No items found.
No items found.
No items found.
No items found.
Christian Nodal se presenta en el escenario durante su Forajido Tour en FTX Arena el 11 de noviembre de 2022 en Miami, Florida. Fotografía de Alberto E. Tamargo/REUTERS.
Si al cantante Christian Nodal se le analiza desde sus orígenes, refleja muchos de los estereotipos del “macho”. ¿Esto lo vuelve malo por completo? Vale la pena observar sus polémicas en una escala de grises.
“Todas hemos tenido un novio como Nodal”, me dijo una amiga. Y sí, seguramente la mayoría de las mujeres hemos tenido algún galán que a los días, semanas o meses de la separación muestra públicamente su amor por alguien más. La diferencia es que solo nuestro círculo cercano se enteró y el chisme no apareció en la portada de los periódicos.
A pesar de la funa, acepto disfrutar la música de Christian Nodal. Escucho y canto con gusto sus canciones y “Probablemente”, sin duda es mi favorita. Lo he visto tres veces en vivo. Además —cabe aclarar que no soy psicóloga ni antropóloga—, escribo esta reflexión porque me provoca conflicto que hagamos juicios de valor al desconocer el contexto y, peor aún, cuando sabemos que pueden dañar a las personas.
¿Por qué leer un artículo sobre Nodal y no solo dedicarnos a cancelarlo? Bueno, aceptemos que, en primer lugar, a muchos nos encanta el chisme. Por otro lado, me interesa desmenuzar por qué algunos hombres, en esta ocasión, Christian Nodal, tienen este tipo de actitudes. Entonces, heme aquí tratando de hacerlo porque creo que el contexto importa y estoy bastante cansada de funas y punitivismo sin análisis ni pensamiento crítico que realmente no ha ayudado a avanzar hacia un mundo menos patriarcal.
Christian Jesús González Nodal nació en Caborca, un pequeño municipio fundado en 1693 por un sacerdote jesuita, en medio del desierto al noroeste del estado de Sonora. Tomó el apellido de su mamá para emprender el camino a la fama porque a ella la considera su sostén: ella grabó sus videos cantando y lo ayudó a hacerse viral al inicio de su carrera. A sus 25 años lo ha conquistado todo.
Tanto su madre como su padre son músicos, él trompetista y ella cantante. Le enseñaron a tocar instrumentos y a cantar. La infancia de Nodal fue bastante nómada, “como la de la mayoría de los músicos”, aseguró en una entrevista que dio hace cinco años al periodista Gustavo Adolfo Infante. Vivió en Tucson, Arizona; Las Vegas, Nevada; Ensenada, Baja California, y Guadalajara, Jalisco.
Acompañado por su trompeta, a los 10 años tocaba “El niño perdido” en restaurantes, y tres años después compuso su primera canción. Como no tenía dinero para hacerle un regalo a su novia, la conquistó al escribirle unos versos acompañado por su guitarra. “Te Fallé” fue la primera melodía que consideró que podría ser un éxito: en ella habla de cómo estropea una relación por unas “caricias falsas”. Apenas era un adolescente de 16 años cuando la compuso.
Hasta aquí pareciera que estoy intentando justificar o enaltecer la carrera de Nodal, pero no es mi intención. Nuestras historias importan cuando tomamos decisiones. Esto no quiere decir que todos los hombres con fama y dinero reaccionen como él, pero hay que aceptar que no es sencillo digerir que pasaste de vivir con carencias a tener una cuenta de banco en dólares con tantos ceros. Ejemplos hay muchos y no solo en la farándula, basta con mirar las historias del boxeo mexicano.
En la misma charla con Infante, Nodal cuenta que su papá quería evitar que él se dedicara a la música por ser una industria muy compleja. “Tienes que aprender a separar el trabajo de la familia… Esto es muy difícil porque vas a estar rodeado de miles de personas. No te quiero ver sufrir”, le dijo.
Aun así, el cantante persistió y a los 16 años alcanzó el éxito en redes sociales. Después vino la firma con su primera disquera y de ahí en adelante avanzó a la cima profesional.
También te puede interesar leer: "¿Es Alizzz, el cerebro musical de C. Tangana, el rey del pop en español?"
En menos de una década, Nodal acumuló una fortuna que ronda los 20 millones de dólares, según el medio Celebrity Net Worth, un sitio especializado en calcular las ganancias de los famosos.
“Lo más estúpido, imbécil, que he hecho en mi vida era una relación de dinero y eso. Me quité mis dientes reales para ponerme diamantes como si fueran dientes”, dijo en el pódcast Noche de Luz, todo por el “módico” costo de 100 000 dólares, alrededor de 1 800 000 pesos mexicanos.
Me gustaría poner en la mesa, más allá de los rumores sobre la supuesta infidelidad de Nodal a Cazzu o si Ángela Aguilar lo buscó, que pensemos que la vida no siempre es un juego de buenos contra malos. Las personas somos complejas y nuestras acciones tienen un origen. El caso de Nodal incluye su contexto de nacimiento y el entorno en que creció, también la edad en la que alcanzó el éxito; por supuesto que la cantidad de fama y dinero alrededor suyo influyen en cómo se ha desarrollado su vida personal.
