Con más de 100 años de crear maravillas mecánicas a partir de la observación astronómica, la Manufactura Le Brassus perfeccionó sus avances para producir Royal Oak Calendario Perpetuo Edición Latinoamérica. Esta pieza de Alta Relojería celebra la cercana relación entre Audemars Piguet y América Latina, que precede al auge de la Alta Relojería que se vive en estos últimos años.
“Este reloj es un homenaje del amor de Audemars Piguet por Latinoamérica, que concuerda con el espíritu pionero de la Manufactura”, afirmó en una exclusiva reunión en el Museo Tamayo en la Ciudad de México Antonio Seward, CEO para Norteamérica de Audemars Piguet. Seward también enfatizó que esta pieza refleja el estrecho vínculo que Audemars Piguet tiene, desde hace varias décadas, con la región.
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El Museo Tamayo recibió a coleccionistas, amigos de la marca y joyeros que se reunieron para departir sobre el legado de Audemars Piguet mientras compartían una cena de la autoría del chef Enrique Olvera. En este espacio, los invitados festejaron la historia de esta manufactura, así como algunos de sus icónicos relojes que dan fe de su excelencia en la producción de calendarios perpetuos, como el magnífico reloj de bolsillo en oro y platino, grabado y fechado para el presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower a mediados del siglo XX.
Sin embargo, la pieza estelar de la noche fue el Royal Oak Calendario Perpetuo Edición Latinoamérica, modelo de producción limitada digno de los conocedores más exquisitos. Audemars Piguet sólo creó 100 piezas de este reloj, en oro rosa con esfera azul y el grabado “Grande Tapisserie”. Además, cuenta con 38 rubíes, un grosor total de 4.31mm y su reserva de marcha mínima garantizada es de 40 horas. El movimiento de su masa oscilante, grabada con la casa matriz de Audemars Piguet en miniatura, refuerza la noción de que es la unión entre el hombre y las estrellas un camino para escribir la historia del mundo.
