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El legado judicial de Donald Trump

El legado judicial de Donald Trump

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Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh, Trump encuentra en la Suprema Corte el espacio para preservar su legadidad.

Cuando el juez Anthony Kennedy anunció su retiro de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos a finales del mes pasado, el presidente Donald Trump vio una oportunidad imperdible de cumplir con una de sus promesas de campaña, agradar a los votantes conservadores en el año de sus primeras elecciones intermedias y dejar una marca que podría cambiar el curso de las leyes en la nación americana. Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh para ocupar el lugar que quedará vacío a finales de este mes, Trump aprovecha esta oportunidad para inclinar hacia el conservadurismo a la instancia judicial más alta de su país.

Aunque Kennedy, nominado durante el gobierno de Ronald Reagan, era considerado como parte del bloque conservador de la Suprema Corte –conformado por el presidente John G. Roberts y los jueces Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorusch–, su voto había migrado hacia posturas más moderadas en los últimos años, convirtiéndose en un factor determinante para la aprobación de cuestiones progresistas que el bloque liberal perseguía, como la legislación del matrimonio homosexual, el mantenimiento del derecho al aborto y la autorización a los presos de Guantánamo para apelar en tribunales. Con su retiro, el juez de 81 años abre la posibilidad de que algunos de estos derechos sean revocados.“El juez Kavanaugh tiene credenciales impecables, calificaciones insuperables y un compromiso con la justicia igualitaria según la ley”, mencionó el presidente Trump durante el anuncio de su candidato al puesto la noche del pasado lunes, un evento televisado en el horario de mayor audiencia (9pm) que capturó la atención de los medios y el entorno político de los Estados Unidos. Esta es la segunda nominación a la Suprema Corte que la administración republicana de Donald Trump presenta al Senado en menos de un año y medio.Aunque el juez, nacido en Washington D.C. en 1965, formaba parte de una terna de 25 magistrados para ocupar el cargo, fuentes cercanas aseguran que siempre fue la primera opción de Trump gracias a su cercanía con el partido republicano y su posición como un católico conservador.Kavanaugh, educado en la Universidad de Yale, inició su carrera legal como consejero especial del juez Walter King Stapleton del Tercer Circuito de Cortes y Apelaciones de Estados Unidos. Posteriormente fungió como asesor del juez Alex Kozinski del Noveno Circuito, trabajó por un año con Ken Starr, en ese momento procurador general de los Estados Unidos durante el gobierno George H.W. Bush y sirvió como consejero general del juez Kennedy durante sus primeros años en la Suprema Corte de Justicia.Desde su irrupción en el terreno de la política, Kavanaugh ha sido señalado como un aliado cercano del partido republicano, participando en la investigación del fiscal independiente encargado de uno de los procesos de destitución que enfrentó Bill Clinton durante los últimos años de su presidencia y como defensor legal del triunfo de George Walker Bush durante el recuento de votos de la elección presidencial de 2000. Nombrado como el “Forrest Gump del partido republicano” por su constante aparición en temas relativos a dicho partido, el ahora candidato a la Suprema Corte ingresó a la Casa Blanca durante el primer mandato de W. Bush; en 2006 fue designado como juez federal de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos en Washington, cargo que ocupa hasta estos días.Recientemente Kavanaugh obtuvo notoriedad entre la clase política gracias a un artículo, publicado originalmente en 2009, en el que argumentaba que ningún presidente debería enfrentar investigaciones criminales y demandas civiles mientras están en el cargo. Representantes del partido demócrata argumentan que el texto podría haber influido en la decisión de Trump, quien actualmente es objeto de una investigación judicial sobre la presunta intervención electoral por parte de entidades rusas en las elecciones de 2016.Sí Kavanaugh es confirmado por el Senado -el siguiente proceso en el camino de designación jurídica-, la Suprema Corte tendrá una mayoría conservadora (5 jueces que siguen esa corriente ideológica contra 4 magistrados reconocidos como liberales) por primera vez en casi diez años. Entre sus decisiones más controvertidas destacan su rechazo a una nueva regulación del control de las armas, argumentando que violaban la Segunda Enmienda Constitucional de los Estados Unidos; su negativa a respaldar leyes que permitían abortar a migrantes en detención y a validar la Ley de Asistencia Médica Asequible, conocida mediáticamente como el Obamacare.Con la desaprobación del 52% de la población estadounidense y una gran cantidad de reformas siendo debatidas y rebatidas en tribunales, Trump ha encontrado en la Suprema Corte el espacio ideal para preservar su legado y darle a la derecha el control de las sentencias legales más importantes de los últimos años, una decisión que podría costarle décadas de recuperación al sistema judicial de los Estados Unidos.

