Tiempo de lectura: 3 minutosPara empezar, hoy es mucho más que una revista, es una plataforma de periodismo que se extiende gradualmente en una variedad de medios, además del impreso: un sitio web, audiovisuales, podcasts, narrativas visuales que presentan historias de maneras innovadoras y sintetizan información compleja para hacerla útil y accesible. Gatopardo se instala decididamente en el mundo digital para incidir en los temas más relevantes de manera crítica.
El nuevo sitio web se encuentra en plena transformación. Su primer paso fue reconocer la importancia de la opinión que alienta el debate público. Hemos invitado a especialistas en periodismo, derecho, política, historia, arte, lingüística, medio ambiente y ciencia, entre otros; nuestro cartel de columnistas expresa el carácter plural de la plataforma. Habrá personalidades de amplio reconocimiento para las audiencias; habrá algunas otras que, con su colaboración, nos permitan cumplir una parte fundamental de nuestra misión: darle voz a quienes no la han tenido, privilegiando siempre el talento y el valor de su mensaje. Gatopardo quiere ser un lugar donde podamos conciliar nuestros desacuerdos, asimilar nuestras diferencias, reconocer las metas comunes y crear rumbos que nos incluyan a todos.
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El nuevo consejo editorial, integrado por hombres y mujeres en igualdad, persigue el mismo propósito. Nada de lo que dice esta carta editorial sería posible sin su compañía y consejos. Cada uno, desde su disciplina y experiencia, aporta su visión, conocimiento y compromiso social para que esta plataforma sea realmente diversa.
Gatopardo ha sido y será siempre sus crónicas y reportajes. De ahí que conserve con orgullo su versión impresa, al tiempo que la renueva. Este nuevo número de la revista tiene más páginas, que no solamente le permiten publicar a más autores, sino también ofrecer múltiples historias escritas desde los distintos países de América Latina. Dos décadas nos bastan para afirmar que este tipo de periodismo retrata fielmente las vidas de los latinoamericanos y le hace justicia a la complejidad de los contextos de nuestras sociedades. En esta etapa, cada edición desarrollará un eje temático relevante para nuestra región. Mediante una variedad de reportajes, perfiles, crónicas y fotoensayos, nuestros lectores obtendrán una visión crítica y panorámica de cada asunto público en México y América Latina.
Más pliegos exigen más diversidad, y no únicamente en términos periodísticos, sino culturales. Gatopardo dedica una sección para el ensayo, la crítica y la poesía para explorar otras maneras del periodismo cultural. Sería un despropósito no reconocer que las dificultades económicas que enfrenta el periodismo son compartidas por quienes se dedican a la cultura. Ante el cierre de suplementos, Gatopardo les abre sus páginas.
Otra novedad es que la revista crece en tamaño: el nuevo impreso no tiene la apariencia de un objeto perecedero, queremos que forme una colección. Este formato es el adecuado para crear un archivo digno del mejor periodismo narrativo. Al respecto, el rediseño es particularmente oportuno para el fotoperiodismo, otra de las tradiciones que conservamos. Este año convocamos a un concurso de fotografía, “Historias de un mundo distinto”, para que los fotoperiodistas de América Latina pudieran mostrarnos las transformaciones que ha suscitado la pandemia en sus países. El ganador fue Daniel Jayo, elegido por un jurado de fotógrafos expertos, con un fotoensayo sobre las trabajadoras sexuales de la comunidad trans en Buenos Aires. Si Gatopardo ha apostado tanto al fotoperiodismo es porque creemos que la mirada, a través del lente de la región, debe cuestionar las realidades que vivimos.
En las primeras décadas del siglo XX, los latinoamericanos hemos aprendido una vez más que el periodismo crítico puede incidir en el futuro de las naciones. Los reportajes despiertan el interés por temas que parecen distantes a nuestra cotidianidad, pueden movilizar a la gente e incluso hacer virar el rumbo de la política. Día a día, los periodistas insisten en los asuntos más apremiantes: las desigualdades, la movilidad social y la pobreza; la corrupción y la impunidad; el narcotráfico; la falta de acceso a la justicia, a la educación y a la salud; la gravedad del cambio climático; la migración; la discriminación hacia mujeres, personas indígenas, afrodescendientes y la comunidad LGBT, entre otros. La urgencia de los reportajes nos sitúa en este mundo, nos compromete a tomar decisiones, nos solidariza con los demás.
En los regímenes democráticos que se mantienen en América Latina, también la transparencia es un principio fundamental. Para que exista, se necesita trabajo: ésta suele ser una de las labores principales de los periodistas; ellos la ejercen día con día para que los ciudadanos tengamos acceso a la información que debe ser pública. Los periodistas, entonces, hacen visible lo invisible: no me refiero únicamente a la información. Es responsabilidad de todos acercar las palabras, la cámara y el micrófono a la gente. Igual de importante es resaltar las historias que nos inspiran.
Finalmente, una pregunta sigue en el aire: ¿Quiénes son los lectores de Gatopardo? Todos aquellos interesados en los acontecimientos que afectan a los demás, quienes defienden la convivencia pública, los que creen que pueden mejorar el mundo que habitan y el que heredarán. Son ustedes.
–Alejandro Legorreta
Presidente de Gatopardo