Tiempo de lectura: 4 minutosEl fin de semana pasado regresaron las salas de cine en México. Y una de las cintas con las que se reanudó la cartelera fue Amores modernos, dirigida por Matías Meyer, y protagonizada por la actriz Ilse Salas. “El cine es lo que amo y lo que hago, como tantas familias. A mí me hace mucha ilusión que, con todas las precauciones necesarias, regresemos a salas con esta película, y se apoye así al cine nacional. Es una película ligera pero no tonta, sales con un buen sabor de boca, tiene una voz distinta en el cine mexicano”, dice al teléfono, desde su casa en Coyoacán, donde ha pasado la cuarentena.
Se trata del quinto largometraje de Meyer como director, productor y guionista, quien en 83 minutos explora las distintas fuentes de las que puede emanar el amor en tiempos modernos. La cinta con un aliento fresco parece revelar las partículas de dos fuerzas antagonistas, las de la muerte y el amor. “La voz de Matías es muy contundente, rompe con esta idea sobrevalorada del amor de pareja y pone la mirada en el amor fraternal, también en el de los viejos, tenemos tan olvidados a los viejos, como que nunca nos imaginaríamos alguna de las escenas de la película. Tiene un gran sentido del humor que nos confronta con situaciones que parecen bizarras, pero que en realidad son muy comunes”, señala Salas.
De hecho, la actriz encuentra una esencia similar en esta cinta y en Las relaciones sexuales de Shakespeare y Marlowe, una obra de teatro que protagonizó y que da la impresión de estar trabajada con el amor como materia maleable. “Es muy apasionante leer Shakespeare, un autor que se clava en el amor de los hijos bastardos, en el amor fraternal, en el amor bizarro entre padres e hijos, yo creo que hemos sobrevalorado el amor romántico”, agrega.
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Amores modernos (2020)
La historia de Meyer comienza con la repentina muerte de Armida (Concepción Márquez), la matriarca de una familia clasemediera de la Ciudad de México, con lo que se revela un pasado hasta entonces desconocido para su esposo Don Luis y sus hijos Carlos y Alex (Andrés Almeida y Leonardo Ortzigris). Aparece entonces Rocío (Ilse Salas), una misteriosa mujer que arriba a la casa familiar donde transcurre el velorio y que parece conocer íntimamente la situación: el regreso de Alex de Argentina para despedir a su madre, así como el alzheimer que padece Don Luis, quien también es su padre.
En Amores modernos, Rocío es una psicoterapeuta que entiende la generosidad y practica la empatía antes de caer en la trampa de los condicionamientos sociales. Salas recuerda que incluso abogó para que su personaje fuera la peor psicoterapeuta sobre la tierra, le parecía divertido y entrañable que sus características se contrapusieran al oficio que ejerce.
«Rompe con esta idea sobrevalorada del amor de pareja y pone la mirada en el amor fraternal, también en el de los viejos, tenemos tan olvidados a los viejos, como que nunca nos imaginaríamos».
“Yo trabajé con un psicólogo que se dedica justo a tratar el tipo de problemas con adolescentes que trata Rocío, y me dijo que uno no se podía vincular emocionalmente, que se evitaba el contar historias personales, el contacto físico, las relaciones fuera del consultorio, entonces yo le dije a Matías, hagamos que ella haga todo eso”, recuerda Salas, ganadora de un premio Ariel por Las niñas bien en 2019.
Las tensiones internas de Rocío coinciden con las de personajes excepcionales que se alejan de las reglas, retan al orden y hallan en su caos la fórmula efectiva para andar. “En cualquier telenovela mexicana podrías ver a una Rocío peleando por la herencia, por su cacho del pastel, haciendo un drama porque ella fue la casa chica, vengándose de aquella familia, y no, en su trabajo y vida personal hace todo lo contrario”.
En el lapso del rodaje, algunas de sus fibras internas se removieron. “Me hizo pensar mucho en problemas que tenemos todos con nuestros papás que se resuelven a medida que vamos creciendo y madurando, eso no quiere decir que no existan las heridas, sino que las logras sanar y precisamente la generosidad de Rocío y su capacidad de amar la hizo llegar a ese punto”, asegura.
Amores modernos (2020)
A Rocío el amor por su papá la lleva a aceptar durante muchos años la clandestinidad de ser la segunda familia, una segunda casa a la que llegaban las ropas que no le quedaban más a los otros hijos. “Me conmovían sus ganas de pertenecer, de ser parte de una familia como sea, entonces ella conoce a los hermanos pero ellos no la conocen a ella, sabe todas las historias porque estuvo muy cerca de Armida y de Don Luis, una vez más le gana el querer ser parte de ellos, de su vida”, apunta.
Ilse Salas es de las actrices que recurre a los guiños básicos para identificarse con los personajes, busca esos puntos que la hagan entender y comprender su sentir, y si no los encuentra se los inventa hasta hacerlos crecer con la imaginación.
“Me gustaría tener en común con Rocío su capacidad de amar y su honestidad, es muy sincerota, lo vemos con su novio al que con todo el dolor de su corazón le dice que lo perdone pero que ya no puede seguir ahí, ella es congruente y se va, punto. Me gusta su seguridad para tomar decisiones, es bastante feminista, asume libremente su sexualidad y sus decisiones, esos hilos de la historia que ella misma mueve”, concluye.
Amores modernos (2020)