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Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh, Trump encuentra en la Suprema Corte el espacio para preservar su legadidad.

Cuando el juez Anthony Kennedy anunció su retiro de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos a finales del mes pasado, el presidente Donald Trump vio una oportunidad imperdible de cumplir con una de sus promesas de campaña, agradar a los votantes conservadores en el año de sus primeras elecciones intermedias y dejar una marca que podría cambiar el curso de las leyes en la nación americana. Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh para ocupar el lugar que quedará vacío a finales de este mes, Trump aprovecha esta oportunidad para inclinar hacia el conservadurismo a la instancia judicial más alta de su país.

Aunque Kennedy, nominado durante el gobierno de Ronald Reagan, era considerado como parte del bloque conservador de la Suprema Corte –conformado por el presidente John G. Roberts y los jueces Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorusch–, su voto había migrado hacia posturas más moderadas en los últimos años, convirtiéndose en un factor determinante para la aprobación de cuestiones progresistas que el bloque liberal perseguía, como la legislación del matrimonio homosexual, el mantenimiento del derecho al aborto y la autorización a los presos de Guantánamo para apelar en tribunales. Con su retiro, el juez de 81 años abre la posibilidad de que algunos de estos derechos sean revocados.“El juez Kavanaugh tiene credenciales impecables, calificaciones insuperables y un compromiso con la justicia igualitaria según la ley”, mencionó el presidente Trump durante el anuncio de su candidato al puesto la noche del pasado lunes, un evento televisado en el horario de mayor audiencia (9pm) que capturó la atención de los medios y el entorno político de los Estados Unidos. Esta es la segunda nominación a la Suprema Corte que la administración republicana de Donald Trump presenta al Senado en menos de un año y medio.Aunque el juez, nacido en Washington D.C. en 1965, formaba parte de una terna de 25 magistrados para ocupar el cargo, fuentes cercanas aseguran que siempre fue la primera opción de Trump gracias a su cercanía con el partido republicano y su posición como un católico conservador.Kavanaugh, educado en la Universidad de Yale, inició su carrera legal como consejero especial del juez Walter King Stapleton del Tercer Circuito de Cortes y Apelaciones de Estados Unidos. Posteriormente fungió como asesor del juez Alex Kozinski del Noveno Circuito, trabajó por un año con Ken Starr, en ese momento procurador general de los Estados Unidos durante el gobierno George H.W. Bush y sirvió como consejero general del juez Kennedy durante sus primeros años en la Suprema Corte de Justicia.Desde su irrupción en el terreno de la política, Kavanaugh ha sido señalado como un aliado cercano del partido republicano, participando en la investigación del fiscal independiente encargado de uno de los procesos de destitución que enfrentó Bill Clinton durante los últimos años de su presidencia y como defensor legal del triunfo de George Walker Bush durante el recuento de votos de la elección presidencial de 2000. Nombrado como el “Forrest Gump del partido republicano” por su constante aparición en temas relativos a dicho partido, el ahora candidato a la Suprema Corte ingresó a la Casa Blanca durante el primer mandato de W. Bush; en 2006 fue designado como juez federal de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos en Washington, cargo que ocupa hasta estos días.Recientemente Kavanaugh obtuvo notoriedad entre la clase política gracias a un artículo, publicado originalmente en 2009, en el que argumentaba que ningún presidente debería enfrentar investigaciones criminales y demandas civiles mientras están en el cargo. Representantes del partido demócrata argumentan que el texto podría haber influido en la decisión de Trump, quien actualmente es objeto de una investigación judicial sobre la presunta intervención electoral por parte de entidades rusas en las elecciones de 2016.Sí Kavanaugh es confirmado por el Senado -el siguiente proceso en el camino de designación jurídica-, la Suprema Corte tendrá una mayoría conservadora (5 jueces que siguen esa corriente ideológica contra 4 magistrados reconocidos como liberales) por primera vez en casi diez años. Entre sus decisiones más controvertidas destacan su rechazo a una nueva regulación del control de las armas, argumentando que violaban la Segunda Enmienda Constitucional de los Estados Unidos; su negativa a respaldar leyes que permitían abortar a migrantes en detención y a validar la Ley de Asistencia Médica Asequible, conocida mediáticamente como el Obamacare.Con la desaprobación del 52% de la población estadounidense y una gran cantidad de reformas siendo debatidas y rebatidas en tribunales, Trump ha encontrado en la Suprema Corte el espacio ideal para preservar su legado y darle a la derecha el control de las sentencias legales más importantes de los últimos años, una decisión que podría costarle décadas de recuperación al sistema judicial de los Estados Unidos.

