El Amazonas se quema
Jair Bolsonaro tiene otras prioridades.
El Amazonas registró 5 mil 305 incendios en agosto. Desde hace dos semanas, hay un incendio que no cesa y cuya magnitud se puede visualizar desde el espacio, como lo mostró una imagen satelital compartida por la NASA.
Las condiciones extremadamente secas y el aumento en la deforestación han incentivado incendios más frecuentes en la región. De enero a mediados de agosto de este año, se han visto 70 por ciento más incendios en relación al mismo período en 2018, indicó Kerry Cesareo, vicepresidenta de bosques del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
El alza en los incendios del Amazonas coincide con el inicio de la administración del Presidente de Brasil de ultraderecha, Jair Bolsonaro. Desde su asunción al gobierno, sus políticas han sido criticadas por afectar al medio ambiente.
El Amazonas produce el 20 por ciento del oxigeno que tiene la atmósfera de la Tierra, pero a raíz de los recientes incendios, se convirtió en fuente de 200 toneladas de dióxido de carbono, según el investigador en emisiones de incendios, Mark Parrington. Cada año se registran incendios en la región amazónica, pero su emisión anual de dióxido de carbono normalmente no excede las 600 toneladas de dióxido de carbono.
“Los incendios agudizarán la crisis climática a causa de las emisiones de carbono provenientes de la quema de materia orgánica”, advirtió la WWF en un posicionamiento especial sobre el Amazonas.
La cifra de los incendios en agosto de 2019 ya supera el promedio con años anteriores y las zonas que registran una mayor voracidad de la catástrofe son aquellas en donde hay una mayor presencia de actividades relacionadas a la ganadería y agroindustria, explica Javier Dávalos González, Coordinador del Programa de Cambio Climático en la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente, AIDA.
“Eso revela algo que ocurre de fondo y es que en Brasil las políticas del agronegocio están sometiendo a las políticas ambientales. El beneficio político que pueda obtener el presidente Bolsonaro, afecta directamente al ‘pulmón del mundo’”, dice Javier Dávalos.
El Instituto de Investigación Ambiental del Amazonas también coincide en que, el fuego que suele ser utilizado por ganaderos para limpiar los terrenos, es el mismo que se presenta en los incendios del Amazonas.
Además, con la administración de Bolsonaro, velar por las políticas de los pueblos indígenas en Brasil es una tarea que pasó del ministerio de medio ambiente al ministerio de agricultura, una decisión altamente criticada cuyas consecuencias ya se ven.
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En mayo, el principal asesor de seguridad de Bolsonaro, Augusto Heleno, dijo en entrevista con medios que el Amazonas es un territorio brasileño y debería dejar de considerarse como un patrimonio global. A partir de entonces, se ha criticado la influencia extranjera y de organizaciones no gubernamentales (ONGs) en el Amazonas. “Las ONGs esconden intereses estratégicos, económicos y geopolíticos”, dijo Heleno a Bloomberg.
El 21 de agosto, Jair Bolsonaro responsabilizó a las ONGs del devastador incendio y acusó a las autoridades locales del norte del país de no intervenir para remediar la situación. Sin fundamentos, Bolsonaro dijo que las ONGs tomaron “represalias” luego de que el gobierno brasileño recortara los fondos destinados a estos grupos. El presidente de ultraderecha también acusó que los gobernadores están “conspirando” con el tema de la Amazonía para afectar su imagen.
A través de su cuenta de Twitter, Bolsonaro insistió con el tema de las ONGs, al decir que estas manipulan a los 500 pueblos indígenas (casi 1 millón de habitantes) que viven en la región del Amazonas.
Para la WWF, este discurso de Bolsonaro contra las ONGs deslegitima el debate propuesto por la opinión pública y desvía el foco de atención sobre lo que realmente importa, que es el bienestar de la naturaleza y la gente de la Amazonía
A principios de agosto los gobiernos de Alemania y Noruega advirtieron que dejarían de invertir en fondos de conservación en Brasil, al observar que el gobierno de Bolsonaro no está comprometido con detener la deforestación en la Amazonas. “Pueden disponer de su dinero. Brasil no lo necesita”, respondió Bolsonaro a las autoridades alemanas.
En julio el director del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil (INPE), Ricardo Galvão, fue destituido de su cargo después de presentar datos precisos sobre la deforestación creciente en el Amazonas.
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Desde 2015 la deforestación repuntó en la región brasileña y se reportó la pérdida de casi 800 mil hectáreas. El crecimiento de actividades relacionadas con la agricultura y con el cultivo de soya se vinculan a la explotación forestal de la zona. Además, quienes defienden el territorio amazónico están bajo ataque constante. Tan solo en 2016, 49 activistas ecologistas fueron asesinados en Brazil y el 90 por ciento de los casos ocurrieron en esa región, de acuerdo con Greenpeace.
El impacto inmediato de los incendios de este año se verá en la muerte de miles de animales y plantas que habitan estos bosques de gran importancia ecológica como el jaguar.
La conservación de la Amazonía también es vital para los pueblos indígenas como son los Yanomami y los Kayapó, que han vivido y subsistido de este ecosistema cerrado. Las poblaciones originarias alrededor del mundo manejan al menos un 22 por ciento (218 gigatoneladas) del carbono total que se encuentra en los bosques tropicales y subtropicales.
Otra comunidad afectada es el pueblo Chiquitana de Santa Mónica en Bolivia, que ha perdido aproximadamente 60 mil dólares en ingresos por la madera de sus bosques que manejaban de manera sostenible en el territorio Monte Verde.
“Históricamente los territorios que presentan mayor conservación de biodiversidad en Latinoamérica, son aquellos en donde han habitado las comunidades indígenas y no es coincidencia; el cuidado ambiental va acorde a su cosmovisión porque no lo ven como un recurso natural para explotar, sino como el lugar de sus antepasados y de sitios vitales”, dice Javier Dávalos.
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El abogado ambiental de AIDA, explica que, aunque el gobierno tiene una responsabilidad ineludible, la sociedad civil se esta organizando. La declaración de Estado de Emergencia en la entidad del Amazonas es una medida que permitirá iniciar investigaciones para determinar o señalar culpables con fundamentos.
“Combatir este incendio requiere más que recursos. El fuego y los incendios forestales son causados por acción del hombre, comenzando por la deforestación de los bosques”, exigió la WWF.
Los efectos de los incendios han propiciado que el humo se traslade a algunas ciudades, aunque las autoridades prevén que este impacto sea perceptible hasta septiembre, cuando llegue la sequía. Frente a los incendios que arrasan con hectáreas del Amazonas -que aún no se calculan-, el gobierno brasileño conformó un “gabinete de crisis” que determinará si se hará una declaratoria de emergencia nacional.
Varias organizaciones no gubernamentales en Latinoamérica, como la que inició la activista ambiental Greta Thunberg, Fridays for Future, se manifestarán afuera de las embajadas de Brasil. El viernes 23 de agosto se programaron protestas en los cónsules de este país de 2 a 4 de la tarde para exigir a Bolsonaro y a su gobierno que emprendan acciones y detengan a quienes promuevan los incendios en la Amazonía.
*Fotografía de portada: NASA
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