Los Legionarios de Cristo después de Maciel - Gatopardo

Después de Maciel

No ha sido fácil para los Legionarios de Cristo moverse «hacia delante», como ellos pretenden, después de haber estado en «cuidados intensivos». ¿Cómo se sobrevive a acusaciones tan severas como las de pederastia, que la organización aceptó con reservas?

Tiempo de lectura: 14 minutos

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La sonrisa de Benjamín Clariond lo hace parecer modelo o publicista. Trae un traje negro cruzado, el clériman que le sujeta el cuello y unos zapatos impecables.

—Padre, ¡está como para el calendario del Vaticano! —dice su equipo de comunicación, mientras posa para la cámara, una tarde de abril de dos mil catorce. Sonríe tanto que el fotógrafo le pide que mejor no lo haga, que se ponga serio.

El padre Benjamín Clariond, de cuarenta y un años, entrega su smartphone —desde donde revisa su cuenta de Twitter (@padrebenjaminlc), que tiene dos mil cuarenta y siete seguidores— a una de sus publirrelacionistas. Hace unos días llegó a la ciudad de México, de Roma, porque viene a la «Megamisión» de Semana Santa que organizan los Legionarios de Cristo, una suerte de cruzada religiosa donde los chicos de las clases media y alta mexicanas salen a evangelizar comunidades de pobreza extrema en el país, y usan el hashtag #soymisionero.

Clariond, que proviene de una insigne familia regiomontana de políticos y empresarios, ocupa el cargo de vocero internacional de los Legionarios de Cristo, la congregación católica fracturada por los escándalos de pederastia del fundador Marcial Maciel, quien fue investigado por el Vaticano y desterrado de su congregación en 2006 por un benevolente papa Benedicto XVI, que lo invitó a «una vida de penitencia y oración». Maciel falleció el 30 de enero de 2008, y a su muerte, según reportó la periodista Idoia Sota en el suplemento español Crónica, dejó un «imperio calculado en unos veinte mil quinientos millones de euros».

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