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Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh, Trump encuentra en la Suprema Corte el espacio para preservar su legadidad.

Cuando el juez Anthony Kennedy anunció su retiro de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos a finales del mes pasado, el presidente Donald Trump vio una oportunidad imperdible de cumplir con una de sus promesas de campaña, agradar a los votantes conservadores en el año de sus primeras elecciones intermedias y dejar una marca que podría cambiar el curso de las leyes en la nación americana. Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh para ocupar el lugar que quedará vacío a finales de este mes, Trump aprovecha esta oportunidad para inclinar hacia el conservadurismo a la instancia judicial más alta de su país.

Aunque Kennedy, nominado durante el gobierno de Ronald Reagan, era considerado como parte del bloque conservador de la Suprema Corte –conformado por el presidente John G. Roberts y los jueces Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorusch–, su voto había migrado hacia posturas más moderadas en los últimos años, convirtiéndose en un factor determinante para la aprobación de cuestiones progresistas que el bloque liberal perseguía, como la legislación del matrimonio homosexual, el mantenimiento del derecho al aborto y la autorización a los presos de Guantánamo para apelar en tribunales. Con su retiro, el juez de 81 años abre la posibilidad de que algunos de estos derechos sean revocados.“El juez Kavanaugh tiene credenciales impecables, calificaciones insuperables y un compromiso con la justicia igualitaria según la ley”, mencionó el presidente Trump durante el anuncio de su candidato al puesto la noche del pasado lunes, un evento televisado en el horario de mayor audiencia (9pm) que capturó la atención de los medios y el entorno político de los Estados Unidos. Esta es la segunda nominación a la Suprema Corte que la administración republicana de Donald Trump presenta al Senado en menos de un año y medio.Aunque el juez, nacido en Washington D.C. en 1965, formaba parte de una terna de 25 magistrados para ocupar el cargo, fuentes cercanas aseguran que siempre fue la primera opción de Trump gracias a su cercanía con el partido republicano y su posición como un católico conservador.Kavanaugh, educado en la Universidad de Yale, inició su carrera legal como consejero especial del juez Walter King Stapleton del Tercer Circuito de Cortes y Apelaciones de Estados Unidos. Posteriormente fungió como asesor del juez Alex Kozinski del Noveno Circuito, trabajó por un año con Ken Starr, en ese momento procurador general de los Estados Unidos durante el gobierno George H.W. Bush y sirvió como consejero general del juez Kennedy durante sus primeros años en la Suprema Corte de Justicia.Desde su irrupción en el terreno de la política, Kavanaugh ha sido señalado como un aliado cercano del partido