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Yakampot y los antídotos para el fast fashion

Yakampot y los antídotos para el fast fashion

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
30
.
03
.
24
AAAA
Tiempo de Lectura: 00 min

Concepción Orvañanos asume el control creativo de una firma que aspira a desafiar las ideas convencionales de lujo. En el camino, lleva su compromiso con el medio ambiente, y el respeto por la cultura de los pueblos indígenas, al siguiente peldaño. Pero antes tuvo que superar sus propias inseguridades.

Concepción Orvañanos llevaba 10 años al frente de grandes marcas de moda, pero seguía sin considerarse una diseñadora de pies a cabeza. A lo largo de su carrera se había mantenido a un costado de directores creativos que le presentaban propuestas; ella se encargaba de la curaduría y de la parte financiera y administrativa del negocio, y nada más. Eso cambió. Concepción perdió el miedo.

La colección primavera-verano 2024 de Yakampot, presentada en el Mercedes-Benz Fashion Week México, fue la primera que contó con su autoría en cada una de las piezas. “Nunca había tenido los pantalones [de seguir su instinto]”, dice en entrevista. “Son cosas que una se mete a la cabeza y no te dejan avanzar”. Algunas terapias, incluida la de psilocibina, le permitieron ganar la confianza necesaria para aventurarse en esta nueva etapa, en la que ella es tanto la parte creativa como la administrativa de su propio negocio.

Su firma, Yakampot, lleva doce años en el mercado con una estética bien definida. Sus piezas, atemporales —libres de los vaivenes de las tendencias—, están hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal. En efecto, desde su nacimiento concibió al trabajo con artesanos como uno de sus pilares, en contraste con esas marcas de lujo que eligen producir una colección o dos con algunos tejidos y materiales que, muchas veces, extraen de comunidades y pueblos sin darles reconocimiento.

No se trata solo de Yakampot. El origen y evolución de las marcas de Concha, como la llaman sus colaboradores y amigos, demuestran un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente. Primero, la ética; después, la conversión en piezas de diseño. “Las comunidades indígenas representan el 6% de la población global, y resguardan el 80% de la [bio]diversidad del planeta. Son ellas quienes protegen el medio ambiente, y por eso es tan importante contribuir a que las personas puedan permanecer en sus territorios”, explica la diseñadora. “La tasa de migración en estas comunidades es de 50%, pero se van porque no tienen opciones, no tienen empleo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Generar esos empleos. Eso hace la diferencia en la vida de muchas familias”.

Te puede interesar leer: "Viaje al fondo del alma. La sanación con psicodélicos".

Yakampot
Las piezas de Yakampot están libres de los vaivenes de las tendencias y hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal.

Hoy que las marcas de Concepción tienen presencia internacional con Collectiva Concepción, su convencimiento de que la protección de la biodiversidad pasa por reconocer y garantizar los derechos de las comunidades indígenas es más vigente que nunca. De hecho, esa ampliación de escenario la ha llevado a redoblar la apuesta, pues para generar más empleos necesitaba producir un volumen mayor de textiles, y lo que la llevó a buscar clientes con mayor capacidad de demanda, como aerolíneas, hoteles y grandes almacenes. “Empezamos a buscar empresas que tienen muchísimo más volumen, y a hacer proyectos creativos con ellos. Empezamos a hacer uniformes para muchas empresas y bolsas para tiendas departamentales. Son compañías que tienen una historia de responsabilidad social, que tienen compromisos medioambientales y les interesa mucho apoyar estas iniciativas”, recuerda la empresaria.

La redefinición del lujo

La colección primavera-verano 2024, presentada en octubre pasado, la creó en alianza con Grupo Presidente. Echa mano de telas que antes eran sábanas de la cadena hotelera, y de otras tejidas con ixtle, una fibra natural trabajada por mujeres del Valle del Mezquital, Hidalgo. Los textiles pasaron por un proceso de desinfección y de revisión, con el fin de cortar y extraer las secciones que estaban manchadas o con daños irreparables. “Son sábanas de 300 hilos de algodón, la calidad es buena, pero, por lineamientos, los hoteles tienen que cambiarlas cada determinado tiempo, sin importar su estado”, explica Concepción. “Para mí es importante encontrar soluciones creativas, porque la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, y tienes que preguntarte constantemente qué puedes hacer para reducir tu impacto”.

—La moda y los diseñadores, en general, siempre presentan como un valor añadido el uso de materiales únicos y de lujo. ¿Cómo empata eso con el hecho de fabricar ropa con telas que ya fueron usadas?

—Las marcas que están aportando algo creativo y nuevas ideas [lo hacen para] contraponerse al fast fashion, a esa industria que toma ideas que ya están en el mercado y las replica. Eso le quita todo el valor. Para mí, el lujo, tanto en producto como en experiencias, es tener ese tiempo para estar abiertos, y crear ese espacio para poder ser receptores de lo que necesita ser contado, y a partir de eso tener una idea completamente nueva. El lujo es algo más allá de los materiales, tiene que ver con el tiempo, la creatividad y la intención.

Concepción Orvañanos demuestra un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente.

—Podríamos decir que el tiempo es siempre lo más valioso que tenemos…

—Claro. El tiempo para mí es crear el espacio y despertar el poder creativo. Desde leer un libro completamente al azar, o una caminata en la naturaleza o simplemente estar atento a lo que dicen los demás. Ese es el tiempo más valioso. Entonces, si pienso en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial… Que sientas que está intencionado, que hay algo detrás. Cuando el creador se dio tiempo para bajar esas ideas y plasmarlas en algo, el resultado es auténtico. Eso solo sucede cuando se le dio el tiempo y la intención que merecía, y ahí radica su valor.

—¿Cómo combatir ese consumo de la moda desechable? ¿Qué proponer a los jóvenes, que son los que más usan el fast fashion y están pensando constantemente en cuál es la tendencia que sigue?

—Creo que hay también una corriente de chavos que no están en esa lógica. Lo veo con mis hijos [de 19 y 22 años] y con sus amigos, que buscan, justamente, escaparse de esa lógica de la inmediatez. También tengo otra hija [de 15 años] que sí está metida en la velocidad de las redes sociales. Pero sí hay muchos jóvenes que están preocupados y son más conscientes de su consumo y su forma de vivir. Ellos se van a quedar en el planeta y están activamente buscando soluciones. Sí usan redes sociales, sí usan inteligencia artificial y toda la tecnología, pero están buscando siempre un balance entre el tiempo y las pausas […] buscan estar bien informados y no perder el ritmo de su edad. Cada vez más preguntan sobre la ropa que compran, la comida, incluso dejan la carne. Tengo mucha esperanza en ellos.

