Bajo un árbol de neem frondoso se casaron Marie José Tramini y Octavio Paz. Ahí, en los jardines de la embajada de México en la India, mientras una manada de tigres de bengala rugía con fuerza, Marie-Jo se convirtió en una referencia, en una reconocida musa del Premio Nobel de Literatura, en una artista tras bambalinas. El jueves 26 de julio del 2018, a las 11 de la mañana se dio la noticia de que Marie-Jo –como le decían Paz y sus amigos– había fallecido. Lo confirmó un poco después María Cristina García Cepeda, la secretaria de Cultura, a través de un tuit.
Siento profundamente el fallecimiento de Marie-Jo Paz, viuda de Octavio Paz y amiga entrañable. Comparto mi pena con sus amigos cercanos y la comunidad intelectual.
— Ma Cristina García C (@mcristina_gc) 26 de julio de 2018
La mayoría de los obituarios en internet hablan de Tramini con su apellido de casada, también se refieren a ella como la viuda de Paz, como su musa, como lo mejor que le pasó en la vida.
“Fue lo mejor que me ocurrió en la vida, después de nacer”, recuerdo que decía Octavio Paz de Marie José, su esposa y compañera, que acaba de morir. Lo lamento profundamente.
— Enrique Krauze (@EnriqueKrauze) 26 de julio de 2018
También hablan de lo que él le escribió a ella, como el poemario publicado en 1965, un año después de que se casaron, que le dedicó a Marie José. “En una hoja de higuera tú navegaspor mi frenteLa lluvia no te mojala gota diáfana de fuegoeres la llama de aguaderramada sobre mis párpadosYo veo a través de mis actos irrealesel mismo día que comienzaGira el espacioNo pesan más que el alba nuestros cuerpostendidos ”
Elena Poniatowska contó una vez en las páginas de La Jornada la emoción que le causó leer lo que Richard Berengarten escribió sobre la artista francesa: "En alguno de sus múltiples viajes con Paz, al llenar el formulario que reparten las azafatas antes del aterrizaje, Marie Jo preguntó a Octavio: ¿Qué pongo?, en el renglón que se refiere al trabajo: Pon musa, le dijo Octavio. Tenía razón. Marie José sigue siendo la más leal, la más solitaria, la más atribulada de las musas".De lo que casi nadie habla es de sus propios poemas, publicados bajo un seudónimo; de sus intereses, de que conoció a Octavio Paz discutiendo sobre Balzac, o de sus exposiciones en París y Madrid, y de lo que Paz escribió para acompañar una publicación de los collages de Tramini. “Figuras y figuraciones son dos sistemas paralelos tan recíprocos como solidarios: en él hay una palabra que se mira y una pintura que se lee”, escribió el filólogo Jaime Siles.Tramini y Paz se conocieron en 1962 en un barrio de Nueva Dheli famoso por sus artesanías y antigüedades. Él era embajador ahí y ella estaba casada con otro; “Yo era muy joven para divorciarme y pronto me fui de India, sin despedirme de Octavio”, le platicó alguna vez al periodista Víctor Núñez Jaime. Se encontraron unos meses después en París, se divorció y se fue con Paz a la India.
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“Naturalmente, la primera lectora y la primera comentarista de todo lo que Paz escribía era ella, y él confiaba muchísimo en su juicio. Ella aparece en sus poemas no sólo como motivo y fuente de inspiración, también de una manera menos visible, como orientación crítica”, dijo para Gatopardo el que alguna vez fuera aprendiz del Premio Nobel de Literatura, Aurelio Asiain.
Se habla poco de la mutua admiración, de la influencia constante, del peso que ella tuvo en la obra del escritor. No se habla casi nunca de Yése Amory, el seudónimo bajo el que publicó en la revista fundada por Octavio Paz. “Los leí cuando se publicaron en la revista Plural, sin saber que la autora era MJ y muchos años antes de conocerlos a ellos. Me llamaron la atención por sí mismos. Luego, muchos años después, le pregunté a MJ por qué no había publicado más, y me dijo que teniendo a Octavio al lado era un poco absurdo. Pero nunca dejó de escribir”, cuenta Asiain.
Ella nació en Francia en 1932 y escribía principalmente en su lengua natal. Paz la tradujo muchas veces. Incluso publicó sus textos interpretados en español en Versiones y Diversiones (Galaxia Gutenberg, 1978), donde se puede apreciar el potente uso del verso de Tramini, en versión libre, rimado y blanco. Una vez escribió Carlos Fuentes en una correspondencia a Paz “¿Quién es Maríe-José? Sin duda una revelación oculta, una luz liberada por su propia metamorfosis, una hechicera disfrazada para encantarnos impunemente”. La viuda, la musa, la hechicera, la que le dio vida; pero la que escribió, editó, platicó, comentó y encantó, la que pintó y expuso, la que no fue de Paz, sino suya y de sus lectores, de todos los que inspiró en secreto; de su mente, afilada y poética.