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Esta es la historia de una oportunidad de colaboración sui géneris entre artesanos y artesanas de la comunidad wixárika y el tequila Don Julio, por su transparencia, respeto, admiración y justeza.
Tras dos décadas de acumular experiencia en la generación de actividad económica dentro de las comunidades artesanales de la región de Yucatán, a través de la Fundación Haciendas del Mundo Maya y Taller Maya A.C., Pedro Gamboa –especialista en desarrollo y evaluación de políticas públicas para el combate a la pobreza– se dio a la tarea de liderar la creación de otro proyecto más ambicioso y también sin fines de lucro: la plataforma digital de e-commerce, Ensamble Artesano A.C.Fue su rápida respuesta ante la emergencia provocada por el contexto actual, que determinó el cierre de casi todos los canales de comercialización con los que contaban las diminutas microempresas y talleres artesanales que la Fundación Haciendas y Taller Maya venían impulsando desde hace años. Entonces Gamboa se puso en contacto con organizaciones hermanas en el resto del país —fundaciones y estudios de diseño y arquitectura– que se caracterizaran por trabajar con artesanos con el compromiso de generar para ellos ingresos sostenibles a través de pedidos constantes y pagados a precios justos.Con asesoría del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para la sistematización y el diseño de la colaboración en la plataforma, así como la certificación de la Organización Internacional de Comercio Justo, Ensamble Artesano funciona como un nodo que da servicios de asesoría, comunicación, venta, marketing y logística a las 36 organizaciones que forman parte de su plataforma, que en la actualidad tiene presencia en 18 estados del país y atiende a una red de prácticamente 3 mil artesanos y artesanas, a través de más de 220 microempresas muy pequeñas.“El equipo de planta de Ensamble Artesano”, explica Pedro Gamboa, “no se comunica directamente con los grupos de artesanos, son las 36 organizaciones, que los conocen y llevan años trabajando con ellos, quienes los contactan para comunicarles las oportunidades de colaboración y definir sus características en un proceso que se lleva a cabo de manera horizontal. Nosotros, como plataforma, somos un agregador de valor de mercado, de conocimiento, de buenas prácticas e inclusive de incidencia en espacios de política pública para el gremio, porque hacia allá queremos caminar”.Con estos antecedentes y forma de trabajar, se comprende la sobresaliente presencia que Ensamble Artesano tiene en las redes sociales. Su prestigio activó el radar de la empresa tequilera Don Julio, que la eligió para hacer llegar a diversos artesanos las características de una colaboración en el marco del movimiento “Me quito el sombrero” como es la nueva edición de Tequila Don Julio 1942, para cuya botella se buscaban características que la distinguieran de las otras que tiene la destilería jalisciense.
Pedro Gamboa convocó a todos los integrantes de la red para informarles mediante imágenes y palabras clave –un insumo que provino de muchas pláticas con el equipo de Don Julio– sobre la oportunidad de colaboración que se había presentado. A su vez, estas organizaciones evaluaron, junto con los grupos artesanales que representan, si se podían ajustar a los requerimientos solicitados en cuanto a materiales, técnica y tiempo de entrega.[read more]La clave del éxito radicó en que todos los participantes del proceso –la empresa tequilera, los grupos artesanales y las organizaciones que los acompañan— tuvieron, en todo momento, la misma información (si no se hablaba el idioma local, se acudía a traductores que pudieran servir de intérpretes). Así surgieron estas botellas de tequila de la marca Don Julio, con los temas del amor por la tierra, la importancia de las personas que hacen su trabajo con paciencia, entrega y dedicación. La marca quiere celebrar el orgullo de ser mexicanos honrando una manifestación artística tan hermosa como las diversas piezas artesanales que se crean a lo largo y ancho del país. Por este motivo, suman únicamente 1,200 piezas especiales.
