En este 2020 tan convulso, en el que todo se ha tornado lúgubre, queda un sólo lugar al que mirar, hacia arriba. Descubrir que la comunidad de Tlatelolco está encontrando confort en la belleza y simplicidad de salir a volar un papalote, me trajo alegría.
A 50 años de la matanza de Tlatelolco, Gerardo Estrada nos da su testimonio de aquella oscura tarde.