Café Romita, el vecino discreto - Gatopardo

El vecino discreto: Café Romita

Un amplio menú, dos terrazas y espacio acogedor definen al Café Romita.

Tiempo de lectura: 2 minutos

Pese a su geografía voraz y el paso de los años, la Plaza Romita se ha conservado muy bien. A este barrio color amarillo pocos entran por casualidad y entre sus calles laberínticas los negocios suelen ser locales. Hace un par de semanas abrió sus puertas Café Romita, en el callejón Real de Romita, una casa con un gran jardín, dos azoteas y varias salitas con ventanas por las que las copas de los árboles se asoman. Hace unos días fuimos y comimos delicioso; en una sentada probamos pastas, pizzas, ramen y postres. Y es que su cocina es una mezcla de varias cosas al mismo tiempo.

Kosuke Tani, el creador de Mog y Trattoria Lingua Franca, tenía esta propiedad y entonces quiso reunir los conceptos de sus restaurantes en un solo lugar y bajo una sola carta. El espacio lo diseñó a su gusto y a la medida de los que apreciamos sentarnos a comer al aire libre. La arquitectura y decoración tienen algo casero y rústico, y la atmósfera es parecida a la del Mog, aunque el aire corre con muchísima más facilidad.

Uno puede sentarse en cualquiera de los espacios y pedir a la carta. El menú varía según la temporada, pero por ahora hay alrededor de 19 entradas, 14 tipos de pasta o arroz, ocho platos fuertes, 11 pizzas, cuatro ramen, cinco postres, y una larga lista de bebidas frías, calientes, vinos y cocteles. Esta mezcolanza se debe a que el chef ejecutivo, Aida Masayuki, domina la cocina francesa igual que la japonesa. Estuvo al frente de Lingua Franca, un concepto de comida fusión francesa e italiana. Algunos de los platillos los conservaron y los agregaron a Café Romita. Mientras que de Mog mantuvieron la barra de ramen. Sirven desde el más básico hasta el tsukemen, el platillo (muy parecido al ramen) en el que el udon lo sirven frío para que uno lo remoje en un caldo muy espeso y muy especial, que sabe a una suerte de gravy navideño.

La arquitectura y decoración tienen algo de casero y rústico, y la atmósfera es parecida a la del Mog.

Por si no fuera suficiente, también hay pizza a la leña. De esta “estación” se encarga Joshua Serrano, quien hace unos años ganó el Campeonato Mexicano de la Pizza, y ahora es de los pocos certificados en pizza napolitana en México. Antes de abrir el restaurante, Joshua se fue junto con los otros dos chefs, Aida y Alfredo, a un viaje por Italia.

Alguna vez escribimos que la Plaza Romita era el único rincón de la Roma que no pertenece a la gentrificación. Nos gusta este establecimiento porque no altera el paisaje; más bien, llega a este barrio como un vecino discreto, con comida muy bien hecha y para compartir sus espacios al aire libre.

Café Romita
Real de Romita 13, Roma,
Ciudad de México.

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