Quizá es porque soy sonorense y a lo largo de mi vida he visto a muchos comportarse como él lo ha hecho: sin “estabilidad emocional”, como dicen algunos. A pesar de ello, es complicado ser estable cuando vives en un sistema que te enseña a “usar” a las personas, especialmente a las mujeres.
En el estado de Sonora, 71.6% de las mujeres de 15 años o más experimentaron algún tipo de violencia: psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021. Lamentablemente, la violencia de género y la discriminación son parte de una estructura en ese estado y en todo México. Nodal no está exento.
Por poner un ejemplo, todavía recuerdo aquel caso de Axan, un niño de cuatro años al que no dejaron entrar a un colegio en Hermosillo, Sonora, si no se cortaba el cabello. Su mamá acudió al Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred) para denunciarlos. Cuando obtuvo una resolución a favor publicó en sus redes: "Han pasado 8 meses desde que inicié un proceso legal contra la escuela IMARC AC por la discriminación a la que sometió a mi hijo Axan y mucho ha ocurrido para que hoy pueda escribir estas líneas; si bien recibimos apoyo de muchas personas, también amenazas de violación, tortura y muerte, hostigamiento, acoso, burlas y demás expresiones de odio que provocaron que, velando por la seguridad de mi hijo y mía, nos fuéramos del estado de Sonora”.
Volviendo al caso del cantante, qué se puede esperar de una persona que creció en un ambiente hostil, rodeado de violencia. Caborca es un paso obligado para los grupos del crimen organizado, en un estado donde a los hombres no se les permite llorar ni mostrar sus sentimientos, que deben cumplir con un estereotipo, responder a un montón de expectativas y competir todo el tiempo. Donde no pueden mostrar amor o cariño porque es un símbolo de debilidad. Es fácil pedir estabilidad emocional, pero no tenemos un Estado ni un contexto que nos den las herramientas para alcanzarla, al contrario.
Cuando tuve a mi primer hijo decidí radicar en la Ciudad de México al sentir que por más que fuera educado en una familia donde se habla sobre derechos humanos, dignidad, solidaridad y respeto, en el entorno sonorense acabaría participando en espacios o instituciones con valores religiosos, conservadores y violentos; aquello lo llevaría a ser un hombre, blanco, cisgénero, que se convertiría en un “machito”. La capital del país no es el paraíso, pero cuenta con más alternativas.
Por último, ojalá la llamada “norteñización” del país no incluya exportar a otros estados o países la manera violenta en la que muchos y muchas fuimos educados; no solo por nuestras familias, también por las instituciones educativas y más terrible aún, por el Estado.
Por lo pronto, aquí dejo este texto lleno de cosas que solo he pensado y platicado con mis compas al calor de unas cheves. Ya lo dijo Cazzu, la mamá de la hija de Nodal: “La vida no es totalmente bella o totalmente horrible, ni la gente es por completo buena o mala en un 100 por ciento, siempre hay grises y matices, pero lo importante es respirar y resistir con amor los procesos necesarios y aprender”.
Si al cantante Christian Nodal se le analiza desde sus orígenes, refleja muchos de los estereotipos del “macho”. ¿Esto lo vuelve malo por completo? Vale la pena observar sus polémicas en una escala de grises.
“Todas hemos tenido un novio como Nodal”, me dijo una amiga. Y sí, seguramente la mayoría de las mujeres hemos tenido algún galán que a los días, semanas o meses de la separación muestra públicamente su amor por alguien más. La diferencia es que solo nuestro círculo cercano se enteró y el chisme no apareció en la portada de los periódicos.
A pesar de la funa, acepto disfrutar la música de Christian Nodal. Escucho y canto con gusto sus canciones y “Probablemente”, sin duda es mi favorita. Lo he visto tres veces en vivo. Además —cabe aclarar que no soy psicóloga ni antropóloga—, escribo esta reflexión porque me provoca conflicto que hagamos juicios de valor al desconocer el contexto y, peor aún, cuando sabemos que pueden dañar a las personas.
¿Por qué leer un artículo sobre Nodal y no solo dedicarnos a cancelarlo? Bueno, aceptemos que, en primer lugar, a muchos nos encanta el chisme. Por otro lado, me interesa desmenuzar por qué algunos hombres, en esta ocasión, Christian Nodal, tienen este tipo de actitudes. Entonces, heme aquí tratando de hacerlo porque creo que el contexto importa y estoy bastante cansada de funas y punitivismo sin análisis ni pensamiento crítico que realmente no ha ayudado a avanzar hacia un mundo menos patriarcal.
Christian Jesús González Nodal nació en Caborca, un pequeño municipio fundado en 1693 por un sacerdote jesuita, en medio del desierto al noroeste del estado de Sonora. Tomó el apellido de su mamá para emprender el camino a la fama porque a ella la considera su sostén: ella grabó sus videos cantando y lo ayudó a hacerse viral al inicio de su carrera. A sus 25 años lo ha conquistado todo.