La propuesta favorita, además de ser la más operativa y viable, fue el trabajo con estambre de las comunidades wixaritári que, por estar distribuidas en Nayarit y Jalisco, pudieron representar con gran facilidad principios como el amor al territorio, la valía de las personas y la pasión por el trabajo, valores enarbolados por Don Julio y por las propias comunidades.De las 36 organizaciones que en todo México forman parte de Ensamble Artesano, tres tienen su base en Guadalajara –Tekiti, fundación Origen y Arte Kuu— y por haber trabajado durante años con las comunidades wiraxitári, las conocen perfectamente, al igual que a la zona geográfica en la que se encuentran. Son esas organizaciones las que gestionaron directamente la colaboración para la producción de tres grandes grupos de artesanos.El proceso de colaboración entre la empresa y los artesanos, cuenta Gamboa, fue muy orgánico. El equipo de Don Julio, por estar en el mismo territorio que estos grupos de artesanos, está integrado por personas muy sensibles hacia el arte y la cosmovisión de esas comunidades. No se trata nada más de dinero –aunque, por supuesto, es esencial tener un pago justo—, pero también es de importancia vital dar un trato adecuado y respetuoso a una expresión artística que es parte de la identidad de las comunidades.
Cinco maestros wixaritári hicieron prototipos y, finalmente, uno de ellos fue el que aprobó Don Julio como el diseño definitivo. Su autor se llama don Pablo Carrillo Reza –un artesano joven, que andará en sus treinta años– y su diseño fue seleccionado de entre varias excelentes propuestas de otros maestros y artesanos. En todo el proceso, tanto de selección de diseño y producción, para Don Julio ha sido de suma importancia que su actuar sirva como ejemplo de comercio justo.Desde la óptica de Pedro Gamboa, se necesita que más empresas como Don Julio volteen a ver al sector artesanal y decidan, por ejemplo, que, en lugar de dar los regalos de Navidad de siempre, encarguen esas cinco mil piezas –por mencionar una cifra– a grupos artesanales.Gamboa concluye: “ya estamos listos, nos ha costado veinte años llegar, pero hoy, el sector artesanal es competitivo, eficiente, trabajamos con transparencia, estamos dados de alta en Hacienda, o sea, tenemos todo… sólo necesitamos que la gente confíe, se atreva y haga la diferencia”.Por la excelencia, pulcritud y pasión que hicieron posible convertir en realidad la colaboración con la comunidad wixárika, Don Julio se quita el sombrero ante la organización Ensamble Artesano.[/read]
Esta es la historia de una oportunidad de colaboración sui géneris entre artesanos y artesanas de la comunidad wixárika y el tequila Don Julio, por su transparencia, respeto, admiración y justeza.
Tras dos décadas de acumular experiencia en la generación de actividad económica dentro de las comunidades artesanales de la región de Yucatán, a través de la Fundación Haciendas del Mundo Maya y Taller Maya A.C., Pedro Gamboa –especialista en desarrollo y evaluación de políticas públicas para el combate a la pobreza– se dio a la tarea de liderar la creación de otro proyecto más ambicioso y también sin fines de lucro: la plataforma digital de e-commerce, Ensamble Artesano A.C.Fue su rápida respuesta ante la emergencia provocada por el contexto actual, que determinó el cierre de casi todos los canales de comercialización con los que contaban las diminutas microempresas y talleres artesanales que la Fundación Haciendas y Taller Maya venían impulsando desde hace años. Entonces Gamboa se puso en contacto con organizaciones hermanas en el resto del país —fundaciones y estudios de diseño y arquitectura– que se caracterizaran por trabajar con artesanos con el compromiso de generar para ellos ingresos sostenibles a través de pedidos constantes y pagados a precios justos.Con asesoría del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para la sistematización y el diseño de la colaboración en la plataforma, así como la certificación de la Organización Internacional de Comercio Justo, Ensamble Artesano funciona como un nodo que da servicios de asesoría, comunicación, venta, marketing y logística a las 36 organizaciones que forman parte de su plataforma, que en la actualidad tiene presencia en 18 estados del país y atiende a una red de prácticamente 3 mil artesanos y artesanas, a través de más de 220 microempresas muy pequeñas.“El equipo de planta de Ensamble Artesano”, explica Pedro Gamboa, “no se comunica directamente con los grupos de artesanos, son las 36 organizaciones, que los conocen y llevan años trabajando con ellos, quienes los contactan para comunicarles las oportunidades de colaboración y definir sus características en un proceso que se lleva a cabo de manera horizontal. Nosotros, como plataforma, somos un agregador de valor de mercado, de conocimiento, de buenas prácticas e inclusive de incidencia en espacios de política pública para el gremio, porque hacia allá queremos caminar”.Con estos antecedentes y forma de trabajar, se comprende la sobresaliente presencia que Ensamble Artesano tiene en las redes sociales. Su prestigio activó el radar de la empresa tequilera Don Julio, que la eligió para hacer llegar a diversos artesanos las características de una colaboración en el marco del movimiento “Me quito el sombrero” como es la nueva edición de Tequila Don Julio 1942, para cuya botella se buscaban características que la distinguieran de las otras que tiene la destilería jalisciense.
