Factotum Records, Sabotage Records y Alta Fidelidad son espacios que, más allá de vender vinilos, se han convertido en puntos de encuentro para melómanos que buscan conectar con la música en la CDMX.
Factotum Records: buscando el soundtrack de tu vida
Baltimora, Donna Summer, The Beatles, The Who, Juan Gabriel y Rigo Tovar: en las estanterías de Factotum Records los grandes álbumes de diversos artistas musicales del siglo XX y XXI esperan a ser escuchados por nuevos melómanos y melómanas. Es el mediodía de finales de agosto de 2024 y Guillermo Herrera se levanta del sillón que está al fondo del local, se acerca a la tornamesa que está a unos pasos y pone un vinilo. La aguja toca el disco, suenan unas voces y comienza a sonar el riff de guitarra de “Don’t Fall”, la canción que abre Script of the Bridge, el álbum debut de la banda británica The Chameleons. “Yo no hago esto para hacerme rico. Eso me queda claro, Jair. Lo hago para compartir música, lo que amo”, aclara Guillermo Herrera y antes de volver a sentarse se queda mirando un instante el disco que gira en la tornamesa.
Guillermo Herrera nació en 1968, es el último de cinco hermanos. Su padre fue un actor graduado del Instituto Andrés Soler que llegó a participar en programas de televisión junto a artistas como Enrique Alonso “Cachirulo”. Por esa influencia, explica, decidió estudiar Ciencias de la Comunicación en la UNAM; luego se fue a vivir a Estados Unidos, donde permaneció durante 10 años. Regresó a México en 2014 y trabajó como comerciante de diversos productos hasta que a mediados de 2020, en plena pandemia, decidió realizar su sueño de juventud: tener una tienda de discos. “Estábamos en cuarentena, en confinamiento, donde el gobierno te dice ‘semáforo rojo, cortina abajo’ y estaba cabrón: los negocios no podían abrir. Nosotros abríamos la cortina a la mitad, con el terror de que podían venir a cerrarnos”, dice Herrera, aunque aclara que siempre tomó medidas sanitarias, como la sana distancia y el uso obligatorio de cubrebocas, para evitar contagios.
El amor por la música de Guillermo Herrera nació en la niñez: “Trabajé en Zorba, una tienda de discos en la Zona Rosa, fue muy importante y reconocida, estoy hablando de los años 87-88”, explica Herrera feliz de recordar aquella época. “Cualquier chico al que le encantara la música su sueño era tener una tienda de discos”.
Él cumplió ese sueño. Y lo hizo fuera de las zonas donde suelen ubicarse este tipo de negocios. Factotum Records está en el número 70 de la calle Nicolás León, en la colonia Jardín Balbuena, a unos metros de la Alcaldía Venustiano Carranza y la estación del metro Moctezuma, al oriente de la Ciudad de México. “Quise abrir la tienda en esta zona porque soy de aquí, soy oriundo de la Jardín Balbuena, y quería traer a toda la gente del oriente”, explica Guillermo. “Es una ubicación muy padre porque te queda cerca del aeropuerto, Neza, Iztapalapa, Oceanía, Ecatepec. Me ha funcionado muy bien porque la gente del oriente de la ciudad no siempre puede permitirse ir a la Roma o a la Condesa a comprar discos”.
Durante los primeros meses, en 2020, los clientes de la tienda eran habitantes de la colonia, pero con el paso de los meses la clientela comenzó a diversificarse. Guillermo recuerda una anécdota. Hace unos meses, una noche, cuando ya estaba cerrando la cortina del negocio, llegó una pareja que se bajó de un Uber. “Venían desde Ecatepec, ya había cerrado la cortina, entonces le dice la chica a su novio, ‘dile al señor que te abra, que ya gastamos 150 pesos de Uber’. Y bueno, eso claro que te anima, te hace salir adelante. Subí la cortina y nos estuvimos aquí dos horas; vieron discos, compraron y les invité unas chelas”.
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Sobre lo que más vende en Factotum Records, Guillermo Herrera comenta que predomina el gusto por la música en español, con artistas como José José, Luis Miguel, Camilo Sesto y Emmanuel; también clásicos de rock en inglés como The Beatles, The Rolling Stones, Led Zeppelin, AC/DC y entre las bandas más actuales está Interpol. “Al principio empiezas a vender lo que tienes, lo que puedas ir encontrando”, dice sobre cómo comenzó el catálogo de su tienda. “En la actualidad el 90% [del catálogo] son discos de época. A mí no me interesa el disco remasterizado porque ese lo encuentras en cualquier lado, en la Roma, la Condesa, en Amazon”. Además de vinilos, Factotum Records vende casetes, posters de bandas, discos compactos y libros. “Aprovechamos el boom que en los últimos años hay del vinil”, dice Guillermo.