Tanto su madre como su padre son músicos, él trompetista y ella cantante. Le enseñaron a tocar instrumentos y a cantar. La infancia de Nodal fue bastante nómada, “como la de la mayoría de los músicos”, aseguró en una entrevista que dio hace cinco años al periodista Gustavo Adolfo Infante. Vivió en Tucson, Arizona; Las Vegas, Nevada; Ensenada, Baja California, y Guadalajara, Jalisco.
Acompañado por su trompeta, a los 10 años tocaba “El niño perdido” en restaurantes, y tres años después compuso su primera canción. Como no tenía dinero para hacerle un regalo a su novia, la conquistó al escribirle unos versos acompañado por su guitarra. “Te Fallé” fue la primera melodía que consideró que podría ser un éxito: en ella habla de cómo estropea una relación por unas “caricias falsas”. Apenas era un adolescente de 16 años cuando la compuso.
Hasta aquí pareciera que estoy intentando justificar o enaltecer la carrera de Nodal, pero no es mi intención. Nuestras historias importan cuando tomamos decisiones. Esto no quiere decir que todos los hombres con fama y dinero reaccionen como él, pero hay que aceptar que no es sencillo digerir que pasaste de vivir con carencias a tener una cuenta de banco en dólares con tantos ceros. Ejemplos hay muchos y no solo en la farándula, basta con mirar las historias del boxeo mexicano.
En la misma charla con Infante, Nodal cuenta que su papá quería evitar que él se dedicara a la música por ser una industria muy compleja. “Tienes que aprender a separar el trabajo de la familia… Esto es muy difícil porque vas a estar rodeado de miles de personas. No te quiero ver sufrir”, le dijo.
Aun así, el cantante persistió y a los 16 años alcanzó el éxito en redes sociales. Después vino la firma con su primera disquera y de ahí en adelante avanzó a la cima profesional.
También te puede interesar leer: "¿Es Alizzz, el cerebro musical de C. Tangana, el rey del pop en español?"
En menos de una década, Nodal acumuló una fortuna que ronda los 20 millones de dólares, según el medio Celebrity Net Worth, un sitio especializado en calcular las ganancias de los famosos.
“Lo más estúpido, imbécil, que he hecho en mi vida era una relación de dinero y eso. Me quité mis dientes reales para ponerme diamantes como si fueran dientes”, dijo en el pódcast Noche de Luz, todo por el “módico” costo de 100 000 dólares, alrededor de 1 800 000 pesos mexicanos.
Me gustaría poner en la mesa, más allá de los rumores sobre la supuesta infidelidad de Nodal a Cazzu o si Ángela Aguilar lo buscó, que pensemos que la vida no siempre es un juego de buenos contra malos. Las personas somos complejas y nuestras acciones tienen un origen. El caso de Nodal incluye su contexto de nacimiento y el entorno en que creció, también la edad en la que alcanzó el éxito; por supuesto que la cantidad de fama y dinero alrededor suyo influyen en cómo se ha desarrollado su vida personal.
Quizá es porque soy sonorense y a lo largo de mi vida he visto a muchos comportarse como él lo ha hecho: sin “estabilidad emocional”, como dicen algunos. A pesar de ello, es complicado ser estable cuando vives en un sistema que te enseña a “usar” a las personas, especialmente a las mujeres.
En el estado de Sonora, 71.6% de las mujeres de 15 años o más experimentaron algún tipo de violencia: psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021. Lamentablemente, la violencia de género y la discriminación son parte de una estructura en ese estado y en todo México. Nodal no está exento.
Por poner un ejemplo, todavía recuerdo aquel caso de Axan, un niño de cuatro años al que no dejaron entrar a un colegio en Hermosillo, Sonora, si no se cortaba el cabello. Su mamá acudió al Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred) para denunciarlos. Cuando obtuvo una resolución a favor publicó en sus redes: "Han pasado 8 meses desde que inicié un proceso legal contra la escuela IMARC AC por la discriminación a la que sometió a mi hijo Axan y mucho ha ocurrido para que hoy pueda escribir estas líneas; si bien recibimos apoyo de muchas personas, también amenazas de violación, tortura y muerte, hostigamiento, acoso, burlas y demás expresiones de odio que provocaron que, velando por la seguridad de mi hijo y mía, nos fuéramos del estado de Sonora”.
Volviendo al caso del cantante, qué se puede esperar de una persona que creció en un ambiente hostil, rodeado de violencia. Caborca es un paso obligado para los grupos del crimen organizado, en un estado donde a los hombres no se les permite llorar ni mostrar sus sentimientos, que deben cumplir con un estereotipo, responder a un montón de expectativas y competir todo el tiempo. Donde no pueden mostrar amor o cariño porque es un símbolo de debilidad. Es fácil pedir estabilidad emocional, pero no tenemos un Estado ni un contexto que nos den las herramientas para alcanzarla, al contrario.
