Jenni Rivera, la imperfecta - Gatopardo

Jenni la imperfecta

«La quisimos por simpática, por bondadosa, pero sobre todo la amamos por imperfecta»

Tiempo de lectura: 23 minutos

Pepe Garza hace una pausa y cierra los ojos. No los aprieta; sólo baja los párpados suavemente y levanta un poco la cabeza. Es la segunda vez que lo hace durante la última hora, el tiempo que llevamos conversado sobre sus más de doce años de relación con Jenni Rivera. Respira hondo, traga saliva y, mientras se balancea en su supercómodo sillón negro de piel, hace un gesto con el que pretende hacerme creer que está pensando su respuesta. No es cierto. Está tratando de que se le pase el sollozo que trae atorado en la garganta para poder seguir hablando. Bajar los párpados es su forma de ahuyentar las lágrimas; mañana Jenni cumplirá un mes de haber muerto.

A Pepe Garza lo conocí en 2004; yo estaba recién llegada a Los Ángeles, él tenía seis años viviendo aquí, y le hice una entrevista en las instalaciones de Liberman Broadcasting, la cadena de radio y televisión en español que, en conjunto con sus filiales por todo el país, es la distribuidora más importante del género conocido como regional mexicano: música de banda, ranchera, grupera y corridos que gozan de enorme popularidad entre un importante sector de la población inmigrante mexicana y de la siguiente generación, los hijos que nacieron en Estados Unidos pero que crecieron escuchando la música de sus papás.

En ese primer encuentro, Garza, director de programación de la estación KBUE, conocida como la Qué Buena, me recibió en un estudio en la parte baja del edificio, junto a su oficina. De estatura promedio, delgado, piel blanca, cabeza a rape, nariz afilada y unos ojos rasgados azulísimos, me pareció sencillo y cálido; mientras conversábamos me mostró, con una mezcla de orgullo e incredulidad, la portada de la sección de entretenimiento de Los Angeles Times del domingo 7 de marzo. Una foto a media plana mostraba a un Pepe Garza sonriente bajo el titular del perfil que le hizo el diario: «The starmaker«.

Han pasado más de ocho años; hoy Garza se sabe starmaker y vive como tal. Se habla de tú con la Banda El Recodo, Los Tigres del Norte y Pepe Aguilar. Lo conocen los actores, los músicos y los colegas aunque se dediquen a géneros diferentes, y en 2009 su nombre quedó inscrito en el Paseo de las Estrellas de Las Vegas, el sitio a donde llegas «cuando ya eres alguien» en el medio artístico latino de Estados Unidos.

El titular de Los Angeles Times no se equivocó: Pepe Garza tiene el toque de Midas. Originario de la ciudad de Monterrey, vivió por un tiempo en Guadalajara, donde inició su carrera en la radio. Al llegar a Los Ángeles descubrió que había un nicho que no estaba cubierto en la radio comercial, lo que hoy se conoce como el género regional mexicano. Cuenta la historia que Garza salió a caminar por los barrios del sureste del condado de Los Ángeles, los de mayor concentración de población mexicana, y que así es como supo para dónde apuntar. Su olfato de hacedor de estrellas lo llevó a combinar en la radio a quienes ya contaban con público y fama, como Joan Sebastian, con sus descubrimientos locales, como Lupillo Rivera, un joven que vendía CD en un tianguis de Long Beach y que en breve tiempo se convirtió en una sensación. Los nombres que vendrían después se cuentan por decenas, pero sin duda el más importante y el que marcó la vida de Garza, es el de la hermana de Lupillo: la diva Jenni Rivera.

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