Peter Greenaway, por una muerte digna
El cineasta galés Peter Greenaway impartirá la conferencia Eros & Thanatos, durante la XVIII Feria Internacional del Libro del Zócalo.
Peter Greenaway estará en México con motivo de su participación en la XVIII Feria Internacional del Libro en el Zócalo, en la que que impartirá la conferencia “Eros & Thanatos”, el domingo 14 de octubre a las 18:30 en el foro “Movimiento de 1968”. En esta entrevista, resume sus ideas sobre el derecho a una muerte digna.
¿Qué lleva a un director, cuyo trabajo usualmente se ha centrado en las representaciones ficticias de la vida de artistas, a interesarse en un tema tan humano como es el derecho a una muerte digna?
Las muertes infelices se observan en todas partes. Uno no tiene que ser director de cine para hacer tal observación. Mi cine trata de muchísimas cosas y va mucho más allá de las representaciones ficticias de la vida de los artistas. Además, tal vez la vida y la muerte de los artistas son, en términos realistas y mitológicos, un terreno fértil para una investigación de esta índole. Las muy tristes y dolorosas muertes de miembros de mi familia por el mismo tipo de cáncer hace casi cuarenta años, estimularon esta pregunta e informaron gran parte de mi preocupación desde entonces sobre la idea de una muerte digna. Ciertamente, ahora que tengo ya más de setenta y cinco años, podría considerar que mi próxima gran aventura de vida será la muerte.
Eros y Thanatos, el mismo principio y el fin de la existencia humana, son esencialmente desconocidos. Únicamente Salvador Dalí, y sabemos de sus excesos de fantasía, se jactó de ser un testigo de la copulación durante la cual fue creado. Y la muerte, por su propia naturaleza, siempre niega la capacidad de la víctima para discutirla. Seguramente los temas del sexo y la muerte son las piedras angulares de todo el arte y toda la religión. ¿Qué otro tema hay realmente para comprometernos seriamente y es tan importante para hablarlo? Balzac sugirió que el dinero era un tema humano primordial, mientras que leer a Shakespeare podría sugerir que el poder era el tema principal de nuestra fascinación. El dinero, porque no ha existido por mucho tiempo y no es garantía de una vida feliz y valiosa, pierde su relevancia en comparación a los significados que los humanos le dan al sexo y a la muerte. Y el poder ¿no es la manipulación eufemística tanto del sexo como de la muerte? En Eisestein en Guanajuato (2015), Eisenstein dice que el dinero y el poder se manipulan constantemente para pagarse entre sí y evitarse uno al otro.
Crear las circunstancias para que la vida humana sea más longeva tiene beneficios ambiguos. Darwin seguramente propuso que la teoría evolutiva respetara la longevidad de cada especie. La longevidad es relevante para las especies: son unas pocas horas para insectos como los efemerópteros, o dos mil años para una secuoya californiana. Tal vez tener más de setenta años no son tantos considerando la vida humana, aunque sí podemos decir que la longevidad en promedio para muchos japoneses y para muchos europeos occidentales está llegando a la década de los ochenta. La edad promedio en países mediterráneos es de alrededor de 81 años para hombres, y alrededor de 84 años para mujeres. Así como podríamos respetar el pulgar opuesto evolucionado en los homínidos como un hecho de la teoría evolutiva, deberíamos respetar la edad promedio de la muerte de chimpancés y los bonobos en la naturaleza salvaje, que es más o menos fija, como también lo ordena la teoría evolutiva.
Hasta ahora, una gran cantidad de evidencias sugiere que la longevidad trae consigo el dolor y la infelicidad en forma de cánceres y el aumento de las enfermedades del corazón. ¿Debemos luchar contra la muerte o debemos resolver nuestras habilidades mentales para aceptarla? Ningún ser humano no ha muerto. ¿Por qué pataleamos y nos atormentamos? ¿Y no estaría mejor tener algo de control sobre tales cosas, aunque sea solo un poco, para nosotros mismos y para los demás? Hay más de siete mil millones de seres humanos en el mundo y el mundo pertenece a los jóvenes y a los energéticos. Muy pocos humanos han hecho contribuciones importantes a la civilización después de cumplir ochenta años. Y aunque ahora se entiende por lo general que cósmicamente la vida no tiene ningún significado –ciertamente ningún significado que podamos comprender–, debemos crear, cada uno de nosotros, significado para nosotros mismos. Creo que, habiéndome beneficiado tanto de las maravillas de la civilización, asumo el deseo de contribuir recíprocamente, si es posible, con un pequeño grano de arena en la gran playa de la civilización de la que tanto he recibido. Teniendo en cuenta que los recursos globales no son ilimitados, ¿acaso tampoco es extremadamente egoísta e interesado negar el espacio a los jóvenes y los energéticos?
En México, la eutanasia o la asistencia para terminar la vida es un tema polémico. Su conferencia Eros & Thanatos tratará el tema de la muerte. ¿Cuáles son las ideas que propone?
Podríamos argumentar que la muerte reemplaza a la pornografía como la nueva frontera del tabú. La exploración del sexo en nuestro tiempo ha sido explosiva, ha eliminado mucha ignorancia, mucha superstición, y ha abierto puertas y ventanas que antes estaban cerradas, sino es que cerradas a cal y canto. En cambio, cuando se habla de buscar cierto control sobre el final de nuestra vida, la reacción suele ser problemática y agresiva. Se dice que el no saber cuándo terminará tu vida es una bendición. Algunos pueden decir que se podría considerar como una maldición.
