Llegar a la cima de la política salvadoreña le tomó diez años. Nayib Bukele comenzó como publicista de un partido de izquierdas, se convirtió en alcalde y a partir de ahí rompió las reglas de la corrección política. Quizás nadie habría imaginado que aquel muchacho que comenzó a gobernar un país a los 38 años, que se tomaba selfies, que prometía modernidad, dos años después lo compararían con Hugo Chávez o Daniel Ortega. Bukele está a punto de romper una democracia.