Cuando hablamos de la violencia “en México”, solemos obviar las dinámicas específicas que generan los asesinatos y las desapariciones a nivel local. El territorio nacional opera como una ilusión de continuidad, mientras se pierden de vista los arreglos y los engranes de una maquinaria que se cobra la vida de personas de distintos oficios, no solo periodistas y defensores de la tierra, sino también taxistas y transportistas, como se muestra en esta radiografía de Nayarit.
El conteo de defensores asesinados comunica el tamaño de la crisis, pero también crea la falsa impresión de que en todo el país ocurre exactamente lo mismo y, por lo tanto, oculta las dinámicas de poder locales, las causas, las soluciones. Necesitamos destacar las particularidades de los territorios y las violencias que ocurren en ellos.