Diamantina rosa, pañuelos verdes y chalecos amarillos
Desde Francia hasta Argentina, hay nuevos símbolos de protesta social.
«El 5 de noviembre tuvo lugar la rebelión anunciada. No hay razón para que la rebelión sea jamás olvidada».
-Alan Moore, V for Vendetta
Situada en un Reino Unido distópico, la historieta V for Vendetta que publicó Alan Moore en 1982 reivindicó la imagen del villano británico, Guy Fawkes. Guy es recordado por oponerse a la unión de Inglaterra con Escocia y por, supuestamente, intentar destruir el parlamento inglés en 1605. En la historia de Moore, un sujeto usa la máscara -ya mundialmente conocida- para esconder su identidad y oponerse al fascismo en un Reino Unido inspirado en el mismo que gobernaba Margaret Thatcher. Poco o nada imaginaba Moore que la máscara diseñada por el ilustrador del cómic, David Lloyd, se convertiría 30 años después en una insignia de la protesta digital que usarían grupos denominados “hacktivistas”.
La máscara de pómulos sobresalientes, bigote puntiagudo y barba fina vio su auge cuando se estrenó en 2008 la película basada en la historia de Moore y Lloyd. Desde entonces, los grupos «anónimos» en Internet se escudaron con ese rostro como avatar. Además, las máscaras se extendieron a la celebración de cada 5 de noviembre, fecha en la que, desde la época victoriana, se celebra el fracaso del atentado conocido como «la conspiración de la pólvora». En ella, se usan representaciones de Hawkes para prenderle fuego en un ánimo festivo.
Guy Fawkes pasó de ser un enemigo nacional conmemorado cada 5 de noviembre por niños con máscaras, a un enemigo cibernético que encubría -en los dosmiles- a activistas de lo justo.
Diversos simbolismos acompañan protestas alrededor del mundo: el código semáforo dio al movimiento «hippie» su signo del círculo dividido en cuatro partes, que significa «desarmamento nuclear» y «exigencia de paz» ante la guerra fría en 1958. En años recientes, nuevos símbolos y exigencias han tomado fuerza con la llegada de las redes sociales y la información en tiempo real. Estas son algunas de los elementos que se convirtieron en la insignia de diversas luchas a nivel internacional en la última década.
Sombrillas amarillas en Hong Kong
“Si llueve, abre tu sombrilla”, esa fue la frase metafórica y literal que usaron los hongkoneses en 2014, cuando en un día muy soleado de protestas, lo único que tuvieron a la mano para resguardarse de los gases lacrimógenos fueron sombrillas. En China, la sombrilla es un símbolo antiguo utilizado en dinastías de hace 2 mil años, junto a los parasoles. Además, en algunas películas chinas de artes marciales, las sombrillas son utilizadas como armas letales.
Su presencia en las protestas pacíficas data de 2013, cuando un grupo de profesores y ministros comenzaron la iniciativa de Ocupa Central con Amor y Paz. Se trataba de un llamado a protestar pacíficamente para bloquear el distrito financiero de Hong Kong, en caso de que Pekín no respetara las cláusulas de su ejercicio democrático.
Un año después, el 28 de septiembre de 2014, se produjo lo que se conoce aún como la más grande movilización de desobediencia civil en Hong Kong. Las imágenes de miles de hongkoneses con sombrillas –al principio de cualquier color y luego de color amarillo repartidas entre los manifestantes- se convirtieron en un símbolo histórico y global durante los siguientes tres meses.
En abril de 2019 nueve líderes del movimiento de las sombrillas fueron sentenciados con «cargos ambiguos» por «conspirar para la alteración del orden público», según la organización no gubernamental, Amnistía Internacional. Aunque en 2014 la movilización de 74 días no dio los resultados que esperaban, la ciudadanía volvió a tomar las calles en junio de 2019 ante la propuesta de una controversial ley de extradición que ya fue archivada, pero hasta agosto de 2019 suman ya 11 protestas seguidas para pedir a China que Hong Kong se mantenga lo más independiente posible del gobierno central.
Gilets jaunes (chalecos amarillos) en Francia
En noviembre de 2018 la ciudadanía francesa se organizó para protestar en contra del alza a los precios del combustible, propuesta del actual presidente Emmanuel Macron, en concordancia con su objetivo de reducir las emisiones de dióxido de carbono. Sin embargo, la mayoría de los manifestantes provenían de las provincias de Francia, quienes más gastan en gasolina en sus largos trayectos diarios.
