Al día de hoy el país rebasa los 100,000 muertos por Covid-19 y pareciera que la ciudad se ha vestido de negro con estas esculturas anónimas que aparecen por todas las colonias, como signos involuntarios de luto, de la incertidumbre frente al futuro.
El día 20 de cuarentena hicimos una pequeña exhibición en la fachada de nuestra casa. Nadie la vio.
La convocatoria cerró con muchas más aplicaciones de las que esperábamos: recibimos más de 250 trabajos provenientes de nueve países de la región. Felicidades a los ganadores y muchas gracias a todos los participantes por compartir con nosotros sus perspectivas del hoy y del mañana.
Las paredes se convirtieron en cuevas, los colchones en guarida. La cocina en el punto de encuentro para liberar el juego. El mundo hoy nos asusta. Suerte que nos tenemos.