Razones de peso para homenajear el cine comercial
Un libro escrito desde el recuerdo y la fascinación por aquellos trabajos que rompieron esquemas
Alonso Ruvalcaba escribe en el prólogo de Cinécdoque, libro escrito por Luis Reséndiz, una importante anotación sobre lo que le espera al lector: a pesar del supuesto protagonismo, este no es un libro de cine, es un libro sobre el sentido común. Otro gran engaño que existe alrededor del libro es promocionarlo como un trabajo sobre crítica o reseña cinematográfica, porque en realidad en un libro sobre ensayos que giran alrededor del cine, no en ánimos de evaluar películas, sino analizar el rol de las películas dentro y fuera de la pantalla.
Para Reséndiz, la reseña tiene el objetivo de recomendar y ver una película en parámetros de qué tan agradable o desagradable puede llegar a ser. Él, no obstante, tiene otra idea en mente: “A mí no me interesa recomendar, porque la gente puede ver lo que se le pegue la gana, y yo no creo que sea nadie para decir: ‘oye, ve esto porque está increíble’. Más bien el ensayo lo que me permite es salirme y zafarme de la recomendación para entrar al análisis, a la reflexión e incluso a la investigación”.
Todo mundo es un crítico de cine en potencia. El poder que tiene el cine es su cualidad masiva: todos ven películas y, en mayor o menor medida, todos también las disfrutan por razones muy particulares. Cinécdoque es un libro que aborda las películas que todos vemos y conocemos, sin ánimos de aleccionar o idealizar sobre alguno.
“No es que reivindique [al cine popular] porque no me parece que le haga falta. La razón por la que escribo de eso es porque es lo que todos vemos. La familiaridad engendra confianza, y la confianza suele generar cosas menos agradables. Como cuando conoces mucho a una persona, la ves todos los días, empiezas a dar por sentado cosas y dejas de pensar en los pequeños detalles. Eso pasa con las películas, las tenemos tan cerca y las hemos visto tanto que luego olvidamos la minucia, la cosa pequeña, los detalles”, apunta Reséndiz.
Cinécdoque no es un libro inaccesible sobre el películas incomprensibles. El libro nace del gusto que se tiene por ver películas: Volver al Futuro, Star Wars, Eso, todo el Universo Cinematográfico de Marvel, entre varias otras. El libro es un recorrido por todas las películas que hacían al canal 5 algo especial un sábado por la noche.
El libro está escrito desde el recuerdo y la fascinación por aquellos trabajos que rompieron esquemas desde cultura popular. No es, sin embargo, un libro construido de nostalgia o idealización del pasado. Al contrario Cinécdoque es un libro que habla de la relación simbiótica entre el pasado y el presente. La nostalgia no es protagonista, es sólo el aceite de la conversación.
“Sí hay nostalgia porque obviamente siento cariño por el pasado, pero trato de no quedarme en él. No volteo a ver a ciertas películas como quien dice ‘Ay, este cine que se fue para nunca volver’ o ‘este era el buen cine’. Yo lo que digo es que ese cine sigue vivo ahorita, esas cosas que se hicieron antes se siguen haciendo ahorita, siguen pasando, es la misma tradición y tenemos que reconocerlo”, remarca Reséndiz.
Resulta contradictorio encontrarse con cierto purismo y rechazo hacia el cine comercial (como la aversión a las secuelas, precuelas, universos cinematográficos, entre otros), a pesar de que se hace reverencia a sus equivalentes de hace cuatro décadas, como las películas clásicas de horror del género western, o de algún otro.
A esto precisamente se refiere Alonso Ruvalcaba en el prólogo cuando habla del sentido común. No se trata de decir que un cine es mejor que otro, sino de ser un observador más atento a todo tipo de películas y en especial a las que subestimamos y damos por sentado.
Cinécdoque es un libro escrito desde la emoción innata que las películas generan. Todos somos espectadores. Todos podemos ser críticos. Ensayos como el de Star Wars o Volver al Futuro son prueba: están hechos desde una sensación inmediata de que son buenas e importantes películas. Rebasando el gusto que tenemos por ellas, por ejemplo, Reséndiz recalca la manufactura audiovisual absolutamente brillante de Volver al Futuro, donde todos los elementos de la trama están presentados cuidadosamente para ser o convincentes o chistosos, jamás de una manera forzada.
Por su parte, el ensayo de Star Wars recalca no sólo su importancia para la cultura popular, sino toda la cuestión mitológica que involucra, desde sus grandes referencias (que involucran el western o las películas de Akira Kurosawa) hasta el cuidado inicial otorgado a sus personajes, así como la subsecuente «reparación» de sus entregas y la importancia que esto tiene o no para su legado.
A través de sus ensayos, Reséndiz hace un énfasis muy importante en la condescendencia y las posibilidades de los llamados «blockbusters» (como los antes mencionados pero también refiriéndose a películas de superhéroes o a otras sagas como las de El Señor de los Anillos). A pesar de ser productos de musculatura económica, contrario a lo que se suele pensar, el blockbuster permite una serie de expresiones creativas ausentes en la mayor parte del cine. Casi a modo de escandaloso oxímoron, Reséndiz remata su ensayo sobre el blockbuster con la siguiente aseveración: «Hoy en día, el único cine de autor es el blockbuster«. Y a lo largo del libro, la sentencia sólo se comprueba.
Para ser una persona que se dedica a escribir de cine, Reséndiz no cree en la relevancia intrínseca de las películas: “Las cosas son importantes en la medida en que nosotros les damos importancia […] El cine no es importante por sí mismo, el cine es importante porque lo hacemos importante”. Es el público quien convierte estas cintas en mastodontes de la cultura popular.
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