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La cantautora estadounidense Taylor Swift en la gira The Eras Tour en el Estadio SoFi, Inglewood, agosto de 2023.
Cada generación se identifica con algún cantante: Taylor Swift se ha convertido en eso para millones de millennials y centennials. Swift ha logrado que sus fans se sientan muy cercanos a ella, en parte, porque sus letras usan los recursos de la poesía confesional: hablan de sus propias experiencias desde un yo defectuoso que intima con su público. Este artículo analiza, en esa clave, las letras de varias de sus canciones.
Taylor Swift vino a México, como parte de The Eras Tour, y estamos perdiendo la cabeza por verla en el Foro 1989, antiguamente Foro Sol, pero las swifties le cambiamos el nombre en Google Maps. Te guste su música o no, Taylor Swift es noticia; que si está moviendo la economía, que si ella es la industria musical, que si está sacando nuevos discos, que si está hundiendo a Scooter Braun, el productor que compró toda su música y por el que ella perdió los derechos de sus propias creaciones, pero que ahora está recuperando a través de regrabaciones, nombradas Taylor’s version. En suma, los temas de conversación son infinitos.
Si bien mucha de la crítica sobre la música y las letras de Taylor Swift ha girado en torno a su vida privada y amorosa, quisiera hablar de algo que no se aborda lo suficiente: el poder de su voz poética. ¡¿Pero cómo te atreves a decir que Taylor Swift escribe literatura?! Bueno, une puede hacer todo lo que se propone con el poder del delulu, y más cuando somos swifties —¿qué no vieron que llevamos a Ticketmaster a la corte en EUA por la venta caótica de boletos para The Eras Tour?
Siempre ha existido un lazo entre la literatura y la música. De hecho, los primeros referentes de la literatura occidental los encontramos en la Antigua Grecia: La Ilíada y La Odisea, y recordemos que no eran libros, sino canciones que los trovadores memorizaban para pasar las historias de generación en generación. Prueba de ello es el inicio de La Ilíada, que tiene como primera palabra: canta. Con esto solo quiero mostrar que miles de años después se crearon los géneros literarios para dividir la poesía de la narrativa y de la canción. En el otro extremo del tiempo —el año 2016—, Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, lo que nos recordó que la letra de la música puede ser poesía.
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Estás en la prepa, invitas a tus amigas al mall y todas te dicen que no pueden salir. Tu mamá te acompaña al mall para animarte y ¡pum!, se topan con ese grupo de amigas que te dijeron que no podían salir. Te das cuenta de que hicieron el plan sin ti, te abrieron. Y la vergüenza en el estómago es la más grande del mundo.
Taylor Swift escribe de lo horrible que se siente no saber a quién hablarle en un salón de clases, de tratar de gustarle a una persona que no sabe que existes, de tu primera ruptura, de cuando te bajan al novio, de la vez que a tu mejor amiga le rompieron el corazón y de cómo tu mamá es la amistad más leal que tendrás en el mundo:
I don’t know who I’m going to
talk to now at school
but I know I’m laughing
on the car ride home with you
(“The Best Day”)
Taylor Swift canta de los temas que, nos han repetido hasta el cansancio, no son importantes. Cuando la realidad es que, al contrario de lo que dicen las “grandes” voces de la literatura, el mundo de una adolescente ES abrumador. Esta es una de las razones por las cuales millones de adolescentes resonamos con una voz que entiende la importancia de nuestros problemas, de los que nos han dicho toda la vida que son irrelevantes, que deben tratarse en silencio, que dan cringe porque no son “universales”.
Taylor Swift escribe desde la sinceridad de su experiencia. No me imagino un espacio universitario o una clase de literatura en la que se expongan, como un asunto central, los problemas que tiene una mujer en su adolescencia. Basta con abrir el libro El canon occidental de Harold Bloom, en el que escribe: “Oscar Wilde, que tenía en razón en todo, también nos dijo que toda mala poesía es sincera. Si yo tuviera el poder de hacerlo, haría que esas palabras fueran grabadas a la entrada de todas las universidades, a fin de que todos los estudiantes pudieran ponderar el esplendor de dicha idea”. Apoyo su propuesta: esa frase debería estar grabada en todas las universidades, pero en una lápida para recordar la poca vigencia que tiene esa idea hoy en día.
Me gusta Harold Bloom, pero no todo lo que dijo sigue siendo cierto. Tampoco dudo de que hay un mercado que vende literatura a los adolescentes, sé que existen novelas como Catcher in the Rye, Heartstopper y The Fault in Our Stars, pero esos libros fueron escritos por treintones que ven la adolescencia como un mercado. En cambio, Taylor Swift escribió desde la adolescencia para la adolescencia. Escribió sobre sus experiencias entre los quince y los diecinueve años, teniendo esa edad. Nosotres también la escuchamos a esa edad —¿y cómo no íbamos a generar una relación parasocial así?—. Sin embargo, la crítica musical de entonces fue muy dura con ella, demeritando su voz y los temas de los cuales escribía. Ella contestó a esas críticas a través de la canción “Mean”:
And I can see you years from now in a bar
Talking over a football game
With that same big loud opinion but
Nobody’s listening
Washed up and ranting about the same old bitter things
Drunk and grumbling on about how I can’t sing
But all you are is mean
De hecho, las pocas veces que hablamos de voces jóvenes en la literatura se trata, en su mayoría, de los poetas malditos, con una poesía que habla sobre la muerte, la soledad y las decepciones de la vida —estoy generalizando—. Taylor Swift no encaja en ese molde, no tiene esa masculinidad de la que Octavio Paz alardeó en el prólogo de Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik: “El Árbol de Diana es uno de los atributos masculinos de la deidad femenina” (whatever that means). Taylor Swift está escribiendo sobre su mundo adolescente, que no es maldito, y aún así logra transmitir lo que se siente enorme.
El mérito de su escritura no es menor: en 2022, recibió un doctorado honorario en Bellas Artes por la Universidad de Nueva York por su influencia y su legado musical en los últimos quince años de su carrera profesional, y esto fue antes del éxito de The Eras Tour. Con todo, recuerdo que en mi secundaria decían que Taylor Swift era música para niñas, como si eso fuera algo malo —me da gusto que ese reproche ya suene viejo—: ella llegó para enseñarnos este gran sesgo que inclusive el mercado, por mucho tiempo, desperdició.
El universo de Taylor Swift: from sprinkle splashes to fireplace ashes
En la primera entrevista nacional que dio Taylor Swift, a sus dieciséis, compartió que no pensaba competir con la belleza o la voz de otras artistas, sino que iba a distinguirse de ellas por un elemento fundamental: escribir sus propias canciones. Dicho y hecho, ha escrito cada una. Esta es la razón principal por la cual podemos estudiar las letras de Taylor Swift —y no las de otras artistas que cantan canciones que otras personas les escriben—. Lo más interesante es que conforme Taylor Swift crece y madura, las letras y la voz poética también lo hacen. Su memoria y sus experiencias personales son sus mayores fuentes de inspiración, una característica que comparte con la poesía confesional.
El género de la poesía confesional surgió en Estados Unidos el siglo pasado, pero el término se utilizó de manera peyorativa, pues los poemas resultaban incómodos porque hacían público lo que entonces se consideraba privado —por ejemplo, se escribían poemas sobre el proceso de un divorcio o sobre el sexo, que entonces estaban estigmatizados—. Esa poesía le quita la máscara a lo que pensamos que “debe ser un escritor”, quien al hablar de su experiencia personal habla de la vergüenza, utilizando un yo poético errático y defectuoso, como somos los humanos.
La poesía confesional, como dije, tiene al recuerdo como fuente de inspiración, está escrita en primera persona y uno de sus temas centrales es el amor. No lo idealiza, sino que habla de lo incómodas que algunas experiencias pueden ser cuando te enamoras; se trata de poemas con imágenes crudas que terminan por cuestionar las estructuras de poder.* Así como Sylvia Plath en su poema “Pursuit” describe una relación romántica como una caza, y la voz poética es presa de una pantera que deja a sus víctimas quemadas bajo el sol, Taylor Swift recurre a su experiencia para hacer algo similar en “Dear John”.** En esta canción se explora la historia de una relación amorosa que tiene un desbalance de poder, John también deja los ojos de las mujeres quemados de tanto llorar:
You are an expert at sorry and keeping the lines blurry
Never impressed by me acing your tests
All the girls that you’ve run dry have tired lifeless eyes
‘Cause you burned them out
Esta imagen no solo describe el desamor, sino que expresa cómo se siente estar en una relación en la que te hicieron grooming, algo que Taylor Swift vivió con el cantautor John Mayer, con quien tuvo una relación cuando ella tenía diecinueve años y el treinta y dos. El grooming es un tema que no se explora comúnmente en la poesía, y Taylor Swift no lo hace desde un lugar moralizante sino quitándose la máscara para narrar lo que ella vivió.
Las letras de las canciones de Taylor Swift son un diario abierto. ¿De quién?, de una chica navegando el mundo. Su yo poético es errático, a veces la caga, a veces acierta, a veces le da consejos a su yo del pasado cuando ella ya es mayor. Lo hace en su más reciente canción, “Anti-Hero”, en la que ahonda en todas sus inseguridades y en los defectos que odia de sí misma:
It’s me, hi, I’m the problem, it’s me
At tea time, everybody agrees
I’ll stare directly at the sun but never in the mirror
It must be exhausting always rooting for the anti-hero
Ya lo dijo la cantante y compositora Phoebe Bridgers: no es lo mismo escribir a los dieciséis que escribir a los dieciocho, los veintidós, los veinticinco, los veintiocho, y Taylor Swift ha escrito en todas esas edades, volviéndose una voz que nos acompaña mientras crecemos con ella. Desde “A Place in this World” hasta su más reciente canción, “You’re on Your Own, Kid”, su voz poética tiene los arcos de un personaje que nosotres también somos y vivimos. Así plasma una subjetividad que comparte con millones de oyentes.
