La rebelión climática
Liderados por Greta Thunberg, jóvenes del mundo emprenden la lucha contra la crisis climática.
La frustración en el rostro de Greta Thunberg era evidente. A poco más de un mes de su llegada a Nueva York, la activista ambiental sueca se presentó el estrado que la motivó cruzar el Océano Atlántico a bordo del velero Malizia II: el de la Asamblea General de las Naciones Unidas. El emotivo momento tuvo lugar durante el inicio de la Cumbre de Acción Climática de la ONU, este 23 de septiembre. Con lágrimas en los ojos, la joven de 16 años hizo dio un poderoso discurso en el que acusó a los líderes mundiales de la severa crisis ambiental que vive el planeta y los cuestionó por las nulas acciones que han tomado para remediar la situación por la que atraviesa el planeta.
“La gente sufre, la gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando Estamos ante el inicio de una extinción masiva y de lo único que pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre el crecimiento económico eterno. ¡Cómo se atreven!”, dijo Greta desde el escenario que compartió con el Secretario General de la ONU, António Guterres. Los aplausos estallaron, pero su expresión furiosa no se disipó. “Nos han fallado, pero los jóvenes están empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes. Si eligen fallarnos, les digo, nunca los perdonaremos”.
Su discurso no tardó en dar la vuelta al mundo y es que desde su llegada a Nueva York, la atención internacional ha estado puesta en Greta Thunberg. En las últimas cuatro semanas, la joven se ha reunido con grandes figuras de la política global como el expresidente Barack Obama y más recientemente con la canciller alemana Angela Merkel. Ha sido invitada a conferencias y programas de televisión, y los cámaras de medios de todo el mundo se disputan la mejor toma de la adolescente de mirada seria y trenzas largas, que ha revolucionado el campo de batalla contra la crisis climática.
Pero la lucha por el medio ambiente no la está peleando sola, toda una generación viene con ella. Así lo demostraron los millones de personas, en su mayoría jóvenes y niños, que el pasado 20 de septiembre se unieron al Global Climate Strike. Desde Sydney hasta Washington, pasando por Filipinas, Londres y Berlín; sin olvidar Johannesburgo, Dinamarca y Nueva York, donde la adolescente marchó entre la multitud y sus pancartas. El movimiento exigió medidas urgentes para detener la emergencia climática, siguiendo el modelo con el que Greta comenzó en 2018: Fridays For Future.
México no se quedó atrás y varias ciudades del país, como Monterrey, Mérida y San Cristóbal de las Casas, además de la Ciudad de México, marcharon por la causa. Esa imagen, en diversas proporciones, se replicó en poco más de 160 países y las actividades planean expandirse hasta el 27 de septiembre.
Luego de las enérgicas palabras de Greta Thunberg ante la Asamblea General de la ONU, la joven se dirigió a la sede de Unicef. Ahí se reunió con los activistas Alexandria Villaseñor, Carl Smith, Catarina Lorenzo, Chiara Sacchi, Ellen-Anne, Iris Duquesne, Raina Ivanova, Raslene Joubali, Deborah Adegbile, Ayakha Melithafa, Ridhima Pandey, Carlos Manuel, Litokne Kabua, David Ackley III y Ranton Anjain, junto a quienes presentó una queja legal ante Naciones Unidas, alegando que cinco de las principales economías del mundo han violado sus derechos como niños al no tomar las medidas adecuadas para detener la crisis climática.
Los cinco países a los que se refieren son Alemania, Francia, Brasil, Argentina y Turquía, que de acuerdo con su información, no han cumplido con las obligaciones que les dicta la Convención sobre los Derechos del Niño, un tratado de derechos humanos que ha existido por 30 años, y es el más ampliamente ratificado en la historia. Los 16 jóvenes activistas, de entre 8 y 17 años de edad, son originarios de Estados Unidos, Brasil, Argentina, Francia, Suecia, Alemania, Tunisia, Sudáfrica, India, Nigeria, Palau y las Islas Marshall. Durante la conferencia, los chicos urgieron a los líderes del mundo a tomar acciones que de manera efectiva atiendan y frenen los drásticos cambios que está sufriendo el medio ambiente, partiendo que la peor parte de la crisis, la vivirá su generación.
La queja se dirigió principalmente a esos países, pues están entre los 44 que han aceptado la jurisdicción de la convención para escuchar lo que estos jóvenes tenían que decir. También son cinco de los mayores emisores históricos y actuales de gases de efecto invernadero del mundo, que están causando que el planeta se caliente, desencadenando otras consecuencias alarmantes, desde elevar el nivel del mar, hasta producir tormentas más intensas.
“Creo que están actuando lentamente porque no quieren perder dinero”, señaló Carl Smith, miembro de la tribu indígena Yupiaq que vive en Akiak, Alaska, “y creo que deberían ir a ver qué le está haciendo [el cambio climático] a los pequeños pueblos y ciudades”. Con su queja, los jóvenes activistas de 12 países en el mundo no están solicitando compensaciones monetarias, piden que los países ajusten de inmediato sus objetivos climáticos y trabajen con otras naciones para abordar la crisis.
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