La cultura en tiempos de austeridad republicana
Los creadores mexicanos se preparan para tiempos difíciles.
Flavia Zorrilla recibió una beca del Fondo para la Cultura y las Artes (Fonca) que le permitió estudiar en Francia y concluir su maestría en Inglaterra, junto con otra beca. Mientras realizaba sus estudios en París, ganó un concurso de la marca Hermès que puso sus diseños en una mascada que se vendió a nivel internacional.
Ahora se prepara para publicar su primer libro sobre un fantasma tímido llamado Gustavo, cuya historia se sitúa en México durante la celebración del Día de Muertos.
“Desde mi perspectiva, las becas son un apoyo enorme para quienes de otra forma no habríamos podido lograr nuestros objetivos como creadores. Sin la beca, no habría podido participar en el concurso en París; sin la beca, habría sido mucho más difícil contactar editores en Inglaterra. Estas becas han cambiado mi vida para siempre y pienso que en México se debería valorar al arte, tanto por su valor humano, como económico”, pondera la ilustradora.
El pasado 11 de junio la senadora por Morena Jesusa Rodríguez dijo:
“Me parece vergonzoso que la gente se haya repartido esas becas porque son artistas excelentes. Pues sigan siendo excelentes pero váyanse a la iniciativa privada, dejen de vivir del presupuesto, eso es todo, qué tiene eso de malo”.
Para ella, estos estímulos deberían desaparecer por completo y ese es el sentir y el actuar que han marcado los primeros seis meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador con respecto a la cultura.
Cada semana se anuncian nuevos recortes presupuestales a instituciones cultuales, pues de entrada este 2019, la Secretaría de Cultura recibió un presupuesto 3.9% menor al de 2018.
La industria cinematográfica mexicana es un sector que podría verse muy afectado por estos recortes. Aunque la cifra de producción fílmica de largometrajes ha repuntado recientemente con un crecimiento del 62.65 por ciento en un año, este aumento se debe en gran parte al capital privado. En 2018 se produjeron 186 películas mexicanas, de las cuales, el 47 % se realizó sin apoyo del Estado. Sin embargo, más de la mitad de las producciones dependieron en alguna medida de fondos públicos.
“Para las comunidades que vivimos de nuestra expresión, que en un año no haya dinero, significa que en nuestras casas no va a haber tampoco. De todas maneras, nunca hemos tenido demasiado. Va a afectar. No se van a crear productos con la misma calidad”, comenta el cineasta Víctor Ugalde, miembro del Grupo de Reflexión en Economía y Cultura (Grecu).
A pesar del poco presupuesto destinado a este rubro, el también Presidente del Observatorio Publico Cinematográfico afirma que a pesar de los ajustes no han parado de hacer cine. Calcula que se destinan unos 3 mil 600 millones de pesos en inversión a la producción y de esa suma, el gobierno solo aporta 850 millones.
Flavia Zorrilla coincide en que los apoyos y en su caso las becas, significan que un artista pueda dedicarse a crear o investigar sin tener que desviar su atención a otros trabajos para poder sobrevivir.
“Yo he tenido mucha suerte y tras las becas he logrado publicar mis proyectos, sin embargo, sé que el mundo del arte es complicado y quizás no todas las personas que participan en las becas serán publicadas inmediatamente o tendrán éxito. A veces un proyecto toma mucho más que un solo año para consolidarse”, expresa la artista.
Para este año se habían destinado inicialmente 12 mil 394 millones de pesos al rubro de Cultura en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, pero artistas e intelectuales protestaron en contra de la disminución y lograron conseguir 500 millones de pesos más. Aún así significó 22 millones de pesos menos en comparación con el año anterior.
De acuerdo con la Secretaría Nacional de Cultura, los recortes se hicieron en las partidas administrativas que corresponden al plan de austeridad y se ajustaron en todas las dependencias.