Pedro Gamboa convocó a todos los integrantes de la red para informarles mediante imágenes y palabras clave –un insumo que provino de muchas pláticas con el equipo de Don Julio– sobre la oportunidad de colaboración que se había presentado. A su vez, estas organizaciones evaluaron, junto con los grupos artesanales que representan, si se podían ajustar a los requerimientos solicitados en cuanto a materiales, técnica y tiempo de entrega.[read more]La clave del éxito radicó en que todos los participantes del proceso –la empresa tequilera, los grupos artesanales y las organizaciones que los acompañan— tuvieron, en todo momento, la misma información (si no se hablaba el idioma local, se acudía a traductores que pudieran servir de intérpretes). Así surgieron estas botellas de tequila de la marca Don Julio, con los temas del amor por la tierra, la importancia de las personas que hacen su trabajo con paciencia, entrega y dedicación. La marca quiere celebrar el orgullo de ser mexicanos honrando una manifestación artística tan hermosa como las diversas piezas artesanales que se crean a lo largo y ancho del país. Por este motivo, suman únicamente 1,200 piezas especiales.
La propuesta favorita, además de ser la más operativa y viable, fue el trabajo con estambre de las comunidades wixaritári que, por estar distribuidas en Nayarit y Jalisco, pudieron representar con gran facilidad principios como el amor al territorio, la valía de las personas y la pasión por el trabajo, valores enarbolados por Don Julio y por las propias comunidades.De las 36 organizaciones que en todo México forman parte de Ensamble Artesano, tres tienen su base en Guadalajara –Tekiti, fundación Origen y Arte Kuu— y por haber trabajado durante años con las comunidades wiraxitári, las conocen perfectamente, al igual que a la zona geográfica en la que se encuentran. Son esas organizaciones las que gestionaron directamente la colaboración para la producción de tres grandes grupos de artesanos.El proceso de colaboración entre la empresa y los artesanos, cuenta Gamboa, fue muy orgánico. El equipo de Don Julio, por estar en el mismo territorio que estos grupos de artesanos, está integrado por personas muy sensibles hacia el arte y la cosmovisión de esas comunidades. No se trata nada más de dinero –aunque, por supuesto, es esencial tener un pago justo—, pero también es de importancia vital dar un trato adecuado y respetuoso a una expresión artística que es parte de la identidad de las comunidades.