Cuando tuve a mi primer hijo decidí radicar en la Ciudad de México al sentir que por más que fuera educado en una familia donde se habla sobre derechos humanos, dignidad, solidaridad y respeto, en el entorno sonorense acabaría participando en espacios o instituciones con valores religiosos, conservadores y violentos; aquello lo llevaría a ser un hombre, blanco, cisgénero, que se convertiría en un “machito”. La capital del país no es el paraíso, pero cuenta con más alternativas.
Por último, ojalá la llamada “norteñización” del país no incluya exportar a otros estados o países la manera violenta en la que muchos y muchas fuimos educados; no solo por nuestras familias, también por las instituciones educativas y más terrible aún, por el Estado.
Por lo pronto, aquí dejo este texto lleno de cosas que solo he pensado y platicado con mis compas al calor de unas cheves. Ya lo dijo Cazzu, la mamá de la hija de Nodal: “La vida no es totalmente bella o totalmente horrible, ni la gente es por completo buena o mala en un 100 por ciento, siempre hay grises y matices, pero lo importante es respirar y resistir con amor los procesos necesarios y aprender”.
Christian Nodal se presenta en el escenario durante su Forajido Tour en FTX Arena el 11 de noviembre de 2022 en Miami, Florida. Fotografía de Alberto E. Tamargo/REUTERS.
Si al cantante Christian Nodal se le analiza desde sus orígenes, refleja muchos de los estereotipos del “macho”. ¿Esto lo vuelve malo por completo? Vale la pena observar sus polémicas en una escala de grises.
“Todas hemos tenido un novio como Nodal”, me dijo una amiga. Y sí, seguramente la mayoría de las mujeres hemos tenido algún galán que a los días, semanas o meses de la separación muestra públicamente su amor por alguien más. La diferencia es que solo nuestro círculo cercano se enteró y el chisme no apareció en la portada de los periódicos.
A pesar de la funa, acepto disfrutar la música de Christian Nodal. Escucho y canto con gusto sus canciones y “Probablemente”, sin duda es mi favorita. Lo he visto tres veces en vivo. Además —cabe aclarar que no soy psicóloga ni antropóloga—, escribo esta reflexión porque me provoca conflicto que hagamos juicios de valor al desconocer el contexto y, peor aún, cuando sabemos que pueden dañar a las personas.
¿Por qué leer un artículo sobre Nodal y no solo dedicarnos a cancelarlo? Bueno, aceptemos que, en primer lugar, a muchos nos encanta el chisme. Por otro lado, me interesa desmenuzar por qué algunos hombres, en esta ocasión, Christian Nodal, tienen este tipo de actitudes. Entonces, heme aquí tratando de hacerlo porque creo que el contexto importa y estoy bastante cansada de funas y punitivismo sin análisis ni pensamiento crítico que realmente no ha ayudado a avanzar hacia un mundo menos patriarcal.
Christian Jesús González Nodal nació en Caborca, un pequeño municipio fundado en 1693 por un sacerdote jesuita, en medio del desierto al noroeste del estado de Sonora. Tomó el apellido de su mamá para emprender el camino a la fama porque a ella la considera su sostén: ella grabó sus videos cantando y lo ayudó a hacerse viral al inicio de su carrera. A sus 25 años lo ha conquistado todo.
Tanto su madre como su padre son músicos, él trompetista y ella cantante. Le enseñaron a tocar instrumentos y a cantar. La infancia de Nodal fue bastante nómada, “como la de la mayoría de los músicos”, aseguró en una entrevista que dio hace cinco años al periodista Gustavo Adolfo Infante. Vivió en Tucson, Arizona; Las Vegas, Nevada; Ensenada, Baja California, y Guadalajara, Jalisco.
Acompañado por su trompeta, a los 10 años tocaba “El niño perdido” en restaurantes, y tres años después compuso su primera canción. Como no tenía dinero para hacerle un regalo a su novia, la conquistó al escribirle unos versos acompañado por su guitarra. “Te Fallé” fue la primera melodía que consideró que podría ser un éxito: en ella habla de cómo estropea una relación por unas “caricias falsas”. Apenas era un adolescente de 16 años cuando la compuso.
Hasta aquí pareciera que estoy intentando justificar o enaltecer la carrera de Nodal, pero no es mi intención. Nuestras historias importan cuando tomamos decisiones. Esto no quiere decir que todos los hombres con fama y dinero reaccionen como él, pero hay que aceptar que no es sencillo digerir que pasaste de vivir con carencias a tener una cuenta de banco en dólares con tantos ceros. Ejemplos hay muchos y no solo en la farándula, basta con mirar las historias del boxeo mexicano.
En la misma charla con Infante, Nodal cuenta que su papá quería evitar que él se dedicara a la música por ser una industria muy compleja. “Tienes que aprender a separar el trabajo de la familia… Esto es muy difícil porque vas a estar rodeado de miles de personas. No te quiero ver sufrir”, le dijo.
Aun así, el cantante persistió y a los 16 años alcanzó el éxito en redes sociales. Después vino la firma con su primera disquera y de ahí en adelante avanzó a la cima profesional.
