Dominique Perrault: arquitectura al servicio del paisaje - Gatopardo

Pensar el paisaje

Creador de lugares inéditos, Dominique Perrault es uno de los arquitectos más importantes de Francia

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Hundida en el paisaje, la Biblioteca Nacional de Francia (BnF), construida por Dominique Perrault en 1989 como parte de les Grand Travaux, una serie de monumentos arquitectónicos comisionados por François Mitterrand con motivo del fin de siglo y el aniversario de la Revolución Francesa, ofrece una perspectiva nueva sobre el potencial que tiene la arquitectura para retar sus propios paradigmas. Bajo el lema «Una cuadra para París, una librería para Francia» la BnF, situada en el distrito 13 de la ciudad, funciona no como un edificio, sino como un espacio urbano que ha permitido la reestructuración de la zona Este de París y la transformación consistente de su paisaje.

Opuesto a la Casa Savoy de Le Corbusier, en la que el arquitecto imaginó un edificio desprendido del suelo, los edificios de Perrault desechan la idea de la arquitectura como protagonista del entorno, para proponer una que se mezcla con la naturaleza. En la Biblioteca Nacional de Francia, primer proyecto de grandes magnitudes en la carrera del arquitecto francés, la fisonomía del edificio es la muestra paradigmática de ello. Situado a la orilla del Sena, el recinto está compuesto por cuatro torres de cristal que enmarcan una explanada vaciada en su centro y saturada por arboles traídos de los bosques de Francia; robles, pinos silvestres y abedules. La biblioteca cavada en el suelo, rodea al jardín, se oculta bajo los sótanos de la explanada y logra, en el desplazamiento simbólico de sus cuatro torres, orquestar un monumento público atípico; un espacio que resguarda en el centro de su fisonomía no al edificio, sino a la naturaleza; no al monolito, sino al paisaje.

La BnF, obra que le mereció a Perrault la medalla de plata por planeación urbana y el premio Mies van der Rohe en 1996, trazó una dirección para los esfuerzos subsecuentes del arquitecto francés y los inscribió a un juego provocativo en el que se reta el papel tradicional que ocupa la gran arquitectura pública en la ciudad. «Los edificios no funcionan para glorificarse a sí mismos, sino para pensar el drama que provoca su vacío», dice Dominique Perrault quien, en su visita a la Ciudad de México el pasado mes de febrero, recibió a Gatopardo para conversar sobre su obra y los retos que afronta la ciudad moderna. 

En Seúl, con la construcción de la Universidad para Mujeres Ewha, la linea entre el edificio y la topografía se difuminó aún más. El proyecto consiste en desaparecer en el paisaje un edificio de 100,000 m2, dos veces la dimensión del Centro Pompidou en París, para hacer del conjunto un paisaje en sí mismo. El monumento público, distinguido por estar erigido de forma solitaria en el paisaje, en Ewha se convierte en un valle urbano accesible para todos que resguarda en su centro un edificio colosal que en vez de alzarse hacia lo alto se confunde con su entorno. 

“La idea era trabajar el suelo, excavar para exigir el espacio público”, dice Perrault en la presentación del proyecto en el Centro de Bellas Artes de Bruselas.

Monumental en dimensiones, pero discreto en carácter, el proyecto en Seúl parte de las necesidad de generar un espacio público que una el tejido social del campus con el de ciudad. Necesidad que en 2016 mostró su pertinencia cuando en los jardines de la universidad nació el movimiento estudiantil que, a finales de ese mismo año, desembocó en la destitución de la presidente de Corea del Sur, Park Geun-hye.

“El objetivo es crear situaciones que permitan presentar lugares inéditos y dinámicas sociales distintas”, afirma Perrault sentado en un sillón en el patio del Museo de la Ciudad unos días antes de el inició de Mextrópoli, el festival más importante de arquitectura y urbanismo en Latinoamérica. “Por lo tanto, cuando camino por la Ciudad de México y veo muchos edificios deshabitados, pienso en eso y en las oportunidades que esto representa, la capacidad de intervenir la ciudad aquí, en su centro”.

Village Olympique, Dominique Perrault

Croquis de Dominique Perrault sobre la Village Olympique / Dominique Perrault Architecture (DPA).

Casi treinta años después de la construcción de la Biblioteca Nacional de Francia y tras ser condecorado con el Premium Imperiale de arquitectura en 2015, Dominique Perrault sigue inquieto. Con la Village Olympique La Poste Central du Louvre, el arquitecto que ha realizado proyectos en Seul, Berlin, Viena, Barcelona, Baltimore y Paris aboca su práctica a repensar las posibilidades que brinda la arquitectura para la reestructuración y toma de postura en torno a las necesidades de la ciudad.

Al mismo tiempo, y con mira en el futuro, Perrault, comisionado por el gobierno de François Hollande, dedica su tiempo a estudiar y orientar el devenir de Île de las Cité, el corazón de París. Esta misión, proyectada veinticinco años hacia el futuro, busca generar a través del pensamiento colaborativo, la planeación urbana y la intervención arquitectónica, un reencuentro entre los habitantes, la isla a la mitad del Sena y la ciudad. Un paso más en su esfuerzo por conseguir una ciudad sostenible y, por lo tanto, el epítome del pensamiento de un arquitecto entregado a reincorporar la arquitectura al paisaje y regenerar un sentido de pertenencia entre los ciudadanos de la metrópoli y los espacios que habitan.


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