Cinco maestros wixaritári hicieron prototipos y, finalmente, uno de ellos fue el que aprobó Don Julio como el diseño definitivo. Su autor se llama don Pablo Carrillo Reza –un artesano joven, que andará en sus treinta años– y su diseño fue seleccionado de entre varias excelentes propuestas de otros maestros y artesanos. En todo el proceso, tanto de selección de diseño y producción, para Don Julio ha sido de suma importancia que su actuar sirva como ejemplo de comercio justo.Desde la óptica de Pedro Gamboa, se necesita que más empresas como Don Julio volteen a ver al sector artesanal y decidan, por ejemplo, que, en lugar de dar los regalos de Navidad de siempre, encarguen esas cinco mil piezas –por mencionar una cifra– a grupos artesanales.Gamboa concluye: “ya estamos listos, nos ha costado veinte años llegar, pero hoy, el sector artesanal es competitivo, eficiente, trabajamos con transparencia, estamos dados de alta en Hacienda, o sea, tenemos todo… sólo necesitamos que la gente confíe, se atreva y haga la diferencia”.Por la excelencia, pulcritud y pasión que hicieron posible convertir en realidad la colaboración con la comunidad wixárika, Don Julio se quita el sombrero ante la organización Ensamble Artesano.[/read]
Esta es la historia de una oportunidad de colaboración sui géneris entre artesanos y artesanas de la comunidad wixárika y el tequila Don Julio, por su transparencia, respeto, admiración y justeza.
Tras dos décadas de acumular experiencia en la generación de actividad económica dentro de las comunidades artesanales de la región de Yucatán, a través de la Fundación Haciendas del Mundo Maya y Taller Maya A.C., Pedro Gamboa –especialista en desarrollo y evaluación de políticas públicas para el combate a la pobreza– se dio a la tarea de liderar la creación de otro proyecto más ambicioso y también sin fines de lucro: la plataforma digital de e-commerce, Ensamble Artesano A.C.Fue su rápida respuesta ante la emergencia provocada por el contexto actual, que determinó el cierre de casi todos los canales de comercialización con los que contaban las diminutas microempresas y talleres artesanales que la Fundación Haciendas y Taller Maya venían impulsando desde hace años. Entonces Gamboa se puso en contacto con organizaciones hermanas en el resto del país —fundaciones y estudios de diseño y arquitectura– que se caracterizaran por trabajar con artesanos con el compromiso de generar para ellos ingresos sostenibles a través de pedidos constantes y pagados a precios justos.Con asesoría del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para la sistematización y el diseño de la colaboración en la plataforma, así como la certificación de la Organización Internacional de Comercio Justo, Ensamble Artesano funciona como un nodo que da servicios de asesoría, comunicación, venta, marketing y logística a las 36 organizaciones que forman parte de su plataforma, que en la actualidad tiene presencia en 18 estados del país y atiende a una red de prácticamente 3 mil artesanos y artesanas, a través de más de 220 microempresas muy pequeñas.“El equipo de planta de Ensamble Artesano”, explica Pedro Gamboa, “no se comunica directamente con los grupos de artesanos, son las 36 organizaciones, que los conocen y llevan años trabajando con ellos, quienes los contactan para comunicarles las oportunidades de colaboración y definir sus características en un proceso que se lleva a cabo de manera horizontal. Nosotros, como plataforma, somos un agregador de valor de mercado, de conocimiento, de buenas prácticas e inclusive de incidencia en espacios de política pública para el gremio, porque hacia allá queremos caminar”.Con estos antecedentes y forma de trabajar, se comprende la sobresaliente presencia que Ensamble Artesano tiene en las redes sociales. Su prestigio activó el radar de la empresa tequilera Don Julio, que la eligió para hacer llegar a diversos artesanos las características de una colaboración en el marco del movimiento “Me quito el sombrero” como es la nueva edición de Tequila Don Julio 1942, para cuya botella se buscaban características que la distinguieran de las otras que tiene la destilería jalisciense.