No solo son sus canciones, sino cómo utiliza la moda como un símbolo que alude a una época de su vida, algo que revivimos en su fandom con nuestros outfits en los conciertos. The Eras Tour se llama así porque cada uno de sus discos es una era, así como suena, con colores y símbolos específicos. Desde los rosas y pasteles, que hacen referencia a su álbum Lover, hasta los azules y morados y las pulseras que aluden al álbum Midnights, o el número 13 que ella se dibujaba en el puño de la mano durante su álbum Fearless, o el lipstick rojo de su álbum Red. La cercanía entre su fandom y ella es tanta que siempre sabemos en qué época del año escribió cada canción y, por supuesto, de qué exes habla. Por eso, me quiero detener en lo que hace a Taylor Swift muy especial: sus fans.
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Llegabas a tu casa, te encerrabas en tu cuarto y ponías el CD de Taylor Swift. Escuchabas la voz de alguien que te describía cómo se siente tener quince años. Muchas de sus fans la hemos descrito como una hermana mayor y buscamos las pistas que ella llama easter eggs. A través de su escritura, Taylor Swift ha creado un universo de referencias, de significados particulares sobre cada vivencia, como la bufanda roja y la canción “All Too Well” que simbolizan su ruptura con el actor Jake Gyllenhaal. Así, sus letras son capaces de insertarnos en un universo autorreferencial, como cuando en su álbum Red dice que el amor es rojo, ardiente y cruel, pero años después reescribe que el amor no es de ese color sino dorado.
I once believed love would be
Burning red
But its golden
Like Daylight
(“Daylight”)
Con el color dorado, Taylor Swift hace alusión a su nueva perspectiva del amor, es luminoso, como salir de un lugar oscuro hacia la luz del día. La canción reflexiona sobre cómo solía vivir el amor y habla de cómo se da cuenta de que quiere ser definida por las cosas que ama y no por las que la hirieron.
Y sí, de aquí han salido todos esos rituales que en el fandom hacemos para reivindicar nuestras propias experiencias, como lo estamos haciendo para The Eras Tour con las pulseras que representan una actividad que solíamos hacer de niñas:
Everything you lose is a step you take
So make the friendship bracelets
Take the moment and taste it
You’ve got no reason to be afraid
(“You’re on Your Own, Kid”)
El fandom swiftie no se reduce a los millennials, sino que ha capturado a muches de nosotres desde hace más de una década. Su estilo de escritura ha influenciado, por ejemplo, a artistas más jóvenes de la Gen Z, como Olivia Rodrigo y Sabrina Carpenter —todo un temón del que quisiera escribir—, quienes también exploran la escritura de tono confesional.
La línea fina entre fantasía y realidad: passed down like folk songs
Mucho antes de The Eras Tour, durante la pandemia, Taylor Swift nos sorprendió sacando no uno, sino dos discos cottagecore —una estética de internet, popularizada por adolescentes, que idealiza la vida rural—, los cuales fueron completamente distintos de los que habíamos escuchado antes, se titularon Folklore y Evermore. Si el disco Fearless la puso en el ojo público en 2008 y 1989 la consolidó como artista pop internacional, Folklore hizo que la industria musical la reconociera como la asombrosa escritora que siempre ha sido. Le otorgaron el premio al Mejor Álbum del año en los Grammy, convirtiéndola en la primera mujer en ganar ese premio tres veces.
Este álbum tiene una particularidad: no habla sobre ella, sino de historias de ficción. Inicia con “Cardigan”, la voz de una mujer que ve hacia atrás en la relación con su marido, pensando en esa vez que él la engañó en la prepa. Después tenemos la canción “Betty”, esta es la voz de un joven de diecisiete años que engaña a su novia, que utiliza un cárdigan en el verano. Por último, está “August”, la historia de una chica que se enamora de un chico llamado James, con quien tiene relaciones sexuales por primera vez, pero él tenía novia y regresa con ella, dejándole el corazón roto. Las voces de las tres canciones se entrelazan en la historia de un primer amor, en la que nadie es el villano y se explora la complejidad de una infidelidad que se vive desde el recuerdo:
To live for the hope of it all
Cancel plans just in case you’d call
And say, “Meet me behind the mall”
So much for summer love and saying “us”
‘Cause you weren’t mine to lose
Si bien esta vez Taylor Swift no recurre a su experiencia para escribir, sus temas de interés siguen siendo los de aquella niña de trece años que escribía en el piso de su cuarto. Swift tiene una fascinación por cómo las adolescentes generamos nuestras primeras relaciones llenas de fragilidad, así como por las fantasías que las rodean.
Esto y más ha consolidado a Taylor Swift como la mejor cantautora de nuestra generación. En universidades privadas de Estados Unidos, como Cambridge, Stanford, Rice, Arizona State University y Berkeley College, ya tienen clases diseñadas para estudiar su trabajo. Yo podría seguir escribiendo y detallar cada uno de estos párrafos —ojo ahí, tesis doctoral—, por ahora solo espero que este artículo permita que disfrutes aún más las letras de Tay Tay.
Disfruta The Eras Tour,
¡Mi gente latino! <3
*Andrea Muriel López, Una poética de la poesía posconfesional: la protesta afectiva en Sharon Olds, Ai y Kim Addonizio, tesis para optar por el grado de maestra en Letras, Ciudad de México, UNAM, 2022.
**Alejandra Escutia Angulo, Voces líricas femeninas vs. la violencia patriarcal: un estudio sobre el uso de las imágenes de muerte y resurrección en la escritura de Sylvia Plath y Taylor Swift, tesina que para obtener el título de Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas, Ciudad de México, UNAM, 2023.
Nota: En México se darán cuatro conciertos, como parte The Eras Tour, del 24 al 27 de agosto. The Eras Tour podría batir el récord de ventas que estableció Elton John.
Cada generación se identifica con algún cantante: Taylor Swift se ha convertido en eso para millones de millennials y centennials. Swift ha logrado que sus fans se sientan muy cercanos a ella, en parte, porque sus letras usan los recursos de la poesía confesional: hablan de sus propias experiencias desde un yo defectuoso que intima con su público. Este artículo analiza, en esa clave, las letras de varias de sus canciones.
Taylor Swift vino a México, como parte de The Eras Tour, y estamos perdiendo la cabeza por verla en el Foro 1989, antiguamente Foro Sol, pero las swifties le cambiamos el nombre en Google Maps. Te guste su música o no, Taylor Swift es noticia; que si está moviendo la economía, que si ella es la industria musical, que si está sacando nuevos discos, que si está hundiendo a Scooter Braun, el productor que compró toda su música y por el que ella perdió los derechos de sus propias creaciones, pero que ahora está recuperando a través de regrabaciones, nombradas Taylor’s version. En suma, los temas de conversación son infinitos.
Si bien mucha de la crítica sobre la música y las letras de Taylor Swift ha girado en torno a su vida privada y amorosa, quisiera hablar de algo que no se aborda lo suficiente: el poder de su voz poética. ¡¿Pero cómo te atreves a decir que Taylor Swift escribe literatura?! Bueno, une puede hacer todo lo que se propone con el poder del delulu, y más cuando somos swifties —¿qué no vieron que llevamos a Ticketmaster a la corte en EUA por la venta caótica de boletos para The Eras Tour?
Siempre ha existido un lazo entre la literatura y la música. De hecho, los primeros referentes de la literatura occidental los encontramos en la Antigua Grecia: La Ilíada y La Odisea, y recordemos que no eran libros, sino canciones que los trovadores memorizaban para pasar las historias de generación en generación. Prueba de ello es el inicio de La Ilíada, que tiene como primera palabra: canta. Con esto solo quiero mostrar que miles de años después se crearon los géneros literarios para dividir la poesía de la narrativa y de la canción. En el otro extremo del tiempo —el año 2016—, Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, lo que nos recordó que la letra de la música puede ser poesía.
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Estás en la prepa, invitas a tus amigas al mall y todas te dicen que no pueden salir. Tu mamá te acompaña al mall para animarte y ¡pum!, se topan con ese grupo de amigas que te dijeron que no podían salir. Te das cuenta de que hicieron el plan sin ti, te abrieron. Y la vergüenza en el estómago es la más grande del mundo.
Taylor Swift escribe de lo horrible que se siente no saber a quién hablarle en un salón de clases, de tratar de gustarle a una persona que no sabe que existes, de tu primera ruptura, de cuando te bajan al novio, de la vez que a tu mejor amiga le rompieron el corazón y de cómo tu mamá es la amistad más leal que tendrás en el mundo:
I don’t know who I’m going to
talk to now at school
but I know I’m laughing
on the car ride home with you
(“The Best Day”)
Taylor Swift canta de los temas que, nos han repetido hasta el cansancio, no son importantes. Cuando la realidad es que, al contrario de lo que dicen las “grandes” voces de la literatura, el mundo de una adolescente ES abrumador. Esta es una de las razones por las cuales millones de adolescentes resonamos con una voz que entiende la importancia de nuestros problemas, de los que nos han dicho toda la vida que son irrelevantes, que deben tratarse en silencio, que dan cringe porque no son “universales”.
Taylor Swift escribe desde la sinceridad de su experiencia. No me imagino un espacio universitario o una clase de literatura en la que se expongan, como un asunto central, los problemas que tiene una mujer en su adolescencia. Basta con abrir el libro El canon occidental de Harold Bloom, en el que escribe: “Oscar Wilde, que tenía en razón en todo, también nos dijo que toda mala poesía es sincera. Si yo tuviera el poder de hacerlo, haría que esas palabras fueran grabadas a la entrada de todas las universidades, a fin de que todos los estudiantes pudieran ponderar el esplendor de dicha idea”. Apoyo su propuesta: esa frase debería estar grabada en todas las universidades, pero en una lápida para recordar la poca vigencia que tiene esa idea hoy en día.
