Un choque de dos mundos
Alejandra González Romo
Fotografía de Mateo Pérez
Premiada en festivales y nominada al Oscar, “El abrazo de la serpiente” es una de las mejores películas colombianas de los últimos tiempos.
En la filmografía de Ciro Guerra hay personajes de ésos con los que uno sólo se cruza después de mucho caminar. Cuenta que sus historias le llegan primero a la mente como una imagen de la que se desprenden muchas preguntas. Así ha escrito los guiones de sus tres largometrajes: La sombra del caminante, Los viajes del viento y su más reciente El abrazo de la serpiente —nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera—. Han recorrido con éxito festivales como los de San Sebastián, Toulouse, Mar del Plata, La Habana, Rotterdam y Cannes. En este último, El abrazo de la serpiente fue catalogada como una de las diez mejores películas del año.
La imagen que originó esta película fue la de dos hombres muy distintos mirándose uno al otro desde las orillas opuestas de un río tan grande que parecía interponerles un mundo de distancia. Intentar descifrar esta imagen lo llevó a leer diarios de los primeros exploradores que recorrieron la Amazonia colombiana. Aquella imagen le impuso un reto enorme. La historia a contar era el encuentro de dos distantes cosmovisiones: la de un indígena amazónico de nombre Karamakate y un científico europeo que, después de un primer choque cultural, tienen que trabajar juntos y comprenderse.
El abrazo de la serpiente es una película ambiciosa en ejecución y en cuanto a los temas que toca: la búsqueda del conocimiento, sus límites y peligros, así como de una humanidad antigua, diversa y llena de heridas que entiende poco de lo que verdaderamente importa. Está filmada en blanco y negro y cuenta con una banda sonora a cargo de Nascuy Linares.
Antes de empezar a rodar pasaron más de tres años. Por mucho tiempo pareció una película imposible. La primera luz en el camino llegó cuando Guerra conoció a Antonio Bolívar, la persona indicada para interpretar a Karamakate, el chamán que protagoniza esta historia. Bolívar resultó ser uno de los últimos miembros del grupo étnico Ocaina de la Amazonia, cuya lengua está próxima a desaparecer. Durante su juventud, Bolívar vivió la barbarie de las empresas caucheras que devastaron la selva y dejaron tras ellos miles de nativos amazónicos muertos, hecho que se retoma en la cinta. “En muchos niveles, él es la película”, cuenta Guerra, quien trabajó con actores no profesionales, en su mayoría nativos de la zona.
La participación de Bolívar fue fundamental para la construcción del guion. Hubo que construir un puente entre la narrativa occidental y la amazónica.
Antes de mostrársela a nadie más, Guerra la exhibió en las comunidades amazónicas en donde filmó. La mayoría jamás había visto una película. Ver cine contando su historia y en su propio idioma, verse a sí mismos y a su selva, transfigurados, fue también para ellos una experiencia impresionante. Poco después llegaron noticias de otro mundo: Hollywood. El abrazo de la serpiente se convirtió en la primera cinta colombiana en estar nominada a los premios Oscar. Esta cinta ya está en cartelera en circuitos independientes mexicanos.
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