Pedro Gamboa convocó a todos los integrantes de la red para informarles mediante imágenes y palabras clave –un insumo que provino de muchas pláticas con el equipo de Don Julio– sobre la oportunidad de colaboración que se había presentado. A su vez, estas organizaciones evaluaron, junto con los grupos artesanales que representan, si se podían ajustar a los requerimientos solicitados en cuanto a materiales, técnica y tiempo de entrega.[read more]La clave del éxito radicó en que todos los participantes del proceso –la empresa tequilera, los grupos artesanales y las organizaciones que los acompañan— tuvieron, en todo momento, la misma información (si no se hablaba el idioma local, se acudía a traductores que pudieran servir de intérpretes). Así surgieron estas botellas de tequila de la marca Don Julio, con los temas del amor por la tierra, la importancia de las personas que hacen su trabajo con paciencia, entrega y dedicación. La marca quiere celebrar el orgullo de ser mexicanos honrando una manifestación artística tan hermosa como las diversas piezas artesanales que se crean a lo largo y ancho del país. Por este motivo, suman únicamente 1,200 piezas especiales.
La propuesta favorita, además de ser la más operativa y viable, fue el trabajo con estambre de las comunidades wixaritári que, por estar distribuidas en Nayarit y Jalisco, pudieron representar con gran facilidad principios como el amor al territorio, la valía de las personas y la pasión por el trabajo, valores enarbolados por Don Julio y por las propias comunidades.De las 36 organizaciones que en todo México forman parte de Ensamble Artesano, tres tienen su base en Guadalajara –Tekiti, fundación Origen y Arte Kuu— y por haber trabajado durante años con las comunidades wiraxitári, las conocen perfectamente, al igual que a la zona geográfica en la que se encuentran. Son esas organizaciones las que gestionaron directamente la colaboración para la producción de tres grandes grupos de artesanos.El proceso de colaboración entre la empresa y los artesanos, cuenta Gamboa, fue muy orgánico. El equipo de Don Julio, por estar en el mismo territorio que estos grupos de artesanos, está integrado por personas muy sensibles hacia el arte y la cosmovisión de esas comunidades. No se trata nada más de dinero –aunque, por supuesto, es esencial tener un pago justo—, pero también es de importancia vital dar un trato adecuado y respetuoso a una expresión artística que es parte de la identidad de las comunidades.
Cinco maestros wixaritári hicieron prototipos y, finalmente, uno de ellos fue el que aprobó Don Julio como el diseño definitivo. Su autor se llama don Pablo Carrillo Reza –un artesano joven, que andará en sus treinta años– y su diseño fue seleccionado de entre varias excelentes propuestas de otros maestros y artesanos. En todo el proceso, tanto de selección de diseño y producción, para Don Julio ha sido de suma importancia que su actuar sirva como ejemplo de comercio justo.Desde la óptica de Pedro Gamboa, se necesita que más empresas como Don Julio volteen a ver al sector artesanal y decidan, por ejemplo, que, en lugar de dar los regalos de Navidad de siempre, encarguen esas cinco mil piezas –por mencionar una cifra– a grupos artesanales.Gamboa concluye: “ya estamos listos, nos ha costado veinte años llegar, pero hoy, el sector artesanal es competitivo, eficiente, trabajamos con transparencia, estamos dados de alta en Hacienda, o sea, tenemos todo… sólo necesitamos que la gente confíe, se atreva y haga la diferencia”.Por la excelencia, pulcritud y pasión que hicieron posible convertir en realidad la colaboración con la comunidad wixárika, Don Julio se quita el sombrero ante la organización Ensamble Artesano.[/read]
Esta es la historia de una oportunidad de colaboración sui géneris entre artesanos y artesanas de la comunidad wixárika y el tequila Don Julio, por su transparencia, respeto, admiración y justeza.
