No puedes llorar porque el llanto no te brota. A veces no quieres hablar porque no sabes qué decir. Así define la depresión Rodrigo Vera*, un comunicólogo de 28 años de edad. Para él, padecerla es llevar dentro el hueco más grande.La depresión es una trastorno mental distinto a las variaciones habituales del estado de ánimo. Los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves, de acuerdo con la Organización Mundial de Salud (OMS), que advirtió en 2018 que para este 2020, la depresión sería la segunda causa de discapacidad a nivel mundial. Según sus cifras, por lo menos una de cada cinco personas tendrá un episodio depresivo antes de llegar a los 75 años.Como 15 de cada 100 mexicanos, Rodrigo padece depresión crónica, aunque se estima que la cifra podría ser mayor debido a lo complejo que es identificar el trastorno. Pese a que en muchos casos la depresión se describe como un "estado anímico de nostalgia profunda", él habla de la vida en depresión como “desabrida”, como un vacío que no se llena con música, comida, colores, lecturas o seres queridos.“Me identifico entre la gente que en apariencia está bien, pero que de pronto entra en crisis que parecen salir de la nada. Y en otras ocasiones no me identifico con ninguno de los síntomas que se ven en los afiches del metro sobre depresión y suicidios”, explica Rodrigo en entrevista.A diferencia de la tristeza, la depresión es una condición que tiene síntomas físicos y cognitivos. Los dos principales son sentir tristeza la mayoría de los días de la semana con una duración de al menos dos semanas y la anhedonia, que es la pérdida de voluntad, el deseo, interés o placer por cosas que antes sí lo provocaban, de acuerdo con la doctora Lu Quintero, médico especialista en psiquiatría por la BUAP.Hay síntomas físicos como el insomnio o dormir demasiado, aumento o disminución de apetito, problemas de memoria o para mantener periodos largos de atención, que se relacionan con olvidos, confusión y bajo rendimiento escolar o laboral."Tener altibajos en una sociedad como la actual es la norma, lo raro sería que no los tuviéramos", explica la doctora Lucía Ciccia, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM sobre neurociencias y desórdenes mentales. Sin embargo, enfatiza la importancia de no confundir entre estados transitorios, por los que pasan todas las personas y el diagnóstico de depresión.[caption id="attachment_243505" align="aligncenter" width="1280"]
Según cifras de la Organización Mundial de Salud (OMS), por lo menos una de cada cinco personas tendrá un episodio depresivo antes de llegar a los 75 años. / Kyle Glenn.[/caption]
Depresión en mujeres
“Uno de los problemas que tuve con mi madre fue lograr que aceptara que algo estaba mal conmigo. Para ella ir al psicólogo era una exageración, una manera de buscar atención. Y si hablábamos de un psiquiatra, aún peor”, cuenta Tere Robles* de 26 años de edad.Ella quisiera que, tanto su madre como sus amigos, entendieran que sentirse así no es su decisión y que padecer depresión no significa “estar triste todo el tiempo”. Para Tere, vivir con depresión ha sido un viaje en el que ha comprendido que no tiene nada de malo con sentirse así, pero que al mismo tiempo es algo con lo que hay luchar para no quedar prisionero de la enfermedad.Clara Fleiz Bautista, del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, explica que hay un dato estadístico que aplica a México, pero no al resto del mundo: por cada dos mujeres con depresión, un hombre la padece. Esa prevalencia del trastorno se debe principalmente a los estereotipos de género que generan angustia o tensión a las mujeres.Con frecuencia, los mandatos de la maternidad, la feminidad relacionada con la estética y la violencia de género, se asocian con la depresión que viven las mujeres, coincide también la investigadora Lucía Ciccia.“Los síntomas a los que se asocia la depresión están ligados a los sentimientos, y eso es algo que está profundamente asociado con lo femenino”, dice en entrevista.Según la especialista, el hecho de que los síntomas estén “feminizados”, se debe a que las mujeres expresan más fácilmente la tristeza con llanto o con la búsqueda de atención médica, mientras que los varones suelen manifestar la depresión mediante la irritabilidad o el enojo.La psicóloga por la UAM, especializada en atención a mujeres sobrevivientes de violencia de género, Martha Viniegra, estima que la depresión en mujeres se diagnostica con una frecuencia tres veces mayor que en los hombres.