Al principio se pensó que esta medida disuadiría a las personas de ejercer violencia sexual, pero no se puede afirmar que lo haya conseguido. Más bien, el gobierno se apropió de una estrategia feminista —la denuncia pública— sin proteger a las víctimas y trasladando la cautela a las personas y las comunidades.
Mientras la despenalización del aborto ganaba terreno en México, en Estados Unidos pasaba lo contrario, poniéndole fin a casi cincuenta años de derecho al aborto, tras la anulación del caso Roe contra Wade. Desde entonces, activistas de asociaciones como Las Libres y Necesito Abortar han ayudado a personas del lado estadounidense a obtener píldoras abortivas, especialmente a las poblaciones migrantes vulnerables a las que se les ha impedido el acceso.
Ya está en cines el estreno pop más anticipado del año y que trae consigo una gran campaña publicitaria. Barbie no es un homenaje a la muñeca más querida, pero tampoco un ataque revolucionario. Greta Gerwig vende una marca a la que cuestiona y crea imágenes que construyen una sátira —entendiendo al cine como un medio político— para atacar un mundo de simulaciones y desplazar la imaginación masculina.