Tras dos décadas de acumular experiencia en la generación de actividad económica dentro de las comunidades artesanales de la región de Yucatán, a través de la Fundación Haciendas del Mundo Maya y Taller Maya A.C., Pedro Gamboa –especialista en desarrollo y evaluación de políticas públicas para el combate a la pobreza– se dio a la tarea de liderar la creación de otro proyecto más ambicioso y también sin fines de lucro: la plataforma digital de e-commerce, Ensamble Artesano A.C.Fue su rápida respuesta ante la emergencia provocada por el contexto actual, que determinó el cierre de casi todos los canales de comercialización con los que contaban las diminutas microempresas y talleres artesanales que la Fundación Haciendas y Taller Maya venían impulsando desde hace años. Entonces Gamboa se puso en contacto con organizaciones hermanas en el resto del país —fundaciones y estudios de diseño y arquitectura– que se caracterizaran por trabajar con artesanos con el compromiso de generar para ellos ingresos sostenibles a través de pedidos constantes y pagados a precios justos.Con asesoría del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para la sistematización y el diseño de la colaboración en la plataforma, así como la certificación de la Organización Internacional de Comercio Justo, Ensamble Artesano funciona como un nodo que da servicios de asesoría, comunicación, venta, marketing y logística a las 36 organizaciones que forman parte de su plataforma, que en la actualidad tiene presencia en 18 estados del país y atiende a una red de prácticamente 3 mil artesanos y artesanas, a través de más de 220 microempresas muy pequeñas.“El equipo de planta de Ensamble Artesano”, explica Pedro Gamboa, “no se comunica directamente con los grupos de artesanos, son las 36 organizaciones, que los conocen y llevan años trabajando con ellos, quienes los contactan para comunicarles las oportunidades de colaboración y definir sus características en un proceso que se lleva a cabo de manera horizontal. Nosotros, como plataforma, somos un agregador de valor de mercado, de conocimiento, de buenas prácticas e inclusive de incidencia en espacios de política pública para el gremio, porque hacia allá queremos caminar”.Con estos antecedentes y forma de trabajar, se comprende la sobresaliente presencia que Ensamble Artesano tiene en las redes sociales. Su prestigio activó el radar de la empresa tequilera Don Julio, que la eligió para hacer llegar a diversos artesanos las características de una colaboración en el marco del movimiento “Me quito el sombrero” como es la nueva edición de Tequila Don Julio 1942, para cuya botella se buscaban características que la distinguieran de las otras que tiene la destilería jalisciense.
Pedro Gamboa convocó a todos los integrantes de la red para informarles mediante imágenes y palabras clave –un insumo que provino de muchas pláticas con el equipo de Don Julio– sobre la oportunidad de colaboración que se había presentado. A su vez, estas organizaciones evaluaron, junto con los grupos artesanales que representan, si se podían ajustar a los requerimientos solicitados en cuanto a materiales, técnica y tiempo de entrega.[read more]La clave del éxito radicó en que todos los participantes del proceso –la empresa tequilera, los grupos artesanales y las organizaciones que los acompañan— tuvieron, en todo momento, la misma información (si no se hablaba el idioma local, se acudía a traductores que pudieran servir de intérpretes). Así surgieron estas botellas de tequila de la marca Don Julio, con los temas del amor por la tierra, la importancia de las personas que hacen su trabajo con paciencia, entrega y dedicación. La marca quiere celebrar el orgullo de ser mexicanos honrando una manifestación artística tan hermosa como las diversas piezas artesanales que se crean a lo largo y ancho del país. Por este motivo, suman únicamente 1,200 piezas especiales.
La propuesta favorita, además de ser la más operativa y viable, fue el trabajo con estambre de las comunidades wixaritári que, por estar distribuidas en Nayarit y Jalisco, pudieron representar con gran facilidad principios como el amor al territorio, la valía de las personas y la pasión por el trabajo, valores enarbolados por Don Julio y por las propias comunidades.De las 36 organizaciones que en todo México forman parte de Ensamble Artesano, tres tienen su base en Guadalajara –Tekiti, fundación Origen y Arte Kuu— y por haber trabajado durante años con las comunidades wiraxitári, las conocen perfectamente, al igual que a la zona geográfica en la que se encuentran. Son esas organizaciones las que gestionaron directamente la colaboración para la producción de tres grandes grupos de artesanos.El proceso de colaboración entre la empresa y los artesanos, cuenta Gamboa, fue muy orgánico. El equipo de Don Julio, por estar en el mismo territorio que estos grupos de artesanos, está integrado por personas muy sensibles hacia el arte y la cosmovisión de esas comunidades. No se trata nada más de dinero –aunque, por supuesto, es esencial tener un pago justo—, pero también es de importancia vital dar un trato adecuado y respetuoso a una expresión artística que es parte de la identidad de las comunidades.
