debate en la opinión pública y finalmente el presidente tuvo una reunión a través de videollamada con Elon Musk el pasado lunes 27 de febrero, en la que se llegó a un punto de acuerdo y se confirmó que la inversión sí se quedará en Nuevo León.

La llegada de Tesla al estado sucede en un contexto muy interesante para nuestro país, motivado por el fenómeno de nearshoring, que durante el último año ya ha atraído las miradas de varias trasnacionales a México para establecer aquí sus centros de producción.

¿Qué es el nearshoring?, ¿realmente podemos hablar de esto como nuevo “milagro mexicano”? Y ¿qué necesita México para responder a esta coyuntura y sacarle el máximo provecho?

Comencemos por explicar qué es el nearshoring. Se trata estrategia de una estrategia comercial norteamericana que busca reducir la dependencia de China trasladando sus centros de producción a una región más cercana y amigable al país de consumo, en otras palabras, busca regresar la capacidad productiva industrial a América del Norte, en un modelo similar al que operaba en el siglo XX, cuando gran parte de lo que se consumía en América se producía en América. Fue después del año 2000 cuando China comenzó a acaparar gran parte del mercado debido a lo accesible de sus permisos industriales y su mano de obra barata y altamente productiva, haciendo que un sinfín de industrias estadounidenses migraran su producción a este país.

Sin embargo, con el paso del tiempo las relaciones entre ambos países empezaron a deteriorarse. Estados Unidos acusó a China espionaje comercial y de incumplir los compromisos pactados ante la OMC. Esta tensión llegó a su punto culminante con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, quien puso en marcha una imposición millonaria de aranceles a todos los productos provenientes de China que terminó afectando a empresas estadounidenses que utilizaban componentes chinos.

Posteriormente, con la llegada de la pandemia, los puertos colapsaron, provocando desabastecimiento, retrasos en las entregas y el encarecimiento de los productos. Además, la guerra entre Rusia y Ucrania elevó los costos del gas y los tiempos  de traslado, lo que contribuyó al aumento de salarios en China. Esta coyuntura fue determinante para llegar a una conclusión que desataría la popularidad del nearshoring: Estados Unidos se había vuelto dependiente de China y había llegado el momento de dejar de serlo.

La fragilidad de las cadenas de suministro hizo que México apareciera de nuevo en el mapa de las negociaciones ante este reacomodo. Jorge Castañeda, fundador y director de Kairós, consultora que brinda asesoría en nearshoring y maestro en Asuntos Públicos por la universidad de Berkley, explica los motivos que volvieron atractivo a nuestro país: “En México hay mucha mano de obra calificada que es buena, productiva y muy útil para estas industrias, entonces, esa combinación de factores hace que si tú estás decidiendo, en este proceso de relocalización, entre irte a Malasia, Vietnam o México, pues tenga todo el sentido del mundo venirte a México”, explica. “En este contexto, nuestra verdadera competencia no es Malasia, no es Brasil, no es Vietnam, pero sí es Kentucky y sí es Alabama, el sur de Estados Unidos y ahí tenemos ventajas y desventajas. Aunque sigue siendo mucho más barato producir en México, también tenemos obstáculos importantes”.

La llegada del capital que ha traído el nearshoring a México ya ha comenzado a reflejarse en la economía del país, de hecho, los datos han comenzado a hablar por sí solos: la Secretaría de Economía informó recientemente que en 2022 la inversión extranjera directa aumentó un 12% en comparación con el año anterior. El año pasado, por ejemplo, se comenzó la construcción de 47 nuevos parques industriales en el país y se estima que el nearshoring generó ya aproximadamente 30 mil millones de dólares en México en 2022. La abrupta llegada de estas inversiones es una gran noticia para la economía, pero su premura podría llevar al límite las capacidades del país, así que lo que sigue es analizar cuáles podrían ser los principales obstáculos para que nuestro país aproveche al máximo este contexto.

“Esta oportunidad, sin duda, la vamos a ver traducirse en empresas, empleo y crecimiento. La ubicación geográfica la tenemos, pero lo que realmente necesitamos resolver son dos grandes cosas: la principal es la energía eléctrica y el gas natural. Todavía tenemos una producción superior a la demanda, pero si no construimos más capacidad, la producción de energía eléctrica en México llegará a su tope en 2025”, comenta Valeria Moy, directora general del IMCO. “El segundo punto clave es recuperar la categoría uno de aviación, de lo contrario no vamos a poder ampliar la capacidad de transporte aéreo de carga ni de pasajeros”. Finalmente, Valeria Moy añade otro punto a considerar: “yo creo que en este momento la incertidumbre jurídica está generando la incapacidad de producir la energía eléctrica que se necesita. Por ejemplo, ‘¿Pongo una planta de energía renovable o no?, ¿me va a dar el permiso la CRE o no?, ¿qué tal si yo traigo mis mil paneles solares y no me dan chance de instalarlos?’, esas dudas son las que hacen que la inversión diga ‘yo ahorita no invierto, mejor espero a que se resuelvan’ ”.