“La masculinidad te impide ir al doctor hasta que hay una crisis. Los hombres son educados para buscar éxito, ser asertivos y seguros de sí mismos, pero a las mujeres no”, explica Viniegra en entrevista.Por otro lado, según la psiquiatra Lu Quintero, los hombres registran un mayor consumo de sustancias como alcohol o drogas, muchas veces para “enmascarar algún problema psiquiátrico como la depresión o la ansiedad y en sustitución de atención médica”. Otro dato revelador es que los intentos fallidos de suicidio son más comunes en las mujeres, mientras que los hombres sí suelen conseguir quitarse la vida.[caption id="attachment_243507" align="aligncenter" width="1280"]
La psicóloga por la UAM, especializada en atención a mujeres sobrevivientes de violencia de género, Martha Viniegra, estima que la depresión en mujeres se diagnostica con una frecuencia tres veces mayor que en los hombres. / Stephanie Braconnier.[/caption]
Tratamiento para la depresión
Cuando a Tere le recetaron medicamentos para tratar la depresión y ansiedad que le diagnosticaron, su madre se opuso a que los tomara, pues no creía lo que le estaba pasando y pensaba que iba a volverse dependiente a ellos.Los adultos con episodios depresivos o con depresión crónica normalmente llevan un tratamiento que dura de 9 a 12 meses, pero no aplica para todos los tipos de depresión.Martha Viniegra considera que un parámetro para recetar medicamentos a una persona con depresión grave, es cuando presenta la pérdida completa del sueño o por el contrario, que duermen durante días; además de que se ausentan del trabajo o la escuela y no ven a sus seres queridos con la misma frecuencia que antes.Los pacientes suelen creer que no van a volver a estar bien sin ayuda de medicamentos o que necesitarán de otros tratamientos para sentirse bien, explica Lu Quintero. “Es como si el diabético dice que no puede depender de su medicamento. Es una deficiencia que el cuerpo tiene y debe resolverse con algún tratamiento o terapia”.A la especialista el gusta el comparativo entre diabetes y depresión, pues así como el paciente diabético no solo se trata con medicamento, quienes tienen depresión también deben hacer la “dieta y ejercicio” que harían los pacientes diabéticos, y que en este caso son las psicoterapias.[caption id="attachment_243506" align="aligncenter" width="1280"]
La depresión es la segunda causa de discapacidad más común en el mundo, después de las enfermedades cardiacas, según la OMS. / Matthew Henry.[/caption]
Hablar de depresión
Muchas personas evitan hablar de la depresión o cualquier tema de la salud mental porque son temas que "llevan una carga negativa, en comparación con el éxito, que está pintado con una sonrisa". Sin embargo, apunta, "en el mundo abundan ejemplos de personas que son consideradas exitosas (con trabajo, familia y placeres) y a pesar de eso sentirse tristes", explica.La depresión es la segunda causa de discapacidad más común en el mundo, después de las enfermedades cardiacas, según la OMS. En el mundo 300 millones de personas padecen depresión, una cifra equivalente a toda la población de Indonesia. A pesar de ser una enfermedad tan común, alrededor de ella existen tabúes que deben ser eliminados para enfrentarse a ella como el grave problema de salud pública que es.“Creo que las personas más cercanas a mí piensan que mi problema no es realmente un problema y eso es algo peligroso, porque cuando caigo en esos estados de tristeza me siento profundamente solo y responsable. Para mí ese es el dilema más grande de la depresión”, comparte Rodrigo Vera.La doctora Lucía Ciccia define la depresión como una epidemia social que no tiene contagio viral, sino que se alimenta con la facilidad con la que se le diagnostica y se resentan antidepresivos, en lugar de señalar los factores estructurales que generan este problema de salud.“Generar condiciones sociales en las que vos puedas transitar de una manera que te sientas mejor, es mucho más difícil que tomar una pastilla. Aunque una pastilla sea necesaria como paliativo en casos extremos, no debe ser la medicina fácil ni la solución”, dice la investigadora del CIEG.
*Los nombres de los entrevistados fueron cambiados para mantener su anonimato y privacidad. / Fotografía de portada: Pxhere.