republicano, participando en la investigación del fiscal independiente encargado de uno de los procesos de destitución que enfrentó Bill Clinton durante los últimos años de su presidencia y como defensor legal del triunfo de George Walker Bush durante el recuento de votos de la elección presidencial de 2000. Nombrado como el “Forrest Gump del partido republicano” por su constante aparición en temas relativos a dicho partido, el ahora candidato a la Suprema Corte ingresó a la Casa Blanca durante el primer mandato de W. Bush; en 2006 fue designado como juez federal de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos en Washington, cargo que ocupa hasta estos días.Recientemente Kavanaugh obtuvo notoriedad entre la clase política gracias a un artículo, publicado originalmente en 2009, en el que argumentaba que ningún presidente debería enfrentar investigaciones criminales y demandas civiles mientras están en el cargo. Representantes del partido demócrata argumentan que el texto podría haber influido en la decisión de Trump, quien actualmente es objeto de una investigación judicial sobre la presunta intervención electoral por parte de entidades rusas en las elecciones de 2016.Sí Kavanaugh es confirmado por el Senado -el siguiente proceso en el camino de designación jurídica-, la Suprema Corte tendrá una mayoría conservadora (5 jueces que siguen esa corriente ideológica contra 4 magistrados reconocidos como liberales) por primera vez en casi diez años. Entre sus decisiones más controvertidas destacan su rechazo a una nueva regulación del control de las armas, argumentando que violaban la Segunda Enmienda Constitucional de los Estados Unidos; su negativa a respaldar leyes que permitían abortar a migrantes en detención y a validar la Ley de Asistencia Médica Asequible, conocida mediáticamente como el Obamacare.Con la desaprobación del 52% de la población estadounidense y una gran cantidad de reformas siendo debatidas y rebatidas en tribunales, Trump ha encontrado en la Suprema Corte el espacio ideal para preservar su legado y darle a la derecha el control de las sentencias legales más importantes de los últimos años, una decisión que podría costarle décadas de recuperación al sistema judicial de los Estados Unidos.

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Cuando el juez Anthony Kennedy anunció su retiro de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos a finales del mes pasado, el presidente Donald Trump vio una oportunidad imperdible de cumplir con una de sus promesas de campaña, agradar a los votantes conservadores en el año de sus primeras elecciones intermedias y dejar una marca que podría cambiar el curso de las leyes en la nación americana. Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh para ocupar el lugar que quedará vacío a finales de este mes, Trump aprovecha esta oportunidad para inclinar hacia el conservadurismo a la instancia judicial más alta de su país.

