ACNUR: convertir el fenómeno migratorio en oportunidades

ACNUR: convertir el fenómeno migratorio en oportunidades

Mientras que los líderes conservadores del mundo se oponen agresivamente a la llegada de refugiados a sus países, puede haber un impacto económico positivo en los países que dan asilo. Esto lo discutieron representantes de la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), durante el North Capital Forum.

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Para combatir las narrativas antimigrantes en América del Norte, Giovanni Lepri, representante de la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) en México, le apuesta a promover los beneficios que la migración pueda traer a los países. “Uno de los principales factores es la educación. El ciclo de información a menudo crea ideas negativas que van creciendo. Tenemos que contrarrestar esto haciendo lo opuesto, compartiendo información real, historias como las de Mabe, que no tuvieron un solo problema con sus empleados refugiados, que han sido grandes contribuyentes en la empresa. Tenemos que cambiar la mentalidad», dijo Lepri a Gatopardo.

El constante flujo de personas entre las fronteras de América del Norte no es una crisis. “Solo se convierte en una crisis si lo manejas mal”, apuntó Lepri. “Si lo manejas bien es una oportunidad”. En el aspecto económico, una vez que las personas migrantes se han incorporado a los países que les dan asilo, los refugiados producen tres veces lo que reciben en apoyo gubernamental. “Los inmigrantes no vienen a robarte tu trabajo, vienen a pagar tu pensión”, dijo entre risas.

Durante el panel “Refugee Contribution to the Economy of Hosting Countries in North America”, en el North Capital Forum que se realizó en la Ciudad de México, Giovanni Lepri afirmó que “estamos aquí porque vemos una oportunidad de incluir a los refugiados en la sociedad”. Habló de las grandes contribuciones que tienen los migrantes en las economías y sociedades de México, Estados Unidos y Canadá. Algo en lo que los representantes de la ACNUR de estos tres países estuvieron de acuerdo.

El panel contó con la participación de Lepri, así como de sus similares de Canadá y Estados Unidos: Rema Jamous Imseis y Matt Reynolds, respectivamente. Por cierto, además de ser el representante estadounidense en la ACNUR, Reynolds también representa al Caribe. La moderadora fue Alexandra Haas, directora ejecutiva de Oxfam México, y también participó el representante de la inciativa privada, Pablo Moreno, director de asuntos corporativos de la empresa de electrodomésticos Mabe. La invitada especial del panel fue Daniella Alexandra Bustamante, una refugiada venezolana en México que compartió sus experiencias como migrante.

“Los números de desplazados están aumentando a una velocidad récord”, apuntó Reynolds. Estados Unidos es el país que más solicitudes de asilo recibe cada año, seguido de Alemania y México. Reynolds estimó que para el próximo año habrá 120 millones de personas desplazadas de sus hogares que estarán buscando asilo en distintas partes del mundo. Reynolds lamentó las pocas opciones que los migrantes tienen para obtener asilo: “hay países que podrían estar haciendo más por ayudar”.

El panel fue parte del segundo día del North Capital Forum, un encuentro de tres días entre actores de los gobiernos de América del Norte y el sector privado, que tiene como objetivo analizar los desafíos que México, Canadá, y Estados Unidos tienen como región, y abordar las soluciones y posibilidades que el futuro tiene para los tres países.

Rema Jamous, la representante canadiense de la ACNUR, añadió que, a pesar de que Estados Unidos y México reciben más solicitudes de asilo, Canadá es el país que más refugiados regularizados recibe. Con “refugiados regularizados” se refiere a las personas que llegan a su país tras completar todos los trámites de la solicitud de asilo. “Canadá es un país construido por la migración”, afirmó Jemous y añadió que los refugiados son una contribución vital al tejido social de la región.

Jamous admitió que aunque su país desea ser un “buen ciudadano global”, también pueden haber beneficios para el gobierno canadiense con la integración de los migrantes a su territorio, pues estos contribuyen mucho más en impuestos de lo que reciben en apoyo por parte del gobierno. Además, señaló que el impacto positivo de los migrantes y refugiados va más allá de lo meramente económico y que benefician al país en otros aspectos, como su impacto en los índices de natalidad. “Los refugiados suelen ser más jóvenes, a diferencia de las poblaciones locales”, apuntó.

Los representantes de la ACNUR hicieron énfasis en la importancia de incorporar a los refugiados a la fuerza laboral de los países donde reciben asilo. Jemous se refirió a esto como labor mobility, que se refiere al movimiento de personas entre países para incorporarse a la fuerza laboral de otras naciones. Para ejemplificar esto, hablaron de Mabe, la empresa mexicana productora de electrodomésticos. En 2016, cuando se dio inicio a un programa de integración laboral para personas refugiadas en Saltillo, Mabe fue de las empresas que más migrantes empleó.

En un evento previo del mismo día, Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, hizo observaciones similares acerca de la contribución económica de los migrantes y refugiados. El funcionario estadounidense aseguró que dar oportunidades laborales a los migrantes que llegan a América del Norte puede ser una solución viable para resolver lo que él, a diferencia de Lepri, dijo era una “crisis humanitaria”. En los últimos años, líderes conservadores alrededor del mundo, en especial en Europa, se han opuesto agresivamente a la llegada de refugiados a sus países. La recién electa Primer Ministra de Italia, Giorgia Meloni, se ha pronunciado repetidamente en contra de la llegada de refugiados

Para finalizar el panel, Daniella Alexandra Bustamante, una refugiada venezolana, compartió sus experiencias al vivir y trabajar como migrante en México. Bustamante expresó su agradecimiento con la ACNUR y el resto de las asociaciones que trabajan para la incorporación de refugiados en la fuerza laboral. Bustamante es una enfermera que trabajaba en un hospital infantil en Venezuela y apenas hace unos meses se pudo incorporar a trabajar en el sistema de salud de México. Señaló que, aunque sí hay apoyo para los refugiados, también existen muchas personas que intentan abusar de ellos, o que simplemente no quieren emplearlos en lo absoluto.

“No nos cierren las puertas, no nos exploten”, pidió Bustamante, que dejó atrás a sus dos hijas, cuatro nietos, y seis hermanos y hermanas, una de las cuales se casó hoy, para venir a México con su pareja. Expresó su agradecimiento, no solo con las organizaciones que la ayudaron, sino con México por haberle dado la oportunidad de asentarse. “Poder darle un granito de arena a México me parece espectacular”, concluyó.

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