También te puede interesar leer: "¿Es Alizzz, el cerebro musical de C. Tangana, el rey del pop en español?"
En menos de una década, Nodal acumuló una fortuna que ronda los 20 millones de dólares, según el medio Celebrity Net Worth, un sitio especializado en calcular las ganancias de los famosos.
“Lo más estúpido, imbécil, que he hecho en mi vida era una relación de dinero y eso. Me quité mis dientes reales para ponerme diamantes como si fueran dientes”, dijo en el pódcast Noche de Luz, todo por el “módico” costo de 100 000 dólares, alrededor de 1 800 000 pesos mexicanos.
Me gustaría poner en la mesa, más allá de los rumores sobre la supuesta infidelidad de Nodal a Cazzu o si Ángela Aguilar lo buscó, que pensemos que la vida no siempre es un juego de buenos contra malos. Las personas somos complejas y nuestras acciones tienen un origen. El caso de Nodal incluye su contexto de nacimiento y el entorno en que creció, también la edad en la que alcanzó el éxito; por supuesto que la cantidad de fama y dinero alrededor suyo influyen en cómo se ha desarrollado su vida personal.
Quizá es porque soy sonorense y a lo largo de mi vida he visto a muchos comportarse como él lo ha hecho: sin “estabilidad emocional”, como dicen algunos. A pesar de ello, es complicado ser estable cuando vives en un sistema que te enseña a “usar” a las personas, especialmente a las mujeres.
En el estado de Sonora, 71.6% de las mujeres de 15 años o más experimentaron algún tipo de violencia: psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021. Lamentablemente, la violencia de género y la discriminación son parte de una estructura en ese estado y en todo México. Nodal no está exento.
Por poner un ejemplo, todavía recuerdo aquel caso de Axan, un niño de cuatro años al que no dejaron entrar a un colegio en Hermosillo, Sonora, si no se cortaba el cabello. Su mamá acudió al Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred) para denunciarlos. Cuando obtuvo una resolución a favor publicó en sus redes: "Han pasado 8 meses desde que inicié un proceso legal contra la escuela IMARC AC por la discriminación a la que sometió a mi hijo Axan y mucho ha ocurrido para que hoy pueda escribir estas líneas; si bien recibimos apoyo de muchas personas, también amenazas de violación, tortura y muerte, hostigamiento, acoso, burlas y demás expresiones de odio que provocaron que, velando por la seguridad de mi hijo y mía, nos fuéramos del estado de Sonora”.
Volviendo al caso del cantante, qué se puede esperar de una persona que creció en un ambiente hostil, rodeado de violencia. Caborca es un paso obligado para los grupos del crimen organizado, en un estado donde a los hombres no se les permite llorar ni mostrar sus sentimientos, que deben cumplir con un estereotipo, responder a un montón de expectativas y competir todo el tiempo. Donde no pueden mostrar amor o cariño porque es un símbolo de debilidad. Es fácil pedir estabilidad emocional, pero no tenemos un Estado ni un contexto que nos den las herramientas para alcanzarla, al contrario.
Cuando tuve a mi primer hijo decidí radicar en la Ciudad de México al sentir que por más que fuera educado en una familia donde se habla sobre derechos humanos, dignidad, solidaridad y respeto, en el entorno sonorense acabaría participando en espacios o instituciones con valores religiosos, conservadores y violentos; aquello lo llevaría a ser un hombre, blanco, cisgénero, que se convertiría en un “machito”. La capital del país no es el paraíso, pero cuenta con más alternativas.
Por último, ojalá la llamada “norteñización” del país no incluya exportar a otros estados o países la manera violenta en la que muchos y muchas fuimos educados; no solo por nuestras familias, también por las instituciones educativas y más terrible aún, por el Estado.
Por lo pronto, aquí dejo este texto lleno de cosas que solo he pensado y platicado con mis compas al calor de unas cheves. Ya lo dijo Cazzu, la mamá de la hija de Nodal: “La vida no es totalmente bella o totalmente horrible, ni la gente es por completo buena o mala en un 100 por ciento, siempre hay grises y matices, pero lo importante es respirar y resistir con amor los procesos necesarios y aprender”.
Si al cantante Christian Nodal se le analiza desde sus orígenes, refleja muchos de los estereotipos del “macho”. ¿Esto lo vuelve malo por completo? Vale la pena observar sus polémicas en una escala de grises.
“Todas hemos tenido un novio como Nodal”, me dijo una amiga. Y sí, seguramente la mayoría de las mujeres hemos tenido algún galán que a los días, semanas o meses de la separación muestra públicamente su amor por alguien más. La diferencia es que solo nuestro círculo cercano se enteró y el chisme no apareció en la portada de los periódicos.
A pesar de la funa, acepto disfrutar la música de Christian Nodal. Escucho y canto con gusto sus canciones y “Probablemente”, sin duda es mi favorita. Lo he visto tres veces en vivo. Además —cabe aclarar que no soy psicóloga ni antropóloga—, escribo esta reflexión porque me provoca conflicto que hagamos juicios de valor al desconocer el contexto y, peor aún, cuando sabemos que pueden dañar a las personas.
