La Cñora de la mixología: Sheila Zenteno (Los Cabos, 1993)
Como sudcaliforniana y orgullosamente mexicana, Sheila es una auténtica choyera que reivindica sus orígenes, costumbres, tradiciones y, sobre todo, su pertenencia al barrio. Todavía era menor de edad cuando, en busca de independencia económica, empezó a trabajar en un bar, pero bajo la condición de permanecer totalmente alejada del alcohol.
Así, durante dos años lavó vasos y copas, limpió la barra, administró la bodega y se la pasó observando con emoción a los bartenders cuando repetían o inventaban cocteles. En otro centro de trabajo continuó con su indagación y cuando tuvo acceso a la barra, aprendió de sus colegas a preparar sus primeros cocteles. De ahí en adelante, a partir de su talento y sus ganas de experimentar, continuó con una exploración que, con base en el ensayo y error, le trajo una notoriedad que la llevó a ganar distintas competencias nacionales e internacionales.
Con destreza en el uso de insumos frescos y naturales por vivir en climas calurosos –actualmente vive en el Caribe mexicano, en donde se dedica a la coctelería en eventos privados–, Sheila se ve a sí misma como una Cñora que, para cuidar a sus clientes, desarrolló exitosos cocteles contra la gastritis y la ansiedad, con muy baja gradación alcohólica o, de plano, sin alcohol. En esa misma dirección aprendió a suplir el azúcar con muchos otros ingredientes. “Por mi forma de ser, añade con desparpajo, me fui por la línea de una coctelería mexicana saludable, basada claramente en una tradición herbolaria que hemos aprendido de nuestras abuelas y madres”. De ahí que Sheila sea la más feliz en una tienda naturista, entre ajos, sábila, amaranto, pitahaya y otros ingredientes.
Apasionada por los sabores mexicanos, entre ellos, el picante, la mixóloga lleva años y años de estudio y experimentación, “probando de todo” en materia de alimentos y bebidas –“si no estoy gorda de a gratis”, se jacta con su típico carisma– con la meta de cultivar y perfeccionar su profundo conocimiento sobre cómo funcionan los sabores –le encanta el efecto del umami–, lo que le permite mezclar y equilibrar ingredientes contrastantes que los comensales jamás podrían imaginar juntos. Sin embargo, también es experta en preparar bebidas tradicionales porque “hay que darle al cliente lo que pida”.
Se dice que de la vista nace el amor, por eso también es muy característico de Sheila añadir pequeñas garnituras –adornos comestibles– que realzan la apariencia y el colorido de sus cocteles. Así es como asume uno de los retos de este tiempo: “Si no puedes subir una foto a tus redes, tu bebida ya valió”.
En el marco de su campaña, “Reconociendo a lo Extraordinario de México, Edición Mixología”, Chivas Regal Extra 13, el whisky escocés añejado en barricas de tequila, creó una plataforma con el propósito específico de distinguir a los talentos emergentes en los ámbitos de la mixología, la gastronomía y el diseño. Debido a su gran capacidad para realizar mezclas de calidad y frescura con resultados extraordinarios, Sheila Zenteno revolucionará un oficio que se encuentra en una etapa de auge y consolidación.
A partir de su talento y carisma, y a puro brazo partido, Sheila Zenteno se ha ganado un destacado lugar como mujer, como norteña y como Cñora de barrio, en un medio –todavía– machista como el mundo de la mixología.
No cabe duda: su barrio la respalda.
La mixología es una experiencia sensorial completa: Ricardo Sandoval (Morelia, 1982)
Cuando niño, Ricardo se encargaba de levantar los pedidos para la tortería que, en su natal Morelia, abrió su papá de manera adicional a su otro trabajo. Al salir de la escuela, le encantaba llegar al negocio de la familia con un listononón que él mismo había recabado; fue así como descubrió que le gustaba trabajar en el sector de servicios. Años después, como en las reuniones familiares nadie le quería servir nada a nadie, el jovencito se acomidió, primero, a preparar las cubas y los vampiros que en aquél entonces consumían sus tíos y luego se atrevió a seguir en los libros las recetas de cocteles más sofisticados, incluso sin alcohol. Recibir jugosas propinas a cambio, cobijado por el calor y la seguridad de los festejos en familia, le permitió vislumbrar que ahí podía encontrar un gran “negocio correcto”.
Mientras estudiaba Administración en la Universidad Michoacana, Fernando Figueroa Silva –hoy gran amigo de Ricardo– le ofreció sumarse al equipo del conocido restaurante Los Mirasoles, ubicado en una antigua y elegante casona del centro de Morelia, reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad, al igual que los manjares michoacanos de origen ancestral que ahí se ofrecen. Ese fue el primer paso firme de Sandoval tras la barra: lo enviaron a Parras, Coahuila, a tomar diversos cursos para convertirse en enólogo y sommelier de la casa.
Uno de los aprendizajes más importantes en su vida es oler todo lo posible para distinguir las características y propiedades de cada ingrediente de las bebidas y los alimentos: desde los vinos de mesa y los cocteles hasta las cucharas con salsas, moles y mermeladas. Huele y prueba, así, en ese orden. Su nariz registra el sabor y su boca lo corrobora después. Experiencias sensoriales que acumula en su memoria.
La extraordinaria y fulgurante trayectoria de “Sando” –su nombre de batalla– continuó en la Ciudad de México e incluye su paso como jefe de barra por varios de los centros de consumo con mayor prestigio, la obtención de múltiples premios nacionales e internacionales, la representación como embajador de más de 37 marcas, la invitación a múltiples festivales gastronómicos, así como la impartición de sus conocimientos a través de talleres especializados.
En la actualidad, Ricardo Sandoval vive en el puerto de Acapulco donde se desempeña como chef-mixólogo del grupo Mundo Imperial, un consorcio de hoteles de calidad internacional, cuyos menús de alimentos y bebidas en más de una veintena de sitios de especialidad y cocina internacional han pasado por la cabeza de Sando, quien siempre tiene en mente ese toque mexicano que lo inspira y es muy apreciado en el mundo. Su responsabilidad incluye la capacitación del personal y, con mucha paciencia y buena comunicación, crea un ambiente de trabajo que le permita demostrar que la gastronomía no sólo se acompaña de un buen vino: la tendencia de hoy es maridar platillos de excelencia con cocteles que armonicen aromas, sabores, texturas y luzcan a través de una cristalería que es parte de una experiencia extraordinaria e inolvidable.
Después de leer un poco sobre la historia de este chef y mixólogo de excepción, resulta explicable que, en el marco de su campaña, “Reconociendo a lo Extraordinario de México, Edición Mixología”, Chivas Regal Extra 13, el whisky escocés añejado en barricas de tequila, lo eligiera para resaltar sus aportaciones en el ámbito de la coctelería mexicana y, en particular, su extraordinaria capacidad para transmitir sus conocimientos y respeto por la profesión a esas nuevas generaciones ávidas de sumar elementos diferentes a sus propuestas.