Me gusta Harold Bloom, pero no todo lo que dijo sigue siendo cierto. Tampoco dudo de que hay un mercado que vende literatura a los adolescentes, sé que existen novelas como Catcher in the Rye, Heartstopper y The Fault in Our Stars, pero esos libros fueron escritos por treintones que ven la adolescencia como un mercado. En cambio, Taylor Swift escribió desde la adolescencia para la adolescencia. Escribió sobre sus experiencias entre los quince y los diecinueve años, teniendo esa edad. Nosotres también la escuchamos a esa edad —¿y cómo no íbamos a generar una relación parasocial así?—. Sin embargo, la crítica musical de entonces fue muy dura con ella, demeritando su voz y los temas de los cuales escribía. Ella contestó a esas críticas a través de la canción “Mean”:
And I can see you years from now in a bar
Talking over a football game
With that same big loud opinion but
Nobody’s listening
Washed up and ranting about the same old bitter things
Drunk and grumbling on about how I can’t sing
But all you are is mean
De hecho, las pocas veces que hablamos de voces jóvenes en la literatura se trata, en su mayoría, de los poetas malditos, con una poesía que habla sobre la muerte, la soledad y las decepciones de la vida —estoy generalizando—. Taylor Swift no encaja en ese molde, no tiene esa masculinidad de la que Octavio Paz alardeó en el prólogo de Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik: “El Árbol de Diana es uno de los atributos masculinos de la deidad femenina” (whatever that means). Taylor Swift está escribiendo sobre su mundo adolescente, que no es maldito, y aún así logra transmitir lo que se siente enorme.
El mérito de su escritura no es menor: en 2022, recibió un doctorado honorario en Bellas Artes por la Universidad de Nueva York por su influencia y su legado musical en los últimos quince años de su carrera profesional, y esto fue antes del éxito de The Eras Tour. Con todo, recuerdo que en mi secundaria decían que Taylor Swift era música para niñas, como si eso fuera algo malo —me da gusto que ese reproche ya suene viejo—: ella llegó para enseñarnos este gran sesgo que inclusive el mercado, por mucho tiempo, desperdició.
El universo de Taylor Swift: from sprinkle splashes to fireplace ashes
En la primera entrevista nacional que dio Taylor Swift, a sus dieciséis, compartió que no pensaba competir con la belleza o la voz de otras artistas, sino que iba a distinguirse de ellas por un elemento fundamental: escribir sus propias canciones. Dicho y hecho, ha escrito cada una. Esta es la razón principal por la cual podemos estudiar las letras de Taylor Swift —y no las de otras artistas que cantan canciones que otras personas les escriben—. Lo más interesante es que conforme Taylor Swift crece y madura, las letras y la voz poética también lo hacen. Su memoria y sus experiencias personales son sus mayores fuentes de inspiración, una característica que comparte con la poesía confesional.
El género de la poesía confesional surgió en Estados Unidos el siglo pasado, pero el término se utilizó de manera peyorativa, pues los poemas resultaban incómodos porque hacían público lo que entonces se consideraba privado —por ejemplo, se escribían poemas sobre el proceso de un divorcio o sobre el sexo, que entonces estaban estigmatizados—. Esa poesía le quita la máscara a lo que pensamos que “debe ser un escritor”, quien al hablar de su experiencia personal habla de la vergüenza, utilizando un yo poético errático y defectuoso, como somos los humanos.
La poesía confesional, como dije, tiene al recuerdo como fuente de inspiración, está escrita en primera persona y uno de sus temas centrales es el amor. No lo idealiza, sino que habla de lo incómodas que algunas experiencias pueden ser cuando te enamoras; se trata de poemas con imágenes crudas que terminan por cuestionar las estructuras de poder.* Así como Sylvia Plath en su poema “Pursuit” describe una relación romántica como una caza, y la voz poética es presa de una pantera que deja a sus víctimas quemadas bajo el sol, Taylor Swift recurre a su experiencia para hacer algo similar en “Dear John”.** En esta canción se explora la historia de una relación amorosa que tiene un desbalance de poder, John también deja los ojos de las mujeres quemados de tanto llorar:
You are an expert at sorry and keeping the lines blurry
Never impressed by me acing your tests
All the girls that you’ve run dry have tired lifeless eyes
‘Cause you burned them out
Esta imagen no solo describe el desamor, sino que expresa cómo se siente estar en una relación en la que te hicieron grooming, algo que Taylor Swift vivió con el cantautor John Mayer, con quien tuvo una relación cuando ella tenía diecinueve años y el treinta y dos. El grooming es un tema que no se explora comúnmente en la poesía, y Taylor Swift no lo hace desde un lugar moralizante sino quitándose la máscara para narrar lo que ella vivió.
Las letras de las canciones de Taylor Swift son un diario abierto. ¿De quién?, de una chica navegando el mundo. Su yo poético es errático, a veces la caga, a veces acierta, a veces le da consejos a su yo del pasado cuando ella ya es mayor. Lo hace en su más reciente canción, “Anti-Hero”, en la que ahonda en todas sus inseguridades y en los defectos que odia de sí misma:
It’s me, hi, I’m the problem, it’s me
At tea time, everybody agrees
I’ll stare directly at the sun but never in the mirror
It must be exhausting always rooting for the anti-hero
Ya lo dijo la cantante y compositora Phoebe Bridgers: no es lo mismo escribir a los dieciséis que escribir a los dieciocho, los veintidós, los veinticinco, los veintiocho, y Taylor Swift ha escrito en todas esas edades, volviéndose una voz que nos acompaña mientras crecemos con ella. Desde “A Place in this World” hasta su más reciente canción, “You’re on Your Own, Kid”, su voz poética tiene los arcos de un personaje que nosotres también somos y vivimos. Así plasma una subjetividad que comparte con millones de oyentes.
No solo son sus canciones, sino cómo utiliza la moda como un símbolo que alude a una época de su vida, algo que revivimos en su fandom con nuestros outfits en los conciertos. The Eras Tour se llama así porque cada uno de sus discos es una era, así como suena, con colores y símbolos específicos. Desde los rosas y pasteles, que hacen referencia a su álbum Lover, hasta los azules y morados y las pulseras que aluden al álbum Midnights, o el número 13 que ella se dibujaba en el puño de la mano durante su álbum Fearless, o el lipstick rojo de su álbum Red. La cercanía entre su fandom y ella es tanta que siempre sabemos en qué época del año escribió cada canción y, por supuesto, de qué exes habla. Por eso, me quiero detener en lo que hace a Taylor Swift muy especial: sus fans.
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Llegabas a tu casa, te encerrabas en tu cuarto y ponías el CD de Taylor Swift. Escuchabas la voz de alguien que te describía cómo se siente tener quince años. Muchas de sus fans la hemos descrito como una hermana mayor y buscamos las pistas que ella llama easter eggs. A través de su escritura, Taylor Swift ha creado un universo de referencias, de significados particulares sobre cada vivencia, como la bufanda roja y la canción “All Too Well” que simbolizan su ruptura con el actor Jake Gyllenhaal. Así, sus letras son capaces de insertarnos en un universo autorreferencial, como cuando en su álbum Red dice que el amor es rojo, ardiente y cruel, pero años después reescribe que el amor no es de ese color sino dorado.
I once believed love would be
Burning red
But its golden
Like Daylight
(“Daylight”)
Con el color dorado, Taylor Swift hace alusión a su nueva perspectiva del amor, es luminoso, como salir de un lugar oscuro hacia la luz del día. La canción reflexiona sobre cómo solía vivir el amor y habla de cómo se da cuenta de que quiere ser definida por las cosas que ama y no por las que la hirieron.
Y sí, de aquí han salido todos esos rituales que en el fandom hacemos para reivindicar nuestras propias experiencias, como lo estamos haciendo para The Eras Tour con las pulseras que representan una actividad que solíamos hacer de niñas:
Everything you lose is a step you take
So make the friendship bracelets
Take the moment and taste it
You’ve got no reason to be afraid
(“You’re on Your Own, Kid”)
El fandom swiftie no se reduce a los millennials, sino que ha capturado a muches de nosotres desde hace más de una década. Su estilo de escritura ha influenciado, por ejemplo, a artistas más jóvenes de la Gen Z, como Olivia Rodrigo y Sabrina Carpenter —todo un temón del que quisiera escribir—, quienes también exploran la escritura de tono confesional.
La línea fina entre fantasía y realidad: passed down like folk songs
Mucho antes de The Eras Tour, durante la pandemia, Taylor Swift nos sorprendió sacando no uno, sino dos discos cottagecore —una estética de internet, popularizada por adolescentes, que idealiza la vida rural—, los cuales fueron completamente distintos de los que habíamos escuchado antes, se titularon Folklore y Evermore. Si el disco Fearless la puso en el ojo público en 2008 y 1989 la consolidó como artista pop internacional, Folklore hizo que la industria musical la reconociera como la asombrosa escritora que siempre ha sido. Le otorgaron el premio al Mejor Álbum del año en los Grammy, convirtiéndola en la primera mujer en ganar ese premio tres veces.