A lo largo de 40 años y unas 60 películas, he reflexionado sobre estas cosas fuera del cine, solo para encontrar una manera de contemplarlas dentro del cine. Una parte de mi actual cine en producción tiene que ver con esta situación, aunque ciertamente no sosteniendo un cráneo o preparando un ataúd, sino haciendo una contemplación que podría y debería estar llena de ingenio e ironía, escepticismo y quizás humor. Desde este punto de vista, he revisado mi larga lista de actividades cinematográficas para ver cómo se ha tratado el tema.
Dado el gran volumen de su obra y la fama que tiene como artista e intelectual, es algo sorprendente que hace poco haya dicho que tener una carrera no es lo más importante, sino la vida misma.
No es tan sorprendente. El contexto en que fue formulada esta pregunta es relevante. Tenía que ver con que considero que hay tres tipos de trabajos: un empleo, una carrera y una vida, en una discusión general sobre las identidades personales de lo que podríamos llamar el deseo y la necesidad de ser un ser humano profesional y no un ser humano aficionado. La vida es demasiado corta para ser un ser humano aficionado. Es muy probable que un empleo sea una situación temporal. La carrera que uno elige podría sugerir un propósito en la vida y podría ocuparlo satisfactoriamente, incluso plenamente, respecto al valor público en la sociedad, pensiones, promociones, una escala de mejora, respeto, estatus social, prestigio, muchas satisfacciones materiales, pero ¿eso es suficiente? Buscar “una vida” en lugar de solo una carrera no va a interesarse en la separación de trabajo y juego, negocios o placer, todo va a ser una sola cosa… porque seguramente esas separaciones no serán satisfactorias. Me he esforzado por hacer estas separaciones poco probables. He sido afortunado. Pasteur dijo: “La fortuna favorece a la mente preparada”. Se podría decir que incluso si la fortuna es hostil y no te favorecerá, estar preparado puede traer sus propias satisfacciones y recompensas.
Ha hecho algunas afirmaciones interesantes sobre la muerte del cine desde hace un par de años. Pero, por otro lado, parece que aún existe interés por involucrarse en ese arte, incluso con un proyecto (Walking to Paris, cuyo lanzamiento se espera para el 2019) en marcha. ¿Ha cambiado su punto de vista ahora que incluso las nuevas tecnologías y los medios de comunicación están interesados en reconocerle al cine su esencia e importancia?
Es evidente que los cines comerciales han estado cerrando en las últimas cuatro décadas. La demanda pública no sirve para mantenerlos abiertos. Las actividades alternativas de entretenimiento son más atractivas. La televisión ha capturado el mercado para la realización de películas. El cine de nuestros padres era muy público, era un evento. Grandes audiencias dejaban sus hogares y se reunían para ver una pantalla en momentos específicos. Ese cine era más grande y ruidoso que todos los miembros de esa audiencia. Ahora la mayoría de la gente ve el cine las más de las veces en circunstancias íntimas de espacio reducido y lo ven en pequeñas pantallas de televisión, en la oficina, la sala de estar o el dormitorio. El cine está disponible en la televisión, en su smartphone, o en un DVD en cualquier momento que lo desee. ¿Es eso realmente cine o es otra cosa?
Desde 1895 hasta 1929, el cine fue esencialmente cine mudo, aunque tengo algunas dudas sobre su silencio. ¿Quién ve ahora los productos de esos treinta y cuatro años? ¿Niños viendo a Chaplin o Buster Keaton en Navidad, o académicos que intentan descubrir cómo eran los tranvías de Chicago en 1921? Pocas personas ven el llamado cine silencioso por entretenimiento o información. Podemos decir que el cine silencioso ya no se ve. Se ha ido. ¿Por qué deberíamos pensar que con el llamado “cine con sonidos” sería diferente? Mis nietos probablemente dirán: “¿Cine? ¿Qué fue eso?”
El cine está ahora en todas partes, lo que curiosamente lo ha hecho aburrido. La mayoría de nuestras pantallas privadas están dominadas por eventos personales, compromisos sociales, imaginaciones privadas. Se ha vuelto hacia adentro. Casi todos los habitantes del planeta tienen un teléfono, una computadora portátil y algún tipo de videocámara. Todos ahora hacen películas, todos pueden hacer cine. Esto no es hacer ningún juicio de valor, es solo decir que el cine ahora es diferente. Para muchas personas no sirve en general los mismos propósitos que antes.
Hago películas, si es que se ven, para un público muy pequeño. Acepto que trabajo en un mercado público menor. Soy colaborador de museos o intereses de categoría especial. Todavía me emociona mucho crear una intensa forma artística de múltiples capas que tiene millas de vocabulario inexplorado. Un periodista italiano me preguntó alguna vez cómo fue que comencé mi carrera como pintor y ahora soy conocido como cineasta. Respondí que, entre otras cosas, tal vez me decepcionó que las pinturas no tuvieran bandas de sonido (soundtrack), y me gusta hacer pinturas con bandas de sonido.
*Fotografía de portada obtenida vía Wikimedia Commons.
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