Aunque no existen estadísticas en México para medir este boom, en Estados Unidos la Asociación de la Industria Discográfica de los Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés) informó en 2022 que aquel año la venta de vinilos (41 millones de unidades vendidas) superó a las cifras del disco compacto (33 millones), por primera vez desde 1987. Esto se repitió en el año 2023, según menciona la misma asociación.
Sabotage Records: compartir la música que te gusta
A unos pasos del Jardín San Fernando y de la estación Hidalgo del metro, en el número 6 de la calle Rosales, en la colonia Tabacalera, se encuentra Sabotage Records. La tienda es pequeña y se encuentra entre dos locales cerrados. Un hombre de lentes, gorra de ala plana y una camiseta de la banda australiana Psychedelic Porn Crumpets está revisando uno de los estantes. Se llama Iván Alcalá y es uno de los dueños de la tienda. “La música que hay en Sabotage Records, la música que vendemos es la que nos gusta. No hay un disco aquí que no nos guste”, dice.
Al revisar los estantes, aparecen álbumes de bandas como NOFX, Smashing Pumpkins, Fred If Ever Flag, Sonic Youth, Suede y Slowdive. Como a muchos nos ha pasado, la pasión musical de Iván nació en su infancia, por influencia familiar. “Crecí escuchando música con mis papás y mis abuelos; todavía recuerdo la primera vez que escuché una canción de The Beatles, me llamó mucho la atención, en específico la canción ‘Girl’, tiene un distintivo que me encantó”, recuerda. “Después llegó el punk. Eso fue lo que me inició más a fondo en la música. También escucho mucho hiphop, stoner, música alternativa de los ochenta y los noventa, el indie dosmilero; ahora estoy con lo psicodélico”, agrega. En la tienda, además de vinilos y discos compactos, también se venden libros sobre música: Cómo componer una canción de Jeff Tweedy, Generación Hip-Hop de Jeff Chang y Más extraño que la bondad de Nick Cave.
Además de Iván, Sabotage Records tiene otros dos socios: Sergio Torres y Alfredo Ruiz; entre los tres fundaron la tienda hace poco más de tres años. Esta tienda no es su primera experiencia de Iván vendiendo música, pues comenta que llevaba vendiendo discos desde hace 10 años, primero en el tianguis del Chopo y luego por internet durante seis años. “Todo el tiempo estamos escuchando música, todo el tiempo estamos investigando, estamos al pendiente de lo que suena, de lo que sonó, de lo que puede sonar”, comenta Iván sobre la forma en la que nutre el catálogo de la tienda.
Sobre el tipo de clientes que suelen ir a Sabotage Records, Iván Alcalá comenta que la mayoría los conoció en redes sociales y que existe un rango de edad más o menos perceptible: “El promedio es de entre los 25 a los 45 años; aunque por supuesto tenemos clientes de más o menor rango de edad”. Este rango, considera, se debe a una cuestión generacional: “Yo tengo 35 años, se podría decir que estoy en la media y como algo de la selección la hago yo, pues creo que muchos se identifican, les interesa lo mismo que a mí”. Quizá por eso, además, buena parte de sus clientes se vuelven habituales y regresan a comprar más títulos, asegura.
En cuanto al catálogo de Sabotage Records, está formado por novedades de artistas muy famosos firmados por grandes disqueras, y otros que son más independientes, con públicos más reducidos. “Me he dado cuenta de que a veces hay escasez de algunos títulos; hay discos que ni siquiera llegan a la ciudad, a las tiendas de vinilos más grandes. Entonces yo trato de traer esos aquí”, cuenta Iván mientras muestra un vinilo de Commune, el segundo álbum de la banda sueca Goat. “Esta banda nunca ha venido a México; pero yo trato que esto sea el común denominador, música buena que no sea tan fácil de encontrar”. Y lo combina con discos de artistas más famosos, entre los que más vende se encuentran Misfits, Kanye West y Frank Ocean.
