El país tiene una relación muy particular con el chocolate. Quizá porque aquí se domesticó el cacao, quizá porque algo queda en nuestra memoria histórica de un ingrediente tan valioso que alguna vez fue moneda de cambio. Desde su mestizaje, la industria del chocolate ha cambiado llenándose de azúcar e ingredientes artificiales para luego volver, poco a poco, a su origen. En la Ciudad de México existen proyectos como Chocolatería La Rifa, que son verdaderos santuarios al chocolate. Recientemente descubrimos otro de ellos, Chocolatería Kuxtal, una chocolatería artesanal que fabrica productos de sabores reales, a veces imposibles.
El proyecto empezó con el chef Ricardo Jiménez. Al principio solamente en bazares a lo largo del país, pero desde hace poco tienen un local en el Centro Histórico, aunque siguen participando en bazares y tienen servicio a domicilio de martes a sábado. Aquí hacen pequeños chocolates de colores brillantes. Hay muchísimos sabores: lichi, cardamomo, aguacate con queso Cotija, kiwi con ginebra, vainilla con caramelo y rompope, zapote negro, arándanos y queso de cabra… También hay barras de chocolate con más porcentaje de cacao que muchas marcas comerciales; 73% de cacao con cardamomo y pimienta rosa o almendra y menta, por ejemplo. Con ocho años de experiencia, el chef Jiménez está dedicado a innovar con los chocolates que produce, jugando con la decoración y los sabores. Además, da cursos para producir chocolatería que, lejos de hacer las cosas demasiado complicadas, pretenden volver al mundo del chocolate más accesible. Por el precio de un curso, los alumnos salen con casi 70 piezas de chocolate artesanal hechas por ellos mismos.Parte de los intereses de chocolatería Kuxtal es hacer productos más amigables con el ambiente y a veces tienen descuentos para las personas que lleven su tóper para guardar los chocolates. Entre su gran oferta, las cajas de seis, 12 y 36 piezas vienen con una breve explicación de qué contiene cada chocolate.
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El país tiene una relación muy particular con el chocolate. Quizá porque aquí se domesticó el cacao, quizá porque algo queda en nuestra memoria histórica de un ingrediente tan valioso que alguna vez fue moneda de cambio. Desde su mestizaje, la industria del chocolate ha cambiado llenándose de azúcar e ingredientes artificiales para luego volver, poco a poco, a su origen. En la Ciudad de México existen proyectos como Chocolatería La Rifa, que son verdaderos santuarios al chocolate. Recientemente descubrimos otro de ellos, Chocolatería Kuxtal, una chocolatería artesanal que fabrica productos de sabores reales, a veces imposibles.
El proyecto empezó con el chef Ricardo Jiménez. Al principio solamente en bazares a lo largo del país, pero desde hace poco tienen un local en el Centro Histórico, aunque siguen participando en bazares y tienen servicio a domicilio de martes a sábado. Aquí hacen pequeños chocolates de colores brillantes. Hay muchísimos sabores: lichi, cardamomo, aguacate con queso Cotija, kiwi con ginebra, vainilla con caramelo y rompope, zapote negro, arándanos y queso de cabra… También hay barras de chocolate con más porcentaje de cacao que muchas marcas comerciales; 73% de cacao con cardamomo y pimienta rosa o almendra y menta, por ejemplo. Con ocho años de experiencia, el chef Jiménez está dedicado a innovar con los chocolates que produce, jugando con la decoración y los sabores. Además, da cursos para producir chocolatería que, lejos de hacer las cosas demasiado complicadas, pretenden volver al mundo del chocolate más accesible. Por el precio de un curso, los alumnos salen con casi 70 piezas de chocolate artesanal hechas por ellos mismos.Parte de los intereses de chocolatería Kuxtal es hacer productos más amigables con el ambiente y a veces tienen descuentos para las personas que lleven su tóper para guardar los chocolates. Entre su gran oferta, las cajas de seis, 12 y 36 piezas vienen con una breve explicación de qué contiene cada chocolate.
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El país tiene una relación muy particular con el chocolate. Quizá porque aquí se domesticó el cacao, quizá porque algo queda en nuestra memoria histórica de un ingrediente tan valioso que alguna vez fue moneda de cambio. Desde su mestizaje, la industria del chocolate ha cambiado llenándose de azúcar e ingredientes artificiales para luego volver, poco a poco, a su origen. En la Ciudad de México existen proyectos como Chocolatería La Rifa, que son verdaderos santuarios al chocolate. Recientemente descubrimos otro de ellos, Chocolatería Kuxtal, una chocolatería artesanal que fabrica productos de sabores reales, a veces imposibles.