Yakampot
Pensar en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial.

La mirada en el futuro

Yakampot ha logrado abrirse paso en un mercado altamente competido. Se ha posicionado entre cierto sector de mujeres, pero, recientemente, gracias a las charlas con sus hijas, Concepción descubrió que las mujeres jóvenes también estaban buscando diseños como los de su marca. Por ello, agregaron a la línea siluetas “más juveniles”, el uso de mezclilla orgánica y piezas con la cintura más marcada.

“Siempre hemos hecho diseños atemporales, y cada vez más buscamos que gusten a un rango amplio de edad”, explica la empresaria. “El promedio de uso de una sola prenda a nivel mundial es de 1.8 veces, que ya es una locura. Además, con la ropa que está ahorita vendiéndose, alcanzaría para vestir con cinco looks a toda la población mundial por los siguientes 80 años. Entonces, nosotros respondemos haciendo ropa que vas a usar muchísimas veces y que tiene un impacto positivo en las comunidades. Buscamos a los clientes que están preocupados por el futuro y quieren hacer algo sin importar su edad o a qué se dedican”.

Para Concepción, 2023 fue un año de grandes victorias para Yakampot. Allí están las alianzas con empresas que solicitan un volumen más grande de producción; la posibilidad de ofrecer empleo a más personas y, un asunto nada menor, el logro de reconocerse a sí misma como diseñadora y creativa, no solo como empresaria.

Para ella el reto a futuro es consolidarse como una marca sustentable, más allá del lujo y el nicho al que pertenecen. “Quiero fortalecer a la marca en su compromiso con generar un cambio, tanto ambiental como social. Que trabajemos sobre soluciones”, dice. “Mi objetivo nunca fue hacer una marca de lujo, sino tener un impacto y preservar la cultura nacional”.

En lo personal, su principal triunfo y lección para el futuro es reconocer su propia valía y ganar la confianza que su trabajo merece. “El ‘síndrome de la impostora’ no es otra cosa que miedo, miedo a mostrarte. Al final, si quieres lograr algo, tienes que adueñarte de ti misma y seguir adelante”.

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Yakampot y los antídotos para el fast fashion

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30
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03
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24
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Tiempo de Lectura: 00 min

Concepción Orvañanos asume el control creativo de una firma que aspira a desafiar las ideas convencionales de lujo. En el camino, lleva su compromiso con el medio ambiente, y el respeto por la cultura de los pueblos indígenas, al siguiente peldaño. Pero antes tuvo que superar sus propias inseguridades.

Concepción Orvañanos llevaba 10 años al frente de grandes marcas de moda, pero seguía sin considerarse una diseñadora de pies a cabeza. A lo largo de su carrera se había mantenido a un costado de directores creativos que le presentaban propuestas; ella se encargaba de la curaduría y de la parte financiera y administrativa del negocio, y nada más. Eso cambió. Concepción perdió el miedo.

La colección primavera-verano 2024 de Yakampot, presentada en el Mercedes-Benz Fashion Week México, fue la primera que contó con su autoría en cada una de las piezas. “Nunca había tenido los pantalones [de seguir su instinto]”, dice en entrevista. “Son cosas que una se mete a la cabeza y no te dejan avanzar”. Algunas terapias, incluida la de psilocibina, le permitieron ganar la confianza necesaria para aventurarse en esta nueva etapa, en la que ella es tanto la parte creativa como la administrativa de su propio negocio.

Su firma, Yakampot, lleva doce años en el mercado con una estética bien definida. Sus piezas, atemporales —libres de los vaivenes de las tendencias—, están hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal. En efecto, desde su nacimiento concibió al trabajo con artesanos como uno de sus pilares, en contraste con esas marcas de lujo que eligen producir una colección o dos con algunos tejidos y materiales que, muchas veces, extraen de comunidades y pueblos sin darles reconocimiento.

No se trata solo de Yakampot. El origen y evolución de las marcas de Concha, como la llaman sus colaboradores y amigos, demuestran un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente. Primero, la ética; después, la conversión en piezas de diseño. “Las comunidades indígenas representan el 6% de la población global, y resguardan el 80% de la [bio]diversidad del planeta. Son ellas quienes protegen el medio ambiente, y por eso es tan importante contribuir a que las personas puedan permanecer en sus territorios”, explica la diseñadora. “La tasa de migración en estas comunidades es de 50%, pero se van porque no tienen opciones, no tienen empleo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Generar esos empleos. Eso hace la diferencia en la vida de muchas familias”.

Te puede interesar leer: "Viaje al fondo del alma. La sanación con psicodélicos".

Yakampot
Las piezas de Yakampot están libres de los vaivenes de las tendencias y hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal.

Hoy que las marcas de Concepción tienen presencia internacional con Collectiva Concepción, su convencimiento de que la protección de la biodiversidad pasa por reconocer y garantizar los derechos de las comunidades indígenas es más vigente que nunca. De hecho, esa ampliación de escenario la ha llevado a redoblar la apuesta, pues para generar más empleos necesitaba producir un volumen mayor de textiles, y lo que la llevó a buscar clientes con mayor capacidad de demanda, como aerolíneas, hoteles y grandes almacenes. “Empezamos a buscar empresas que tienen muchísimo más volumen, y a hacer proyectos creativos con ellos. Empezamos a hacer uniformes para muchas empresas y bolsas para tiendas departamentales. Son compañías que tienen una historia de responsabilidad social, que tienen compromisos medioambientales y les interesa mucho apoyar estas iniciativas”, recuerda la empresaria.

La redefinición del lujo

La colección primavera-verano 2024, presentada en octubre pasado, la creó en alianza con Grupo Presidente. Echa mano de telas que antes eran sábanas de la cadena hotelera, y de otras tejidas con ixtle, una fibra natural trabajada por mujeres del Valle del Mezquital, Hidalgo. Los textiles pasaron por un proceso de desinfección y de revisión, con el fin de cortar y extraer las secciones que estaban manchadas o con daños irreparables. “Son sábanas de 300 hilos de algodón, la calidad es buena, pero, por lineamientos, los hoteles tienen que cambiarlas cada determinado tiempo, sin importar su estado”, explica Concepción. “Para mí es importante encontrar soluciones creativas, porque la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, y tienes que preguntarte constantemente qué puedes hacer para reducir tu impacto”.

—La moda y los diseñadores, en general, siempre presentan como un valor añadido el uso de materiales únicos y de lujo. ¿Cómo empata eso con el hecho de fabricar ropa con telas que ya fueron usadas?

