Tokio 2020: los Juegos Olímpicos pese al caos

Tokio 2020: los Juegos Olímpicos pese al caos

Pese a todas las adversidades, sin el aliento de la afición ni su presencia en las gradas, con una cobertura cien por ciento televisiva y digital, se llevarán a cabo los Juegos Olímpicos de Tokio. Katie Ledecky, Simone Biles y Eliud Kipchoge son algunas de las figuras favoritas.

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Postergar los Juegos Olímpicos de Tokio fue viable, pero suspenderlos es imposible. No sólo por el deporte, sino por la economía. A días de la inauguración la mayoría de los debates no giran en torno a las figuras deportivas más esperadas o a los récords deportivos que irán a romperse, sino a los controles anti-Covid y logísticas herméticas como eventos sin público en las gradas, además de las pérdidas económicas, la cancelación de países como Corea del Norte o, sencillamente, preguntas clave como si esto será viable. Aun cuando el mundo sigue inmerso en una pandemia de dimensiones históricas, los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 están a la vuelta de la esquina sin posibilidad de cancelarse: suspenderlos le costaría al país anfitrión más de 14,500 millones de dólares.

Cuando Japón iba a ser sede de las Olimpiadas de 1940, la Segunda Guerra Mundial canceló todos los planes. Entonces, el país asiático no era una potencia deportiva. En los Juegos de 1936 había quedado en el octavo lugar del medallero y su candidatura para la siguiente edición fue un movimiento diplomático para intentar ganar simpatías después de la ocupación japonesa en la península de Manchuria en 1931. Para desgracia de los japoneses, el año 2020 fue la segunda ocasión en que unos Olímpicos no se realizan en su territorio. Desde que comenzaron a celebrarse en Atenas, en 1896, sólo se habían cancelado en tres ocasiones: los de Berlín, 1916, por la Primera Guerra Mundial; los ya mencionados de Japón, en 1940; y los de Londres, 1944, por el mismo conflicto bélico.

La edición número 32 que está por comenzar se conocerá –por motivos de marketing– como Tokio 2020. Paradójicamente, Japón ya había denominado a éstos los “Juegos Olímpicos de la Reconstrucción” desde antes de la pandemia por coronavirus. El país asiático empezaba a forjar un discurso esperanzador una década después de que el mayor terremoto en su historia –9.1 grados en la escala de Richter, el 11 de marzo de 2011– provocara un tsunami de proporciones catastróficas, a lo que siguió el desastre nuclear de Fukushima, que derivó en cifras escalofriantes: cerca de 22,000 muertes, 2,500 personas desaparecidas, alrededor de cinco millones de toneladas de escombros mar adentro y pérdidas económicas de aproximadamente trescientos mil millones de dólares.

Una avenida en Tokyo, Japón / AFLO SPORT.

Uno de los relevistas de la antorcha olímpica, cuyo recorrido se modificó cinco veces ante lo imprevisto de la pandemia, fue Daisuke Sasaki, un joven de catorce años que corrió en honor a su madre, que tenía 42 años cuando ocurrió el Gran Terremoto y se encontraba trabajando en el hospital Ogatsu en Ishinomaki. El mar golpeó el edificio y tan sólo ahí murieron 64 personas. La Covid-19 añadió otra dimensión a esta tragedia. Tokio 2020 llega con cerca de cuatro millones de decesos en el mundo por coronavirus. A la tercera semana de junio, Japón registraba 14,353 fallecimientos y 784 mil contagios.

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