Cinco maestros wixaritári hicieron prototipos y, finalmente, uno de ellos fue el que aprobó Don Julio como el diseño definitivo. Su autor se llama don Pablo Carrillo Reza –un artesano joven, que andará en sus treinta años– y su diseño fue seleccionado de entre varias excelentes propuestas de otros maestros y artesanos. En todo el proceso, tanto de selección de diseño y producción, para Don Julio ha sido de suma importancia que su actuar sirva como ejemplo de comercio justo.Desde la óptica de Pedro Gamboa, se necesita que más empresas como Don Julio volteen a ver al sector artesanal y decidan, por ejemplo, que, en lugar de dar los regalos de Navidad de siempre, encarguen esas cinco mil piezas –por mencionar una cifra– a grupos artesanales.Gamboa concluye: “ya estamos listos, nos ha costado veinte años llegar, pero hoy, el sector artesanal es competitivo, eficiente, trabajamos con transparencia, estamos dados de alta en Hacienda, o sea, tenemos todo… sólo necesitamos que la gente confíe, se atreva y haga la diferencia”.Por la excelencia, pulcritud y pasión que hicieron posible convertir en realidad la colaboración con la comunidad wixárika, Don Julio se quita el sombrero ante la organización Ensamble Artesano.[/read]
Esta es la historia de una oportunidad de colaboración sui géneris entre artesanos y artesanas de la comunidad wixárika y el tequila Don Julio, por su transparencia, respeto, admiración y justeza.
Tras dos décadas de acumular experiencia en la generación de actividad económica dentro de las comunidades artesanales de la región de Yucatán, a través de la Fundación Haciendas del Mundo Maya y Taller Maya A.C., Pedro Gamboa –especialista en desarrollo y evaluación de políticas públicas para el combate a la pobreza– se dio a la tarea de liderar la creación de otro proyecto más ambicioso y también sin fines de lucro: la plataforma digital de e-commerce, Ensamble Artesano A.C.Fue su rápida respuesta ante la emergencia provocada por el contexto actual, que determinó el cierre de casi todos los canales de comercialización con los que contaban las diminutas microempresas y talleres artesanales que la Fundación Haciendas y Taller Maya venían impulsando desde hace años. Entonces Gamboa se puso en contacto con organizaciones hermanas en el resto del país —fundaciones y estudios de diseño y arquitectura– que se caracterizaran por trabajar con artesanos con el compromiso de generar para ellos ingresos sostenibles a través de pedidos constantes y pagados a precios justos.Con asesoría del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para la sistematización y el diseño de la colaboración en la plataforma, así como la certificación de la Organización Internacional de Comercio Justo, Ensamble Artesano funciona como un nodo que da servicios de asesoría, comunicación, venta, marketing y logística a las 36 organizaciones que forman parte de su plataforma, que en la actualidad tiene presencia en 18 estados del país y atiende a una red de prácticamente 3 mil artesanos y artesanas, a través de más de 220 microempresas muy pequeñas.“El equipo de planta de Ensamble Artesano”, explica Pedro Gamboa, “no se comunica directamente con los grupos de artesanos, son las 36 organizaciones, que los conocen y llevan años trabajando con ellos, quienes los contactan para comunicarles las oportunidades de colaboración y definir sus características en un proceso que se lleva a cabo de manera horizontal. Nosotros, como plataforma, somos un agregador de valor de mercado, de conocimiento, de buenas prácticas e inclusive de incidencia en espacios de política pública para el gremio, porque hacia allá queremos caminar”.Con estos antecedentes y forma de trabajar, se comprende la sobresaliente presencia que Ensamble Artesano tiene en las redes sociales. Su prestigio activó el radar de la empresa tequilera Don Julio, que la eligió para hacer llegar a diversos artesanos las características de una colaboración en el marco del movimiento “Me quito el sombrero” como es la nueva edición de Tequila Don Julio 1942, para cuya botella se buscaban características que la distinguieran de las otras que tiene la destilería jalisciense.
