Opinión | Otra policía en México: optimismo y desesperanza - Gatopardo

Otra policía: optimismo y desesperanza

Reformar a la policía en México no es tarea de unos cuantos meses. A diferencia de varias ciudades del norte del país, marcadas por la infiltración del narco y la crisis de homicidios, ha prevalecido en la Ciudad de México una calma aparente que mantiene intacta la estructura de corrupción y abuso policial. Reformarla es posible.

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Desde hace ocho años mi trabajo es estudiar los resultados de las políticas de gobierno en seguridad pública y justicia. Aprender de lo que funciona y de lo que no, ordenar este conocimiento y ponerlo a disposición de quienes deciden desde el poder. Hasta ahora lo he hecho en mi país, México, así como en Honduras y Colombia. Parte del trabajo consiste en hablar con políticos, jueces, policías, víctimas, perpetradores de delitos, mercenarios, héroes y heroínas. A veces más de uno de estos roles se traslapan en la misma persona. Pasar de la desesperanza profunda al optimismo, y hacerlos a un lado para analizar los datos duros del problema, son gajes de este oficio. Me ha tomado meses —incluso años— digerir varias de estas experiencias y encontrarles sentido, propósito. Esta columna, estas historias y las que vendrán, son resultado de eso.

Monterrey, Nuevo León

Ella es Presidenta Municipal en el estado de Nuevo León. Para ser más precisos, en un municipio de la zona metropolitana de Monterrey: General Escobedo. Aún no llevaba un mes en el cargo, cuando al vehículo en el que se trasladaba se le emparejó otro para lanzarle una amenaza de muerte. Aquel automóvil era una patrulla de la Policía Municipal, y el emisor era un policía de la ciudad que empezaba a gobernar. Era 2009 y en tan solo un año los homicidios intencionales habían aumentado 200% en el estado. El país se adentraba entonces en una espiral de violencia letal concentrada en un puñado de ciudades con tragedias cotidianas que elevaban la tasa nacional de asesinatos. La oleada de asesinatos continúa hasta la fecha, ahora en más ciudades que antes.

También por esas fechas, el Secretario de Seguridad Pública municipal, que ella había nombrado, sobrevivió a un atentado gracias a que el blindaje de su vehículo resistió más de 100 impactos de bala. El Secretario ordenó a su chofer resistir la balacera sin detener por completo la camioneta, avanzando hacia adelante y en reversa, una y otra vez, para evitar que en un alto total la lluvia de plomo abriera un boquete y venciera el blindaje del vehículo. Él está seguro de que esa maniobra les salvó la vida.

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