Cada año se producen cerca de dos millones de toneladas de caña de azúcar en Quintana Roo, lo que convierte esta actividad en una de las más importantes en la península de Yucatán. Pero en esta industria, la del azúcar, no todo es prosperidad. Miles de familias se movilizan hasta acá para ser partícipes de la zafra, campesinos que se encuentran con largas jornadas y una carga de trabajo demencial. Sus hijos aprenden el oficio desde chicos. Laboran en los cañaverales, arriesgando la integridad, la salud y un futuro ahora incierto.
En México se estima que seis de cada diez menores de edad han sido disciplinados de manera violenta. A pesar de que se cuenta con un marco legal que define el interés superior de la niñez, estamos lejos de ser un país centrado en sus derechos. Sumarnos a la exigencia de su cumplimiento sería la base de una sociedad justa.
Para millones de personas heridas de pequeñas es imposible olvidar. Pero la poesía transforma, es capaz de devolvernos el aliento y la palabra perdida. La ganadora del Nobel de Literatura, Louise Glück, ha logrado traernos de vuelta al acertijo del amor y el maltrato de la niñez.