A pesar de que el gobierno actual ha invertido en el sector energético y prueba de ello es que se acaba de inaugurar la primera etapa de la central fotovoltaica de Puerto Peñasco en Sonora, que promete convertirse en el parque fotovoltaico más grande de toda América Latina, esto no es suficiente para cubrir toda la demanda que la llegada de las empresas que podrían estar interesadas en trasladarse a México.  Aun sumando todos los planes que el gobierno está desarrollando actualmente a la capacidad de energía que se tiene ahora, el total resultante solo alcanzaría para cubrir la demanda energética hasta el año 2032.

Finalmente, otro reto que trae el nearshoring a nuestro país es que esas inversiones se distribuyan por todo México y no se concentren solamente en el norte. Las cifras hablan por sí solas: de acuerdo con datos del banco Credit Suisse, Nuevo León ha recibido más del 50% de sus ingresos totales de las inversiones vinculadas al nearshoring en el último año. Tan solo desde octubre de 2021 a enero de 2023, se han confirmado 119 proyectos de inversión que implican la creación de 68,561 empleos.

Entonces, ¿qué se tendría que hacer para que el sur de México también se vea beneficiado por esta coyuntura? Primordialmente, lograr el segundo punto que mencionó Valeria Moy,  que es recuperar la categoría uno de aviación, pues si el sur no tiene manera de movilizar su mercancía hacia el norte a través de trenes o cualquier otro medio, depende de la aviación para convertirse en un centro de producción atractivo.

Claudia Ávila Connelly, doctora en Gestión Estratégica por la Universidad Anáhuac y miembro la lista de las 100 mujeres más poderosas en los negocios en 2020, explica otros puntos a tomar en cuenta: “más que saber cuáles son los estados que tienen las condiciones, la pregunta sería qué es lo que buscan las empresas con intereses en relocalizar sus operaciones en otros países, porque las condiciones dependen de la naturaleza del proyecto, hay proyectos cuyo factor determinante es la disponibilidad de arenas silicas, como sucede con las cementeras”.

También es muy determinante el grado de desarrollo en servicios e infraestructura de cada Estado: “desde luego la disponibilidad de la mano de obra es importante, pero también la calidad de vida, que haya insumos básicos como energía eléctrica, agua y telecomunicaciones. Una empresa no se va a instalar donde no hay fibra óptica, muchas veces por eso se pierden los proyectos, porque el gerente a lo mejor viene de otro país y requiere escuelas bilingües, hospitales de primer y segundo nivel, etcétera”, añade Ávila. Si México quiere que las empresas vayan a otros estados, tendrá que generar condiciones que los vuelvan atractivos para la inversión.

El nearshoring ya está generando grandes oportunidades para la economía del país, pero si no se aprovecha con la rápida y estratégicamente, puede que la posibilidad de vivir el “milagro mexicano” se le escape de las manos.

Para saber más del tema, escucha el episodio completo de Semanario Gatopardo, en voz de Fernanda Caso.

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Tesla en México: ¿es el nearshoring el nuevo milagro mexicano?

Tesla en México: ¿es el nearshoring el nuevo milagro mexicano?

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La llegada de Tesla a Nuevo León traerá una inversión de 10 mil millones de dólares, pero no es la única empresa interesada en invertir en nuestro país, durante 2022 el nearshoring generó en México aproximadamente 30 mil millones de dólares y la tendencia continuará.

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En febrero de 2023 el gobierno mexicano confirmó que Elon Musk, dueño de la empresa de autos eléctricos, Tesla, y el hombre más rico del mundo, tenía el interés de traer una gran inversión a México a través de la apertura de una gigafábrica de esta compañía en Nuevo León. Una gigafábrica es una planta en donde se crean las baterías de estos autos, por lo que su llegada implicaría la entrada de una inversión superior a los 10 mil millones de dólares, una cifra cercana, por ejemplo, a toda la inversión de la refinería de Dos Bocas.