En una época donde la principal forma de escuchar música es mediante el streaming, Iván considera que las tiendas que venden música en formato físico representan otro tipo de producto. “No veo una competencia, sino un complemento. Yo también escucho mucha música en streaming, es imposible no hacerlo. Pero hay muchas cosas que cambian entre un formato y otro y eso permite coexistir. Muchos clientes, incluido yo, escuchamos un disco en plataformas y después lo compramos físico; pasa con otras expresiones culturales, pasa con los libros y el PDF”, explica Iván. Para él, el formato físico permite disfrutar de otras cosas que las plataformas no pueden ofrecer: “La experiencia es muy diferente del vinil al disco: las portadas grandes, el interior, el mismo vinil. Es un arte objeto. Poseerlo. Ponerlo, que comience a girar y que la música suene”.
Ese aspecto físico también se ofrece en las tiendas con la interacción y el interés que muestra inquietudes de los clientes. “Creo que hay algo que las inteligencias artificiales ni ningún algoritmo no podrán complementar. La recomendación del tendero”, comenta Iván. “Recomendar música que conoces a partir de los intereses de cada cliente. Eso es único”.
Alta Fidelidad: un espacio para conectar
Es un caluroso día de septiembre y en la tienda Alta Fidelidad comienza a sonar The Return of the Magnificent Seven, el álbum colaborativo de los cuartetos vocales Four Tops y The Supremes. Una guitarra y palmadas comienzan a sonar, luego unas voces cantan “You gotta have love in your heart / You gotta have a song on your lips”. El hombre que lo ha puesto se llamaba Martí y es biólogo, paisajista, y está terminando un doctorado en urbanismo en la Universidad Autónoma Metropolitana. Y, por supuesto, es un fanático de la música.
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Igual que Guillermo e Iván, su pasión nació cuando era pequeño, al escuchar con sus padres álbumes de Joan Manuel Serrat, Pink Floyd y The Beatles en un tocadiscos que había sido de sus abuelos. Con el tiempo, comenzó una colección de vinilos; muchos fueron regalos de amigos y familiares que buscaban deshacerse de ellos, cuenta que incluso guardó álbumes de artistas que no le gustaban, como la cantante Yuri. “Y ya con el tiempo me surgió la idea, les platicaba a muchos amigos que me encantaría tener una tienda de discos, pero todo el mundo me decía ‘güey, no tiene sentido, ya no se va a volver a vender, ya no van a volver a existir’”, recuerda Martí. Pero con la revalorización de este formato en los últimos años, decidió que era el momento de emprender el proyecto.
Alta Fidelidad abrió en diciembre de 2023, en la cerrada de la Paz número 10 de la colonia Escandón, al poniente de la Ciudad de México. El nombre del espacio proviene de una película que le gusta a Martí, Alta fidelidad, de Stephen Frears, una comedia romántica que se desarrolla en una tienda de discos, inspirada en la novela homónima de Nick Hornby. “La tienda la pensé como un espacio en el que a mí me gustaría entrar, tiene lo que a mí me gusta; son cosas que he juntado durante mucho tiempo: la música que vendo es música que me gusta y que me gustaría que alguien más escuchara”.
Para él, dice Martí, eso es una virtud de la música: que es un acto colectivo donde se comparte algo. “Ves a un chorro de gente en la calle que va con sus audífonos, en su pedo, desconectada de los demás. Pero, por otro lado, en los toquines, en las presentaciones y antes en las tiendas, la gente conectaba, conocía nueva música y cotorreaba. Eso estoy intentando. Le gusta mucho a la gente venir porque lo que estoy haciendo es abrir eventos, tocadas, presentaciones, cursos, talleres”. Por ejemplo, cómo hacer un mixtape en un casete, cómo usar una consola. En cuanto a los artistas que se han presentado en el lugar, se encuentran músicos y grupos independientes como Soy Emilia, El Universo, El Gran Otro y Cinthya Morado.
El catálogo de Alta Fidelidad se encuentra dividido entre discos que compra en mercados físicos y virtuales, los que dejan las bandas que se presentan en el espacio y algunas novedades. “Tengo discos y libros con firmas de los artistas. La firma está dentro y el chiste es que un día alguien lo compre y llegue a su casa y diga ‘no mames, está firmado’. Y al precio normal, que la forma sea agregarle un regalo, una sorpresita”, explica.
Alta fidelidad quiere ofrecer algo distinto de otras tiendas de vinilos, donde se privilegia la venta de discos nuevos. “No todos vivimos en Noruega, no todos podemos comprar un disco en dos mil varos”, explica Martí; por eso ha ideado una alternativa con un sistema de venta en el cual los vinilos viejos no tienen precio, con el objetivo de conocer el interés que las personas tienen en los títulos que buscan. “Los vendo baratos, lo que me interesa es que quiero conocer a la persona que lo va a comprar, quiero ver su interés y su historia con el disco”, finalizó.