Este álbum tiene una particularidad: no habla sobre ella, sino de historias de ficción. Inicia con “Cardigan”, la voz de una mujer que ve hacia atrás en la relación con su marido, pensando en esa vez que él la engañó en la prepa. Después tenemos la canción “Betty”, esta es la voz de un joven de diecisiete años que engaña a su novia, que utiliza un cárdigan en el verano. Por último, está “August”, la historia de una chica que se enamora de un chico llamado James, con quien tiene relaciones sexuales por primera vez, pero él tenía novia y regresa con ella, dejándole el corazón roto. Las voces de las tres canciones se entrelazan en la historia de un primer amor, en la que nadie es el villano y se explora la complejidad de una infidelidad que se vive desde el recuerdo:
To live for the hope of it all
Cancel plans just in case you’d call
And say, “Meet me behind the mall”
So much for summer love and saying “us”
‘Cause you weren’t mine to lose
Si bien esta vez Taylor Swift no recurre a su experiencia para escribir, sus temas de interés siguen siendo los de aquella niña de trece años que escribía en el piso de su cuarto. Swift tiene una fascinación por cómo las adolescentes generamos nuestras primeras relaciones llenas de fragilidad, así como por las fantasías que las rodean.
Esto y más ha consolidado a Taylor Swift como la mejor cantautora de nuestra generación. En universidades privadas de Estados Unidos, como Cambridge, Stanford, Rice, Arizona State University y Berkeley College, ya tienen clases diseñadas para estudiar su trabajo. Yo podría seguir escribiendo y detallar cada uno de estos párrafos —ojo ahí, tesis doctoral—, por ahora solo espero que este artículo permita que disfrutes aún más las letras de Tay Tay.
Disfruta The Eras Tour,
¡Mi gente latino! <3
*Andrea Muriel López, Una poética de la poesía posconfesional: la protesta afectiva en Sharon Olds, Ai y Kim Addonizio, tesis para optar por el grado de maestra en Letras, Ciudad de México, UNAM, 2022.
**Alejandra Escutia Angulo, Voces líricas femeninas vs. la violencia patriarcal: un estudio sobre el uso de las imágenes de muerte y resurrección en la escritura de Sylvia Plath y Taylor Swift, tesina que para obtener el título de Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas, Ciudad de México, UNAM, 2023.
Nota: En México se darán cuatro conciertos, como parte The Eras Tour, del 24 al 27 de agosto. The Eras Tour podría batir el récord de ventas que estableció Elton John.
La cantautora estadounidense Taylor Swift en la gira The Eras Tour en el Estadio SoFi, Inglewood, agosto de 2023.
Cada generación se identifica con algún cantante: Taylor Swift se ha convertido en eso para millones de millennials y centennials. Swift ha logrado que sus fans se sientan muy cercanos a ella, en parte, porque sus letras usan los recursos de la poesía confesional: hablan de sus propias experiencias desde un yo defectuoso que intima con su público. Este artículo analiza, en esa clave, las letras de varias de sus canciones.
Taylor Swift vino a México, como parte de The Eras Tour, y estamos perdiendo la cabeza por verla en el Foro 1989, antiguamente Foro Sol, pero las swifties le cambiamos el nombre en Google Maps. Te guste su música o no, Taylor Swift es noticia; que si está moviendo la economía, que si ella es la industria musical, que si está sacando nuevos discos, que si está hundiendo a Scooter Braun, el productor que compró toda su música y por el que ella perdió los derechos de sus propias creaciones, pero que ahora está recuperando a través de regrabaciones, nombradas Taylor’s version. En suma, los temas de conversación son infinitos.
Si bien mucha de la crítica sobre la música y las letras de Taylor Swift ha girado en torno a su vida privada y amorosa, quisiera hablar de algo que no se aborda lo suficiente: el poder de su voz poética. ¡¿Pero cómo te atreves a decir que Taylor Swift escribe literatura?! Bueno, une puede hacer todo lo que se propone con el poder del delulu, y más cuando somos swifties —¿qué no vieron que llevamos a Ticketmaster a la corte en EUA por la venta caótica de boletos para The Eras Tour?
Siempre ha existido un lazo entre la literatura y la música. De hecho, los primeros referentes de la literatura occidental los encontramos en la Antigua Grecia: La Ilíada y La Odisea, y recordemos que no eran libros, sino canciones que los trovadores memorizaban para pasar las historias de generación en generación. Prueba de ello es el inicio de La Ilíada, que tiene como primera palabra: canta. Con esto solo quiero mostrar que miles de años después se crearon los géneros literarios para dividir la poesía de la narrativa y de la canción. En el otro extremo del tiempo —el año 2016—, Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, lo que nos recordó que la letra de la música puede ser poesía.
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Estás en la prepa, invitas a tus amigas al mall y todas te dicen que no pueden salir. Tu mamá te acompaña al mall para animarte y ¡pum!, se topan con ese grupo de amigas que te dijeron que no podían salir. Te das cuenta de que hicieron el plan sin ti, te abrieron. Y la vergüenza en el estómago es la más grande del mundo.
Taylor Swift escribe de lo horrible que se siente no saber a quién hablarle en un salón de clases, de tratar de gustarle a una persona que no sabe que existes, de tu primera ruptura, de cuando te bajan al novio, de la vez que a tu mejor amiga le rompieron el corazón y de cómo tu mamá es la amistad más leal que tendrás en el mundo:
I don’t know who I’m going to
talk to now at school
but I know I’m laughing
on the car ride home with you
(“The Best Day”)
Taylor Swift canta de los temas que, nos han repetido hasta el cansancio, no son importantes. Cuando la realidad es que, al contrario de lo que dicen las “grandes” voces de la literatura, el mundo de una adolescente ES abrumador. Esta es una de las razones por las cuales millones de adolescentes resonamos con una voz que entiende la importancia de nuestros problemas, de los que nos han dicho toda la vida que son irrelevantes, que deben tratarse en silencio, que dan cringe porque no son “universales”.
Taylor Swift escribe desde la sinceridad de su experiencia. No me imagino un espacio universitario o una clase de literatura en la que se expongan, como un asunto central, los problemas que tiene una mujer en su adolescencia. Basta con abrir el libro El canon occidental de Harold Bloom, en el que escribe: “Oscar Wilde, que tenía en razón en todo, también nos dijo que toda mala poesía es sincera. Si yo tuviera el poder de hacerlo, haría que esas palabras fueran grabadas a la entrada de todas las universidades, a fin de que todos los estudiantes pudieran ponderar el esplendor de dicha idea”. Apoyo su propuesta: esa frase debería estar grabada en todas las universidades, pero en una lápida para recordar la poca vigencia que tiene esa idea hoy en día.
Me gusta Harold Bloom, pero no todo lo que dijo sigue siendo cierto. Tampoco dudo de que hay un mercado que vende literatura a los adolescentes, sé que existen novelas como Catcher in the Rye, Heartstopper y The Fault in Our Stars, pero esos libros fueron escritos por treintones que ven la adolescencia como un mercado. En cambio, Taylor Swift escribió desde la adolescencia para la adolescencia. Escribió sobre sus experiencias entre los quince y los diecinueve años, teniendo esa edad. Nosotres también la escuchamos a esa edad —¿y cómo no íbamos a generar una relación parasocial así?—. Sin embargo, la crítica musical de entonces fue muy dura con ella, demeritando su voz y los temas de los cuales escribía. Ella contestó a esas críticas a través de la canción “Mean”:
And I can see you years from now in a bar
Talking over a football game
With that same big loud opinion but
Nobody’s listening
Washed up and ranting about the same old bitter things
Drunk and grumbling on about how I can’t sing
But all you are is mean
De hecho, las pocas veces que hablamos de voces jóvenes en la literatura se trata, en su mayoría, de los poetas malditos, con una poesía que habla sobre la muerte, la soledad y las decepciones de la vida —estoy generalizando—. Taylor Swift no encaja en ese molde, no tiene esa masculinidad de la que Octavio Paz alardeó en el prólogo de Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik: “El Árbol de Diana es uno de los atributos masculinos de la deidad femenina” (whatever that means). Taylor Swift está escribiendo sobre su mundo adolescente, que no es maldito, y aún así logra transmitir lo que se siente enorme.
El mérito de su escritura no es menor: en 2022, recibió un doctorado honorario en Bellas Artes por la Universidad de Nueva York por su influencia y su legado musical en los últimos quince años de su carrera profesional, y esto fue antes del éxito de The Eras Tour. Con todo, recuerdo que en mi secundaria decían que Taylor Swift era música para niñas, como si eso fuera algo malo —me da gusto que ese reproche ya suene viejo—: ella llegó para enseñarnos este gran sesgo que inclusive el mercado, por mucho tiempo, desperdició.
El universo de Taylor Swift: from sprinkle splashes to fireplace ashes
En la primera entrevista nacional que dio Taylor Swift, a sus dieciséis, compartió que no pensaba competir con la belleza o la voz de otras artistas, sino que iba a distinguirse de ellas por un elemento fundamental: escribir sus propias canciones. Dicho y hecho, ha escrito cada una. Esta es la razón principal por la cual podemos estudiar las letras de Taylor Swift —y no las de otras artistas que cantan canciones que otras personas les escriben—. Lo más interesante es que conforme Taylor Swift crece y madura, las letras y la voz poética también lo hacen. Su memoria y sus experiencias personales son sus mayores fuentes de inspiración, una característica que comparte con la poesía confesional.
El género de la poesía confesional surgió en Estados Unidos el siglo pasado, pero el término se utilizó de manera peyorativa, pues los poemas resultaban incómodos porque hacían público lo que entonces se consideraba privado —por ejemplo, se escribían poemas sobre el proceso de un divorcio o sobre el sexo, que entonces estaban estigmatizados—. Esa poesía le quita la máscara a lo que pensamos que “debe ser un escritor”, quien al hablar de su experiencia personal habla de la vergüenza, utilizando un yo poético errático y defectuoso, como somos los humanos.