El proyecto empezó con el chef Ricardo Jiménez. Al principio solamente en bazares a lo largo del país, pero desde hace poco tienen un local en el Centro Histórico, aunque siguen participando en bazares y tienen servicio a domicilio de martes a sábado. Aquí hacen pequeños chocolates de colores brillantes. Hay muchísimos sabores: lichi, cardamomo, aguacate con queso Cotija, kiwi con ginebra, vainilla con caramelo y rompope, zapote negro, arándanos y queso de cabra… También hay barras de chocolate con más porcentaje de cacao que muchas marcas comerciales; 73% de cacao con cardamomo y pimienta rosa o almendra y menta, por ejemplo. Con ocho años de experiencia, el chef Jiménez está dedicado a innovar con los chocolates que produce, jugando con la decoración y los sabores. Además, da cursos para producir chocolatería que, lejos de hacer las cosas demasiado complicadas, pretenden volver al mundo del chocolate más accesible. Por el precio de un curso, los alumnos salen con casi 70 piezas de chocolate artesanal hechas por ellos mismos.Parte de los intereses de chocolatería Kuxtal es hacer productos más amigables con el ambiente y a veces tienen descuentos para las personas que lleven su tóper para guardar los chocolates. Entre su gran oferta, las cajas de seis, 12 y 36 piezas vienen con una breve explicación de qué contiene cada chocolate.
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El país tiene una relación muy particular con el chocolate. Quizá porque aquí se domesticó el cacao, quizá porque algo queda en nuestra memoria histórica de un ingrediente tan valioso que alguna vez fue moneda de cambio. Desde su mestizaje, la industria del chocolate ha cambiado llenándose de azúcar e ingredientes artificiales para luego volver, poco a poco, a su origen. En la Ciudad de México existen proyectos como Chocolatería La Rifa, que son verdaderos santuarios al chocolate. Recientemente descubrimos otro de ellos, Chocolatería Kuxtal, una chocolatería artesanal que fabrica productos de sabores reales, a veces imposibles.
El proyecto empezó con el chef Ricardo Jiménez. Al principio solamente en bazares a lo largo del país, pero desde hace poco tienen un local en el Centro Histórico, aunque siguen participando en bazares y tienen servicio a domicilio de martes a sábado. Aquí hacen pequeños chocolates de colores brillantes. Hay muchísimos sabores: lichi, cardamomo, aguacate con queso Cotija, kiwi con ginebra, vainilla con caramelo y rompope, zapote negro, arándanos y queso de cabra… También hay barras de chocolate con más porcentaje de cacao que muchas marcas comerciales; 73% de cacao con cardamomo y pimienta rosa o almendra y menta, por ejemplo. Con ocho años de experiencia, el chef Jiménez está dedicado a innovar con los chocolates que produce, jugando con la decoración y los sabores. Además, da cursos para producir chocolatería que, lejos de hacer las cosas demasiado complicadas, pretenden volver al mundo del chocolate más accesible. Por el precio de un curso, los alumnos salen con casi 70 piezas de chocolate artesanal hechas por ellos mismos.Parte de los intereses de chocolatería Kuxtal es hacer productos más amigables con el ambiente y a veces tienen descuentos para las personas que lleven su tóper para guardar los chocolates. Entre su gran oferta, las cajas de seis, 12 y 36 piezas vienen con una breve explicación de qué contiene cada chocolate.
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El proyecto empezó con el chef Ricardo Jiménez. Al principio solamente en bazares a lo largo del país, pero desde hace poco tienen un local en el Centro Histórico, aunque siguen participando en bazares y tienen servicio a domicilio de martes a sábado. Aquí hacen pequeños chocolates de colores brillantes. Hay muchísimos sabores: lichi, cardamomo, aguacate con queso Cotija, kiwi con ginebra, vainilla con caramelo y rompope, zapote negro, arándanos y queso de cabra… También hay barras de chocolate con más porcentaje de cacao que muchas marcas comerciales; 73% de cacao con cardamomo y pimienta rosa o almendra y menta, por ejemplo. Con ocho años de experiencia, el chef Jiménez está dedicado a innovar con los chocolates que produce, jugando con la decoración y los sabores. Además, da cursos para producir chocolatería que, lejos de hacer las cosas demasiado complicadas, pretenden volver al mundo del chocolate más accesible. Por el precio de un curso, los alumnos salen con casi 70 piezas de chocolate artesanal hechas por ellos mismos.Parte de los intereses de chocolatería Kuxtal es hacer productos más amigables con el ambiente y a veces tienen descuentos para las personas que lleven su tóper para guardar los chocolates. Entre su gran oferta, las cajas de seis, 12 y 36 piezas vienen con una breve explicación de qué contiene cada chocolate.
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