—Las marcas que están aportando algo creativo y nuevas ideas [lo hacen para] contraponerse al fast fashion, a esa industria que toma ideas que ya están en el mercado y las replica. Eso le quita todo el valor. Para mí, el lujo, tanto en producto como en experiencias, es tener ese tiempo para estar abiertos, y crear ese espacio para poder ser receptores de lo que necesita ser contado, y a partir de eso tener una idea completamente nueva. El lujo es algo más allá de los materiales, tiene que ver con el tiempo, la creatividad y la intención.

Concepción Orvañanos demuestra un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente.

—Podríamos decir que el tiempo es siempre lo más valioso que tenemos…

—Claro. El tiempo para mí es crear el espacio y despertar el poder creativo. Desde leer un libro completamente al azar, o una caminata en la naturaleza o simplemente estar atento a lo que dicen los demás. Ese es el tiempo más valioso. Entonces, si pienso en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial… Que sientas que está intencionado, que hay algo detrás. Cuando el creador se dio tiempo para bajar esas ideas y plasmarlas en algo, el resultado es auténtico. Eso solo sucede cuando se le dio el tiempo y la intención que merecía, y ahí radica su valor.

—¿Cómo combatir ese consumo de la moda desechable? ¿Qué proponer a los jóvenes, que son los que más usan el fast fashion y están pensando constantemente en cuál es la tendencia que sigue?

—Creo que hay también una corriente de chavos que no están en esa lógica. Lo veo con mis hijos [de 19 y 22 años] y con sus amigos, que buscan, justamente, escaparse de esa lógica de la inmediatez. También tengo otra hija [de 15 años] que sí está metida en la velocidad de las redes sociales. Pero sí hay muchos jóvenes que están preocupados y son más conscientes de su consumo y su forma de vivir. Ellos se van a quedar en el planeta y están activamente buscando soluciones. Sí usan redes sociales, sí usan inteligencia artificial y toda la tecnología, pero están buscando siempre un balance entre el tiempo y las pausas […] buscan estar bien informados y no perder el ritmo de su edad. Cada vez más preguntan sobre la ropa que compran, la comida, incluso dejan la carne. Tengo mucha esperanza en ellos.

Yakampot
Pensar en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial.

La mirada en el futuro

Yakampot ha logrado abrirse paso en un mercado altamente competido. Se ha posicionado entre cierto sector de mujeres, pero, recientemente, gracias a las charlas con sus hijas, Concepción descubrió que las mujeres jóvenes también estaban buscando diseños como los de su marca. Por ello, agregaron a la línea siluetas “más juveniles”, el uso de mezclilla orgánica y piezas con la cintura más marcada.

“Siempre hemos hecho diseños atemporales, y cada vez más buscamos que gusten a un rango amplio de edad”, explica la empresaria. “El promedio de uso de una sola prenda a nivel mundial es de 1.8 veces, que ya es una locura. Además, con la ropa que está ahorita vendiéndose, alcanzaría para vestir con cinco looks a toda la población mundial por los siguientes 80 años. Entonces, nosotros respondemos haciendo ropa que vas a usar muchísimas veces y que tiene un impacto positivo en las comunidades. Buscamos a los clientes que están preocupados por el futuro y quieren hacer algo sin importar su edad o a qué se dedican”.

Para Concepción, 2023 fue un año de grandes victorias para Yakampot. Allí están las alianzas con empresas que solicitan un volumen más grande de producción; la posibilidad de ofrecer empleo a más personas y, un asunto nada menor, el logro de reconocerse a sí misma como diseñadora y creativa, no solo como empresaria.

Para ella el reto a futuro es consolidarse como una marca sustentable, más allá del lujo y el nicho al que pertenecen. “Quiero fortalecer a la marca en su compromiso con generar un cambio, tanto ambiental como social. Que trabajemos sobre soluciones”, dice. “Mi objetivo nunca fue hacer una marca de lujo, sino tener un impacto y preservar la cultura nacional”.

En lo personal, su principal triunfo y lección para el futuro es reconocer su propia valía y ganar la confianza que su trabajo merece. “El ‘síndrome de la impostora’ no es otra cosa que miedo, miedo a mostrarte. Al final, si quieres lograr algo, tienes que adueñarte de ti misma y seguir adelante”.

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Yakampot y los antídotos para el fast fashion

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30
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AAAA
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Concepción Orvañanos asume el control creativo de una firma que aspira a desafiar las ideas convencionales de lujo. En el camino, lleva su compromiso con el medio ambiente, y el respeto por la cultura de los pueblos indígenas, al siguiente peldaño. Pero antes tuvo que superar sus propias inseguridades.

Concepción Orvañanos llevaba 10 años al frente de grandes marcas de moda, pero seguía sin considerarse una diseñadora de pies a cabeza. A lo largo de su carrera se había mantenido a un costado de directores creativos que le presentaban propuestas; ella se encargaba de la curaduría y de la parte financiera y administrativa del negocio, y nada más. Eso cambió. Concepción perdió el miedo.

La colección primavera-verano 2024 de Yakampot, presentada en el Mercedes-Benz Fashion Week México, fue la primera que contó con su autoría en cada una de las piezas. “Nunca había tenido los pantalones [de seguir su instinto]”, dice en entrevista. “Son cosas que una se mete a la cabeza y no te dejan avanzar”. Algunas terapias, incluida la de psilocibina, le permitieron ganar la confianza necesaria para aventurarse en esta nueva etapa, en la que ella es tanto la parte creativa como la administrativa de su propio negocio.

Su firma, Yakampot, lleva doce años en el mercado con una estética bien definida. Sus piezas, atemporales —libres de los vaivenes de las tendencias—, están hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal. En efecto, desde su nacimiento concibió al trabajo con artesanos como uno de sus pilares, en contraste con esas marcas de lujo que eligen producir una colección o dos con algunos tejidos y materiales que, muchas veces, extraen de comunidades y pueblos sin darles reconocimiento.

No se trata solo de Yakampot. El origen y evolución de las marcas de Concha, como la llaman sus colaboradores y amigos, demuestran un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente. Primero, la ética; después, la conversión en piezas de diseño. “Las comunidades indígenas representan el 6% de la población global, y resguardan el 80% de la [bio]diversidad del planeta. Son ellas quienes protegen el medio ambiente, y por eso es tan importante contribuir a que las personas puedan permanecer en sus territorios”, explica la diseñadora. “La tasa de migración en estas comunidades es de 50%, pero se van porque no tienen opciones, no tienen empleo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Generar esos empleos. Eso hace la diferencia en la vida de muchas familias”.