Las reducciones principales en el presupuesto de cultura corresponden a los rubros de: duplicidad de funciones, -2.1 por ciento; materiales y suministros, -9.3 por ciento; servicios generales, -5.8 por ciento, que incluye rentas onerosas, contratos de vehículos, gastos superfluos y privilegios de altos funcionarios.
Se trata de una recesión del sector que implica la disminución del flujo de circulante y por lo tanto hay una afectación en todas las economías porque no hay dinero para producir o generar propuestas culturales, de acuerdo con el experto en economía cultural, Eduardo Cruz Vázquez.
“Este gobierno tiene que entender que la cultura es un factor de desarrollo económico. Se ha demostrado que aporta bastante, pero se requiere de una política específica”, opina el también gestor cultural.
A Cruz Vázquez le sorprendió que, frente a las políticas austeras en materia de cultura durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el gobierno actual decidiera mantener esta medida.
“Tenemos todos los instrumentos, insumos e información para generar un programa de desarrollo para el sector cultural, pero el gobierno no está dispuesto a entenderlo así. Lo que le interesa fundamentalmente es contar con liquidez para atender los programas de subsidios a los que se comprometió AMLO durante sus campañas para salvar a Pemex”, indica Eduardo Cruz.
Dependencias afectadas
A raíz de una publicación de la agencia de noticias Notimex sobre artistas que han ganado becas del Fonca en más de una ocasión, las críticas a los artistas se intensificaron bajo el argumento de que no necesitaban recursos federales para subsistir. Varios creadores respondieron con el Hashtag #YTúQuéHicisteConElFonca en redes sociales, con el que usuarios probaban los avances de sus proyectos artísticos y culturales, desmintiendo que sus becas fueran un “despilfarro”.
Hasta ahora, las autoridades no han anunciado cambios en los recursos destinados al programa del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Sin embargo, hay otras dependencias que vieron los efectos de los recortes de inmediato.
Durante junio, la Biblioteca Vasconcelos permaneció cerrada por una semana después de que los trabajadores agremiados en el Sindicato Nacional Democrático exigieran un incremento salarial. Luego de mantener un diálogo con la Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, la institución reabrió sus instalaciones al público.
Sin embargo, el 30 de junio, Abraham Nuncio dejó su cargo como director de la Biblioteca José Vasconcelos tras sólo tres meses de ejercerlo, argumentando que se debió a «razones personales.»
En otro caso, aunque no fue una decisión del Gobierno Federal, el Museo del Estanquillo en la Ciudad de México se vio afectado por una disminución del 30% en sus recursos por parte del gobierno local. Esta disminución impactará en sus operaciones de seguridad, limpieza o mantenimiento, denunció su director Hénoc de Santiago en El Universal.
¿Propuestas?
“Los creadores no somos el enemigo,” dijo el pasado 24 de junio el director de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, Ernesto Contreras.
“Queremos contribuir a la construcción de un nuevo y mejor México, tenemos un compromiso con la realidad de este país adolorido y complejo”, dijo Contreras durante la 61 entrega de los Premios Ariel en la Cineteca Nacional ubicada en la Ciudad de México.
Para Víctor Ugalde, a diferencia de lo que propuso Jesusa Rodríguez, es preferible que exista un apoyo del estado a la producción de cultura y bellas artes, que depender en su totalidad de capital privado.
«En las industrias culturales no se puede dejar todo a las fuerzas del mercado, porque entonces el capital te impone la ideología, como ha sido en los últimos años», recalcó Ugalde.
Por su parte, Flavia Zorrilla propone implementar un sistema más riguroso de selección en los programas de estímulos para creadores, pero no desaparecerlos. Opina que hace falta revisar constantemente en qué están trabajando y asegurarse de apoyar solo a quienes utilizarán los recursos con responsabilidad.
Para los especialistas, el gobierno se está obligando de que la cultura no es solamente un bien social, sino un potente motor económico al que se le están cortando las alas.
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