La poesía confesional, como dije, tiene al recuerdo como fuente de inspiración, está escrita en primera persona y uno de sus temas centrales es el amor. No lo idealiza, sino que habla de lo incómodas que algunas experiencias pueden ser cuando te enamoras; se trata de poemas con imágenes crudas que terminan por cuestionar las estructuras de poder.* Así como Sylvia Plath en su poema “Pursuit” describe una relación romántica como una caza, y la voz poética es presa de una pantera que deja a sus víctimas quemadas bajo el sol, Taylor Swift recurre a su experiencia para hacer algo similar en “Dear John”.** En esta canción se explora la historia de una relación amorosa que tiene un desbalance de poder, John también deja los ojos de las mujeres quemados de tanto llorar:
You are an expert at sorry and keeping the lines blurry
Never impressed by me acing your tests
All the girls that you’ve run dry have tired lifeless eyes
‘Cause you burned them out
Esta imagen no solo describe el desamor, sino que expresa cómo se siente estar en una relación en la que te hicieron grooming, algo que Taylor Swift vivió con el cantautor John Mayer, con quien tuvo una relación cuando ella tenía diecinueve años y el treinta y dos. El grooming es un tema que no se explora comúnmente en la poesía, y Taylor Swift no lo hace desde un lugar moralizante sino quitándose la máscara para narrar lo que ella vivió.
Las letras de las canciones de Taylor Swift son un diario abierto. ¿De quién?, de una chica navegando el mundo. Su yo poético es errático, a veces la caga, a veces acierta, a veces le da consejos a su yo del pasado cuando ella ya es mayor. Lo hace en su más reciente canción, “Anti-Hero”, en la que ahonda en todas sus inseguridades y en los defectos que odia de sí misma:
It’s me, hi, I’m the problem, it’s me
At tea time, everybody agrees
I’ll stare directly at the sun but never in the mirror
It must be exhausting always rooting for the anti-hero
Ya lo dijo la cantante y compositora Phoebe Bridgers: no es lo mismo escribir a los dieciséis que escribir a los dieciocho, los veintidós, los veinticinco, los veintiocho, y Taylor Swift ha escrito en todas esas edades, volviéndose una voz que nos acompaña mientras crecemos con ella. Desde “A Place in this World” hasta su más reciente canción, “You’re on Your Own, Kid”, su voz poética tiene los arcos de un personaje que nosotres también somos y vivimos. Así plasma una subjetividad que comparte con millones de oyentes.
No solo son sus canciones, sino cómo utiliza la moda como un símbolo que alude a una época de su vida, algo que revivimos en su fandom con nuestros outfits en los conciertos. The Eras Tour se llama así porque cada uno de sus discos es una era, así como suena, con colores y símbolos específicos. Desde los rosas y pasteles, que hacen referencia a su álbum Lover, hasta los azules y morados y las pulseras que aluden al álbum Midnights, o el número 13 que ella se dibujaba en el puño de la mano durante su álbum Fearless, o el lipstick rojo de su álbum Red. La cercanía entre su fandom y ella es tanta que siempre sabemos en qué época del año escribió cada canción y, por supuesto, de qué exes habla. Por eso, me quiero detener en lo que hace a Taylor Swift muy especial: sus fans.
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Llegabas a tu casa, te encerrabas en tu cuarto y ponías el CD de Taylor Swift. Escuchabas la voz de alguien que te describía cómo se siente tener quince años. Muchas de sus fans la hemos descrito como una hermana mayor y buscamos las pistas que ella llama easter eggs. A través de su escritura, Taylor Swift ha creado un universo de referencias, de significados particulares sobre cada vivencia, como la bufanda roja y la canción “All Too Well” que simbolizan su ruptura con el actor Jake Gyllenhaal. Así, sus letras son capaces de insertarnos en un universo autorreferencial, como cuando en su álbum Red dice que el amor es rojo, ardiente y cruel, pero años después reescribe que el amor no es de ese color sino dorado.
I once believed love would be
Burning red
But its golden
Like Daylight
(“Daylight”)
Con el color dorado, Taylor Swift hace alusión a su nueva perspectiva del amor, es luminoso, como salir de un lugar oscuro hacia la luz del día. La canción reflexiona sobre cómo solía vivir el amor y habla de cómo se da cuenta de que quiere ser definida por las cosas que ama y no por las que la hirieron.
Y sí, de aquí han salido todos esos rituales que en el fandom hacemos para reivindicar nuestras propias experiencias, como lo estamos haciendo para The Eras Tour con las pulseras que representan una actividad que solíamos hacer de niñas:
Everything you lose is a step you take
So make the friendship bracelets
Take the moment and taste it
You’ve got no reason to be afraid
(“You’re on Your Own, Kid”)
El fandom swiftie no se reduce a los millennials, sino que ha capturado a muches de nosotres desde hace más de una década. Su estilo de escritura ha influenciado, por ejemplo, a artistas más jóvenes de la Gen Z, como Olivia Rodrigo y Sabrina Carpenter —todo un temón del que quisiera escribir—, quienes también exploran la escritura de tono confesional.
La línea fina entre fantasía y realidad: passed down like folk songs
Mucho antes de The Eras Tour, durante la pandemia, Taylor Swift nos sorprendió sacando no uno, sino dos discos cottagecore —una estética de internet, popularizada por adolescentes, que idealiza la vida rural—, los cuales fueron completamente distintos de los que habíamos escuchado antes, se titularon Folklore y Evermore. Si el disco Fearless la puso en el ojo público en 2008 y 1989 la consolidó como artista pop internacional, Folklore hizo que la industria musical la reconociera como la asombrosa escritora que siempre ha sido. Le otorgaron el premio al Mejor Álbum del año en los Grammy, convirtiéndola en la primera mujer en ganar ese premio tres veces.
Este álbum tiene una particularidad: no habla sobre ella, sino de historias de ficción. Inicia con “Cardigan”, la voz de una mujer que ve hacia atrás en la relación con su marido, pensando en esa vez que él la engañó en la prepa. Después tenemos la canción “Betty”, esta es la voz de un joven de diecisiete años que engaña a su novia, que utiliza un cárdigan en el verano. Por último, está “August”, la historia de una chica que se enamora de un chico llamado James, con quien tiene relaciones sexuales por primera vez, pero él tenía novia y regresa con ella, dejándole el corazón roto. Las voces de las tres canciones se entrelazan en la historia de un primer amor, en la que nadie es el villano y se explora la complejidad de una infidelidad que se vive desde el recuerdo:
To live for the hope of it all
Cancel plans just in case you’d call
And say, “Meet me behind the mall”
So much for summer love and saying “us”
‘Cause you weren’t mine to lose
Si bien esta vez Taylor Swift no recurre a su experiencia para escribir, sus temas de interés siguen siendo los de aquella niña de trece años que escribía en el piso de su cuarto. Swift tiene una fascinación por cómo las adolescentes generamos nuestras primeras relaciones llenas de fragilidad, así como por las fantasías que las rodean.
Esto y más ha consolidado a Taylor Swift como la mejor cantautora de nuestra generación. En universidades privadas de Estados Unidos, como Cambridge, Stanford, Rice, Arizona State University y Berkeley College, ya tienen clases diseñadas para estudiar su trabajo. Yo podría seguir escribiendo y detallar cada uno de estos párrafos —ojo ahí, tesis doctoral—, por ahora solo espero que este artículo permita que disfrutes aún más las letras de Tay Tay.
Disfruta The Eras Tour,
¡Mi gente latino! <3
*Andrea Muriel López, Una poética de la poesía posconfesional: la protesta afectiva en Sharon Olds, Ai y Kim Addonizio, tesis para optar por el grado de maestra en Letras, Ciudad de México, UNAM, 2022.
**Alejandra Escutia Angulo, Voces líricas femeninas vs. la violencia patriarcal: un estudio sobre el uso de las imágenes de muerte y resurrección en la escritura de Sylvia Plath y Taylor Swift, tesina que para obtener el título de Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas, Ciudad de México, UNAM, 2023.
Nota: En México se darán cuatro conciertos, como parte The Eras Tour, del 24 al 27 de agosto. The Eras Tour podría batir el récord de ventas que estableció Elton John.
Cada generación se identifica con algún cantante: Taylor Swift se ha convertido en eso para millones de millennials y centennials. Swift ha logrado que sus fans se sientan muy cercanos a ella, en parte, porque sus letras usan los recursos de la poesía confesional: hablan de sus propias experiencias desde un yo defectuoso que intima con su público. Este artículo analiza, en esa clave, las letras de varias de sus canciones.
Taylor Swift vino a México, como parte de The Eras Tour, y estamos perdiendo la cabeza por verla en el Foro 1989, antiguamente Foro Sol, pero las swifties le cambiamos el nombre en Google Maps. Te guste su música o no, Taylor Swift es noticia; que si está moviendo la economía, que si ella es la industria musical, que si está sacando nuevos discos, que si está hundiendo a Scooter Braun, el productor que compró toda su música y por el que ella perdió los derechos de sus propias creaciones, pero que ahora está recuperando a través de regrabaciones, nombradas Taylor’s version. En suma, los temas de conversación son infinitos.
Si bien mucha de la crítica sobre la música y las letras de Taylor Swift ha girado en torno a su vida privada y amorosa, quisiera hablar de algo que no se aborda lo suficiente: el poder de su voz poética. ¡¿Pero cómo te atreves a decir que Taylor Swift escribe literatura?! Bueno, une puede hacer todo lo que se propone con el poder del delulu, y más cuando somos swifties —¿qué no vieron que llevamos a Ticketmaster a la corte en EUA por la venta caótica de boletos para The Eras Tour?
Siempre ha existido un lazo entre la literatura y la música. De hecho, los primeros referentes de la literatura occidental los encontramos en la Antigua Grecia: La Ilíada y La Odisea, y recordemos que no eran libros, sino canciones que los trovadores memorizaban para pasar las historias de generación en generación. Prueba de ello es el inicio de La Ilíada, que tiene como primera palabra: canta. Con esto solo quiero mostrar que miles de años después se crearon los géneros literarios para dividir la poesía de la narrativa y de la canción. En el otro extremo del tiempo —el año 2016—, Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, lo que nos recordó que la letra de la música puede ser poesía.