Los manifestantes usaban los chalecos amarillos que deben llevar los automovilistas en sus autos para casos de emergencia. Pronto más simpatizantes en contra del gobierno de Macron, la injusticia fiscal y la pérdida del poder adquisitivo, se unieron a las movilizaciones. El saldo de la represión de los manifestantes es de hasta 11 personas muertas, más de 100 heridos y 400 arrestos al inicio de 2019. Entre las protestas el simbólico Arco del Triunfo en París sufrió graves daños.
En agosto 17 de 2019, cientos de chalecos amarillos se sumaron a la jornada 40 de protestas y mandaron un mensaje de solidaridad a los hongkoneses en nombre de la democracia.
#GiletsJaunes et #HongKongProtests, même combat : la DÉMOCRATIE !! #Acte40 #Paris ✊ pic.twitter.com/kbKOpMkBQ3
— Gilets Jaunes Paris #Acte41 (@GiletsJaunesGo) August 17, 2019
Pañuelo verde en Argentina
Las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina, que por décadas buscaron a sus hijos y nietos desaparecidos por la dictadura, usaron los pañales blancos de tela de sus descendientes cuando peregrinaron juntas hacia la Basílica de Nuestra Señora Luján en 1977. A partir de entonces, utilizaron los pañuelos blancos para cubrir sus cabezas y distinguir su lucha, de acuerdo con Cintia Kemelmajer y Diego Fernández Romeral en La Madre de la desmesura.
Inspiradas en esta movilización, desde 2003 las asistentes del Encuentro Nacional de Mujeres en Argentina eligieron usar pañuelos de color verde para exigir abortos libres, gratuitos y seguros. En agosto de 2018, las argentinas se movilizaron durante días en lo que se conoció como “El Pañuelazo”, por los paliacates verdes que llevaban en el cuello. Mientras miles de ellas mostraban su apoyo a la aprobación de la ley, el Senado argentino discutía por octava vez la despenalización del aborto, que fue finalmente rechazada en la votación. Sin embargo, su acción sentó un precedente para otros países que iniciaron protestas con el pañuelo verde como muestra de apoyo a las argentinas, pero también para exigir esta medida en naciones como Guatemala y México. La fuerza del «pañuelazo» se había convertido en la “Marea Verde” que alcanzó varios países del mundo.
Diamantina en México
El lunes 12 de agosto cientos de mujeres se reunieron afuera de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) para exigir sanciones a los policías investigados por agredir sexualmente a una menor en Azcapotzalco. Simultáneamente, las redes sociales se alimentaban de mensajes con el Hashtag #NoMeCuidanMeViolan. Miles de mujeres expresaban su malestar ante cuerpos de seguridad deficientes y corruptos que lejos de ser garantes de protección, ejercen violencia.
A las 13:30 el titular de la SSC, Jesús Orta Martínez, apareció en las instalaciones de la Procuraduría capitalina para dar un mensaje a las manifestantes. Mientras los medios se enfocaban en Orta, una asistente le lanzó brillantina rosa cubriendo su rostro y vestimenta. Ese mismo día, la jefa de gobierno tildó el acto como «agresión», al igual que los graffittis en monumentos y espacios públicos y la destrucción de las puertas principales de la Procuraduría de General de Justicia de la ciudad.
Ante la poco empática respuesta de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, la indignación creció entre las mujeres, que organizaron una nueva marcha para alzar la voz contra los feminicidios, la violencia y la impunidad. El nuevo llamado a tomar las calles, pedía levar brillantina rosa para darle un grado más de identidad a la protesta. La “brillanteada” del viernes 16 de agosto exigía que no se criminalizara la protesta y se tomaran acciones más contundentes de seguridad para las mujeres. Esa tarde de solidaridad entre mujeres contrastó con un ambiente más tenso en torno a la Glorieta Insurgentes, frente a la SSC-CDMX.
La presencia de personas ajenas al movimiento era perceptible, pero las asistentes no se dejaron intimidar y continuaron con su movilización. El Ángel de la Independencia cerró la jornada cubierto de graffittis con consignas que denunciaban un «México feminicida».
Claudia Sheinbaum anunció dos días después de la brillanteada que tendría reuniones con varias mujeres de organizaciones feministas para dialogar sobre la seguridad y negó abrir carpetas de investigación contra las manifestantes.
*Fotografía de portada de Susana Fuentes
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