Un exguardia nazi de 94 años juzgado por un tribunal de menores
Johann Rehbogen se enfrentará a la justicia su trabajo en el campo de concentración de Stutthof.
El lunes 5 de noviembre del 2018 Johann Rehbogen entró a la corte regional de Münster para ser juzgado por el asesinato de cientos de personas.
Entró sentado en una silla de ruedas, vestido en un traje negro, llevaba un gorro, un portafolios y un bastón de madera. Sus 94 años son evidentes, pero lo juzgan por lo que hizo a los 18 en Stutthof, el campo de concentración en el que trabajó de junio de 1942 a septiembre de 1944. Como tenía menos de 21 años cuando participó en los crímenes, su caso está en manos de una corte juvenil donde no puede obtener una condena de más de 15 años.
«El paso del tiempo no minimiza la culpa de los perpetradores del Holocausto, y la edad no debe ofrecer protección a quienes cometieron crímenes tan atroces», dijo el historiador Efraim Zuroff –conocido como el cazador de nazis– que trabaja en el Centro Simon Wiesenthal, una organización que se encarga de registrar los crímenes del holocausto y buscar que los culpables se encuentren con la justicia.
Stutthof fue el primer campo de concentración nazi que se construyó fuera de Alemania. Está –ahora como museo en honor a las víctimas– a media hora de la ciudad de Gdansk, en Polonia. El lugar medía 1.2 kilómetros cuadrados y encerró a 110,000 personas, de las cuales sólo sobrevivieron 25 mil.
En este lugar, los judíos, gitanos, negros y demás prisioneros, eran asesinados en cámaras de gas, con inyecciones de gasolina, fenol en el corazón o abandonados en la congelada intemperie, explicó Andreas Brendel, el fiscal del caso.
Johann Rehbogen era miembro del Servicio de Seguridad alemana, la SS, que fungía como el servicio de inteligencia nazi y trabajaba junto con la Gestapo. Nació en Rumania y comenzó a trabajar en este campo de concentración a los 18 años.
Al terminar la guerra Rehbogen fue capturado por el ejército estadounidense, pero fue liberado poco tiempo después, permitiéndole regresar a una vida normal, en la que se desarrolló como paisajista para el Estado alemán.
En el 2017, en la búsqueda de justicia liderada por el Centro Simon Wiesenthal, la policía alemana interrogó al ex guardia nazi, que negó tener conocimiento sobre las atrocidades que se perpetraban en el campo. “Alemania le debe a las víctimas procesar estos crímenes, inclusive hoy. Es un asunto legal y moral”, dijo Bendel.
El tribunal ha previsto que durante el juicio se harán catorce sesiones que se extenderán hasta enero. Por la edad del acusado, no les pareció prudente que estas rondas duren más de dos horas; sólo se harán un par a la semana y no en días consecutivos.
La fiscalía presentará 17 testigos, algunos de ellos familiares de las víctimas y otros sobrevivientes del campo. Judi Meisel esta entre los testigos. Ella fue prisionera en campo, junto con su madre. Recuerda que a sus 12 años estuvo formada, junto a su madre, en la fila que llevaba a la cámara de gas. Unos pasos antes de entrar, un guardia le dijo que podía regresar a las barracas, y corrió lejos de los hornos.
“Stutthoff fue una masacre masiva organizada por la SS y posibilitada con la ayuda de los guardias”, indicó Meisel en una declaración que presentaron los abogados por escrito. Después expresa que los guardias, incluído Johann Rehbogen, deben de asumir la responsabilidad por lo que hicieron, “por participar en estos inimaginables crímenes de lesa humanidad. Por ayudar a asesinar a mi madre, a quien he extrañado toda la vida”.
El tribunal ha previsto que las catorce sesiones del juicio se extenderán hasta enero próximo. Rehbogen ha expresado a través de sus abogados que desea, en algún momento del juicio, poder dirigirse a la corte. Aún no se ha aclarado cuándo podrá tomar la palabra, pero no le han negado la posibilidad.
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