Te puede interesar leer: "Viaje al fondo del alma. La sanación con psicodélicos".

Yakampot
Las piezas de Yakampot están libres de los vaivenes de las tendencias y hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal.

Hoy que las marcas de Concepción tienen presencia internacional con Collectiva Concepción, su convencimiento de que la protección de la biodiversidad pasa por reconocer y garantizar los derechos de las comunidades indígenas es más vigente que nunca. De hecho, esa ampliación de escenario la ha llevado a redoblar la apuesta, pues para generar más empleos necesitaba producir un volumen mayor de textiles, y lo que la llevó a buscar clientes con mayor capacidad de demanda, como aerolíneas, hoteles y grandes almacenes. “Empezamos a buscar empresas que tienen muchísimo más volumen, y a hacer proyectos creativos con ellos. Empezamos a hacer uniformes para muchas empresas y bolsas para tiendas departamentales. Son compañías que tienen una historia de responsabilidad social, que tienen compromisos medioambientales y les interesa mucho apoyar estas iniciativas”, recuerda la empresaria.

La redefinición del lujo

La colección primavera-verano 2024, presentada en octubre pasado, la creó en alianza con Grupo Presidente. Echa mano de telas que antes eran sábanas de la cadena hotelera, y de otras tejidas con ixtle, una fibra natural trabajada por mujeres del Valle del Mezquital, Hidalgo. Los textiles pasaron por un proceso de desinfección y de revisión, con el fin de cortar y extraer las secciones que estaban manchadas o con daños irreparables. “Son sábanas de 300 hilos de algodón, la calidad es buena, pero, por lineamientos, los hoteles tienen que cambiarlas cada determinado tiempo, sin importar su estado”, explica Concepción. “Para mí es importante encontrar soluciones creativas, porque la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, y tienes que preguntarte constantemente qué puedes hacer para reducir tu impacto”.

—La moda y los diseñadores, en general, siempre presentan como un valor añadido el uso de materiales únicos y de lujo. ¿Cómo empata eso con el hecho de fabricar ropa con telas que ya fueron usadas?

—Las marcas que están aportando algo creativo y nuevas ideas [lo hacen para] contraponerse al fast fashion, a esa industria que toma ideas que ya están en el mercado y las replica. Eso le quita todo el valor. Para mí, el lujo, tanto en producto como en experiencias, es tener ese tiempo para estar abiertos, y crear ese espacio para poder ser receptores de lo que necesita ser contado, y a partir de eso tener una idea completamente nueva. El lujo es algo más allá de los materiales, tiene que ver con el tiempo, la creatividad y la intención.

Concepción Orvañanos demuestra un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente.

—Podríamos decir que el tiempo es siempre lo más valioso que tenemos…

—Claro. El tiempo para mí es crear el espacio y despertar el poder creativo. Desde leer un libro completamente al azar, o una caminata en la naturaleza o simplemente estar atento a lo que dicen los demás. Ese es el tiempo más valioso. Entonces, si pienso en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial… Que sientas que está intencionado, que hay algo detrás. Cuando el creador se dio tiempo para bajar esas ideas y plasmarlas en algo, el resultado es auténtico. Eso solo sucede cuando se le dio el tiempo y la intención que merecía, y ahí radica su valor.

—¿Cómo combatir ese consumo de la moda desechable? ¿Qué proponer a los jóvenes, que son los que más usan el fast fashion y están pensando constantemente en cuál es la tendencia que sigue?

—Creo que hay también una corriente de chavos que no están en esa lógica. Lo veo con mis hijos [de 19 y 22 años] y con sus amigos, que buscan, justamente, escaparse de esa lógica de la inmediatez. También tengo otra hija [de 15 años] que sí está metida en la velocidad de las redes sociales. Pero sí hay muchos jóvenes que están preocupados y son más conscientes de su consumo y su forma de vivir. Ellos se van a quedar en el planeta y están activamente buscando soluciones. Sí usan redes sociales, sí usan inteligencia artificial y toda la tecnología, pero están buscando siempre un balance entre el tiempo y las pausas […] buscan estar bien informados y no perder el ritmo de su edad. Cada vez más preguntan sobre la ropa que compran, la comida, incluso dejan la carne. Tengo mucha esperanza en ellos.

Yakampot
Pensar en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial.

La mirada en el futuro

Yakampot ha logrado abrirse paso en un mercado altamente competido. Se ha posicionado entre cierto sector de mujeres, pero, recientemente, gracias a las charlas con sus hijas, Concepción descubrió que las mujeres jóvenes también estaban buscando diseños como los de su marca. Por ello, agregaron a la línea siluetas “más juveniles”, el uso de mezclilla orgánica y piezas con la cintura más marcada.

“Siempre hemos hecho diseños atemporales, y cada vez más buscamos que gusten a un rango amplio de edad”, explica la empresaria. “El promedio de uso de una sola prenda a nivel mundial es de 1.8 veces, que ya es una locura. Además, con la ropa que está ahorita vendiéndose, alcanzaría para vestir con cinco looks a toda la población mundial por los siguientes 80 años. Entonces, nosotros respondemos haciendo ropa que vas a usar muchísimas veces y que tiene un impacto positivo en las comunidades. Buscamos a los clientes que están preocupados por el futuro y quieren hacer algo sin importar su edad o a qué se dedican”.

Para Concepción, 2023 fue un año de grandes victorias para Yakampot. Allí están las alianzas con empresas que solicitan un volumen más grande de producción; la posibilidad de ofrecer empleo a más personas y, un asunto nada menor, el logro de reconocerse a sí misma como diseñadora y creativa, no solo como empresaria.

Para ella el reto a futuro es consolidarse como una marca sustentable, más allá del lujo y el nicho al que pertenecen. “Quiero fortalecer a la marca en su compromiso con generar un cambio, tanto ambiental como social. Que trabajemos sobre soluciones”, dice. “Mi objetivo nunca fue hacer una marca de lujo, sino tener un impacto y preservar la cultura nacional”.

En lo personal, su principal triunfo y lección para el futuro es reconocer su propia valía y ganar la confianza que su trabajo merece. “El ‘síndrome de la impostora’ no es otra cosa que miedo, miedo a mostrarte. Al final, si quieres lograr algo, tienes que adueñarte de ti misma y seguir adelante”.

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Concepción Orvañanos asume el control creativo de una firma que aspira a desafiar las ideas convencionales de lujo. En el camino, lleva su compromiso con el medio ambiente, y el respeto por la cultura de los pueblos indígenas, al siguiente peldaño. Pero antes tuvo que superar sus propias inseguridades.