Todo comenzó con la primera visita que hizo Musk al norte del país en octubre del año pasado, que aparentemente fue un éxito, tanto para él como para el gobernador del Estado, Samuel García. El estado de Nuevo León, por su gran desarrollo industrial y cercanía a la frontera con Estados Unidos, hace que los canales de comunicación y transporte sean ideales para la empresa, sin embargo, hace apenas una semana, el presidente López Obrador decidió intervenir en estas negociaciones para plantear un problema importante por el que atraviesa esa región: la falta de agua.

El presidente dijo en su momento que no se otorgarían los permisos necesarios para instalar la planta allí, y propuso en cambio que la inversión se hiciera en Tizayuca, Hidalgo, bajo el argumento de que el 70% del agua del país se concentra en el sur. Además, reubicar esa inversión habría contribuido al reto presidencial de desarrollar más esta zona del país. Sin embargo, para contrarrestar esto, Samuel García argumentó que trabajaría con Tesla para demostrar que el agua que se usaría en la planta sería agua tratada y no la destinada al consumo humano, ya que el empresario amenazó con trasladar a otro país la sede de la gigafábrica si no se le brindaban los permisos en el área requerida desde un inicio.

Estas tensiones levantaron un gran debate en la opinión pública y finalmente el presidente tuvo una reunión a través de videollamada con Elon Musk el pasado lunes 27 de febrero, en la que se llegó a un punto de acuerdo y se confirmó que la inversión sí se quedará en Nuevo León.

La llegada de Tesla al estado sucede en un contexto muy interesante para nuestro país, motivado por el fenómeno de nearshoring, que durante el último año ya ha atraído las miradas de varias trasnacionales a México para establecer aquí sus centros de producción.

¿Qué es el nearshoring?, ¿realmente podemos hablar de esto como nuevo “milagro mexicano”? Y ¿qué necesita México para responder a esta coyuntura y sacarle el máximo provecho?

Comencemos por explicar qué es el nearshoring. Se trata estrategia de una estrategia comercial norteamericana que busca reducir la dependencia de China trasladando sus centros de producción a una región más cercana y amigable al país de consumo, en otras palabras, busca regresar la capacidad productiva industrial a América del Norte, en un modelo similar al que operaba en el siglo XX, cuando gran parte de lo que se consumía en América se producía en América. Fue después del año 2000 cuando China comenzó a acaparar gran parte del mercado debido a lo accesible de sus permisos industriales y su mano de obra barata y altamente productiva, haciendo que un sinfín de industrias estadounidenses migraran su producción a este país.

Sin embargo, con el paso del tiempo las relaciones entre ambos países empezaron a deteriorarse. Estados Unidos acusó a China espionaje comercial y de incumplir los compromisos pactados ante la OMC. Esta tensión llegó a su punto culminante con la llegada de Donald Trump a la presidencia en 2017, quien puso en marcha una imposición millonaria de aranceles a todos los productos provenientes de China que terminó afectando a empresas estadounidenses que utilizaban componentes chinos.

Posteriormente, con la llegada de la pandemia, los puertos colapsaron, provocando desabastecimiento, retrasos en las entregas y el encarecimiento de los productos. Además, la guerra entre Rusia y Ucrania elevó los costos del gas y los tiempos  de traslado, lo que contribuyó al aumento de salarios en China. Esta coyuntura fue determinante para llegar a una conclusión que desataría la popularidad del nearshoring: Estados Unidos se había vuelto dependiente de China y había llegado el momento de dejar de serlo.

La fragilidad de las cadenas de suministro hizo que México apareciera de nuevo en el mapa de las negociaciones ante este reacomodo. Jorge Castañeda, fundador y director de Kairós, consultora que brinda asesoría en nearshoring y maestro en Asuntos Públicos por la universidad de Berkley, explica los motivos que volvieron atractivo a nuestro país: “En México hay mucha mano de obra calificada que es buena, productiva y muy útil para estas industrias, entonces, esa combinación de factores hace que si tú estás decidiendo, en este proceso de relocalización, entre irte a Malasia, Vietnam o México, pues tenga todo el sentido del mundo venirte a México”, explica. “En este contexto, nuestra verdadera competencia no es Malasia, no es Brasil, no es Vietnam, pero sí es Kentucky y sí es Alabama, el sur de Estados Unidos y ahí tenemos ventajas y desventajas. Aunque sigue siendo mucho más barato producir en México, también tenemos obstáculos importantes”.

