Es verdad pero no aquí, el documental de Dick, el demasiado, llega a los cines

Una broma genial

El documental «Es verdad pero no aquí», que explora la extravagante figura del artista multidisciplinario Dick, el demasiado, llega a las salas de cine mexicanas.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Todo comenzó como una broma entre el director Luuk Bouwman y artista multidisciplinario Dick Verdult -mejor conocido como Dick, el demasiado– durante la emisión de un programa de radio. «¿Qué tal si yo digo que haré un documental sobre ti, pero sólo hablo de mi mundo? Ese sería un buen documental sobre Dick, el demasiado», mencionó Bouwman a Verdult, ambos de nacionalidad holandesa, mientras se burlaban de un estilo específico de los documentales en donde quien cuenta la historia termina siendo más importante que el sujeto al que estudia.

Al finalizar el programa, un empleado de la televisión holandesa se acercó a los dos artistas y les ofreció hacer de esa broma, una realidad. Así nació Es verdad pero no aquí (It Is True But Not Here), trabajo cinematográfico que, lejos de la primicia surgida entre risas y críticas al cine documental contemporáneo, explora puntualmente la extravagante figura de Verdult mientras hace un breve repaso por su trabajo en distintas áreas del arte.

«Luuk y yo ya estábamos colaborando juntos y sé que me entiende completamente y a mi trabajo. Así que cuando surgió la idea (de hacer el documental) sólo tuvimos que masajearla hasta que quedará algo presentable», explica Dick, el demasiado, en un fluido español con acento argentino, en entrevista con Gatopardo. El director y Dick se conocieron en 2006, durante una gira que la disquera independiente Nuevos Ricos -liderada por el DJ y músico Silverio- hizo por México; Bouwman era guitarrista de la banda de gabber punk Aux Raus y Verdult promocionaba el álbum Al perdido ganado. Su amistad fue un acto casi inmediato.

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Una vez autorizado, pero con un presupuesto limitado, el proyecto arrancó con el cineasta siguiendo con su discreta cámara a Dick, mientras éste trabajaba en un alargado taller de España. Tras conseguir apoyo gubernamental, la producción creció; «Tuvimos que hacerlo en serio», bromea el músico. Así Bouwman, ya con el equipo apropiado, decidió centrarse en la larga historia de viajes y colaboraciones que el artista holandés -aunque de holandés, reconoce que sólo le queda el sentido de la justicia- ha hecho en lugares como España, Holanda y, especialmente, Latinoamérica.

Como el ejemplo perfecto para validar la expresión que indica que nadie es profeta en su tierra, Verdult obtuvo el reconocimiento de la crítica y el público después de involucrarse en diversas tendencias culturales y artísticos latinos, formando un puente de intercambio y diálogo que dio origen, entre muchas cosas, al movimiento cumbia experimental. «Ese nombre es una paradoja. La cumbia no tiene nada de experimental, es una ley», dice el artista, quien atribuye el éxito de su propuesta musical, que llenaba de beats al conocido género colombiano, a la apertura que el público de la Argentina de 2003 tenía hacia propuestas motivadas por europeos.

En una de las escenas del documental, vestido con una playera que exhibe una representación de la estructura ósea de un ser humano, quizá en el mayor estado de desnudez ante su público, Dick, el demasiado presenta su proyecto experimental en una abarrotada sala de conciertos under, llenos de pintas, graffitis, calcomanias y personas listas para rendirse ante su sonido caliente. Sonido que, en un arranque completo de capricho -algo muy latinoamericano-, llevó al Polo norte, buscando grabar un álbum de música tropical en las condiciones menos tropicales posibles.

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Escena de Es verdad pero no aquí – Cortesía: Cine Tonalá.

El documental, que se puede ver en salas de cine en la Ciudad de México a partir del 3 de agosto, también resume el paso de Verdult por otras artes más allá de la música, una misión difícil para el director considerando las múltiples facetas artísticas del músico: «Él lo supo reducir muy bien, tuvo que escoger de todas las ramas un par nada más. Se ven dos discos grabados, pero yo hice como 500. Se ven cinco minutos de mi cine, pero yo hice seis horas. Tenía un grupo que sale como dos minutos pero hice centenares de performances con ellos. Hice 400 horas de radio pirata, inventé aparatos y mucho de eso apenas está. Pero también supo transmitir esa actitud que, ni siquiera es de alguien rebelde, sino de alguien que no se deja domar», señala Verdult, a quien se puede ver en Es verdad pero no aquí durante la creación de obras plásticas, composiciones musicales, programas radiofónicos y mediometrajes, así como estableciendo contacto con su público, una de las cosas que más disfruta de su labor artística.

Consciente de su éxito en ciertos públicos, Dick, como pide que lo llamen después de entrar en confianza dejando atrás el mote «el demasiado», obtenido gracias a un ejercicio rápido de aliteración, espera que la proyección del documental pueda acercar a quienes aún no conocen su arte y convencerlos de su mito: «Sé que le estoy tocando el nervio a Latinoamérica, así que sólo vengo a donde me invitan, no me impongo. Ojalá este trabajo sirva para conocerme, conocer mi trabajo y quizá se ahorren un par de años de academia», concluye con ocurrencia.

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