Concepción Orvañanos llevaba 10 años al frente de grandes marcas de moda, pero seguía sin considerarse una diseñadora de pies a cabeza. A lo largo de su carrera se había mantenido a un costado de directores creativos que le presentaban propuestas; ella se encargaba de la curaduría y de la parte financiera y administrativa del negocio, y nada más. Eso cambió. Concepción perdió el miedo.

La colección primavera-verano 2024 de Yakampot, presentada en el Mercedes-Benz Fashion Week México, fue la primera que contó con su autoría en cada una de las piezas. “Nunca había tenido los pantalones [de seguir su instinto]”, dice en entrevista. “Son cosas que una se mete a la cabeza y no te dejan avanzar”. Algunas terapias, incluida la de psilocibina, le permitieron ganar la confianza necesaria para aventurarse en esta nueva etapa, en la que ella es tanto la parte creativa como la administrativa de su propio negocio.

Su firma, Yakampot, lleva doce años en el mercado con una estética bien definida. Sus piezas, atemporales —libres de los vaivenes de las tendencias—, están hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal. En efecto, desde su nacimiento concibió al trabajo con artesanos como uno de sus pilares, en contraste con esas marcas de lujo que eligen producir una colección o dos con algunos tejidos y materiales que, muchas veces, extraen de comunidades y pueblos sin darles reconocimiento.

No se trata solo de Yakampot. El origen y evolución de las marcas de Concha, como la llaman sus colaboradores y amigos, demuestran un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente. Primero, la ética; después, la conversión en piezas de diseño. “Las comunidades indígenas representan el 6% de la población global, y resguardan el 80% de la [bio]diversidad del planeta. Son ellas quienes protegen el medio ambiente, y por eso es tan importante contribuir a que las personas puedan permanecer en sus territorios”, explica la diseñadora. “La tasa de migración en estas comunidades es de 50%, pero se van porque no tienen opciones, no tienen empleo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Generar esos empleos. Eso hace la diferencia en la vida de muchas familias”.

Te puede interesar leer: "Viaje al fondo del alma. La sanación con psicodélicos".

Yakampot
Las piezas de Yakampot están libres de los vaivenes de las tendencias y hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal.

Hoy que las marcas de Concepción tienen presencia internacional con Collectiva Concepción, su convencimiento de que la protección de la biodiversidad pasa por reconocer y garantizar los derechos de las comunidades indígenas es más vigente que nunca. De hecho, esa ampliación de escenario la ha llevado a redoblar la apuesta, pues para generar más empleos necesitaba producir un volumen mayor de textiles, y lo que la llevó a buscar clientes con mayor capacidad de demanda, como aerolíneas, hoteles y grandes almacenes. “Empezamos a buscar empresas que tienen muchísimo más volumen, y a hacer proyectos creativos con ellos. Empezamos a hacer uniformes para muchas empresas y bolsas para tiendas departamentales. Son compañías que tienen una historia de responsabilidad social, que tienen compromisos medioambientales y les interesa mucho apoyar estas iniciativas”, recuerda la empresaria.

La redefinición del lujo

La colección primavera-verano 2024, presentada en octubre pasado, la creó en alianza con Grupo Presidente. Echa mano de telas que antes eran sábanas de la cadena hotelera, y de otras tejidas con ixtle, una fibra natural trabajada por mujeres del Valle del Mezquital, Hidalgo. Los textiles pasaron por un proceso de desinfección y de revisión, con el fin de cortar y extraer las secciones que estaban manchadas o con daños irreparables. “Son sábanas de 300 hilos de algodón, la calidad es buena, pero, por lineamientos, los hoteles tienen que cambiarlas cada determinado tiempo, sin importar su estado”, explica Concepción. “Para mí es importante encontrar soluciones creativas, porque la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, y tienes que preguntarte constantemente qué puedes hacer para reducir tu impacto”.

—La moda y los diseñadores, en general, siempre presentan como un valor añadido el uso de materiales únicos y de lujo. ¿Cómo empata eso con el hecho de fabricar ropa con telas que ya fueron usadas?

—Las marcas que están aportando algo creativo y nuevas ideas [lo hacen para] contraponerse al fast fashion, a esa industria que toma ideas que ya están en el mercado y las replica. Eso le quita todo el valor. Para mí, el lujo, tanto en producto como en experiencias, es tener ese tiempo para estar abiertos, y crear ese espacio para poder ser receptores de lo que necesita ser contado, y a partir de eso tener una idea completamente nueva. El lujo es algo más allá de los materiales, tiene que ver con el tiempo, la creatividad y la intención.

Concepción Orvañanos demuestra un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente.

—Podríamos decir que el tiempo es siempre lo más valioso que tenemos…

—Claro. El tiempo para mí es crear el espacio y despertar el poder creativo. Desde leer un libro completamente al azar, o una caminata en la naturaleza o simplemente estar atento a lo que dicen los demás. Ese es el tiempo más valioso. Entonces, si pienso en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial… Que sientas que está intencionado, que hay algo detrás. Cuando el creador se dio tiempo para bajar esas ideas y plasmarlas en algo, el resultado es auténtico. Eso solo sucede cuando se le dio el tiempo y la intención que merecía, y ahí radica su valor.

—¿Cómo combatir ese consumo de la moda desechable? ¿Qué proponer a los jóvenes, que son los que más usan el fast fashion y están pensando constantemente en cuál es la tendencia que sigue?

—Creo que hay también una corriente de chavos que no están en esa lógica. Lo veo con mis hijos [de 19 y 22 años] y con sus amigos, que buscan, justamente, escaparse de esa lógica de la inmediatez. También tengo otra hija [de 15 años] que sí está metida en la velocidad de las redes sociales. Pero sí hay muchos jóvenes que están preocupados y son más conscientes de su consumo y su forma de vivir. Ellos se van a quedar en el planeta y están activamente buscando soluciones. Sí usan redes sociales, sí usan inteligencia artificial y toda la tecnología, pero están buscando siempre un balance entre el tiempo y las pausas […] buscan estar bien informados y no perder el ritmo de su edad. Cada vez más preguntan sobre la ropa que compran, la comida, incluso dejan la carne. Tengo mucha esperanza en ellos.

Yakampot
Pensar en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial.

