El mundo está lleno de mezclas interesantes. Dos cosas buenas pueden resultar en algo extraordinario, como la mezcla entre dos países y culturas. En México, la influencia e inmigración británica, incluyendo la de los escoceses ha permeado nuestra cultura. De hecho, el reino unido fue uno de los primeros países en reconocer a México como libre y una de las primeras embajadas del país se construyó en Pachuca y los famosos pastes son una herencia de la gastronomía del Reino Unido. Esta relación relación ha sido larga y fructífera, uniendo las dos culturas con un gran respeto por ambas partes. 

A pesar de ser pocos, los escoceses que llegaron a México siempre han tratado de integrar su cultura con la nuestra. En la Ciudad de México existen comunidades dedicadas a la celebración de su cultura. La Saint Andrew’s Society of México es una asociación sin fines de lucro que se fundó desde 1863 para escoceses y escoceses-mexicanos que se dedica a hacer eventos, como bailes, catas y conciertos de gaitas para cualquier persona interesada en la increíble cultura escocesa.  Incluyendo la banda de gaitas del batallón de San Patricio fue fundada en 1997 para rendir homenaje a los soldados escoceses e irlandeses que se unieron a la causa de México durante la Guerra de Intervención Norteamericana de 1846-48. 

Otra de las cosas que nos ha dejado la herencia escocesa es el whisky. Esta bebida se volvió popular rápidamente en nuestro país a mediados del siglo 19 y hoy es una de las bebidas más consumidas por los mexicanos. Al tener un destilado completamente mexicano como lo es el tequila, los mexicanos comprendemos el peso que tiene una bebida dentro de nuestra cultura. En el mundo de los destilados hay muchas mezclas, pero sin duda la del whisky con el tequila es extraordinaria.