¿Por qué leer un artículo sobre Nodal y no solo dedicarnos a cancelarlo? Bueno, aceptemos que, en primer lugar, a muchos nos encanta el chisme. Por otro lado, me interesa desmenuzar por qué algunos hombres, en esta ocasión, Christian Nodal, tienen este tipo de actitudes. Entonces, heme aquí tratando de hacerlo porque creo que el contexto importa y estoy bastante cansada de funas y punitivismo sin análisis ni pensamiento crítico que realmente no ha ayudado a avanzar hacia un mundo menos patriarcal.
Christian Jesús González Nodal nació en Caborca, un pequeño municipio fundado en 1693 por un sacerdote jesuita, en medio del desierto al noroeste del estado de Sonora. Tomó el apellido de su mamá para emprender el camino a la fama porque a ella la considera su sostén: ella grabó sus videos cantando y lo ayudó a hacerse viral al inicio de su carrera. A sus 25 años lo ha conquistado todo.
Tanto su madre como su padre son músicos, él trompetista y ella cantante. Le enseñaron a tocar instrumentos y a cantar. La infancia de Nodal fue bastante nómada, “como la de la mayoría de los músicos”, aseguró en una entrevista que dio hace cinco años al periodista Gustavo Adolfo Infante. Vivió en Tucson, Arizona; Las Vegas, Nevada; Ensenada, Baja California, y Guadalajara, Jalisco.
Acompañado por su trompeta, a los 10 años tocaba “El niño perdido” en restaurantes, y tres años después compuso su primera canción. Como no tenía dinero para hacerle un regalo a su novia, la conquistó al escribirle unos versos acompañado por su guitarra. “Te Fallé” fue la primera melodía que consideró que podría ser un éxito: en ella habla de cómo estropea una relación por unas “caricias falsas”. Apenas era un adolescente de 16 años cuando la compuso.
Hasta aquí pareciera que estoy intentando justificar o enaltecer la carrera de Nodal, pero no es mi intención. Nuestras historias importan cuando tomamos decisiones. Esto no quiere decir que todos los hombres con fama y dinero reaccionen como él, pero hay que aceptar que no es sencillo digerir que pasaste de vivir con carencias a tener una cuenta de banco en dólares con tantos ceros. Ejemplos hay muchos y no solo en la farándula, basta con mirar las historias del boxeo mexicano.
En la misma charla con Infante, Nodal cuenta que su papá quería evitar que él se dedicara a la música por ser una industria muy compleja. “Tienes que aprender a separar el trabajo de la familia… Esto es muy difícil porque vas a estar rodeado de miles de personas. No te quiero ver sufrir”, le dijo.
Aun así, el cantante persistió y a los 16 años alcanzó el éxito en redes sociales. Después vino la firma con su primera disquera y de ahí en adelante avanzó a la cima profesional.
También te puede interesar leer: "¿Es Alizzz, el cerebro musical de C. Tangana, el rey del pop en español?"
En menos de una década, Nodal acumuló una fortuna que ronda los 20 millones de dólares, según el medio Celebrity Net Worth, un sitio especializado en calcular las ganancias de los famosos.
“Lo más estúpido, imbécil, que he hecho en mi vida era una relación de dinero y eso. Me quité mis dientes reales para ponerme diamantes como si fueran dientes”, dijo en el pódcast Noche de Luz, todo por el “módico” costo de 100 000 dólares, alrededor de 1 800 000 pesos mexicanos.
Me gustaría poner en la mesa, más allá de los rumores sobre la supuesta infidelidad de Nodal a Cazzu o si Ángela Aguilar lo buscó, que pensemos que la vida no siempre es un juego de buenos contra malos. Las personas somos complejas y nuestras acciones tienen un origen. El caso de Nodal incluye su contexto de nacimiento y el entorno en que creció, también la edad en la que alcanzó el éxito; por supuesto que la cantidad de fama y dinero alrededor suyo influyen en cómo se ha desarrollado su vida personal.
Quizá es porque soy sonorense y a lo largo de mi vida he visto a muchos comportarse como él lo ha hecho: sin “estabilidad emocional”, como dicen algunos. A pesar de ello, es complicado ser estable cuando vives en un sistema que te enseña a “usar” a las personas, especialmente a las mujeres.
En el estado de Sonora, 71.6% de las mujeres de 15 años o más experimentaron algún tipo de violencia: psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021. Lamentablemente, la violencia de género y la discriminación son parte de una estructura en ese estado y en todo México. Nodal no está exento.