La mirada en el futuro

Yakampot ha logrado abrirse paso en un mercado altamente competido. Se ha posicionado entre cierto sector de mujeres, pero, recientemente, gracias a las charlas con sus hijas, Concepción descubrió que las mujeres jóvenes también estaban buscando diseños como los de su marca. Por ello, agregaron a la línea siluetas “más juveniles”, el uso de mezclilla orgánica y piezas con la cintura más marcada.

“Siempre hemos hecho diseños atemporales, y cada vez más buscamos que gusten a un rango amplio de edad”, explica la empresaria. “El promedio de uso de una sola prenda a nivel mundial es de 1.8 veces, que ya es una locura. Además, con la ropa que está ahorita vendiéndose, alcanzaría para vestir con cinco looks a toda la población mundial por los siguientes 80 años. Entonces, nosotros respondemos haciendo ropa que vas a usar muchísimas veces y que tiene un impacto positivo en las comunidades. Buscamos a los clientes que están preocupados por el futuro y quieren hacer algo sin importar su edad o a qué se dedican”.

Para Concepción, 2023 fue un año de grandes victorias para Yakampot. Allí están las alianzas con empresas que solicitan un volumen más grande de producción; la posibilidad de ofrecer empleo a más personas y, un asunto nada menor, el logro de reconocerse a sí misma como diseñadora y creativa, no solo como empresaria.

Para ella el reto a futuro es consolidarse como una marca sustentable, más allá del lujo y el nicho al que pertenecen. “Quiero fortalecer a la marca en su compromiso con generar un cambio, tanto ambiental como social. Que trabajemos sobre soluciones”, dice. “Mi objetivo nunca fue hacer una marca de lujo, sino tener un impacto y preservar la cultura nacional”.

En lo personal, su principal triunfo y lección para el futuro es reconocer su propia valía y ganar la confianza que su trabajo merece. “El ‘síndrome de la impostora’ no es otra cosa que miedo, miedo a mostrarte. Al final, si quieres lograr algo, tienes que adueñarte de ti misma y seguir adelante”.

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Yakampot y los antídotos para el fast fashion

Yakampot y los antídotos para el fast fashion

30
.
03
.
24
2024
Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de
Ver Videos

Concepción Orvañanos asume el control creativo de una firma que aspira a desafiar las ideas convencionales de lujo. En el camino, lleva su compromiso con el medio ambiente, y el respeto por la cultura de los pueblos indígenas, al siguiente peldaño. Pero antes tuvo que superar sus propias inseguridades.

Concepción Orvañanos llevaba 10 años al frente de grandes marcas de moda, pero seguía sin considerarse una diseñadora de pies a cabeza. A lo largo de su carrera se había mantenido a un costado de directores creativos que le presentaban propuestas; ella se encargaba de la curaduría y de la parte financiera y administrativa del negocio, y nada más. Eso cambió. Concepción perdió el miedo.

La colección primavera-verano 2024 de Yakampot, presentada en el Mercedes-Benz Fashion Week México, fue la primera que contó con su autoría en cada una de las piezas. “Nunca había tenido los pantalones [de seguir su instinto]”, dice en entrevista. “Son cosas que una se mete a la cabeza y no te dejan avanzar”. Algunas terapias, incluida la de psilocibina, le permitieron ganar la confianza necesaria para aventurarse en esta nueva etapa, en la que ella es tanto la parte creativa como la administrativa de su propio negocio.

Su firma, Yakampot, lleva doce años en el mercado con una estética bien definida. Sus piezas, atemporales —libres de los vaivenes de las tendencias—, están hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal. En efecto, desde su nacimiento concibió al trabajo con artesanos como uno de sus pilares, en contraste con esas marcas de lujo que eligen producir una colección o dos con algunos tejidos y materiales que, muchas veces, extraen de comunidades y pueblos sin darles reconocimiento.

No se trata solo de Yakampot. El origen y evolución de las marcas de Concha, como la llaman sus colaboradores y amigos, demuestran un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente. Primero, la ética; después, la conversión en piezas de diseño. “Las comunidades indígenas representan el 6% de la población global, y resguardan el 80% de la [bio]diversidad del planeta. Son ellas quienes protegen el medio ambiente, y por eso es tan importante contribuir a que las personas puedan permanecer en sus territorios”, explica la diseñadora. “La tasa de migración en estas comunidades es de 50%, pero se van porque no tienen opciones, no tienen empleo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Generar esos empleos. Eso hace la diferencia en la vida de muchas familias”.

Te puede interesar leer: "Viaje al fondo del alma. La sanación con psicodélicos".

Yakampot
Las piezas de Yakampot están libres de los vaivenes de las tendencias y hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal.

Hoy que las marcas de Concepción tienen presencia internacional con Collectiva Concepción, su convencimiento de que la protección de la biodiversidad pasa por reconocer y garantizar los derechos de las comunidades indígenas es más vigente que nunca. De hecho, esa ampliación de escenario la ha llevado a redoblar la apuesta, pues para generar más empleos necesitaba producir un volumen mayor de textiles, y lo que la llevó a buscar clientes con mayor capacidad de demanda, como aerolíneas, hoteles y grandes almacenes. “Empezamos a buscar empresas que tienen muchísimo más volumen, y a hacer proyectos creativos con ellos. Empezamos a hacer uniformes para muchas empresas y bolsas para tiendas departamentales. Son compañías que tienen una historia de responsabilidad social, que tienen compromisos medioambientales y les interesa mucho apoyar estas iniciativas”, recuerda la empresaria.

La redefinición del lujo

La colección primavera-verano 2024, presentada en octubre pasado, la creó en alianza con Grupo Presidente. Echa mano de telas que antes eran sábanas de la cadena hotelera, y de otras tejidas con ixtle, una fibra natural trabajada por mujeres del Valle del Mezquital, Hidalgo. Los textiles pasaron por un proceso de desinfección y de revisión, con el fin de cortar y extraer las secciones que estaban manchadas o con daños irreparables. “Son sábanas de 300 hilos de algodón, la calidad es buena, pero, por lineamientos, los hoteles tienen que cambiarlas cada determinado tiempo, sin importar su estado”, explica Concepción. “Para mí es importante encontrar soluciones creativas, porque la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, y tienes que preguntarte constantemente qué puedes hacer para reducir tu impacto”.

—La moda y los diseñadores, en general, siempre presentan como un valor añadido el uso de materiales únicos y de lujo. ¿Cómo empata eso con el hecho de fabricar ropa con telas que ya fueron usadas?

