Tiempo de lectura: 5 minutosMéxico cuenta con 1,887 museos que preservan, coleccionan y difunden el paso y legado de la humanidad a través de sus manifestaciones artísticas. Los hay de arte, ciencias, tecnología, culturas populares, entre otros. Ciudad de México, por ejemplo, tiene 170 y 43 galerías. Sin embargo, el país parece tenerlos abandonados desde hace dos décadas. Si llegaran a desaparecer, perderíamos espacios que celebran la diversidad, la creatividad y permiten la experiencia estética. En este escenario es en el que ha nacido el Frente ProMuseos.
Las últimas intervenciones que el Estado hizo para infraestructura importante ocurrieron a finales del siglo pasado, como bien apunta la historiadora de arte Graciela de la Torre, coordinadora del Patronato del MUAC. “El Colegio de San Ildefonso se rescató en 1994, y después se dedicó un programa sobresaliente de exposiciones. Santo Domingo (en Oaxaca) se restauró en 1998. Mientras que, en 2000, en el MUNAL se hizo una apuesta museológica, museográfica y arquitectónica de lo que fue el Palacio de las Telecomunicaciones”, dice la también exdirectora y fundadora del MUAC. De la Torre, que ha estado al frente de espacios como San Carlos y el MUNAL, insiste en que las inversiones posteriores fueron menores y la recuperación de la memoria histórica ha sido escasa: apenas se coleccionaron archivos y se incrementaron algunos acervos.
En 2018, cerca de 67 millones de personas visitaron los museos en el país, y el sector cultural representó 3.2% del PIB en ese mismo año. Estos recintos se han esforzado por lograr sus propósitos ajustándose a los presupuestos federales. “Los museos tienen enormes problemas económicos, de programación, de estructuras organizacionales y de equipamiento”, señala De la Torre. Con la Covid-19, las dificultades que ya arrastraban se incrementaron. “Es una situación de total indefensión. Aunado a las restricciones presupuestales, se han tenido que cancelar programas y algunos están tratando de insertarse con mucha dificultad a las nuevas tecnologías. Los privados han despedido personal y han bajado sus sueldos”, puntualiza.
Esta precarización no es exclusiva a México: un tercio de estos espacios en el mundo trata de sobrevivir a una situación precaria con las puertas cerradas y nulos recursos autogenerados por la pandemia del SARS-CoV-2.
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Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM.
Fue la búsqueda de un panorama favorable lo que ya había reunido —a finales de 2019— a un grupo de amigos a reflexionar sobre la posibilidad de conformar una red de especialistas en el gremio: curadores, gestores culturales, creadores, directivos, diseñadores, arquitectos, museógrafos, museólogos. Miguel Fernández (director del Palacio de Bellas Artes), Luis Vargas (académico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM), Dolores Béistegui (directora del Papalote Museo del Niño), Viviana Kuri (directora del Museo de Arte de Zapopan) y De la Torre decidieron autonombrarse ProMuseos, un equipo al que se sumaron a título personal independientemente de las instituciones que dirigen. Hay antecedentes en otros países de este tipo de acciones y redes, como la Asociación Americana de Museos de Estados Unidos.
En medio de la pandemia, el grupo decidió abrir la discusión a otros colegas que se fueron uniendo y pasaron a llamarse Frente ProMuseos. “Sólo así podíamos integrarnos a la agenda cultural para pedir al gobierno que reconozca la problemática y buscar la asignación de recursos a fin de que puedan tener una resiliencia digna”, señala De la Torre, quien se convirtió en una de las voceras
Frente ProMuseos envió el 25 de mayo pasado una carta abierta al presidente de México, que aún no ha sido respondida. La misiva que ha recabado 4,389 firmas del sector artístico e intelectual solicita que se les condonen impuestos y se postergue el desarrollo del Espacio Cultural de los Pinos y Bosque de Chapultepec, a cargo del artista Gabriel Orozco, así como la construcción de su Pabellón de Arte Contemporáneo, proyecto que recibió una partida específica de 12% del presupuesto para cultura en 2019.
“Es una situación de total indefensión. Aunado a las restricciones presupuestales, se han tenido que cancelar programas y algunos están tratando de insertarse con mucha dificultad a las nuevas tecnologías. Los privados han despedido personal y han bajado sus sueldos”.
En ese año, el monto para el sector cultural quedó (con una reducción de 6%) en 12,394 millones de pesos, con una suma adicional por mil 668 mdp para el proyecto de Chapultepec. En 2020, aunque hubo un incremento de 1.9% en términos reales y 5.3% en términos nominales, el especialista Eduardo Cruz dijo a Proceso que éste apenas cubría la inflación.
Aunque aún no hay un documento que muestre en qué consiste el plan de Chapultepec, ni los detalles de cómo se empleará el dinero, Gabriel Orozco ha puntualizado que: “se logrará en cuatro años, queremos hacerlo cultural, no un capricho arquitectónico, no un elefante blanco”.
“Hay veinte espacios de arte contemporáneo en el país y otros veinte en la Ciudad de México que necesitan mucha ayuda”, dice De la Torre, y aunque reconoce que es un proyecto maravilloso el que está coordinando Orozco, a quien estima como un gran personaje dentro de la escena artística, considera que el proyecto se puede posponer o hacerlo más modesto. “Yo apostaría por poner al día otros espacios como el Museo de Historia Natural”, apunta.
“México es uno de los países que ha construido una institucionalidad museística con muchísimas contradicciones en términos de los regímenes políticos”, señaló la directora del MUAC, Amanda de la Garza, en una charla virtual, organizada por la Fundación Proa de Buenos Aires. “Consideramos necesario redirigir esos recursos [proyecto de Chapultepec] a la infraestructura existente, es un proyecto enorme que en este momento no representa los intereses del sector cultural”, agregó De la Garza, quien también firmó la carta.
Fotografía de Rodrigo Marmolejo.
Frente ProMuseos reúne a personal del Papalote (un museo en el que la entrada cuesta 200 pesos), del MUAC (el museo de la UNAM cuyo financiamiento depende de los recursos de la universidad y de su patronato), o del Museo Franz Mayer (una institución privada sin fines de lucro por la que se pagan 50 pesos para entrar). Ninguno de estos recintos se libra de la disminución de los recursos autogenerados, pues se quedaron sin taquilla y hay gastos en esta pandemia.
“Tenemos colecciones de arte importante que tienen que conservarse en condiciones estables. ¿Cómo garantizas que eso suceda sin poner en riesgo a los equipos y trabajando de alguna manera a distancia y estipulando cierto tipo de guardias?”, dice Alejandra de la Paz, directora del Franz Mayer.
El regreso a las actividades dentro de la nueva normalidad no será sencillo para recuperar la taquilla. “En la medida en que haya una contracción del ingreso, la gente determina con mucho mayor cuidado si le es posible acudir a un museo que tiene que pagar, o si puede o no cubrir un taller, o participar en un curso”, añade De la Paz.
Frente ProMuseos coincide en que se requiere del músculo mayor de la autoridad, que tiene a su disposición herramientas que se pueden aprovechar para facilitar las circunstancias, desde el tema tributario hasta esquemas, propuestas y jornadas especiales.
“Los museos trabajan para la mejora de las comunidades y representan el desarrollo del país, claro que necesitan una resiliencia digna”, concluye De la Torre.