Aunque Kennedy, nominado durante el gobierno de Ronald Reagan, era considerado como parte del bloque conservador de la Suprema Corte –conformado por el presidente John G. Roberts y los jueces Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorusch–, su voto había migrado hacia posturas más moderadas en los últimos años, convirtiéndose en un factor determinante para la aprobación de cuestiones progresistas que el bloque liberal perseguía, como la legislación del matrimonio homosexual, el mantenimiento del derecho al aborto y la autorización a los presos de Guantánamo para apelar en tribunales. Con su retiro, el juez de 81 años abre la posibilidad de que algunos de estos derechos sean revocados.“El juez Kavanaugh tiene credenciales impecables, calificaciones insuperables y un compromiso con la justicia igualitaria según la ley”, mencionó el presidente Trump durante el anuncio de su candidato al puesto la noche del pasado lunes, un evento televisado en el horario de mayor audiencia (9pm) que capturó la atención de los medios y el entorno político de los Estados Unidos. Esta es la segunda nominación a la Suprema Corte que la administración republicana de Donald Trump presenta al Senado en menos de un año y medio.Aunque el juez, nacido en Washington D.C. en 1965, formaba parte de una terna de 25 magistrados para ocupar el cargo, fuentes cercanas aseguran que siempre fue la primera opción de Trump gracias a su cercanía con el partido republicano y su posición como un católico conservador.Kavanaugh, educado en la Universidad de Yale, inició su carrera legal como consejero especial del juez Walter King Stapleton del Tercer Circuito de Cortes y Apelaciones de Estados Unidos. Posteriormente fungió como asesor del juez Alex Kozinski del Noveno Circuito, trabajó por un año con Ken Starr, en ese momento procurador general de los Estados Unidos durante el gobierno George H.W. Bush y sirvió como consejero general del juez Kennedy durante sus primeros años en la Suprema Corte de Justicia.Desde su irrupción en el terreno de la política, Kavanaugh ha sido señalado como un aliado cercano del partido republicano, participando en la investigación del fiscal independiente encargado de uno de los procesos de destitución que enfrentó Bill Clinton durante los últimos años de su presidencia y como defensor legal del triunfo de George Walker Bush durante el recuento de votos de la elección presidencial de 2000. Nombrado como el “Forrest Gump del partido republicano” por su constante aparición en temas relativos a dicho partido, el ahora candidato a la Suprema Corte ingresó a la Casa Blanca durante el primer mandato de W. Bush; en 2006 fue designado como juez federal de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos en Washington, cargo que ocupa hasta estos días.Recientemente Kavanaugh obtuvo notoriedad entre la clase política gracias a un artículo, publicado originalmente en 2009, en el que argumentaba que ningún presidente debería enfrentar investigaciones criminales y demandas civiles mientras están en el cargo. Representantes del partido demócrata argumentan que el texto podría haber influido en la decisión de Trump, quien actualmente es objeto de una investigación judicial sobre la presunta intervención electoral por parte de entidades rusas en las elecciones de 2016.Sí Kavanaugh es confirmado por el Senado -el siguiente proceso en el camino de designación jurídica-, la Suprema Corte tendrá una mayoría conservadora (5 jueces que siguen esa corriente ideológica contra 4 magistrados reconocidos como liberales) por primera vez en casi diez años. Entre sus decisiones más controvertidas destacan su rechazo a una nueva regulación del control de las armas, argumentando que violaban la Segunda Enmienda Constitucional de los Estados Unidos; su negativa a respaldar leyes que permitían abortar a migrantes en detención y a validar la Ley de Asistencia Médica Asequible, conocida mediáticamente como el Obamacare.Con la desaprobación del 52% de la población estadounidense y una gran cantidad de reformas siendo debatidas y rebatidas en tribunales, Trump ha encontrado en la Suprema Corte el espacio ideal para preservar su legado y darle a la derecha el control de las sentencias legales más importantes de los últimos años, una decisión que podría costarle décadas de recuperación al sistema judicial de los Estados Unidos.

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Cuando el juez Anthony Kennedy anunció su retiro de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos a finales del mes pasado, el presidente Donald Trump vio una oportunidad imperdible de cumplir con una de sus promesas de campaña, agradar a los votantes conservadores en el año de sus primeras elecciones intermedias y dejar una marca que podría cambiar el curso de las leyes en la nación americana. Con la nominación del juez conservador Brett Kavanaugh para ocupar el lugar que quedará vacío a finales de este mes, Trump aprovecha esta oportunidad para inclinar hacia el conservadurismo a la instancia judicial más alta de su país.