—Las marcas que están aportando algo creativo y nuevas ideas [lo hacen para] contraponerse al fast fashion, a esa industria que toma ideas que ya están en el mercado y las replica. Eso le quita todo el valor. Para mí, el lujo, tanto en producto como en experiencias, es tener ese tiempo para estar abiertos, y crear ese espacio para poder ser receptores de lo que necesita ser contado, y a partir de eso tener una idea completamente nueva. El lujo es algo más allá de los materiales, tiene que ver con el tiempo, la creatividad y la intención.

Concepción Orvañanos demuestra un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente.

—Podríamos decir que el tiempo es siempre lo más valioso que tenemos…

—Claro. El tiempo para mí es crear el espacio y despertar el poder creativo. Desde leer un libro completamente al azar, o una caminata en la naturaleza o simplemente estar atento a lo que dicen los demás. Ese es el tiempo más valioso. Entonces, si pienso en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial… Que sientas que está intencionado, que hay algo detrás. Cuando el creador se dio tiempo para bajar esas ideas y plasmarlas en algo, el resultado es auténtico. Eso solo sucede cuando se le dio el tiempo y la intención que merecía, y ahí radica su valor.

—¿Cómo combatir ese consumo de la moda desechable? ¿Qué proponer a los jóvenes, que son los que más usan el fast fashion y están pensando constantemente en cuál es la tendencia que sigue?

—Creo que hay también una corriente de chavos que no están en esa lógica. Lo veo con mis hijos [de 19 y 22 años] y con sus amigos, que buscan, justamente, escaparse de esa lógica de la inmediatez. También tengo otra hija [de 15 años] que sí está metida en la velocidad de las redes sociales. Pero sí hay muchos jóvenes que están preocupados y son más conscientes de su consumo y su forma de vivir. Ellos se van a quedar en el planeta y están activamente buscando soluciones. Sí usan redes sociales, sí usan inteligencia artificial y toda la tecnología, pero están buscando siempre un balance entre el tiempo y las pausas […] buscan estar bien informados y no perder el ritmo de su edad. Cada vez más preguntan sobre la ropa que compran, la comida, incluso dejan la carne. Tengo mucha esperanza en ellos.

Yakampot
Pensar en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial.

La mirada en el futuro

Yakampot ha logrado abrirse paso en un mercado altamente competido. Se ha posicionado entre cierto sector de mujeres, pero, recientemente, gracias a las charlas con sus hijas, Concepción descubrió que las mujeres jóvenes también estaban buscando diseños como los de su marca. Por ello, agregaron a la línea siluetas “más juveniles”, el uso de mezclilla orgánica y piezas con la cintura más marcada.

“Siempre hemos hecho diseños atemporales, y cada vez más buscamos que gusten a un rango amplio de edad”, explica la empresaria. “El promedio de uso de una sola prenda a nivel mundial es de 1.8 veces, que ya es una locura. Además, con la ropa que está ahorita vendiéndose, alcanzaría para vestir con cinco looks a toda la población mundial por los siguientes 80 años. Entonces, nosotros respondemos haciendo ropa que vas a usar muchísimas veces y que tiene un impacto positivo en las comunidades. Buscamos a los clientes que están preocupados por el futuro y quieren hacer algo sin importar su edad o a qué se dedican”.

Para Concepción, 2023 fue un año de grandes victorias para Yakampot. Allí están las alianzas con empresas que solicitan un volumen más grande de producción; la posibilidad de ofrecer empleo a más personas y, un asunto nada menor, el logro de reconocerse a sí misma como diseñadora y creativa, no solo como empresaria.

Para ella el reto a futuro es consolidarse como una marca sustentable, más allá del lujo y el nicho al que pertenecen. “Quiero fortalecer a la marca en su compromiso con generar un cambio, tanto ambiental como social. Que trabajemos sobre soluciones”, dice. “Mi objetivo nunca fue hacer una marca de lujo, sino tener un impacto y preservar la cultura nacional”.

En lo personal, su principal triunfo y lección para el futuro es reconocer su propia valía y ganar la confianza que su trabajo merece. “El ‘síndrome de la impostora’ no es otra cosa que miedo, miedo a mostrarte. Al final, si quieres lograr algo, tienes que adueñarte de ti misma y seguir adelante”.

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Yakampot y los antídotos para el fast fashion

Yakampot y los antídotos para el fast fashion

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Tiempo de Lectura: 00 min

Concepción Orvañanos asume el control creativo de una firma que aspira a desafiar las ideas convencionales de lujo. En el camino, lleva su compromiso con el medio ambiente, y el respeto por la cultura de los pueblos indígenas, al siguiente peldaño. Pero antes tuvo que superar sus propias inseguridades.

Texto de
Fotografía de
Realización de
Ilustración de
Traducción de

Concepción Orvañanos llevaba 10 años al frente de grandes marcas de moda, pero seguía sin considerarse una diseñadora de pies a cabeza. A lo largo de su carrera se había mantenido a un costado de directores creativos que le presentaban propuestas; ella se encargaba de la curaduría y de la parte financiera y administrativa del negocio, y nada más. Eso cambió. Concepción perdió el miedo.

La colección primavera-verano 2024 de Yakampot, presentada en el Mercedes-Benz Fashion Week México, fue la primera que contó con su autoría en cada una de las piezas. “Nunca había tenido los pantalones [de seguir su instinto]”, dice en entrevista. “Son cosas que una se mete a la cabeza y no te dejan avanzar”. Algunas terapias, incluida la de psilocibina, le permitieron ganar la confianza necesaria para aventurarse en esta nueva etapa, en la que ella es tanto la parte creativa como la administrativa de su propio negocio.

Su firma, Yakampot, lleva doce años en el mercado con una estética bien definida. Sus piezas, atemporales —libres de los vaivenes de las tendencias—, están hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal. En efecto, desde su nacimiento concibió al trabajo con artesanos como uno de sus pilares, en contraste con esas marcas de lujo que eligen producir una colección o dos con algunos tejidos y materiales que, muchas veces, extraen de comunidades y pueblos sin darles reconocimiento.

No se trata solo de Yakampot. El origen y evolución de las marcas de Concha, como la llaman sus colaboradores y amigos, demuestran un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente. Primero, la ética; después, la conversión en piezas de diseño. “Las comunidades indígenas representan el 6% de la población global, y resguardan el 80% de la [bio]diversidad del planeta. Son ellas quienes protegen el medio ambiente, y por eso es tan importante contribuir a que las personas puedan permanecer en sus territorios”, explica la diseñadora. “La tasa de migración en estas comunidades es de 50%, pero se van porque no tienen opciones, no tienen empleo. ¿Qué hay que hacer, entonces? Generar esos empleos. Eso hace la diferencia en la vida de muchas familias”.