Pedro Gamboa convocó a todos los integrantes de la red para informarles mediante imágenes y palabras clave –un insumo que provino de muchas pláticas con el equipo de Don Julio– sobre la oportunidad de colaboración que se había presentado. A su vez, estas organizaciones evaluaron, junto con los grupos artesanales que representan, si se podían ajustar a los requerimientos solicitados en cuanto a materiales, técnica y tiempo de entrega.[read more]La clave del éxito radicó en que todos los participantes del proceso –la empresa tequilera, los grupos artesanales y las organizaciones que los acompañan— tuvieron, en todo momento, la misma información (si no se hablaba el idioma local, se acudía a traductores que pudieran servir de intérpretes). Así surgieron estas botellas de tequila de la marca Don Julio, con los temas del amor por la tierra, la importancia de las personas que hacen su trabajo con paciencia, entrega y dedicación. La marca quiere celebrar el orgullo de ser mexicanos honrando una manifestación artística tan hermosa como las diversas piezas artesanales que se crean a lo largo y ancho del país. Por este motivo, suman únicamente 1,200 piezas especiales.
La propuesta favorita, además de ser la más operativa y viable, fue el trabajo con estambre de las comunidades wixaritári que, por estar distribuidas en Nayarit y Jalisco, pudieron representar con gran facilidad principios como el amor al territorio, la valía de las personas y la pasión por el trabajo, valores enarbolados por Don Julio y por las propias comunidades.De las 36 organizaciones que en todo México forman parte de Ensamble Artesano, tres tienen su base en Guadalajara –Tekiti, fundación Origen y Arte Kuu— y por haber trabajado durante años con las comunidades wiraxitári, las conocen perfectamente, al igual que a la zona geográfica en la que se encuentran. Son esas organizaciones las que gestionaron directamente la colaboración para la producción de tres grandes grupos de artesanos.El proceso de colaboración entre la empresa y los artesanos, cuenta Gamboa, fue muy orgánico. El equipo de Don Julio, por estar en el mismo territorio que estos grupos de artesanos, está integrado por personas muy sensibles hacia el arte y la cosmovisión de esas comunidades. No se trata nada más de dinero –aunque, por supuesto, es esencial tener un pago justo—, pero también es de importancia vital dar un trato adecuado y respetuoso a una expresión artística que es parte de la identidad de las comunidades.
Cinco maestros wixaritári hicieron prototipos y, finalmente, uno de ellos fue el que aprobó Don Julio como el diseño definitivo. Su autor se llama don Pablo Carrillo Reza –un artesano joven, que andará en sus treinta años– y su diseño fue seleccionado de entre varias excelentes propuestas de otros maestros y artesanos. En todo el proceso, tanto de selección de diseño y producción, para Don Julio ha sido de suma importancia que su actuar sirva como ejemplo de comercio justo.Desde la óptica de Pedro Gamboa, se necesita que más empresas como Don Julio volteen a ver al sector artesanal y decidan, por ejemplo, que, en lugar de dar los regalos de Navidad de siempre, encarguen esas cinco mil piezas –por mencionar una cifra– a grupos artesanales.Gamboa concluye: “ya estamos listos, nos ha costado veinte años llegar, pero hoy, el sector artesanal es competitivo, eficiente, trabajamos con transparencia, estamos dados de alta en Hacienda, o sea, tenemos todo… sólo necesitamos que la gente confíe, se atreva y haga la diferencia”.Por la excelencia, pulcritud y pasión que hicieron posible convertir en realidad la colaboración con la comunidad wixárika, Don Julio se quita el sombrero ante la organización Ensamble Artesano.[/read]
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