Aunque Kennedy, nominado durante el gobierno de Ronald Reagan, era considerado como parte del bloque conservador de la Suprema Corte –conformado por el presidente John G. Roberts y los jueces Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorusch–, su voto había migrado hacia posturas más moderadas en los últimos años, convirtiéndose en un factor determinante para la aprobación de cuestiones progresistas que el bloque liberal perseguía, como la legislación del matrimonio homosexual, el mantenimiento del derecho al aborto y la autorización a los presos de Guantánamo para apelar en tribunales. Con su retiro, el juez de 81 años abre la posibilidad de que algunos de estos derechos sean revocados.“El juez Kavanaugh tiene credenciales impecables, calificaciones insuperables y un compromiso con la justicia igualitaria según la ley”, mencionó el presidente Trump durante el anuncio de su candidato al puesto la noche del pasado lunes, un evento televisado en el horario de mayor audiencia (9pm) que capturó la atención de los medios y el entorno político de los Estados Unidos. Esta es la segunda nominación a la Suprema Corte que la administración republicana de Donald Trump presenta al Senado en menos de un año y medio.Aunque el juez, nacido en Washington D.C. en 1965, formaba parte de una terna de 25 magistrados para ocupar el cargo, fuentes cercanas aseguran que siempre fue la primera opción de Trump gracias a su cercanía con el partido republicano y su posición como un católico conservador.Kavanaugh, educado en la Universidad de Yale, inició su carrera legal como consejero especial del juez Walter King Stapleton del Tercer Circuito de Cortes y Apelaciones de Estados Unidos. Posteriormente fungió como asesor del juez Alex Kozinski del Noveno Circuito, trabajó por un año con Ken Starr, en ese momento procurador general de los Estados Unidos durante el gobierno George H.W. Bush y sirvió como consejero general del juez Kennedy durante sus primeros años en la Suprema Corte de Justicia.Desde su irrupción en el terreno de la política, Kavanaugh ha sido señalado como un aliado cercano del partido republicano, participando en la investigación del fiscal independiente encargado de uno de los procesos de destitución que enfrentó Bill Clinton durante los últimos años de su presidencia y como defensor legal del triunfo de George Walker Bush durante el recuento de votos de la elección presidencial de 2000. Nombrado como el “Forrest Gump del partido republicano” por su constante aparición en temas relativos a dicho partido, el ahora candidato a la Suprema Corte ingresó a la Casa Blanca durante el primer mandato de W. Bush; en 2006 fue designado como juez federal de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos en Washington, cargo que ocupa hasta estos días.Recientemente Kavanaugh obtuvo notoriedad entre la clase política gracias a un artículo, publicado originalmente en 2009, en el que argumentaba que ningún presidente debería enfrentar investigaciones criminales y demandas civiles mientras están en el cargo. Representantes del partido demócrata argumentan que el texto podría haber influido en la decisión de Trump, quien actualmente es objeto de una investigación judicial sobre la presunta intervención electoral por parte de entidades rusas en las elecciones de 2016.Sí Kavanaugh es confirmado por el Senado -el siguiente proceso en el camino de designación jurídica-, la Suprema Corte tendrá una mayoría conservadora (5 jueces que siguen esa corriente ideológica contra 4 magistrados reconocidos como liberales) por primera vez en casi diez años. Entre sus decisiones más controvertidas destacan su rechazo a una nueva regulación del control de las armas, argumentando que violaban la Segunda Enmienda Constitucional de los Estados Unidos; su negativa a respaldar leyes que permitían abortar a migrantes en detención y a validar la Ley de Asistencia Médica Asequible, conocida mediáticamente como el Obamacare.Con la desaprobación del 52% de la población estadounidense y una gran cantidad de reformas siendo debatidas y rebatidas en tribunales, Trump ha encontrado en la Suprema Corte el espacio ideal para preservar su legado y darle a la derecha el control de las sentencias legales más importantes de los últimos años, una decisión que podría costarle décadas de recuperación al sistema judicial de los Estados Unidos.