Te puede interesar leer: "Viaje al fondo del alma. La sanación con psicodélicos".

Yakampot
Las piezas de Yakampot están libres de los vaivenes de las tendencias y hechas de materiales duraderos, de origen natural, y con un fuerte componente artesanal.

Hoy que las marcas de Concepción tienen presencia internacional con Collectiva Concepción, su convencimiento de que la protección de la biodiversidad pasa por reconocer y garantizar los derechos de las comunidades indígenas es más vigente que nunca. De hecho, esa ampliación de escenario la ha llevado a redoblar la apuesta, pues para generar más empleos necesitaba producir un volumen mayor de textiles, y lo que la llevó a buscar clientes con mayor capacidad de demanda, como aerolíneas, hoteles y grandes almacenes. “Empezamos a buscar empresas que tienen muchísimo más volumen, y a hacer proyectos creativos con ellos. Empezamos a hacer uniformes para muchas empresas y bolsas para tiendas departamentales. Son compañías que tienen una historia de responsabilidad social, que tienen compromisos medioambientales y les interesa mucho apoyar estas iniciativas”, recuerda la empresaria.

La redefinición del lujo

La colección primavera-verano 2024, presentada en octubre pasado, la creó en alianza con Grupo Presidente. Echa mano de telas que antes eran sábanas de la cadena hotelera, y de otras tejidas con ixtle, una fibra natural trabajada por mujeres del Valle del Mezquital, Hidalgo. Los textiles pasaron por un proceso de desinfección y de revisión, con el fin de cortar y extraer las secciones que estaban manchadas o con daños irreparables. “Son sábanas de 300 hilos de algodón, la calidad es buena, pero, por lineamientos, los hoteles tienen que cambiarlas cada determinado tiempo, sin importar su estado”, explica Concepción. “Para mí es importante encontrar soluciones creativas, porque la moda es la segunda industria más contaminante del mundo, y tienes que preguntarte constantemente qué puedes hacer para reducir tu impacto”.

—La moda y los diseñadores, en general, siempre presentan como un valor añadido el uso de materiales únicos y de lujo. ¿Cómo empata eso con el hecho de fabricar ropa con telas que ya fueron usadas?

—Las marcas que están aportando algo creativo y nuevas ideas [lo hacen para] contraponerse al fast fashion, a esa industria que toma ideas que ya están en el mercado y las replica. Eso le quita todo el valor. Para mí, el lujo, tanto en producto como en experiencias, es tener ese tiempo para estar abiertos, y crear ese espacio para poder ser receptores de lo que necesita ser contado, y a partir de eso tener una idea completamente nueva. El lujo es algo más allá de los materiales, tiene que ver con el tiempo, la creatividad y la intención.

Concepción Orvañanos demuestra un claro compromiso social y una preocupación por impulsar el desarrollo a nivel local y la protección del medio ambiente.

—Podríamos decir que el tiempo es siempre lo más valioso que tenemos…

—Claro. El tiempo para mí es crear el espacio y despertar el poder creativo. Desde leer un libro completamente al azar, o una caminata en la naturaleza o simplemente estar atento a lo que dicen los demás. Ese es el tiempo más valioso. Entonces, si pienso en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial… Que sientas que está intencionado, que hay algo detrás. Cuando el creador se dio tiempo para bajar esas ideas y plasmarlas en algo, el resultado es auténtico. Eso solo sucede cuando se le dio el tiempo y la intención que merecía, y ahí radica su valor.

—¿Cómo combatir ese consumo de la moda desechable? ¿Qué proponer a los jóvenes, que son los que más usan el fast fashion y están pensando constantemente en cuál es la tendencia que sigue?

—Creo que hay también una corriente de chavos que no están en esa lógica. Lo veo con mis hijos [de 19 y 22 años] y con sus amigos, que buscan, justamente, escaparse de esa lógica de la inmediatez. También tengo otra hija [de 15 años] que sí está metida en la velocidad de las redes sociales. Pero sí hay muchos jóvenes que están preocupados y son más conscientes de su consumo y su forma de vivir. Ellos se van a quedar en el planeta y están activamente buscando soluciones. Sí usan redes sociales, sí usan inteligencia artificial y toda la tecnología, pero están buscando siempre un balance entre el tiempo y las pausas […] buscan estar bien informados y no perder el ritmo de su edad. Cada vez más preguntan sobre la ropa que compran, la comida, incluso dejan la carne. Tengo mucha esperanza en ellos.

Yakampot
Pensar en productos de lujo o experiencias de lujo, tiene que ver con estar en contacto con algo, material o inmaterial.

La mirada en el futuro

Yakampot ha logrado abrirse paso en un mercado altamente competido. Se ha posicionado entre cierto sector de mujeres, pero, recientemente, gracias a las charlas con sus hijas, Concepción descubrió que las mujeres jóvenes también estaban buscando diseños como los de su marca. Por ello, agregaron a la línea siluetas “más juveniles”, el uso de mezclilla orgánica y piezas con la cintura más marcada.

“Siempre hemos hecho diseños atemporales, y cada vez más buscamos que gusten a un rango amplio de edad”, explica la empresaria. “El promedio de uso de una sola prenda a nivel mundial es de 1.8 veces, que ya es una locura. Además, con la ropa que está ahorita vendiéndose, alcanzaría para vestir con cinco looks a toda la población mundial por los siguientes 80 años. Entonces, nosotros respondemos haciendo ropa que vas a usar muchísimas veces y que tiene un impacto positivo en las comunidades. Buscamos a los clientes que están preocupados por el futuro y quieren hacer algo sin importar su edad o a qué se dedican”.

Para Concepción, 2023 fue un año de grandes victorias para Yakampot. Allí están las alianzas con empresas que solicitan un volumen más grande de producción; la posibilidad de ofrecer empleo a más personas y, un asunto nada menor, el logro de reconocerse a sí misma como diseñadora y creativa, no solo como empresaria.

Para ella el reto a futuro es consolidarse como una marca sustentable, más allá del lujo y el nicho al que pertenecen. “Quiero fortalecer a la marca en su compromiso con generar un cambio, tanto ambiental como social. Que trabajemos sobre soluciones”, dice. “Mi objetivo nunca fue hacer una marca de lujo, sino tener un impacto y preservar la cultura nacional”.

En lo personal, su principal triunfo y lección para el futuro es reconocer su propia valía y ganar la confianza que su trabajo merece. “El ‘síndrome de la impostora’ no es otra cosa que miedo, miedo a mostrarte. Al final, si quieres lograr algo, tienes que adueñarte de ti misma y seguir adelante”.

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