El adiós definitivo de Cristina Pacheco

Cuatro anécdotas para honrar la trayectoria de Cristina Pacheco

Este 21 de diciembre se anunció la muerte de la periodista y conductora que, después de medio siglo en Aquí nos tocó vivir y 34 años escribiendo Mar de historias, había anunciado un descanso indefinido. Gracias por tanto, Cristina Pacheco

Tiempo de lectura: 4 minutos

Después de una trayectoria que trascendió generaciones, cambios de régimen y hasta el vertiginoso ritmo de la tecnología, el 2 de diciembre de 2023 la periodista Cristina Pacheco anunció una pausa a sus apariciones en televisión y la prensa, por motivos de salud. Apenas unas semanas después, el 21 de diciembre, se anunció su muerte.

Semanario Gatopardo conversó con sus compañeros y admiradores, personas que fueron parte del entorno cercano de la periodista para traer a nuestra audiencia un homenaje a su trayectoria profesional. Con más de medio siglo de carrera, todos los periodistas mexicanos aprendimos de su trabajo y su forma única de entrevistar a cualquier persona, con respeto y dignidad. Por eso y más, en Gatopardo le decimos: gracias, Cristina, ha sido maravilloso. 

Cristina estuvo en mi barrio: Alma Delia Murillo (escritora)

“Comencé a leer Mar de historias de Cristina Pacheco cuando tenía 20 años y me gustaba mucho. Por supuesto, encontraba este valor narrativo en ella que me parecía muy importante y también en ese programa de Aquí nos tocó vivir. Yo crecí en Santa María La Ribera, que es un barrio complejo. Además, crecí en una vecindad, en un callejón rasposo. Y Cristina estuvo alguna vez en este barrio, más de una vez, y ver la calidad de sus entrevistas y la aguda cronista que fue siempre, era una forma de decir ‘bueno, también hay forma de hacer la narración de lo que somos viniendo del lugar de donde vengo yo’. Cristina es sin duda un referente y una inspiración”.

Que tus entrevistados sientan que vienen a tomar un café: Max Espejel (presentador)

“Estaba muy chavito. Cuando salía de trabajar, de repente me tomaba mi tiempo para quedarme en producciones que a mí me gustaban, que me llamaban la atención y que pensaba que me iban a servir para mi crecimiento. Cuando había oportunidad los viernes me quedaba en la noche. Como tenía muy buena relación con Cristina, le decía que si me daba oportunidad de quedarme en el estudio, tras bambalinas, para escuchar y para ver cómo decía las cosas. Y ella siempre de manera tan amable, tan humana, tan bondadosa y tan generosa, me decía ‘sí, sí, claro, y si los quieres conocer, yo te los presento’. A ella le hablaban de tú como si fueran sus mejores amigos. El hecho de que me diera oportunidad como un chavito de sentarme ahí, de ver cómo desarrollaba las entrevistas, ver desde antes cómo lo recibía, platicaba con ellos, iba generando esta dinámica para que cuando ya entraran al aire en vivo, ellos ya estuvieran en el mood que Cristina preparaba antes.

“Ella me decía siempre ‘tómate tu tiempo para platicar con tus entrevistados, para que los conozcas o no, antes y después, que ellos sientan que no vienen a una entrevista, que sientan que vienen a tu casa a tomarse un café como si los conocieras desde hace mucho tiempo’”.

El primer borrador de Mar de historias llegó por fax: Victor García (editor)

“Cuando salí de la facultad ingresé al periódico La Jornada como auxiliar de redacción en la mesa. Era muy padre porque llegabas a la redacción y veías a Cristina Pacheco, a José Emilio, a Carlos Monsiváis, a Rufino Tamayo. Y tú decías ‘Wow, parece que estoy nadando aquí entre tiburones, a ver qué día me comen’.

“Todos los sábados, a eso de las 06:30, iba a la dirección por el texto de Cristina Pacheco, que en ocasiones lo mandaba por fax y a veces en un sobrecito. Era un placer. Pensaba: ¿estuvo en manos de Cristina Pacheco?, ¿lo habrá leído José Emilio? Un montón de preguntas. Me sentía honrado de leerlo y de haber sido de los primeros en leer la publicación de cada sábado que miles de lectores iban a tener el domingo. 

“En ese momento, cuando recibía algún fax, hacía ruido la máquina y ahí ibas a revisar que pasara bien el fax, que no estuviera comido y verificar que las tipeadoras (las máquinas en las que se ponían las letras de una prensa antes de imprimir), no se comieran letras. Entonces era un ambiente muy padre y era como ese viejo periodismo artesanal, como de ir colocando las letras una por una con los tipos móviles para no perderte”.

Como si fuera una colega de a pie: Patricia Vega (periodista cultural)

“Recuerdo perfectamente una vez que entrevisté para las páginas culturales de La Jornada a una directora de orquesta que ya murió, se llamaba Pilar Vital. Con gran humildad, Cristina Pacheco me llamó, me dijo: ‘Oye Patricia, por favor, dame los datos de Pilar Vidal. Se me hace una mujer muy interesante y yo quiero entrevistarla ampliamente’. Y así fue; una señorona de esa estatura que te hable con gran humildad, como si fuera un colega de a pie y te diga ‘oye, pásame tu contacto’. Eso te la pinta de cuerpo entero. 

“En otra ocasión, Astrid Hadad, a la que he entrevistado muchas veces, me comentó ‘Oye, fíjate que me entrevistó Cristina Pacheco para su programa y quiero decirte que ha sido la mejor entrevista que me han hecho en mi vida’. Sentí también muy padre que con esa confianza de amigas me dijera lo que opinaba de Cristina y ella me dijo ‘¿Te das cuenta la elegancia en el idioma de Cristina, que no se repite, que tiene un gran vocabulario?’. Yo estoy segura que como Astrid hay muchísima gente, muchísimos artistas que han tenido la fortuna de ser entrevistados por Cristina y que sienten que esa experiencia los enriqueció”.

En Semanario Gatopardo entrevistamos a amigos, colegas y seguidores de Cristina Pacheco a lo largo de medio de siglo de trabajo periodístico. No te pierdas este episodio. ¡Gracias, Cristina!

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