La soledad de El Diario de Juárez

La soledad de El Diario de Juárez

Una periodista colombiana pasó tres días con sus colegas en la ciudad más peligrosa de México.

Tiempo de lectura: 24 minutos

Blanca y Alicia

Las dos reporteras están en la escena del crimen en un cruce astral, la calle Piscis entre Acuario y Leo, en una colonia polvorienta y dislocada, como son todas las colonias de Ciudad Juárez. Es su primer muerto del pesado turno de la noche. La fotógrafa no puede acercarse demasiado a ver el cadáver. No puede traspasar la cinta amarilla de los forenses. Les han dicho que la víctima es un policía de la Procuraduría General de la República (PGR). Con el teleobjetivo se acerca. Clic, clic. Un niño se metió en el cuadro. Ahora ya se escapó. Sale la camioneta del forense.

Yo llegué tarde. Una reportera ya estaba terminando de sacar sus fotos, la otra ya se había subido a una grúa, que estaba casualmente ahí, y con el celular tomó un video y lo transmitió en directo a la página web de su diario.

Nos presentamos. Blanca tiene el nombre apropiado, es casi pálida. Alicia, morena y energética. Escasos treinta años. Ahí paradas en medio de la calle conversamos y nos reímos no sé bien de qué. Unos vecinos nos miran con curiosidad. Debe ser mi acento colombiano lo que les llama la atención.

Mientras llegamos al carro de Blanca, un hombre desproporcionadamente grande me sonríe desde el techo de una casa. Es el alcalde, me explican, cortado en cartón pegado en un muro alto que sobresale de los tejados. “Seguro que no vio nada”, dice alguna entre risas. Partimos rumbo al periódico en el carro destartalado, por el que Blanca me pide excusas.

Este sector no me asusta, me dice. Nací en Juárez y estoy acostumbrada a esto. Cuando estaba en la prepa, empezaron a matar mujeres. Recuerdo que un profe nos decía: “Si las violan, no peleen para que no las maten”.

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