Por poner un ejemplo, todavía recuerdo aquel caso de Axan, un niño de cuatro años al que no dejaron entrar a un colegio en Hermosillo, Sonora, si no se cortaba el cabello. Su mamá acudió al Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred) para denunciarlos. Cuando obtuvo una resolución a favor publicó en sus redes: "Han pasado 8 meses desde que inicié un proceso legal contra la escuela IMARC AC por la discriminación a la que sometió a mi hijo Axan y mucho ha ocurrido para que hoy pueda escribir estas líneas; si bien recibimos apoyo de muchas personas, también amenazas de violación, tortura y muerte, hostigamiento, acoso, burlas y demás expresiones de odio que provocaron que, velando por la seguridad de mi hijo y mía, nos fuéramos del estado de Sonora”.
Volviendo al caso del cantante, qué se puede esperar de una persona que creció en un ambiente hostil, rodeado de violencia. Caborca es un paso obligado para los grupos del crimen organizado, en un estado donde a los hombres no se les permite llorar ni mostrar sus sentimientos, que deben cumplir con un estereotipo, responder a un montón de expectativas y competir todo el tiempo. Donde no pueden mostrar amor o cariño porque es un símbolo de debilidad. Es fácil pedir estabilidad emocional, pero no tenemos un Estado ni un contexto que nos den las herramientas para alcanzarla, al contrario.
Cuando tuve a mi primer hijo decidí radicar en la Ciudad de México al sentir que por más que fuera educado en una familia donde se habla sobre derechos humanos, dignidad, solidaridad y respeto, en el entorno sonorense acabaría participando en espacios o instituciones con valores religiosos, conservadores y violentos; aquello lo llevaría a ser un hombre, blanco, cisgénero, que se convertiría en un “machito”. La capital del país no es el paraíso, pero cuenta con más alternativas.
Por último, ojalá la llamada “norteñización” del país no incluya exportar a otros estados o países la manera violenta en la que muchos y muchas fuimos educados; no solo por nuestras familias, también por las instituciones educativas y más terrible aún, por el Estado.
Por lo pronto, aquí dejo este texto lleno de cosas que solo he pensado y platicado con mis compas al calor de unas cheves. Ya lo dijo Cazzu, la mamá de la hija de Nodal: “La vida no es totalmente bella o totalmente horrible, ni la gente es por completo buena o mala en un 100 por ciento, siempre hay grises y matices, pero lo importante es respirar y resistir con amor los procesos necesarios y aprender”.
Christian Nodal se presenta en el escenario durante su Forajido Tour en FTX Arena el 11 de noviembre de 2022 en Miami, Florida. Fotografía de Alberto E. Tamargo/REUTERS.
“Todas hemos tenido un novio como Nodal”, me dijo una amiga. Y sí, seguramente la mayoría de las mujeres hemos tenido algún galán que a los días, semanas o meses de la separación muestra públicamente su amor por alguien más. La diferencia es que solo nuestro círculo cercano se enteró y el chisme no apareció en la portada de los periódicos.
A pesar de la funa, acepto disfrutar la música de Christian Nodal. Escucho y canto con gusto sus canciones y “Probablemente”, sin duda es mi favorita. Lo he visto tres veces en vivo. Además —cabe aclarar que no soy psicóloga ni antropóloga—, escribo esta reflexión porque me provoca conflicto que hagamos juicios de valor al desconocer el contexto y, peor aún, cuando sabemos que pueden dañar a las personas.
¿Por qué leer un artículo sobre Nodal y no solo dedicarnos a cancelarlo? Bueno, aceptemos que, en primer lugar, a muchos nos encanta el chisme. Por otro lado, me interesa desmenuzar por qué algunos hombres, en esta ocasión, Christian Nodal, tienen este tipo de actitudes. Entonces, heme aquí tratando de hacerlo porque creo que el contexto importa y estoy bastante cansada de funas y punitivismo sin análisis ni pensamiento crítico que realmente no ha ayudado a avanzar hacia un mundo menos patriarcal.
Christian Jesús González Nodal nació en Caborca, un pequeño municipio fundado en 1693 por un sacerdote jesuita, en medio del desierto al noroeste del estado de Sonora. Tomó el apellido de su mamá para emprender el camino a la fama porque a ella la considera su sostén: ella grabó sus videos cantando y lo ayudó a hacerse viral al inicio de su carrera. A sus 25 años lo ha conquistado todo.
Tanto su madre como su padre son músicos, él trompetista y ella cantante. Le enseñaron a tocar instrumentos y a cantar. La infancia de Nodal fue bastante nómada, “como la de la mayoría de los músicos”, aseguró en una entrevista que dio hace cinco años al periodista Gustavo Adolfo Infante. Vivió en Tucson, Arizona; Las Vegas, Nevada; Ensenada, Baja California, y Guadalajara, Jalisco.
Acompañado por su trompeta, a los 10 años tocaba “El niño perdido” en restaurantes, y tres años después compuso su primera canción. Como no tenía dinero para hacerle un regalo a su novia, la conquistó al escribirle unos versos acompañado por su guitarra. “Te Fallé” fue la primera melodía que consideró que podría ser un éxito: en ella habla de cómo estropea una relación por unas “caricias falsas”. Apenas era un adolescente de 16 años cuando la compuso.