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Estás en la prepa, invitas a tus amigas al mall y todas te dicen que no pueden salir. Tu mamá te acompaña al mall para animarte y ¡pum!, se topan con ese grupo de amigas que te dijeron que no podían salir. Te das cuenta de que hicieron el plan sin ti, te abrieron. Y la vergüenza en el estómago es la más grande del mundo.
Taylor Swift escribe de lo horrible que se siente no saber a quién hablarle en un salón de clases, de tratar de gustarle a una persona que no sabe que existes, de tu primera ruptura, de cuando te bajan al novio, de la vez que a tu mejor amiga le rompieron el corazón y de cómo tu mamá es la amistad más leal que tendrás en el mundo:
I don’t know who I’m going to
talk to now at school
but I know I’m laughing
on the car ride home with you
(“The Best Day”)
Taylor Swift canta de los temas que, nos han repetido hasta el cansancio, no son importantes. Cuando la realidad es que, al contrario de lo que dicen las “grandes” voces de la literatura, el mundo de una adolescente ES abrumador. Esta es una de las razones por las cuales millones de adolescentes resonamos con una voz que entiende la importancia de nuestros problemas, de los que nos han dicho toda la vida que son irrelevantes, que deben tratarse en silencio, que dan cringe porque no son “universales”.
Taylor Swift escribe desde la sinceridad de su experiencia. No me imagino un espacio universitario o una clase de literatura en la que se expongan, como un asunto central, los problemas que tiene una mujer en su adolescencia. Basta con abrir el libro El canon occidental de Harold Bloom, en el que escribe: “Oscar Wilde, que tenía en razón en todo, también nos dijo que toda mala poesía es sincera. Si yo tuviera el poder de hacerlo, haría que esas palabras fueran grabadas a la entrada de todas las universidades, a fin de que todos los estudiantes pudieran ponderar el esplendor de dicha idea”. Apoyo su propuesta: esa frase debería estar grabada en todas las universidades, pero en una lápida para recordar la poca vigencia que tiene esa idea hoy en día.
Me gusta Harold Bloom, pero no todo lo que dijo sigue siendo cierto. Tampoco dudo de que hay un mercado que vende literatura a los adolescentes, sé que existen novelas como Catcher in the Rye, Heartstopper y The Fault in Our Stars, pero esos libros fueron escritos por treintones que ven la adolescencia como un mercado. En cambio, Taylor Swift escribió desde la adolescencia para la adolescencia. Escribió sobre sus experiencias entre los quince y los diecinueve años, teniendo esa edad. Nosotres también la escuchamos a esa edad —¿y cómo no íbamos a generar una relación parasocial así?—. Sin embargo, la crítica musical de entonces fue muy dura con ella, demeritando su voz y los temas de los cuales escribía. Ella contestó a esas críticas a través de la canción “Mean”:
And I can see you years from now in a bar
Talking over a football game
With that same big loud opinion but
Nobody’s listening
Washed up and ranting about the same old bitter things
Drunk and grumbling on about how I can’t sing
But all you are is mean
De hecho, las pocas veces que hablamos de voces jóvenes en la literatura se trata, en su mayoría, de los poetas malditos, con una poesía que habla sobre la muerte, la soledad y las decepciones de la vida —estoy generalizando—. Taylor Swift no encaja en ese molde, no tiene esa masculinidad de la que Octavio Paz alardeó en el prólogo de Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik: “El Árbol de Diana es uno de los atributos masculinos de la deidad femenina” (whatever that means). Taylor Swift está escribiendo sobre su mundo adolescente, que no es maldito, y aún así logra transmitir lo que se siente enorme.
El mérito de su escritura no es menor: en 2022, recibió un doctorado honorario en Bellas Artes por la Universidad de Nueva York por su influencia y su legado musical en los últimos quince años de su carrera profesional, y esto fue antes del éxito de The Eras Tour. Con todo, recuerdo que en mi secundaria decían que Taylor Swift era música para niñas, como si eso fuera algo malo —me da gusto que ese reproche ya suene viejo—: ella llegó para enseñarnos este gran sesgo que inclusive el mercado, por mucho tiempo, desperdició.
El universo de Taylor Swift: from sprinkle splashes to fireplace ashes
En la primera entrevista nacional que dio Taylor Swift, a sus dieciséis, compartió que no pensaba competir con la belleza o la voz de otras artistas, sino que iba a distinguirse de ellas por un elemento fundamental: escribir sus propias canciones. Dicho y hecho, ha escrito cada una. Esta es la razón principal por la cual podemos estudiar las letras de Taylor Swift —y no las de otras artistas que cantan canciones que otras personas les escriben—. Lo más interesante es que conforme Taylor Swift crece y madura, las letras y la voz poética también lo hacen. Su memoria y sus experiencias personales son sus mayores fuentes de inspiración, una característica que comparte con la poesía confesional.
El género de la poesía confesional surgió en Estados Unidos el siglo pasado, pero el término se utilizó de manera peyorativa, pues los poemas resultaban incómodos porque hacían público lo que entonces se consideraba privado —por ejemplo, se escribían poemas sobre el proceso de un divorcio o sobre el sexo, que entonces estaban estigmatizados—. Esa poesía le quita la máscara a lo que pensamos que “debe ser un escritor”, quien al hablar de su experiencia personal habla de la vergüenza, utilizando un yo poético errático y defectuoso, como somos los humanos.
La poesía confesional, como dije, tiene al recuerdo como fuente de inspiración, está escrita en primera persona y uno de sus temas centrales es el amor. No lo idealiza, sino que habla de lo incómodas que algunas experiencias pueden ser cuando te enamoras; se trata de poemas con imágenes crudas que terminan por cuestionar las estructuras de poder.* Así como Sylvia Plath en su poema “Pursuit” describe una relación romántica como una caza, y la voz poética es presa de una pantera que deja a sus víctimas quemadas bajo el sol, Taylor Swift recurre a su experiencia para hacer algo similar en “Dear John”.** En esta canción se explora la historia de una relación amorosa que tiene un desbalance de poder, John también deja los ojos de las mujeres quemados de tanto llorar:
You are an expert at sorry and keeping the lines blurry
Never impressed by me acing your tests
All the girls that you’ve run dry have tired lifeless eyes
‘Cause you burned them out
Esta imagen no solo describe el desamor, sino que expresa cómo se siente estar en una relación en la que te hicieron grooming, algo que Taylor Swift vivió con el cantautor John Mayer, con quien tuvo una relación cuando ella tenía diecinueve años y el treinta y dos. El grooming es un tema que no se explora comúnmente en la poesía, y Taylor Swift no lo hace desde un lugar moralizante sino quitándose la máscara para narrar lo que ella vivió.
Las letras de las canciones de Taylor Swift son un diario abierto. ¿De quién?, de una chica navegando el mundo. Su yo poético es errático, a veces la caga, a veces acierta, a veces le da consejos a su yo del pasado cuando ella ya es mayor. Lo hace en su más reciente canción, “Anti-Hero”, en la que ahonda en todas sus inseguridades y en los defectos que odia de sí misma:
It’s me, hi, I’m the problem, it’s me
At tea time, everybody agrees
I’ll stare directly at the sun but never in the mirror
It must be exhausting always rooting for the anti-hero
Ya lo dijo la cantante y compositora Phoebe Bridgers: no es lo mismo escribir a los dieciséis que escribir a los dieciocho, los veintidós, los veinticinco, los veintiocho, y Taylor Swift ha escrito en todas esas edades, volviéndose una voz que nos acompaña mientras crecemos con ella. Desde “A Place in this World” hasta su más reciente canción, “You’re on Your Own, Kid”, su voz poética tiene los arcos de un personaje que nosotres también somos y vivimos. Así plasma una subjetividad que comparte con millones de oyentes.
No solo son sus canciones, sino cómo utiliza la moda como un símbolo que alude a una época de su vida, algo que revivimos en su fandom con nuestros outfits en los conciertos. The Eras Tour se llama así porque cada uno de sus discos es una era, así como suena, con colores y símbolos específicos. Desde los rosas y pasteles, que hacen referencia a su álbum Lover, hasta los azules y morados y las pulseras que aluden al álbum Midnights, o el número 13 que ella se dibujaba en el puño de la mano durante su álbum Fearless, o el lipstick rojo de su álbum Red. La cercanía entre su fandom y ella es tanta que siempre sabemos en qué época del año escribió cada canción y, por supuesto, de qué exes habla. Por eso, me quiero detener en lo que hace a Taylor Swift muy especial: sus fans.
{{ linea }}
Llegabas a tu casa, te encerrabas en tu cuarto y ponías el CD de Taylor Swift. Escuchabas la voz de alguien que te describía cómo se siente tener quince años. Muchas de sus fans la hemos descrito como una hermana mayor y buscamos las pistas que ella llama easter eggs. A través de su escritura, Taylor Swift ha creado un universo de referencias, de significados particulares sobre cada vivencia, como la bufanda roja y la canción “All Too Well” que simbolizan su ruptura con el actor Jake Gyllenhaal. Así, sus letras son capaces de insertarnos en un universo autorreferencial, como cuando en su álbum Red dice que el amor es rojo, ardiente y cruel, pero años después reescribe que el amor no es de ese color sino dorado.
I once believed love would be
Burning red
But its golden
Like Daylight
(“Daylight”)
Con el color dorado, Taylor Swift hace alusión a su nueva perspectiva del amor, es luminoso, como salir de un lugar oscuro hacia la luz del día. La canción reflexiona sobre cómo solía vivir el amor y habla de cómo se da cuenta de que quiere ser definida por las cosas que ama y no por las que la hirieron.