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Aunque Kennedy, nominado durante el gobierno de Ronald Reagan, era considerado como parte del bloque conservador de la Suprema Corte –conformado por el presidente John G. Roberts y los jueces Clarence Thomas, Samuel Alito y Neil Gorusch–, su voto había migrado hacia posturas más moderadas en los últimos años, convirtiéndose en un factor determinante para la aprobación de cuestiones progresistas que el bloque liberal perseguía, como la legislación del matrimonio homosexual, el mantenimiento del derecho al aborto y la autorización a los presos de Guantánamo para apelar en tribunales. Con su retiro, el juez de 81 años abre la posibilidad de que algunos de estos derechos sean revocados.“El juez Kavanaugh tiene credenciales impecables, calificaciones insuperables y un compromiso con la justicia igualitaria según la ley”, mencionó el presidente Trump durante el anuncio de su candidato al puesto la noche del pasado lunes, un evento televisado en el horario de mayor audiencia (9pm) que capturó la atención de los medios y el entorno político de los Estados Unidos. Esta es la segunda nominación a la Suprema Corte que la administración republicana de Donald Trump presenta al Senado en menos de un año y medio.Aunque el juez, nacido en Washington D.C. en 1965, formaba parte de una terna de 25 magistrados para ocupar el cargo, fuentes cercanas aseguran que siempre fue la primera opción de Trump gracias a su cercanía con el partido republicano y su posición como un católico conservador.Kavanaugh, educado en la Universidad de Yale, inició su carrera legal como consejero especial del juez Walter King Stapleton del Tercer Circuito de Cortes y Apelaciones de Estados Unidos. Posteriormente fungió como asesor del juez Alex Kozinski del Noveno Circuito, trabajó por un año con Ken Starr, en ese momento procurador general de los Estados Unidos durante el gobierno George H.W. Bush y sirvió como consejero general del juez Kennedy durante sus primeros años en la Suprema Corte de Justicia.Desde su irrupción en el terreno de la política, Kavanaugh ha sido señalado como un aliado cercano del partido republicano, participando en la investigación del fiscal independiente encargado de uno de los procesos de destitución que enfrentó Bill Clinton durante los últimos años de su presidencia y como defensor legal del triunfo de George Walker Bush durante el recuento de votos de la elección presidencial de 2000. Nombrado como el “Forrest Gump del partido republicano” por su constante aparición en temas relativos a dicho partido, el ahora candidato a la Suprema Corte ingresó a la Casa Blanca durante el primer mandato de W. Bush; en 2006 fue designado como juez federal de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos en Washington, cargo que ocupa hasta estos días.Recientemente Kavanaugh obtuvo notoriedad entre la clase política gracias a un artículo, publicado originalmente en 2009, en el que argumentaba que ningún presidente debería enfrentar investigaciones criminales y demandas civiles mientras están en el cargo. Representantes del partido demócrata argumentan que el texto podría haber influido en la decisión de Trump, quien actualmente es objeto de una investigación judicial sobre la presunta intervención electoral por parte de entidades rusas en las elecciones de 2016.Sí Kavanaugh es confirmado por el Senado -el siguiente proceso en el camino de designación jurídica-, la Suprema Corte tendrá una mayoría conservadora (5 jueces que siguen esa corriente ideológica contra 4 magistrados reconocidos como liberales) por primera vez en casi diez años. Entre sus decisiones más controvertidas destacan su rechazo a una nueva regulación del control de las armas, argumentando que violaban la Segunda Enmienda Constitucional de los Estados Unidos; su negativa a respaldar leyes que permitían abortar a migrantes en detención y a validar la Ley de Asistencia Médica Asequible, conocida mediáticamente como el Obamacare.Con la desaprobación del 52% de la población estadounidense y una gran cantidad de reformas siendo debatidas y rebatidas en tribunales, Trump ha encontrado en la Suprema Corte el espacio ideal para preservar su legado y darle a la derecha el control de las sentencias legales más importantes de los últimos años, una decisión que podría costarle décadas de recuperación al sistema judicial de los Estados Unidos.

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