Hasta aquí pareciera que estoy intentando justificar o enaltecer la carrera de Nodal, pero no es mi intención. Nuestras historias importan cuando tomamos decisiones. Esto no quiere decir que todos los hombres con fama y dinero reaccionen como él, pero hay que aceptar que no es sencillo digerir que pasaste de vivir con carencias a tener una cuenta de banco en dólares con tantos ceros. Ejemplos hay muchos y no solo en la farándula, basta con mirar las historias del boxeo mexicano.
En la misma charla con Infante, Nodal cuenta que su papá quería evitar que él se dedicara a la música por ser una industria muy compleja. “Tienes que aprender a separar el trabajo de la familia… Esto es muy difícil porque vas a estar rodeado de miles de personas. No te quiero ver sufrir”, le dijo.
Aun así, el cantante persistió y a los 16 años alcanzó el éxito en redes sociales. Después vino la firma con su primera disquera y de ahí en adelante avanzó a la cima profesional.
También te puede interesar leer: "¿Es Alizzz, el cerebro musical de C. Tangana, el rey del pop en español?"
En menos de una década, Nodal acumuló una fortuna que ronda los 20 millones de dólares, según el medio Celebrity Net Worth, un sitio especializado en calcular las ganancias de los famosos.
“Lo más estúpido, imbécil, que he hecho en mi vida era una relación de dinero y eso. Me quité mis dientes reales para ponerme diamantes como si fueran dientes”, dijo en el pódcast Noche de Luz, todo por el “módico” costo de 100 000 dólares, alrededor de 1 800 000 pesos mexicanos.
Me gustaría poner en la mesa, más allá de los rumores sobre la supuesta infidelidad de Nodal a Cazzu o si Ángela Aguilar lo buscó, que pensemos que la vida no siempre es un juego de buenos contra malos. Las personas somos complejas y nuestras acciones tienen un origen. El caso de Nodal incluye su contexto de nacimiento y el entorno en que creció, también la edad en la que alcanzó el éxito; por supuesto que la cantidad de fama y dinero alrededor suyo influyen en cómo se ha desarrollado su vida personal.
Quizá es porque soy sonorense y a lo largo de mi vida he visto a muchos comportarse como él lo ha hecho: sin “estabilidad emocional”, como dicen algunos. A pesar de ello, es complicado ser estable cuando vives en un sistema que te enseña a “usar” a las personas, especialmente a las mujeres.
En el estado de Sonora, 71.6% de las mujeres de 15 años o más experimentaron algún tipo de violencia: psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2021. Lamentablemente, la violencia de género y la discriminación son parte de una estructura en ese estado y en todo México. Nodal no está exento.
Por poner un ejemplo, todavía recuerdo aquel caso de Axan, un niño de cuatro años al que no dejaron entrar a un colegio en Hermosillo, Sonora, si no se cortaba el cabello. Su mamá acudió al Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred) para denunciarlos. Cuando obtuvo una resolución a favor publicó en sus redes: "Han pasado 8 meses desde que inicié un proceso legal contra la escuela IMARC AC por la discriminación a la que sometió a mi hijo Axan y mucho ha ocurrido para que hoy pueda escribir estas líneas; si bien recibimos apoyo de muchas personas, también amenazas de violación, tortura y muerte, hostigamiento, acoso, burlas y demás expresiones de odio que provocaron que, velando por la seguridad de mi hijo y mía, nos fuéramos del estado de Sonora”.
Volviendo al caso del cantante, qué se puede esperar de una persona que creció en un ambiente hostil, rodeado de violencia. Caborca es un paso obligado para los grupos del crimen organizado, en un estado donde a los hombres no se les permite llorar ni mostrar sus sentimientos, que deben cumplir con un estereotipo, responder a un montón de expectativas y competir todo el tiempo. Donde no pueden mostrar amor o cariño porque es un símbolo de debilidad. Es fácil pedir estabilidad emocional, pero no tenemos un Estado ni un contexto que nos den las herramientas para alcanzarla, al contrario.
Cuando tuve a mi primer hijo decidí radicar en la Ciudad de México al sentir que por más que fuera educado en una familia donde se habla sobre derechos humanos, dignidad, solidaridad y respeto, en el entorno sonorense acabaría participando en espacios o instituciones con valores religiosos, conservadores y violentos; aquello lo llevaría a ser un hombre, blanco, cisgénero, que se convertiría en un “machito”. La capital del país no es el paraíso, pero cuenta con más alternativas.
Por último, ojalá la llamada “norteñización” del país no incluya exportar a otros estados o países la manera violenta en la que muchos y muchas fuimos educados; no solo por nuestras familias, también por las instituciones educativas y más terrible aún, por el Estado.
Por lo pronto, aquí dejo este texto lleno de cosas que solo he pensado y platicado con mis compas al calor de unas cheves. Ya lo dijo Cazzu, la mamá de la hija de Nodal: “La vida no es totalmente bella o totalmente horrible, ni la gente es por completo buena o mala en un 100 por ciento, siempre hay grises y matices, pero lo importante es respirar y resistir con amor los procesos necesarios y aprender”.
No items found.