Y sí, de aquí han salido todos esos rituales que en el fandom hacemos para reivindicar nuestras propias experiencias, como lo estamos haciendo para The Eras Tour con las pulseras que representan una actividad que solíamos hacer de niñas:
Everything you lose is a step you take
So make the friendship bracelets
Take the moment and taste it
You’ve got no reason to be afraid
(“You’re on Your Own, Kid”)
El fandom swiftie no se reduce a los millennials, sino que ha capturado a muches de nosotres desde hace más de una década. Su estilo de escritura ha influenciado, por ejemplo, a artistas más jóvenes de la Gen Z, como Olivia Rodrigo y Sabrina Carpenter —todo un temón del que quisiera escribir—, quienes también exploran la escritura de tono confesional.
La línea fina entre fantasía y realidad: passed down like folk songs
Mucho antes de The Eras Tour, durante la pandemia, Taylor Swift nos sorprendió sacando no uno, sino dos discos cottagecore —una estética de internet, popularizada por adolescentes, que idealiza la vida rural—, los cuales fueron completamente distintos de los que habíamos escuchado antes, se titularon Folklore y Evermore. Si el disco Fearless la puso en el ojo público en 2008 y 1989 la consolidó como artista pop internacional, Folklore hizo que la industria musical la reconociera como la asombrosa escritora que siempre ha sido. Le otorgaron el premio al Mejor Álbum del año en los Grammy, convirtiéndola en la primera mujer en ganar ese premio tres veces.
Este álbum tiene una particularidad: no habla sobre ella, sino de historias de ficción. Inicia con “Cardigan”, la voz de una mujer que ve hacia atrás en la relación con su marido, pensando en esa vez que él la engañó en la prepa. Después tenemos la canción “Betty”, esta es la voz de un joven de diecisiete años que engaña a su novia, que utiliza un cárdigan en el verano. Por último, está “August”, la historia de una chica que se enamora de un chico llamado James, con quien tiene relaciones sexuales por primera vez, pero él tenía novia y regresa con ella, dejándole el corazón roto. Las voces de las tres canciones se entrelazan en la historia de un primer amor, en la que nadie es el villano y se explora la complejidad de una infidelidad que se vive desde el recuerdo:
To live for the hope of it all
Cancel plans just in case you’d call
And say, “Meet me behind the mall”
So much for summer love and saying “us”
‘Cause you weren’t mine to lose
Si bien esta vez Taylor Swift no recurre a su experiencia para escribir, sus temas de interés siguen siendo los de aquella niña de trece años que escribía en el piso de su cuarto. Swift tiene una fascinación por cómo las adolescentes generamos nuestras primeras relaciones llenas de fragilidad, así como por las fantasías que las rodean.
Esto y más ha consolidado a Taylor Swift como la mejor cantautora de nuestra generación. En universidades privadas de Estados Unidos, como Cambridge, Stanford, Rice, Arizona State University y Berkeley College, ya tienen clases diseñadas para estudiar su trabajo. Yo podría seguir escribiendo y detallar cada uno de estos párrafos —ojo ahí, tesis doctoral—, por ahora solo espero que este artículo permita que disfrutes aún más las letras de Tay Tay.
Disfruta The Eras Tour,
¡Mi gente latino! <3
*Andrea Muriel López, Una poética de la poesía posconfesional: la protesta afectiva en Sharon Olds, Ai y Kim Addonizio, tesis para optar por el grado de maestra en Letras, Ciudad de México, UNAM, 2022.
**Alejandra Escutia Angulo, Voces líricas femeninas vs. la violencia patriarcal: un estudio sobre el uso de las imágenes de muerte y resurrección en la escritura de Sylvia Plath y Taylor Swift, tesina que para obtener el título de Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas, Ciudad de México, UNAM, 2023.
Nota: En México se darán cuatro conciertos, como parte The Eras Tour, del 24 al 27 de agosto. The Eras Tour podría batir el récord de ventas que estableció Elton John.
La cantautora estadounidense Taylor Swift en la gira The Eras Tour en el Estadio SoFi, Inglewood, agosto de 2023.
Cada generación se identifica con algún cantante: Taylor Swift se ha convertido en eso para millones de millennials y centennials. Swift ha logrado que sus fans se sientan muy cercanos a ella, en parte, porque sus letras usan los recursos de la poesía confesional: hablan de sus propias experiencias desde un yo defectuoso que intima con su público. Este artículo analiza, en esa clave, las letras de varias de sus canciones.
Taylor Swift vino a México, como parte de The Eras Tour, y estamos perdiendo la cabeza por verla en el Foro 1989, antiguamente Foro Sol, pero las swifties le cambiamos el nombre en Google Maps. Te guste su música o no, Taylor Swift es noticia; que si está moviendo la economía, que si ella es la industria musical, que si está sacando nuevos discos, que si está hundiendo a Scooter Braun, el productor que compró toda su música y por el que ella perdió los derechos de sus propias creaciones, pero que ahora está recuperando a través de regrabaciones, nombradas Taylor’s version. En suma, los temas de conversación son infinitos.
Si bien mucha de la crítica sobre la música y las letras de Taylor Swift ha girado en torno a su vida privada y amorosa, quisiera hablar de algo que no se aborda lo suficiente: el poder de su voz poética. ¡¿Pero cómo te atreves a decir que Taylor Swift escribe literatura?! Bueno, une puede hacer todo lo que se propone con el poder del delulu, y más cuando somos swifties —¿qué no vieron que llevamos a Ticketmaster a la corte en EUA por la venta caótica de boletos para The Eras Tour?
Siempre ha existido un lazo entre la literatura y la música. De hecho, los primeros referentes de la literatura occidental los encontramos en la Antigua Grecia: La Ilíada y La Odisea, y recordemos que no eran libros, sino canciones que los trovadores memorizaban para pasar las historias de generación en generación. Prueba de ello es el inicio de La Ilíada, que tiene como primera palabra: canta. Con esto solo quiero mostrar que miles de años después se crearon los géneros literarios para dividir la poesía de la narrativa y de la canción. En el otro extremo del tiempo —el año 2016—, Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana”, lo que nos recordó que la letra de la música puede ser poesía.
{{ linea }}
Estás en la prepa, invitas a tus amigas al mall y todas te dicen que no pueden salir. Tu mamá te acompaña al mall para animarte y ¡pum!, se topan con ese grupo de amigas que te dijeron que no podían salir. Te das cuenta de que hicieron el plan sin ti, te abrieron. Y la vergüenza en el estómago es la más grande del mundo.
Taylor Swift escribe de lo horrible que se siente no saber a quién hablarle en un salón de clases, de tratar de gustarle a una persona que no sabe que existes, de tu primera ruptura, de cuando te bajan al novio, de la vez que a tu mejor amiga le rompieron el corazón y de cómo tu mamá es la amistad más leal que tendrás en el mundo:
I don’t know who I’m going to
talk to now at school
but I know I’m laughing
on the car ride home with you
(“The Best Day”)
Taylor Swift canta de los temas que, nos han repetido hasta el cansancio, no son importantes. Cuando la realidad es que, al contrario de lo que dicen las “grandes” voces de la literatura, el mundo de una adolescente ES abrumador. Esta es una de las razones por las cuales millones de adolescentes resonamos con una voz que entiende la importancia de nuestros problemas, de los que nos han dicho toda la vida que son irrelevantes, que deben tratarse en silencio, que dan cringe porque no son “universales”.
Taylor Swift escribe desde la sinceridad de su experiencia. No me imagino un espacio universitario o una clase de literatura en la que se expongan, como un asunto central, los problemas que tiene una mujer en su adolescencia. Basta con abrir el libro El canon occidental de Harold Bloom, en el que escribe: “Oscar Wilde, que tenía en razón en todo, también nos dijo que toda mala poesía es sincera. Si yo tuviera el poder de hacerlo, haría que esas palabras fueran grabadas a la entrada de todas las universidades, a fin de que todos los estudiantes pudieran ponderar el esplendor de dicha idea”. Apoyo su propuesta: esa frase debería estar grabada en todas las universidades, pero en una lápida para recordar la poca vigencia que tiene esa idea hoy en día.
Me gusta Harold Bloom, pero no todo lo que dijo sigue siendo cierto. Tampoco dudo de que hay un mercado que vende literatura a los adolescentes, sé que existen novelas como Catcher in the Rye, Heartstopper y The Fault in Our Stars, pero esos libros fueron escritos por treintones que ven la adolescencia como un mercado. En cambio, Taylor Swift escribió desde la adolescencia para la adolescencia. Escribió sobre sus experiencias entre los quince y los diecinueve años, teniendo esa edad. Nosotres también la escuchamos a esa edad —¿y cómo no íbamos a generar una relación parasocial así?—. Sin embargo, la crítica musical de entonces fue muy dura con ella, demeritando su voz y los temas de los cuales escribía. Ella contestó a esas críticas a través de la canción “Mean”:
And I can see you years from now in a bar
Talking over a football game
With that same big loud opinion but
Nobody’s listening
Washed up and ranting about the same old bitter things
Drunk and grumbling on about how I can’t sing
But all you are is mean
De hecho, las pocas veces que hablamos de voces jóvenes en la literatura se trata, en su mayoría, de los poetas malditos, con una poesía que habla sobre la muerte, la soledad y las decepciones de la vida —estoy generalizando—. Taylor Swift no encaja en ese molde, no tiene esa masculinidad de la que Octavio Paz alardeó en el prólogo de Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik: “El Árbol de Diana es uno de los atributos masculinos de la deidad femenina” (whatever that means). Taylor Swift está escribiendo sobre su mundo adolescente, que no es maldito, y aún así logra transmitir lo que se siente enorme.