La llegada del capital que ha traído el nearshoring a México ya ha comenzado a reflejarse en la economía del país, de hecho, los datos han comenzado a hablar por sí solos: la Secretaría de Economía informó recientemente que en 2022 la inversión extranjera directa aumentó un 12% en comparación con el año anterior. El año pasado, por ejemplo, se comenzó la construcción de 47 nuevos parques industriales en el país y se estima que el nearshoring generó ya aproximadamente 30 mil millones de dólares en México en 2022. La abrupta llegada de estas inversiones es una gran noticia para la economía, pero su premura podría llevar al límite las capacidades del país, así que lo que sigue es analizar cuáles podrían ser los principales obstáculos para que nuestro país aproveche al máximo este contexto.

“Esta oportunidad, sin duda, la vamos a ver traducirse en empresas, empleo y crecimiento. La ubicación geográfica la tenemos, pero lo que realmente necesitamos resolver son dos grandes cosas: la principal es la energía eléctrica y el gas natural. Todavía tenemos una producción superior a la demanda, pero si no construimos más capacidad, la producción de energía eléctrica en México llegará a su tope en 2025”, comenta Valeria Moy, directora general del IMCO. “El segundo punto clave es recuperar la categoría uno de aviación, de lo contrario no vamos a poder ampliar la capacidad de transporte aéreo de carga ni de pasajeros”. Finalmente, Valeria Moy añade otro punto a considerar: “yo creo que en este momento la incertidumbre jurídica está generando la incapacidad de producir la energía eléctrica que se necesita. Por ejemplo, ‘¿Pongo una planta de energía renovable o no?, ¿me va a dar el permiso la CRE o no?, ¿qué tal si yo traigo mis mil paneles solares y no me dan chance de instalarlos?’, esas dudas son las que hacen que la inversión diga ‘yo ahorita no invierto, mejor espero a que se resuelvan’ ”.

A pesar de que el gobierno actual ha invertido en el sector energético y prueba de ello es que se acaba de inaugurar la primera etapa de la central fotovoltaica de Puerto Peñasco en Sonora, que promete convertirse en el parque fotovoltaico más grande de toda América Latina, esto no es suficiente para cubrir toda la demanda que la llegada de las empresas que podrían estar interesadas en trasladarse a México.  Aun sumando todos los planes que el gobierno está desarrollando actualmente a la capacidad de energía que se tiene ahora, el total resultante solo alcanzaría para cubrir la demanda energética hasta el año 2032.

Finalmente, otro reto que trae el nearshoring a nuestro país es que esas inversiones se distribuyan por todo México y no se concentren solamente en el norte. Las cifras hablan por sí solas: de acuerdo con datos del banco Credit Suisse, Nuevo León ha recibido más del 50% de sus ingresos totales de las inversiones vinculadas al nearshoring en el último año. Tan solo desde octubre de 2021 a enero de 2023, se han confirmado 119 proyectos de inversión que implican la creación de 68,561 empleos.

Entonces, ¿qué se tendría que hacer para que el sur de México también se vea beneficiado por esta coyuntura? Primordialmente, lograr el segundo punto que mencionó Valeria Moy,  que es recuperar la categoría uno de aviación, pues si el sur no tiene manera de movilizar su mercancía hacia el norte a través de trenes o cualquier otro medio, depende de la aviación para convertirse en un centro de producción atractivo.

Claudia Ávila Connelly, doctora en Gestión Estratégica por la Universidad Anáhuac y miembro la lista de las 100 mujeres más poderosas en los negocios en 2020, explica otros puntos a tomar en cuenta: “más que saber cuáles son los estados que tienen las condiciones, la pregunta sería qué es lo que buscan las empresas con intereses en relocalizar sus operaciones en otros países, porque las condiciones dependen de la naturaleza del proyecto, hay proyectos cuyo factor determinante es la disponibilidad de arenas silicas, como sucede con las cementeras”.

También es muy determinante el grado de desarrollo en servicios e infraestructura de cada Estado: “desde luego la disponibilidad de la mano de obra es importante, pero también la calidad de vida, que haya insumos básicos como energía eléctrica, agua y telecomunicaciones. Una empresa no se va a instalar donde no hay fibra óptica, muchas veces por eso se pierden los proyectos, porque el gerente a lo mejor viene de otro país y requiere escuelas bilingües, hospitales de primer y segundo nivel, etcétera”, añade Ávila. Si México quiere que las empresas vayan a otros estados, tendrá que generar condiciones que los vuelvan atractivos para la inversión.

El nearshoring ya está generando grandes oportunidades para la economía del país, pero si no se aprovecha con la rápida y estratégicamente, puede que la posibilidad de vivir el “milagro mexicano” se le escape de las manos.

Para saber más del tema, escucha el episodio completo de Semanario Gatopardo, en voz de Fernanda Caso.

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