Mercedes Barcha, la eterna compañera de Gabriel García Márquez

Mercedes Barcha, la eterna compañera de Gabriel García Márquez

Mercedes Barcha se libró del olvido. Un día cualquiera de un tiempo cualquiera, la boticaria silenciosa se deslizó entre las letras de «Cien años de soledad».

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Tras su muerte el 15 de agosto de 2020 en su casa de Jardines del Pedregal en la Ciudad de México, los elogios y las descripciones de su aura bonachona ocuparon las primeras planas de la prensa. Los artículos resaltan su fama de fumadora empedernida y las fórmulas corteses con las que evadía a aquellos periodistas que intentaban sondear las aguas de su vida privada. “Los periodistas hacen todo por buscarle tres pies al gato”, llegó a decir, como señal de su capacidad administrativa para llevar las riendas de un hogar en el que un Nobel de Literatura evitaba distractores para ejercer su oficio.

Mercedes Raquel Barcha Pardo, costeña con sangre del Oriente Medio, hija de Demetrio Barcha Velilla y Raquel Pardo López, y viuda desde 2014 del escritor colombiano Gabriel García Márquez murió a los 87 años. La suerte quiso que naciera el 6 de noviembre de 1932 en Managué, un pueblo al interior del Caribe colombiano, a orillas del río Magdalena. Allí se crió y de ahí mismo partió a mediados de los años cuarenta hacia Sucre, en medio de una guerra civil no declarada, pero asertivamente llamada La violencia, en la que liberales y conservadores se reafirmaban bajo el clamor de asesinatos y persecuciones. Su padre, que simpatizaba con el Partido Liberal, habría de guarecer poco tiempo después a toda la familia en las tierras no tan apartadas, pero distintas, de Barranquilla.

La historia de su infancia es también la historia de un romance. La leyenda de amor entre Mercedes Barcha y García Márquez tiene un comienzo pueril, surgida de un supuesto primer encuentro entre una niña de 9 años y un muchacho de 14. Sin embargo, otras versiones, como la del periodista Héctor Feliciano, aseguran que se conocieron en 1945 en el pueblo donde ella nació, cuando tenía 12 años, antes de que partiera a Sucre. Años después, ya en la juventud, sus miradas se encontraban en Barranquilla durante las tardes en las que García Márquez y otros escritores y periodistas del Grupo de Barranquilla, pasaban a saludar a Demetrio Barcha, el boticario.

De aquellos años queda el recuerdo que Mercedes compartió a Feliciano durante una de las pocas entrevistas que concedió con motivo de la muerte de su esposo: “Eran amigos de papá. En ese momento ellos eran unos bohemios locos. Yo, una niña pura. Yo iba al colegio de las monjas en Medellín”.

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