El mérito de su escritura no es menor: en 2022, recibió un doctorado honorario en Bellas Artes por la Universidad de Nueva York por su influencia y su legado musical en los últimos quince años de su carrera profesional, y esto fue antes del éxito de The Eras Tour. Con todo, recuerdo que en mi secundaria decían que Taylor Swift era música para niñas, como si eso fuera algo malo —me da gusto que ese reproche ya suene viejo—: ella llegó para enseñarnos este gran sesgo que inclusive el mercado, por mucho tiempo, desperdició.
El universo de Taylor Swift: from sprinkle splashes to fireplace ashes
En la primera entrevista nacional que dio Taylor Swift, a sus dieciséis, compartió que no pensaba competir con la belleza o la voz de otras artistas, sino que iba a distinguirse de ellas por un elemento fundamental: escribir sus propias canciones. Dicho y hecho, ha escrito cada una. Esta es la razón principal por la cual podemos estudiar las letras de Taylor Swift —y no las de otras artistas que cantan canciones que otras personas les escriben—. Lo más interesante es que conforme Taylor Swift crece y madura, las letras y la voz poética también lo hacen. Su memoria y sus experiencias personales son sus mayores fuentes de inspiración, una característica que comparte con la poesía confesional.
El género de la poesía confesional surgió en Estados Unidos el siglo pasado, pero el término se utilizó de manera peyorativa, pues los poemas resultaban incómodos porque hacían público lo que entonces se consideraba privado —por ejemplo, se escribían poemas sobre el proceso de un divorcio o sobre el sexo, que entonces estaban estigmatizados—. Esa poesía le quita la máscara a lo que pensamos que “debe ser un escritor”, quien al hablar de su experiencia personal habla de la vergüenza, utilizando un yo poético errático y defectuoso, como somos los humanos.
La poesía confesional, como dije, tiene al recuerdo como fuente de inspiración, está escrita en primera persona y uno de sus temas centrales es el amor. No lo idealiza, sino que habla de lo incómodas que algunas experiencias pueden ser cuando te enamoras; se trata de poemas con imágenes crudas que terminan por cuestionar las estructuras de poder.* Así como Sylvia Plath en su poema “Pursuit” describe una relación romántica como una caza, y la voz poética es presa de una pantera que deja a sus víctimas quemadas bajo el sol, Taylor Swift recurre a su experiencia para hacer algo similar en “Dear John”.** En esta canción se explora la historia de una relación amorosa que tiene un desbalance de poder, John también deja los ojos de las mujeres quemados de tanto llorar:
You are an expert at sorry and keeping the lines blurry
Never impressed by me acing your tests
All the girls that you’ve run dry have tired lifeless eyes
‘Cause you burned them out
Esta imagen no solo describe el desamor, sino que expresa cómo se siente estar en una relación en la que te hicieron grooming, algo que Taylor Swift vivió con el cantautor John Mayer, con quien tuvo una relación cuando ella tenía diecinueve años y el treinta y dos. El grooming es un tema que no se explora comúnmente en la poesía, y Taylor Swift no lo hace desde un lugar moralizante sino quitándose la máscara para narrar lo que ella vivió.
Las letras de las canciones de Taylor Swift son un diario abierto. ¿De quién?, de una chica navegando el mundo. Su yo poético es errático, a veces la caga, a veces acierta, a veces le da consejos a su yo del pasado cuando ella ya es mayor. Lo hace en su más reciente canción, “Anti-Hero”, en la que ahonda en todas sus inseguridades y en los defectos que odia de sí misma:
It’s me, hi, I’m the problem, it’s me
At tea time, everybody agrees
I’ll stare directly at the sun but never in the mirror
It must be exhausting always rooting for the anti-hero
Ya lo dijo la cantante y compositora Phoebe Bridgers: no es lo mismo escribir a los dieciséis que escribir a los dieciocho, los veintidós, los veinticinco, los veintiocho, y Taylor Swift ha escrito en todas esas edades, volviéndose una voz que nos acompaña mientras crecemos con ella. Desde “A Place in this World” hasta su más reciente canción, “You’re on Your Own, Kid”, su voz poética tiene los arcos de un personaje que nosotres también somos y vivimos. Así plasma una subjetividad que comparte con millones de oyentes.
No solo son sus canciones, sino cómo utiliza la moda como un símbolo que alude a una época de su vida, algo que revivimos en su fandom con nuestros outfits en los conciertos. The Eras Tour se llama así porque cada uno de sus discos es una era, así como suena, con colores y símbolos específicos. Desde los rosas y pasteles, que hacen referencia a su álbum Lover, hasta los azules y morados y las pulseras que aluden al álbum Midnights, o el número 13 que ella se dibujaba en el puño de la mano durante su álbum Fearless, o el lipstick rojo de su álbum Red. La cercanía entre su fandom y ella es tanta que siempre sabemos en qué época del año escribió cada canción y, por supuesto, de qué exes habla. Por eso, me quiero detener en lo que hace a Taylor Swift muy especial: sus fans.
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Llegabas a tu casa, te encerrabas en tu cuarto y ponías el CD de Taylor Swift. Escuchabas la voz de alguien que te describía cómo se siente tener quince años. Muchas de sus fans la hemos descrito como una hermana mayor y buscamos las pistas que ella llama easter eggs. A través de su escritura, Taylor Swift ha creado un universo de referencias, de significados particulares sobre cada vivencia, como la bufanda roja y la canción “All Too Well” que simbolizan su ruptura con el actor Jake Gyllenhaal. Así, sus letras son capaces de insertarnos en un universo autorreferencial, como cuando en su álbum Red dice que el amor es rojo, ardiente y cruel, pero años después reescribe que el amor no es de ese color sino dorado.
I once believed love would be
Burning red
But its golden
Like Daylight
(“Daylight”)
Con el color dorado, Taylor Swift hace alusión a su nueva perspectiva del amor, es luminoso, como salir de un lugar oscuro hacia la luz del día. La canción reflexiona sobre cómo solía vivir el amor y habla de cómo se da cuenta de que quiere ser definida por las cosas que ama y no por las que la hirieron.
Y sí, de aquí han salido todos esos rituales que en el fandom hacemos para reivindicar nuestras propias experiencias, como lo estamos haciendo para The Eras Tour con las pulseras que representan una actividad que solíamos hacer de niñas:
Everything you lose is a step you take
So make the friendship bracelets
Take the moment and taste it
You’ve got no reason to be afraid
(“You’re on Your Own, Kid”)
El fandom swiftie no se reduce a los millennials, sino que ha capturado a muches de nosotres desde hace más de una década. Su estilo de escritura ha influenciado, por ejemplo, a artistas más jóvenes de la Gen Z, como Olivia Rodrigo y Sabrina Carpenter —todo un temón del que quisiera escribir—, quienes también exploran la escritura de tono confesional.
La línea fina entre fantasía y realidad: passed down like folk songs
Mucho antes de The Eras Tour, durante la pandemia, Taylor Swift nos sorprendió sacando no uno, sino dos discos cottagecore —una estética de internet, popularizada por adolescentes, que idealiza la vida rural—, los cuales fueron completamente distintos de los que habíamos escuchado antes, se titularon Folklore y Evermore. Si el disco Fearless la puso en el ojo público en 2008 y 1989 la consolidó como artista pop internacional, Folklore hizo que la industria musical la reconociera como la asombrosa escritora que siempre ha sido. Le otorgaron el premio al Mejor Álbum del año en los Grammy, convirtiéndola en la primera mujer en ganar ese premio tres veces.
Este álbum tiene una particularidad: no habla sobre ella, sino de historias de ficción. Inicia con “Cardigan”, la voz de una mujer que ve hacia atrás en la relación con su marido, pensando en esa vez que él la engañó en la prepa. Después tenemos la canción “Betty”, esta es la voz de un joven de diecisiete años que engaña a su novia, que utiliza un cárdigan en el verano. Por último, está “August”, la historia de una chica que se enamora de un chico llamado James, con quien tiene relaciones sexuales por primera vez, pero él tenía novia y regresa con ella, dejándole el corazón roto. Las voces de las tres canciones se entrelazan en la historia de un primer amor, en la que nadie es el villano y se explora la complejidad de una infidelidad que se vive desde el recuerdo:
To live for the hope of it all
Cancel plans just in case you’d call
And say, “Meet me behind the mall”
So much for summer love and saying “us”
‘Cause you weren’t mine to lose
Si bien esta vez Taylor Swift no recurre a su experiencia para escribir, sus temas de interés siguen siendo los de aquella niña de trece años que escribía en el piso de su cuarto. Swift tiene una fascinación por cómo las adolescentes generamos nuestras primeras relaciones llenas de fragilidad, así como por las fantasías que las rodean.
Esto y más ha consolidado a Taylor Swift como la mejor cantautora de nuestra generación. En universidades privadas de Estados Unidos, como Cambridge, Stanford, Rice, Arizona State University y Berkeley College, ya tienen clases diseñadas para estudiar su trabajo. Yo podría seguir escribiendo y detallar cada uno de estos párrafos —ojo ahí, tesis doctoral—, por ahora solo espero que este artículo permita que disfrutes aún más las letras de Tay Tay.
Disfruta The Eras Tour,
¡Mi gente latino! <3
*Andrea Muriel López, Una poética de la poesía posconfesional: la protesta afectiva en Sharon Olds, Ai y Kim Addonizio, tesis para optar por el grado de maestra en Letras, Ciudad de México, UNAM, 2022.
**Alejandra Escutia Angulo, Voces líricas femeninas vs. la violencia patriarcal: un estudio sobre el uso de las imágenes de muerte y resurrección en la escritura de Sylvia Plath y Taylor Swift, tesina que para obtener el título de Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas, Ciudad de México, UNAM, 2023.
Nota: En México se darán cuatro conciertos, como parte The Eras Tour, del 24 al 27 de agosto. The Eras Tour podría batir el récord de ventas que estableció Elton John.
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