José Agustín en celuloide con «Me estás matando, Susana»
Con «Me estás matando, Susana», Roberto Sneider explora la mexicanidad a partir de una versión contemporánea de «Ciudades desiertas», de José Agustín, una de las novelas más emblemáticas y recordadas del finado escritor.
Ciudades desiertas, la exitosa novela de José Agustín, publicada en 1982, tardó 34 años en llegar al cine. Ahora el director mexicano Roberto Sneider, quien ya ha llevado otros títulos de la literatura a los terrenos de la cinematografía —Arráncame la vida, de Ángeles Mastretta y Dos crímenes, de Jorge Ibargüengoitia—, ha creado una adaptación con unas cuantas actualizaciones, que hacen que la historia se sienta tan fresca como cuando apareció impresa por primera vez en la década de los ochenta.
Sneider tenía deseos de adaptarla desde hace tiempo, pero fue apenas hace unos años que consiguió los derechos. Cuando lo logró, quiso que José Agustín participara en la creación del guión. Él declinó y prefirió mejor ver qué hacía alguien más con su historia. “Agustín es un dialoguista increíble y él creó estos personajes”, dice Sneider en entrevista. Cuenta que José Agustín está contento con el resultado final, “cuando la vio, estaba muerto de la risa”.
Protagonizada por Gael García Bernal y la española Verónica Echegui, Me estás matando, Susana cuenta la historia de Eligio, un celoso e impredecible actor de comerciales y telenovelas, y de su esposa Susana, una talentosa escritora. Harta del comportamiento de su marido, Susana se escapa a Estados Unidos para participar en un taller de una universidad. Eligio, desesperado, va detrás de ella y se interna en una descabellada aventura.
A diferencia de lo que hizo con Arráncame la vida, Sneider decidió aterrizar esta historia en un contexto contemporáneo. “Me parecía que estas cosas —el ser pasional y un tanto celoso— siguen existiendo tal cual hoy y que ponerlo de época podía prestarse a que la gente dijera: ‘Ah, sí, es que antes éramos así’ y no”, dice Sneider. También añade que esto implicaba un costo de producción mayor y arriesgarse a que la ambientación opacara la relación de pareja que José Agustín delinea tan bien en su novela.
Sneider buscaba resaltar el choque cultural que sufre Eligio, un mexicano emberrinchado, en su encuentro con el medio oeste de los Estados Unidos con habitantes y climas tan contrastantes. La experiencia previa de García Bernal en películas de comedia —como Rudo y cursi o Casa de mi padre—, hacen que brille en las secuencias cómicas donde Eligio se enfrenta como un peculiar outsider a la idiosincrasia “gringa”. “Eligio es muy mexicano. Al trasladarse a Estados Unidos, parece que su comportamiento queda fuera de lugar todo el tiempo”, dice el director.
Roberto Sneider se tomó la libertad de castear a una actriz española por su gran química con García Bernal. Su Susana contribuye todavía más al choque de personalidades al que se enfrenta el personaje principal. “El hecho de que se relacione con una europea hace que sus comportamientos queden más a la luz de lo ridículos o lo distintos que son”, apunta.
En una de las primeras ediciones de Ciudades desiertas, la cuarta de forros incluía una cita de Elena Poniatowska, refiriéndose a la novela como “la primera novela antimachista”. “Qué menos machista es esta historia que lo único que Eligio quiere es que le digan ‘te quiero’,” concluye Sneider, alejándose del ángulo moralino con la esperanza de retratar la complejidad, no sólo de las relaciones de pareja, sino de la mexicanidad ante el mundo.
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