Jim Morrison se cansó de dar vida al Rey Lagarto
Intoxicado por la escena musical huyó a París, ciudad que lo vio morir a los 27 años.
Hay quienes aseguran que siguió los pasos Arthur Rimbaud, el poeta francés que en pleno esplendor de su obra optó por marcharse a África en donde adoptó una nueva vida como comerciante y explorador. El escenario resulta bastante lógico si se toma en cuenta que para Jim Morrison, Rimbaud era una de sus mayores influencias. Aunque todos sus seguidores le deseaban larga vida al Rey Lagarto, su acta de defunción indica que James Douglas Morrison murió el 3 de julio de 1971 debido a un fallo cardíaco. Su pareja y musa, Pamela Courson lo encontró en la bañera de su departamento en París, una ciudad a la que llegó en busca de refugio. Para ese entonces, el caos que había caracterizado su vida los últimos seis años había alcanzado límites insoportables.
Sin planearlo, Jim Morrison se había convertido en la imagen icónica de una estrella de rock. Aquel chico escuálido pero sexy, con pantalones de piel ajustados, cabello perfectamente desaliñado y mirada desairada terminó por conquistar a mares de gente. Su destino estaba en el rock. Sin embargo, ésta nunca fue una opción hasta 1965, cuando una tarde de verano en Venice Beach, California, conoció a Ray Manzarek, el teclista y verdadera mente maestra detrás del grupo The Doors. Ambos chicos eran egresados de la facultad de cinematografía de la Universidad de California en Los Ángeles, sin embargo tenían poco en común. Mientras Morrison, un amante de las letras, anhelaba seguir su vida enfocado en la poesía, Manzarek daba sus primeros pasos en la música y vio en el primero la imagen perfecta para su banda.
Morrison nació en 1943 en el seno de una familia de marcada formación militar. La profesión de su padre, un almirante de la Marina, hizo que la familia tuviera que viajar constantemente, estilo que impedía que tanto Jim Morrison como sus hermanos construyeran un sentido de pertenencia a algún lugar. La poesía se convirtió en su fuente de escape y aunque desde pequeño se mostró como un chico brillante, la indisciplina lo acompañó a lo largo de su vida.
Sin embargo, al instalarse en California, las cosas cambiaron, su encuentro con Manzarek contribuyó en gran medida a que la confianza, que poco después se convirtió en soberbia, se apoderará de él.
Hasta ese entonces, la magia de Morrison estaba en su escritura, los versos salían armónicamente de su cabeza. Manzarek, como todo visionario la llevó un paso más allá y le pidió que cantara uno de sus poemas. Jim Morrison no creía tener voz ni capacidad rítmica, pero su estilo terminó por encantar. «Moonlight Drive», un poema que acababa de escribir, fue el elegido. Meses más tarde aparecería como una de las pistas de su primer LP: The Doors. Para ese entonces y tras algunos cambios, el grupo ya era de cuatro, a ellos se habían sumado John Desmore y Robby Krieger.
Durante algunos meses de 1966 tocaron cada noche en un pequeño club de Sunset Strip llamado The London Fog. Fue en aquel abandonado lugar, donde Jac Holzman, presidente de Elektra Records los vio y no pudo resistirse a ofrecerles firmar un contrato. The Doors aceptó y comenzó ahí una carrera legendaria. Su LP homónimo llegó un año después y fue «Light My Fire» escrita por Krieger, la que los puso en la lista de los mejores. Para ese entonces, la banda había adoptado un estilo bastante psicodélico que parecía encantar. El sencillo alcanzó el número uno en la lista Billboard en 1967.
Con Waiting for the Sun, su segundo LP, Morrison se convirtió en el Rey Lagarto. Su nueva identidad saltó de uno de sus poemas , “La celebración del Rey Lagarto”, donde inmortalizó la frase “I’m the lizard king, I can do anything!” (Soy el rey lagarto, puedo hacer lo que sea).
El apodo adquirió fuerza inmediata entre los fanáticos de Morrison, pues creyeron que se trataba de un personaje ficticio creado para promover la filosofía del músico, que para ese entonces ya había desarrollado una fuerte conexión con el misticismo. El símbolo del lagarto y su influencia hicieron que la banda siguiera utilizando fragmentos del poema en futuras composiciones y que años más tarde un grupo de paleontólogos nombraran un lagarto gigante que se extinguió millones de años atrás como Barbaturex Morrisoni, en honor al cantante y su fascinación por los reptiles.
En cuestión de meses, The Doors se había convertido en un fenómeno mundial, lograron desarrollar un sonido propio que con la magia del teclado prescindía del bajo y recurrieron en muchas de sus canciones al blues, algo que encantaba a Morrison.
El joven introvertido había quedado atrás, Jim Morrison era aclamado donde fuera, a pesar de que las drogas ya comenzaban a hacer estragos en su actitud. Con el tiempo, los escándalos se volvieron parte del día a día del vocalista de una de las bandas más importantes del momento.
Bajo los efectos de las drogas y el alcohol, Jim era un hombre muy violento que llegó a considerar que, como “dios del rock”, todo le estaba permitido.
En cinco años, The Doors logró convertirse en un referente para el rock mundial. En ese tiempo lograron publicar seis LP, el último fue L.A.Woman en 1971. Para ese entonces la banda atravesaba un duro momento, pues Morrison mostraba nulo interés en continuar. Ya no era el chico de 21 años que había conquistado a todos. Había ganado peso y se dejó crecer la barba. Sus adicciones lo transformaron en un desastre absoluto. Sin embargo, la banda hizo un último esfuerzo, a pesar de que hasta su productor de años, Paul Rothchild les había dado la espalda. Los chicos no se dieron por vencidos y de una manera muy austera lograron grabar ese último disco. Regresaron a sus inicios, con ensayos en cocheras y recuperando el blues que armonizaba su música.
Dicen que Jim Morrison grabó en el baño de una casa en Santa Monica Boulevard y por suerte o sorpresa, la baldosa de la habitación le aportó a su voz una acústica natural impresionante. En menos de una semana el álbum estaba listo y con él, la despedida de Morrison.
Hay quienes dicen que el Rey Lagarto quería huir de la justicia tras una desastrosa presentación en Miami. La única certeza es que James Douglas Morrison se cansó de ser cantante de rock y prefirió ser poeta. De la mano de Pamela Courson, a quien siempre consideró su pareja espiritual a pesar de que su relación era abierta (lo cual ocasionó innumerables problemas entre ellos) se fue a París, la ciudad del amor.
Vivieron un sueño que solo duró tres meses. Jim Morrison, poeta por vocación, buscaba reconectarse consigo mismo y escribir. Quería dejar de lado la imagen de estrella del rock. Sin embargo, las drogas ya eran parte de él y tardó un par de meses en regresar al alcohol. Su consumo de drogas se vinculó de inmediato al paro cardiaco que le quitó la vida. Sin embargo, la versión favorita de sus seguidores sigue siendo que el Rey Lagarto fingió su muerte, una teoría que se reafirmó ésta cuando se confirmó que a Morrison no le hicieron autopsia.
También te puede interesar:
Janis Joplin: la primera reina del rock
La doble tragedia de Joan Didion
Síguenos en Twitter
Recomendaciones Gatopardo
Más historias que podrían interesarte.