El estudio del Dr. Polack: El plasma que (quizá) salve vidas – Gatopardo

El estudio del Dr. Polack: El plasma que (quizá) salve vidas

Fernando Polack aparece en los medios argentinos como un óraculo. Lo consultan por el plasma, la vacuna, la cuarentena, la vida y la muerte. Encabeza uno de los estudios más importantes en América Latina destinado a encontrar un tratamiento eficaz para la Covid-19, utilizando el plasma de quienes hayan pasado por la enfermedad. Los primeros resultados se tendrán este mes de agosto, pero la espera parece infinita.

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¿Qué importaban sus conocimiento enciclopédicos y minuciosos sobre enfermedades virales respiratorias? ¿Qué importaba haber sido profesor titular de la Cátedra Cesar Milstein en la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos, y, en ese mismo país, haberse formado como infectólogo en Johns Hopkins School of Medicine, el hospital más prestigioso? ¿Qué importaban sus premios y reconocimientos internacionales (entre otros, al pediatra del año por la Asociación Norteamericana de Investigaciones Pediátricas)? ¿Qué importaba ser tercera generación de médicos en la familia —su padre y su abuelo también lo habían sido— y haberse graduado con honores? ¿Qué importaba todo eso si ahora, cuando el destino lo ponía frente al desafío más grande de su vida, cuando una enfermedad viral respiratoria se expandía como peste en su país y en el mundo entero, no se le ocurría una propuesta concreta para combatir a la Covid-19?

Eso pensaba el médico pediatra Fernando Polack cuando decidió llamar a la doctora Romina Libster, quien había sido su coequiper en diversos proyectos profesionales desde hacía 12 años. Tuvieron varias conversaciones, y una idea comenzó a emerger.

Se les ocurrió que el plasma en la sangre de una persona convaleciente de Covid-19 podía, cuando fuera transfundido a una persona de riesgo que se hubiera enfermado recientemente, curarla. O, al menos, impedir que desarrolle más que un catarro febril ambulatorio. Si bien la transfusión de plasma de convaleciente se utiliza para el tratamiento de enfermedades desde comienzos del siglo XX, el desarrollo de medicamentos y vacunas hicieron que hoy en día sea un método poco común. Y aunque se sigue utilizando por ejemplo para curar el ébola, o incluso hasta recientemente, aunque ya no es recomendado por los especialistas, para la Covid-19 como tratamiento compasivo en estados terminales, el punto clave de la idea de Polack y Libster era la administración temprana del plasma: a los pocos días del contagio. Un detalle engañosamente simple.

Tuvieron la idea a fines de abril de 2020, cuando la pandemia había provocado ya más de tres millones de contagios y más de 300 mil muertes en el mundo, y desde ese momento todo fue vertiginoso. Desde junio, un gigantesco ensayo clínico está poniendo la idea a prueba: más de 500 personas (la enorme mayoría voluntarias) participan de su implementación en 14 hospitales capaces de recibir pacientes de cualquier punto de la Provincia o de la Ciudad de Buenos Aires. Es el estudio clínico de mayor enverdagura de todos los que se están haciendo en la Argentina. Se transformaría en el primer estudio en el mundo en probar un tratamiento eficaz contra la Covid-19.

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